iempre supo que su
carrera de socióloga no iba a servirle para ganarse la vida en el sector privado. Desde
joven Isel Rivero prefirió trabajar al lado de las poblaciones desfavorecidas a través
de proyectos de desarrollo e industrialización. Pronto su mirada se dirige hacia Naciones
Unidas, organismo multilateral que sintetiza todos los ideales que ella tiene en aquel
momento: ayudar a los más necesitados y luchar por la paz en el mundo. Ingresa en la ONU
en 1968 y literalmente no para de hacer cosas: proyectos de desarrollo industrial,
programas de promoción a la mujer, sirve de enlace entre Naciones Unidas y ong's, y
participa activamente en los proyectos de paz de Namibia y Honduras como portavoz y
asesora política. Vive muy de cerca las atrocidades que tienen lugar en Ruanda porque
trabaja allí durante un tiempo intentando paliar la gran equivocación: "La
Comunidad Internacional no intervino a tiempo". Boutros-Ghali el entonces Secretario
General de la Organización se fija en ella y la nombra en 1996, Directora de la Oficina
de Información de la ONU en España, cargo que ocupa en la actualidad. Hoy, España es su
segunda patria.
-Siempre fue usted una mujer de experiencias sobre el
terreno. ¿Cómo lleva en este momento su trabajo dentro de este despacho?
- La labor de campo es mucho más interesante que una labor de escritorio,
pero creo que por otra parte la experiencia que he adquirido trabajando sobre el terreno
es ahora necesaria para realizar esta otra tarea. Estoy en una fase de mi vida en la que
toda la experiencia que he recabado en estos años la puedo utilizar de una manera
positiva en el trabajo que ahora hago.
-De todos los proyectos en los que has participado, ¿cuál
ha sido el más difícil?
-Ruanda. Encontramos el país totalmente devastado por el genocidio. Fue un
fracaso de la Comunidad Internacional por no haber intervenido a tiempo. Trabajar con un
pueblo que había sido tan castigado no fue tarea fácil. Yo decidí desplazarme hasta el
lugar del conflicto porque quería estar cerca de la gente que había sufrido, aprovechar
la oportunidad que me brindaba la Organización para la que trabajaba, para poder plantar
una semilla de reconciliación. Siempre fui consciente de que aquello iba a llevar mucho
tiempo.
-Usted que trabajó al lado de las Ong's, ¿me podría
decir en qué se diferencia la labor que llevan a cabo estas organizaciones de la que
desarrolla Naciones Unidas?
-La ONU es una organización de gobiernos, es como trabajar directamente con
las políticas de los distintos gobiernos. Lo que hace en este caso la ONU es tratar de
consensual todas las opiniones para llegar a un objetivo común. Las Ong's son
organizaciones independientes que tienen su propio programa de trabajo. No dependen de
nada porque son organizaciones voluntarias. Trabajan muy de cerca con Naciones Unidas y
traen el mensaje de la base, de donde ellos están trabajando. Por ejemplo hay una ong que
trabaja exclusivamente con comunidades marginadas del Cuarto Mundo y ésta es precisamente
una de las que más alentó para llevar a cabo un debate sobre pobreza en Naciones Unidas.
Otra ong que además acaba de recibir el Nobel, se movilizó contra la minas
antipersonales. Diría que son dos papeles distintos pero que se apoyan mutuamente.
-Para llegar donde usted ha llegado, en ocasiones habrá
necesitado ciertas dosis de utopía. ¿Cómo se combinan en usted utopía y realidad?
-No he trabajado con utopías. Yo he creído siempre firmemente que las
mujeres van a cambiar el mundo. Lo están cambiando poco a poco. Por ejemplo, las
postulaciones que se hacían antes sobre la visión del mundo, eran esencialmente visiones
unilaterales y reductivas. Esto ha cambiado. Ahora se pueden llegar a ver las múltiples
facetas de las cosas, los diferentes puntos de vista, inclusive desde una manera
multidisciplinaria. Eso ha sido gracias a la participación de la mujer en la sociedad.
-¿Qué cuenta tiene pendiente la mujer?
-Aunque en unos países se ha avanzado más que en otros, creo que aún seguimos con el
mismo tema: conseguir la igualdad. No sólo social y de derechos, sino una igualdad mucho
más profunda.
-Lleva trabajando en la ONU desde 1968 y desde entonces
está luchando por los derechos de la mujer. ¿En estos años ha cambiado mucho el
discurso?
-Muchísimo. Aquí es normal acudir a un determinado foro y ver que o eres la única mujer
o todo son mujeres. En muchos países ya ni se plantean abordar una discusión sobre un
determinado tema sin contar con un balance de género, es decir, un balance de ambos
sexos. Aquí todavía eso no se ve. En España por ejemplo faltan mujeres en la
jurisprudencia. Por todo ello hay que seguir trabajando.
-Según datos de la ONU con menos del 4% de los ingresos de
las doscientas fortunas más importantes de la tierra, se podrían garantizar recursos
básicos para toda la población del mundo. Usted es de las que piensan que el problema
del hambre se puede solucionar ¿Cuál es su propuesta?
-Sí, esos son datos de un informe que elaboró el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo el año pasado: el famoso Informe de Desarrollo Humano. Aquí se demostraba que
se podría erradicar la pobreza y en base a ello se realizaron una serie de
Recomendaciones. Varias ong's están intentando impulsar estas medidas, entre ellas la
Plataforma 0,7% Yo creo que lo único que hay que tener es voluntad política, nada
más... Si queremos podemos acabar con la pobreza.
-Se ha criticado en ocasiones a la ONU de excesiva
burocratización y falta de efectividad. ¿Cómo está la situación en estos momentos?
-Yo no creo que haya excesiva burocratización. La ONU es un reflejo de los gobiernos
mismos, nosotros estamos organizados igualmente que los gobiernos. Por la misma razón que
hay un ministro de salud hay una organización de salud, de educación, de cultura, etc.
No hay excesiva burocratización, necesitamos inclusive más apoyo para poder lidiar con
todos los temas que se nos dan. Yo creo que la ONU en los últimos diez años ha agilizado
mucho su gestión y en el programa de reformas, Kofi Annan ha hecho hincapié precisamente
en eso, en más actividad en la toma de decisiones. Lo que ocurre es que los gobiernos nos
deberían de dar a nosotros más margen de acción.
Como decía Winston Churchill, "Dennos las herramientas -la confianza, la
autoridad y los medios- y nosotros haremos el trabajo". Porque después de treinta
años, Isel Rivero tiene las mismas ganas e ilusión que el primer día. Cree en lo que
hace y necesita seguir trabajando.