PUERTA
DIMENSIONAL
Texto: Elena G. Gómez
EL HOMBRE Y
SUS CUERPOS (II)
EL CUERPO ASTRAL
El cuerpo astral es el vehículo por
medio del cual el hombre expresa sus sentimientos, pasiones, deseos y emociones. Sirve
como puente y medio de transmisión entre el cerebro físico y la mente.
El cuerpo astral se
relaciona con el elemento agua y se mueve dentro del mundo astral, conocido también como
el mundo de la ilusión y del espejismo. En este mundo, la verdad está oculta detrás de
la mentira y la rea- lidad detrás de las irrealidades. Así, quien aprende a trabajar con
su cuerpo astral también descubre la verdad que se encuentra oculta en sus propias
mentiras.
El cuerpo astral del hombre es un vehículo que no aparece muy diferente al físico,
aunque está compuesto de materia mucho más fina y sutil que la física y está rodeado
de un aura de colores centelleantes.
A pesar de que todo el mundo posee un cuerpo astral, muy pocas personas son conscientes de
él y mucho menos identifican y controlan sus energías.
El cuerpo astral
es el cuerpo donde se generan, se alimentan y viven los sentimientos y los deseos.
El cuerpo astral está mucho más activo y tiene más
trascendencia en nuestros actos que el propio cuerpo físico. Si tenemos en cuenta que es
el vehículo de los sentimientos y emociones, el conocimiento de su composición y cómo
actúa es de gran valor para comprender muchos aspectos de la psicología humana, tanto
individual como colectiva.
Existen muchos libros documentados sobre el cuerpo astral, en ellos se desarrollan temas
muy variados que están relacionados con dicho cuerpo, como es el mundo de los sueños,
los viajes astrales, etc. Pero creemos que ahora, teniendo en cuenta el momento de cambio
evolutivo que vive la humanidad, lo que realmente necesita conocer del cuerpo astral son
sus tendencias, sus características y cómo ejercer control sobre él.
Características del Cuerpo
Astral
Como decíamos en la
introducción, el cuerpo astral es el cuerpo donde se generan, se alimentan y viven los
sentimientos y los deseos. El cuerpo astral se mueve en el plano o mundo astral y en él
hay dos regiones fundamentales. La primera, donde se generan los sentimientos y deseos
inferiores y egoístas, y la segunda, donde tienen su asiento los sentimientos y deseos
superiores, altruistas, desinteresados y elevados.
A través de la vivencia en esta segunda región o nivel del plano astral, el hombre puede
hacer contacto con el origen de los sentimientos superiores, el nivel donde nace el amor:
el plano búdico.
De la misma forma que en el plano físico existen leyes físicas a las que todos, sin
excepción, estamos sometidos, como por ejemplo la de la gravedad, en el cuerpo astral
está, por encima de todo, la ley de atracción y del deseo.
Todo es un deseo en una u otra forma y la humanidad está regida y controlada por estos
deseos. Así, cuando el hombre orienta su vida sólo en la búsqueda de la felicidad, la
alegría y la dicha propia, inevitablemente su vida es regida por el instinto en lugar del
intelecto o la razón.
Dos cosas marcan la rapidez con la que un hombre puede salir de la oscuridad del plano
astral. Una, el deseo de servir , la necesidad de buscar el bien de nuestros semejantes,
en vez del propio. La otra, la obediencia a la propia necesidad de transformación que hay
dentro de cada uno.
Control del Cuerpo Astral
Es importante comprender que el cuerpo astral puede
cambiar, que los sentimientos, que los deseos, no son algo fijo e inamovible, sino que de
la misma forma que mediante ejercicio o una dieta alimenticia se puede variar el cuerpo
físico, el cuerpo astral puede cambiar si se ejerce un control sobre los sentimientos.
Es fácil encontrarnos a personas que manifiestan tener miedo a tal o cual situación, o
que tienen un deseo incontrolable por tal cosa, o que rechazan a otras personas por sus
características, etc., etc. y lo dicen pensando que ellas son así y que esas cosas no
pueden cambiar. Nada más lejos de la realidad, puesto que todo lo que respecta al cuerpo
astral es susceptible de ser controlado y transformado.
Por ello, el miedo, la inseguridad, el rechazo, el deseo, etc. son sentimientos del cuerpo
astral que se pueden y se deben controlar.
Pero, ¿conocemos nuestros sentimientos? ¿Qué tipo de sentimientos alimentamos todos los
días? ¿Cuántas cosas vivimos atrapados por los sentimientos?
Estas son algunas de las preguntas que nos debemos hacer para poder ejercer un auténtico
control del cuerpo astral.
Tipos de Sentimientos
Los sentimientos pueden ser positivos o negativos. Los
primeros hacen que el cuerpo astral se convierta en un puente limpio para la conexión con
los cuerpos superiores. Si los sentimientos son negativos, estos se volverán en contra de
la persona sumiéndola en estados de depresión, ansiedad y dificultad.
Sentimientos negativos:
El pecado: Es uno de los sentimientos
más generalizados y que más perjudica a la humanidad. El pecado actúa dentro del hombre
limitando su condición y llenándole de temor. Pero, ¿qué ocurriría si un día se
descubriese que no existe el pecado, y que cada uno es responsable de sus actos y de las
consecuencias de estos, pero que nadie puede ni tiene poder para juzgarlos ni
perdonarlos?.
La limitación: Crea falsas
sensaciones de imposibilidad de hacer o decir algo ante circunstancias que, en la mayoría
de las ocasiones, no tienen ninguna base real.
La forma de vencer las limitaciones es trabajando con pequeñas y cercanas metas a través
de pensamientos de afirmación y de autoafirmación.
La comparación: Es otro de los
sentimientos que más perjudican la propia evolución. La comparación con alguien o con
algo nunca tiene un fundamento real y lleva a ocultar las propias carencias y deseos
detrás de los demás. Cada uno debe aprender a valorarse por uno mismo y luego ver
aquello que no le parece útil o positivo y cambiarlo, pero siempre mediante la confianza
en uno mismo y en las posibilidades de cada uno.
La autosuficiencia: Es un sentimiento
negativo, porque separa al que lo vive de los demás. Es un sentimiento que lleva consigo
grandes dosis de ignorancia, porque todos formamos parte de todos, de una gran red
entretejida por la que debemos aprender a movernos siendo conscientes de que nuestros
sentimientos y pensamientos están afectando a los demás.
La posesión: Está muy arraigada en
el ser humano. La necesidad de poseer cosas, o a las personas, está presente en cada uno
marcando de forma absoluta la conducta. Ante este sentimiento sólo se puede trabajar con
la entrega, el desapego y la comprensión de que en realidad nada nos pertenece y nada
poseemos, porque al final de nuestra vida cada uno se quedará sólo con lo que él es.
Sobre todo mediante la entrega, porque sólo si no se pide nada, si hay entrega sin medida
y sin clasificación, las cadenas del astral pueden ser rotas.
Sentimientos positivos:
Existen muchos sentimientos que son positivos, que impulsan al hombre a una
comprensión superior de todo cuanto le rodea, que le sensibilizan ante el entorno y ante
otras realidades que están mas allá de los cinco sentidos.
El reconocimiento: Es el sentimiento
a través del cual cada uno aprende a valorarse no en función de lo que tiene, sino de lo
que es.
Hay personas que tienen mucha confianza en sí mismas porque poseen muchos bienes
materiales, pero que si los pierden se quedan sin nada, por ello el reconocimiento es un
sentimiento indispensable para adquirir aunténtica fuerza interna basada en uno mismo, en
su interior, en lo que es, no en lo que se posee.
El valor: sólo si cada uno aprende a
enfrentarse a sí mismo y a todas las mentiras que le rodean será capaz de discernir
entre lo que es real y lo irreal.
Detrás del cobarde está la frustración y la falta de reconocimiento, por ello el valor
es imprescindible para conocerse a uno mismo.
La fraternidad: Es un sentimiento a
través del cual se puede llegar a la auténtica comprensión de la unidad, de la red, de
la relación que existe entre todo y entre todos.
Relación del cuerpo astral y
mental
Por error se suele creer que los pensamientos están
formados sólo de materia mental y rara vez se tiene en cuenta que la mayor parte de los
pensamientos poseen materia astral, incluso, más cantidad de astral que de mental.
Así, por ejemplo, no es lo mismo pensar en un coche, que pensar en tu coche o en el coche
que a uno le gustaría tener.
En el primer caso el pensamiento es abstracto y está exento de materia astral, pero en el
segundo y tercero, el pensamiento está recubierto de energía astral.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los pensamientos son mezcla de mente y astral, lo
que define y dirige los pensamientos no es la idea en sí misma, sino el tipo de energía
astral con la que se recubra.
Así, como hemos visto anteriormente, los pensamientos dependen de la naturaleza positiva
o negativa, altruista o egoísta.
Por ello, todo pensamiento está "coloreado" de energía astral, y es muy
importante, si se quiere llegar a dominar la mente, conocer la naturaleza de nuestros
sentimientos.
El miedo,
la inseguridad, el rechazo, el deseo, etc. son sentimientos del cuerpo astral que se
pueden
y se deben controlar.
A lo largo de la evolución de la raza humana muchos de los
dirigentes políticos y espirituales del hombre crearon dogmas y sentimientos mediante los
que tenerle controlado.
Sentimientos tan arraigados en el hombre como son el pecado o el miedo sólo tienen un
objetivo: limitar al hombre en su capacidad de decidir, en su espíritu aventurero y en el
dominio de su propia vida.
Sólo hay un camino para controlar el cuerpo astral y es el AMOR. El Amor no como una
forma religiosa o mística, sino el Amor como energía inteligente y activa, como actitud
de vida sensible a todo y a todos los que nos rodean, como unidad con uno mismo y unidad
real y efectiva con los demás.
Mientras permitamos que manipulen nuestros sentimientos, mientras no dobleguemos el cuerpo
astral, seremos auténticas marionetas. |