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Violencia, porque sí.VIOLENCIA, PORQUE SÍ
Texto:
Mariló Hidalgo

Son un pequeño grupo de jóvenes, les divierte la violencia y van armados. Proceden de familias "normales" pertenecientes a la clase media y media-alta. Prefieren los fines de semana para llevar a cabo sus hazañas que van desde peleas callejeras con otras pandillas, hasta agresiones a individuos concretos o elegidos al azar, destrozo de escaparates, coches u otros actos que podríamos encuadrar dentro del vandalismo. Los lugares elegidos para sus actuaciones son zonas concurridas de copas, alrededores de discotecas o estadios de fútbol e incluso zonas escolares. Las armas que portan estos violentos las han conseguido sin ninguna dificultad en armerías, tiendas de deporte, grandes almacenes o algún "Todo 100". Las denuncias aumentan, las muertes también. Nos hallamos ante un proceso que apunta a una rápida extensión.

Eran las dos de la madrugada de un caluroso día de verano de 1997, cuando Fernando Bertolá de 21 años y su amigo Luismi regresaban a sus casas. Tuvieron la mala suerte de encontrar en su camino a tres jóvenes rapados que les interrumpieron el paso e iniciaron una discusión sobre quién debía ceder el paso en la acera. No hubo pelea, sólo un navajazo preciso y seco que acabó con la vida de Fernando y otro posterior que le fue atestado a Luismi, cuando intentó escapar de la agresión. El autor de las puñaladas tenía diecinueve años y era un conocido skin apodado "El Mechina".
En las inmediaciones del Estadio del Atlético de Madrid, muere Aitor Zabaleta, -aficionado de la Real Sociedad- a causa de una puñalada en el corazón. El caso pone sobre la mesa el peligroso tándem existente entre peñas ultras de fútbol y grupos neonazis. Hoy continúan las investigaciones.
Un informe de Jóvenes contra la Intolerancia, divide a los violentos en dos clases: neonazis (skins y nacional bakaladeros) y los gamberros pastilleros, que cada vez son más jóvenes. Las razones que llevan a una agresión de este tipo pueden ser muy variadas: una mirada, un tropiezo, un peinado, una camiseta con "mensaje", animar a un determinado equipo o simplemente por diversión, cuando se ha ingerido mezcla de muchas cosas y se necesitan sensaciones fuertes. Otra característica de este grupo de violentos es que van armados hasta los dientes, cuestión que empieza a ser generalmente admitida cuando se vive la noche. A finales del pasado año, Policía y Guardia Civil incautaron más de 850 armas blancas en sólo tres fines de semana en una operación que llevaron a cabo paralelamente en Madrid y Sevilla. El arsenal de armas prohibidas se completaba con bastones-estoques, rompecabezas, puños americanos, llaves de pujilato, cerbatanas, munchacos, etc. Armas a las que en la actualidad se puede tener acceso sin ningún problema.
El Movimiento contra la Intolerancia -que lleva denunciando sistemáticamente este problema- aboga por la educación para la tolerancia para evitar el desarrollo de individuos agresivos. Por ello esta ong ha puesto en marcha la campaña "¿Armas? No, gracias", a través de la cual está desarrollando una labor de información preventiva y de sensibilización en todo el país. Dentro del marco de la campaña, ¿Armas?. No, gracias.el Movimiento contra la Intolerancia reclama un Plan Integral de Prevención de la Violencia, especialmente a nivel local, desde donde comprometer a Instituciones y diversos sectores sociales (enseñanza, familia, medios de comunicación, hostelería, clubs de fútbol) en la promoción de actitudes, valores y conductas contrarias al uso de la violencia, en un esfuerzo colectivo por la Convivencia y Tolerancia. Exige que se apliquen con rigor las sanciones administrativas para quien porte armas permitidas, fuera de los límites de su uso natural. Y anima por último, a que se activen las denuncias ante los Tribunales de todos aquellos que comercialicen o porten armas prohibidas.
Está claro que nuestra sociedad debe reaccionar contra los intolerantes. Primero educando y paralelamente, actuando con los mecanismos que la ley pone a nuestro alcance. Nunca quedando impasibles o inmovilizados por el miedo, esperando que nunca nos llegue el turno a nosotros o deseando que todo esto cambie algún día por el mero transcurso del tiempo.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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