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La mayoría de los delitos que llevan a una mujer a una cárcel española están relacionados con el tráfico de drogas. En ello no se utiliza la violencia, pero las cárceles se llenan de medidas de seguridad. Por el contrario, no existen recursos para que la reinserción de estas mujeres en la sociedad pase de ser utopía a realidad. Aunque
en España no hay casos tan alarmantes como los que denuncia Amnistía Internacional en
EEUU, el colectivo de mujeres encarceladas sí presenta preocupantes características. En
la actualidad existen más de cuatro mil reclusas repartidas en cárceles de todo el
país. Esta cifra cobra su verdadero sentido cuando conocemos que la proporción ha
aumentado un 800% en los últimos quince años, y se perfila mejor aún cuando sabemos que
la mitad de los delitos son contra la salud pública (tráfico de drogas). Un día entre rejas
La cárcel idílica de las películas, donde una reclusa estudia para convertirse en abogada y al salir cambiar su destino, es un imposible en España. Nada hay más alejado de la realidad. Desde las ocho de la mañana -cuando la megafonía despierta a las presas- hasta las diez de la noche, el día es una consecución de horas sin nada más para llenar el tiempo que tu imaginación y tus compañeras de presidio. Entre nueve y nueve y media desayunan, y luego bajan al patio. Margarita Aguilera, abogada de ACOPE (Asociación de Colaboradores con las Presas) y gran conocedora de las cárceles españolas, concreta esta actividad: "La actividad más común en las prisiones es estar en el patio. Esto significa no hacer nada. Y lo más duro de la prisión es precisamente eso: la inactividad. Porque las horas no pasan, es un tiempo muerto y muy destructivo a la vez. Las que van a la escuela tienen hora y media de clase a primera hora de la mañana, y a veces también participan en algún curso al que se le dedica una hora o dos a la semana, pero la actividad fundamental es patio, no hacer nada". Hay una hora para comer, y a continuación dos horas en la celda para echar la siesta, escribir cartas, lavar ropa... De cinco a ocho y media de vuelta al patio, cena y a las nueve y media celda de nuevo... hasta la rutina del día siguiente. Seguridad y tratamiento Hay dos pilares básicos en la institución penitenciaria: la seguridad por un lado, y el tratamiento y la rehabilitación por otro, y de los dos al último es al que hay que dedicar la mayor parte de los recursos, si seguimos los dictados de la ley. Todo lo que se incluye en la reinserción, en nuestro país está desierto. No hay cursos orientados para encontrar un trabajo al salir, los trabajos que se realizan en la cárcel se hacen en cadena... Pero lo más grave es la actitud que se despierta en la cárcel: "¿Cómo se puede educar en la libertad desde la no libertad? ¿cómo se puede despertar la responsabilidad en una institución que te organiza y te programa absolutamente todo? -se pregunta Margarita Aguilera-. La prisión es un espacio que infantiliza. Lo que es más: para sobrevivir en prisión tienes que adquirir los hábitos de subcultura carcelaria, justo los hábitos que no te sirven en libertad. Lo que tienen que aprender es a ser sumisas, no exigir, no protestar, no tener iniciativa, no elegir, no decidir". Una duda: ¿Existen malos tratos o abusos sexuales en las cárceles de
nuestro país, por parte de los funcionarios?. La abogada Aguilera afirma que "casi
todas las mujeres que entran en primer grado denuncian haber sufrido malos tratos en la
cárcel". Por su parte Jorge del Cura, que preside la Asociación contra la Tortura,
nos aclara más este oscuro tema: "Hay denuncias de malos tratos en las cárceles
españolas, pero no en el tema de las violaciones y agresiones sexuales. Aunque tenemos
noticia de que se han dado abusos sexuales en las cárceles españolas, no hay denuncias
formales. El tema cambia en los centros de detención -comisarías y demás- donde sí
tenemos denuncias de malos tratos y abusos sexuales. Lo que sucede es que muchas veces
éstas no salen adelante porque las personas agredidas suelen ser extranjeras
-sudamericanas y magrebíes, sobre todo-, y no tienen quien las ayude porque no conocen a
nadie". ACOPE (Asociación de Colaboradores con las Presas) es una ong que apoya la excarcelación y todos los pasos posibles para la reinserción. Por ello mejora las condiciones de la mujeres presas y potencia las capacidades de estas mujeres mediante actividades que aumenten su autoestima. Http Asociación contra la tortura: www.nodo50.org/actortura |
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