
Su rostro resulta familiar. Se coló
en nuestros hogares a través de la pantalla de televisión y las ondas de radio para
hablarnos de sexo. Pilar Cristóbal, que además de sexóloga es antropóloga y escritora,
lleva más de diez años difundiendo la idea de una sexualidad libre, madura y sin
tapujos. Uno de sus mayores atractivos es la naturalidad. Recientemente publicó
"Relatos para leer con una mano" (Roger Editorial). Perfecta excusa para
adentrarnos en un tema tan polémico y seductor.
"La
homosexualidad, heterosexualidad, monogamia, poligamia, fetichismos, todo responde a un
manejo según los intereses económicos-culturales del momento"
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Te ha interesado la sexología casi desde que surge
como ciencia, además tienes una consulta en el centro de Madrid. A juzgar por los casos
que llegan hasta a ti, ¿cuál crees que es la revolución sexual que aún está por
llegar?
Lo que te voy a contar te va a dejar pasmada. Al principio en sexología -una
ciencia muy moderna- se trabajó con un primer objetivo: la mujer tenía que recuperar su
sexualidad. Hasta el momento sólo existía un modelo, el masculino y en torno a él se
marcaba todo: cómo, cuándo y de qué forma. Incluso se llegaron a marcar las
disfunciones en base a este patrón: si la mujer tenía más deseo que él, era una
ninfómana y si tenía menos pasaba a ser una frígida. Las mujeres tenían derecho a su
propio placer y así surgió la frase -que se le atribuye al doctor Marañón- de "no
hay mujer frígida sino hombre inexperto". Aquello quería decir que había que
conocer el cuerpo de la mujer y había que buscar nuevas fórmulas. Era la revolución de
los setenta. Bueno, pues esto se lo han creído tanto los chicos que ahora los pobres
están intentando controlar la eyaculación, con problemas de orgasmo, de ansiedad, de
erección, de todo tipo. Se ha dado la vuelta a la tortilla de una manera totalmente
negativa. Las mujeres han asumido el papel que el hombre ejercía antes y marcan un nivel:
"házmelo así", "a ver qué haces hoy", "si no sabes, vete a que
te enseñen". Ya ves, ahora se exige especialización y claro, eso genera mucha
tensión. Llegan hasta mi consulta casos de chicos con erecciones dolorosas por aguantar,
inflamaciones de próstata, falta de orgasmo. Esto es lo que se conoce como sexualidad
egoísta, modelo en un principio ejercido por el hombre y ahora por la mujer.¿Y este egoísmo a dónde conduce?
A la persecución e idealización de un modelo que ahora está haciendo mucho
daño. El llamado modelo americano que habla del perfecto ajuste, el orgasmo simultáneo
que aparece en las películas. Una auténtica barbaridad desde el punto de vista
fisiológico. Es como si te invitan a cenar y te ponen un buen vino, ricos aperitivos,
comida excelente, y como muestra de que la cena ha estado estupenda, se espera que los dos
caguéis a la vez. Cada uno lo hará cuando tenga ganas. Lo fisiológico nunca puede
entrar en ninguna valoración y el orgasmo es una respuesta fisiológica, neurológica.
Hablas ahora del modelo americano pero antes fueron otros. ¿Por
qué se tiende a buscar pautas para guiarse por ellas?
Porque el ser humano tiene mucho miedo a la libertad. La libertad te obliga a
elegir y hacerte responsable de esa elección. En el caso del sexo se tiene miedo a no
cumplir. El sexo ideal es la masturbación porque contigo mismo no tienes exigencias: lo
mismo da si vas lento o vas rápido. Pero cuando estás con otro, entran en juego muchas
cuestiones sociológicas de poder, prestigio, identidad. Es muy raro encontrarse a alguien
natural, que no se deje influir por el exterior, que vaya de él mismo. La gente se
relaciona desde el tabú, la vergüenza y claro, en cuestiones como el sexo donde todo es
un puro juego, no sirven las reglas.
Siguiendo con el tema, ¿cuál crees que es la mentira mejor
montada?
Algo que ahora se está desmontando. La idea de que la mujer es más lenta. En el
terreno de la masturbación se ha comprobado que la mujer es más rápida que el hombre.
Entonces me preguntarás por qué se sigue manteniendo esta idea. Pues porque para el
hombre el sexo empieza por la mañana cuando se levanta y no se lo quita de la mente en
todo el día. Así que cuando llega a casa se encuentra a mitad de proceso. La mujer no
funciona así. Cuando llega el hombre, ellas empiezan desde cero. Por eso parece un
proceso más lento.
¿Y qué influencia tienen en el desarrollo de la sexualidad las
creencias religiosas?
El ser humano tiene un sexo que los antropólogos denominan difuso. Es decir, no
tiene la intensidad del celo del resto de los animales que prácticamente suspenden toda
actividad cuando llega este momento. El sexo en el hombre tiene tantas variantes, tantas
cosas, que se pueden modelar perfectamente según interese a la cultura. Y la religión no
es más que una pequeña capa que se le pone a la estructura económica para que ésta no
se vea y, no obstante, responda a sus requerimientos. Dicho de otra manera: si ahora no
nos interesa que existan muchos niños en el mundo, pues inventamos historias sobre
tabúes, virginidades, pecados y demás. Así se controló la natalidad en la Edad Media.
Que entramos en la sociedad industrial y hace falta prole -de ahí la palabra
"proletariado"- pues "a follar, a follar que el mundo se va a acabar".
La homosexualidad, la heterosexualidad, monogamia, poligamia, fetichismos, relaciones con
animales, todo responde a un manejo según los intereses económico-culturales del
momento. Y la religión trabaja especialmente con la culpa y la vergüenza, emociones
totalmente asociadas al miedo, baza importante de dominio de masas.
Y dentro de este contexto, ¿cómo surge el pecado?
El pecado es lo que impide que se realicen determinadas acciones, es el concepto
tabú. Mira, es uno de los mejores montajes creados a lo largo de toda la existencia de la
humanidad. Primero surge el concepto de vida eterna, algo que el ser humano necesita y
persigue desde el principio. Luego aparece un lugar que lo representa y que va cambiando
según civilizaciones. Unos personajes que guían y representan a esa divinidad. Más
tarde aparece algo para todos aquellos que no sigan las normas. Así, en la Edad Media
surge el Infierno con los diablos sacándote la piel a tiras. De ahí se genera el pecado,
lo que te va a impedir ir al cielo y por supuesto el sentimiento de culpa. La culpa te
hará temer el castigo. Ya está, esto es el gran invento. ¿Quieres esa vida eterna? Pues
cíñete a mis mandamientos y obedéceme ciegamente. Me encanta el final del libro
"El nombre de la Rosa", cuando explican el contenido del libro que ha causado la
muerte de tantas personas. Es el "Tratado de la Risa" de Aristóteles y el
anciano guardián del secreto termina diciendo: "Si los hombres se empiezan a reír
de lo sagrado, perderemos el poder".
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