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PAN PARA
TODOS.
Cuenta hasta diez... En este corto intervalo de tiempo han aparecido sobre el suelo de este planeta, veintisiete seres humanos más, 250.000 al día que compartirán con nosotros tierra, alimentos y agua. O por lo menos lo intentarán, ya que el 98% de estos niños nacen prisioneros en países del Tercer Mundo. Religión, sociedades patriarcales e intereses políticos y económicos han mantenido a lo largo de la historia posturas contrarias al descenso en las tasas de natalidad y han estrechado el cerco en torno a la mujer. ¿Por qué? Cada vez somos
más. En la actualidad hay cerca de seis mil
millones de personas sobre la tierra y cada año se pueden sumar 95 millones más. La ONU
calcula que en el año 2.050 habrá entre 7.700 y 11.200 millones de personas en el mundo.
A pesar de ello podemos estar de enhorabuena, ya que los dramáticos cálculos de Tomas
Malthus hace doscientos años que predecían una catástrofe demográfica -"La
capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la
tierra para producir alimentos"-, de momento no se ha cumplido. No obstante, son
cifras que están ahí y que sobrevuelan nuestras cabezas recordándonos que esas
probabilidades están presentes. El agotamiento de los acuíferos, la escasez de alimentos y la deforestación están empezando a afectar a las perspectivas económicas mundiales. La escasez de alimentos, agotamiento de los acuíferos, de las pesquerías y la deforestación están empezando a afectar a las perspectivas económicas mundiales, pero más que por la cantidad -a juzgar por los hechos- nos atreveríamos a decir que por la distribución, por el desigual reparto que permite que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres más pobres. Sólo EE.UU. consume la mitad de los recursos no renovables del planeta y su población sólo supone el 5% de la población mundial. En 1982 en el Reino Unido, se gastaron más de 235 millones de dólares en ayudas para adelgazar, mientras que se donaron 50 millones para el Tercer Mundo. Siguiendo con las incongruencias, un porcentaje muy elevado de la población china actual es obesa debido a una sobrealimentación, y se han triplicado los casos de diabetes y cáncer debido a un consumo excesivo de grasas animales como parte de la dieta diaria. Estos datos apoyan sin duda la afirmación que realizó en 1992 el Fondo de Población de Naciones Unidas que aseguraba que "existen suficientes recursos para acabar con la pobreza, alcanzar un desarrollo social y económico significativo para la mayor parte de la población mundial, proteger el medio ambiente y conservar al mismo tiempo las comodidades y ventajas que ha aportado la tecnología moderna". Tenemos conocimiento, recursos, medios tecnológicos, sólo resta combinarlo todo para sentar los cimientos de un desarrollo humano sostenible -satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones-. Dicho de otra forma, mantener una correcta relación con la Tierra ya que de ella se extrae casi el 90% de los alimentos que ingerimos. Aunque si analizamos los resultados de la última Cumbre del Clima vemos que nos encontramos ante una cuestión que exige compromisos esencialmente políticos que sin duda reflejen un cambio de valores y como quedó patente, muy pocos gobiernos están dispuestos a variar sus líneas de actuación. La Iglesia Católica reniega del preservativo. Juan Pablo II se atrevió a decirlo en Africa, continente asolado por el Sida que sigue manteniendo la tasa de natalidad más alta del mundo.
Mientras tres cuartas partes de la humanidad mueren de hambre, aumentan en los países desarrollados los problemas por sobrealimentación. Está por ejemplo el caso de Afganistán donde las mujeres fueron sacadas de los colegios y obligadas a circular con el burka que las aísla absolutamente del mundo. Hay que luchar contra los fundamentalismos -del signo que sean- que no dejan opciones a los individuos". Muchos gobiernos incentivan de mil formas a la población para llevar a cabo de manera voluntaria la esterilización: es gratuita, quienes se someten a ella tienen derecho a percibir sueldo correspondiente a una semana mientras se recuperan de la intervención, pueden incluso acceder al cobro de los gastos derivados de su viaje al lugar donde se realiza, etc. Algunas organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, han denunciado que bajo las políticas de planificación familiar ciertas dictaduras esconden en realidad planes masivos de esterilización para acabar con la resistencia étnica de parte de la población de sus países. El analista portugués Joaquim Trigo de Negreiros pregunta "¿Cuál es la manera más eficaz de impedir que un pueblo exija su derecho a la libertad? Exterminándolo. ¿Cómo se puede exterminar a un pueblo? Combinando programas de control forzado de natalidad con transmigración en masa". Se nota que estamos tocando el punto más importante que ha estado presente en la batalla de los tiempos, de la libertad y de los derechos humanos. Este punto es donde coinciden -como quedó patente en la Conferencia de El Cairo (1994)- Vaticano, fundamentalismos musulmanes, derechas tradicionales y algún heredero de la izquierda marxista que hizo famosa aquella frase de "proporcionar hijos para la revolución". Frase que antes tuvo sus variantes en Mahoma o Platón con eso de "dar más almas a Dios", frase también acuñada por la propia Iglesia con la idea de "aumentar el número de católicos respecto a los demás". Lo resume perfectamente el cardenal Leclercq: "Casi todas las familias numerosas son católicas, y este excedente de natalidad es una brillante revancha de la verdad divina sobre las fuerzas destructoras del error" (recoge Sagreda en su libro "Sexo, población y política"). Estamos hablando de los intentos de controlar la vida desde el poder y de la oposición de estos sistemas a la planificación y la reducción de la tasa demográfica. Y también estamos hablando de los derechos de la mujer y el derecho a asumir el control de su vida. Existen recursos y medios tecnológicos suficientes para mantener a toda la población mundial. Sólo es cuestión de repartir equitativamente.
La ONU calcula que en el año 2050 habrá entre 7700 y 11200 millones de personas en el mundo. No deja de ser curiosa esa regresión que parece haber sufrido la mujer en la historia -fenómeno muy estudiado y motivo de mucha literatura-, donde pasó de ser casi un símbolo en muchas civilizaciones donde era respetada y valorada; al papel actual de opresión y esclavitud impuesto en la mayoría de las religiones y creencias. |
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