Si Papá Noel hace una OPA
hostil a los Reyes Magos, pues que reaccionen, que se quedan sin mercado. |
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EL TIO DE LA BARBA
POR ELENA F. VISPO
"Ya llega, ay Dios, como
todos los años". (Anónimo).
Se ha dicho que es el golpe de estado más famoso de todos los
tiempos. A aquellos tres que se personaron en el portal de Belén les salió un competidor
de agárrate. Un abuelete con pinta inofensiva, con su barbita blanca y su traje
horterilla, que resulta que ha creado más estilo que John Travolta en las discotecas.
Parece una mosquita muerta, pero el viejo sabe latín y tiene un márketing de cagarse.
Sin comerlo ni beberlo se nos mete en casa y no hay Dios que lo eche. El tío llega, a
principios de noviembre -cada vez antes-, y se instala en tu vida así, por el morro. De
pronto la polémica acerca de si el Santa este duerme con la barba por encima o por debajo
de las sábanas se convierte en el tema de moda. Más que lo del sexo de los ángeles. Y
entre esto y los presupuestos para turrón se nos pasan las fiestas.
El tío de la barba tiene mucho peligro. Vive todo el año en un zulo,
un garaje en el Polo Norte, con el frío que hace. Se pasa todo el año dirigiendo a un
montón de gnomos que fabrican juguetes. Como lo de los balones de Nike, pero a lo bestia.
¿Nadie piensa detener este caso de explotación infantil? ¿Ninguna ONG, ningún gobierno
bien intencionado? Y esa fábrica ¿tiene licencia fiscal? ¿Posee las medidas estándar
de seguridad laboral? No es por criticar, pero tengo entendido que esos pobres gnomos
trabajan como burros todo el año y sólo les dan cama y comida.
Ese tío es un mafioso. Del contrato con la Coca-cola prefiero no hablar, pero ¿qué me
dicen de cómo coloca a toda su familia? Algún chanchullo hay; es un poco sospechoso que
de repente estén todos sus primos por la calle, repartiendo caramelos con el logotipo de
cualquier ayuntamiento, supermercado o peluquería que se precie. Un montón de tipos
vestidos de rojo y blanco diciendo ho, ho, ho. Pero si todo el mundo sabe que en España
nos reímos con la a -ja, ja, ja- a quién quieren engañar. ¿Tienen permiso de trabajo?
No sé si por delincuente, pero desde luego mala conciencia tiene. Sólo así se explica
que tenga más identidades que El Santo. Según el país se llama Papá Noel, Santa Claus,
San Nicolás, Chris Chringle... Este hombre tiene un pasado oscuro. Uno no se recluye en
el Polo Norte porque sí.
Desde luego de lo de los juguetes no vive. Vive de la imagen, yo creo,
como el Lecquio. Vamos, no pensarán que los regalos los compra él. Desengáñense: no
los compra él. Pero el tío se lleva la fama igual ¿eh?, sin cortarse un duro. Y tú te
pasas tres cuartos de hora haciendo cola en el toys'r'us para comprarle a tu sobrina la
Barbie Funcionaria, y luego los padres le dicen a la cría "mira lo que te ha traído
Papá Noel". Pues de eso nada, monada, que la que ha vuelto a casa con los juanetes
destrozados soy yo, y no me da la gana de que el tipo ese se lleve el mérito. Así que le
digo "no ha sido Papá Noel, maja, que he sido yo", y me miran como si fuera una
infanticida. Y la niña se pone a llorar y los padres me retiran el saludo. Eso sí, la
Barbie Funcionaria no la devuelven, no.
Melchor, Gaspar y Baltasar. Estos sí eran buena gente. Legales. Un
poco lentos, eso sí, porque si el niño Jesús nació el día 24, debía de estar aterido
de frío en el pesebre cuando los reyes llegaron, doce días después. Pero estos llevan
otro rollo. Lo de la magia no sé, pero la realeza se les nota en la gracia, en el porte,
y en la irrealidad con que contemplan el mundo. Porque a quién se le ocurre encontrarse
con un chavalín recién nacido, en un pesebre cutre, y regalarle tres chorradas. Por muy
simbólicas que sean. ¿Se come, el oro? ¿Calienta, el incienso? ¿Y qué demonios es la
mirra? Mucho más barato y adecuado sería una mantita de pelo de camello para el crío y
un bocata de chorizo para los padres. Precisamente por ser así les está pasando lo que
les está pasando: hay que ser un poco cabrón para adaptarse a los nuevos tiempos. Y si
Papá Noel les hace una OPA hostil, pues que reaccionen, que se quedan sin mercado.
Lo tienen crudo, ya digo. Pero usted, amable lector, no pierda el sueño. En el fondo
los cuatro son mayorcitos y saben cuidarse solos. Ocúpese usted de las cosas importantes
de la vida: ¿Codorniu o Freixenet? ¿Belén o abeto? ¿Cigalas o langostinos? Y deje ya
de leer, que eso distrae mucho, y bastante esfuerzo ha hecho con leer mi página, cosa que
agradezco mucho. ¿Que El Ventano me ha salido un poco chorras, dice? No se preocupe, que
en enero ya hablaré de cosas más sesudas. En diciembre descanso, como todo el mundo. . |