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CICATRIZ DE MUJER
TEXTO: Marta Iglesias

Millones de mujeres de africa y Oriente Medio sonríen, pero detrás de sus ojos se esconde una tristeza profunda. Donde viven, se castiga el ser mujer con la mutilación genital. Cuchillos, cristales, latas e incluso piedras afiladas son las armas que se encargan de desgajar los genitales femeninos externos. Ahora la hipocresía comienza a sustituirlos por higiénicos hospitales, pero la razón es siempre la misma: la mujer no debe disfrutar del sexo.

Pero ellas demuestran que ser mujer es mucho más. Es dignidad

Mutilación femenina
Foto: Manuel Charlon

Aquella noche de viento fue especial para mí. No podría asegurar mi edad por aquel entonces pero, por lo que sucedió, y dado que yo vivía en una aldea, debía de rondar los quince años.(...) Antes de que pudiera darme cuenta, mis vecinas me sujetaban los brazos. Contemplé como la hermana de mi madre y su hija mayor me abrían las piernas y apretaban mis tobillos (...). Kat recorrió mi ingle con manos expertas. Con horror percibí que me abría los labios de la vulva. Un súbito calor me subió desde el pecho hasta la frente (...). Primero se trató de un tacto frío y desagradable, el de la hoja del cuchillo apoyada en el botón. Luego fue un ardor. La sensación de que me desgarraban, de que me quemaban y de que aquel fuego se extendía por mi vientre. Ansiosamente intenté respirar, pero no pude. El gélido filo siguió sembrando su ardor mientras descendía hasta mi muslo derecho. Grité. (...) La habitación comenzó a dar vueltas y mis ojos se cerraron, pero sólo para volver a abrirse sobresaltados al notar que el cuchillo recorría ahora el mismo camino en el otro lado de mi ingle.(...) Durante el tiempo que duró la cicatrización, mi madre y las otras mujeres me insistieron en que todo había sido realizado por mi bien y que en el futuro mi afortunado esposo tendría garantizada mi castidad de manera perpetua. Extraído del libro La esclava de Cleopatra, de César Vidal.

Los africanos nunca han oído hablar del Génesis ni de Eva, y lo que saben del Corán no les autoriza a mutilar a sus mujeres.
Es cultura. Las escalofriantes cifras hablan de dos millones de niñas que son sometidas a esta brutal operación cada año, lo cual se traduce en 6.000 nuevos casos por día, cinco niñas por minuto. 130 millones de mujeres y niñas en el mundo que jamás disfrutarán de un derecho concedido al hombre: el sexo.

Cinturón de castidad en carne viva. Entre los africanos mostrar el dolor es un signo de debilidad, así que las niñas que van a sufrir una mutilación de por vida son aleccionadas antes de ser conducidas ante la partera del pueblo entre las falsas sonrisas de su madre, hermana y demás parientes femeninas.

Un cuchillo sin esterilizar o una piedra afilada son los instrumentos del improvisado quirófano. La anestesia es el valor de la muchacha, que no debe emitir la menor queja si no quiere deshonrar a su familia.

 

La mutilacion femeninaFotos: c Stephanie Wels /Gamma-LiaisonLa mutilación femenina

 

 

 

 

La keniata Seita, de 16 años va a ser sometida a la escisión. La noche anterior, entre risas, le pintan con ocre ceremonial. Pero tras la mutilación Seita se mira la herida, temiendo que tengan que cortarle más

 

Hamid Rushwan, profesor de obstetricia y ginecología de la Universidad de Jartum en Sudan, indica en un informe de Médicus Mundi que hay cuatro formas básicas de intervenciones: "La primera se asemeja a la circuncisión masculina y es la forma menos radical de la circuncisión femenina. Consiste en la ablación circular del prepucio clitoridiano o del clítoris en su totalidad. Cabe también que se extirpe parte de los tejidos adyacentes o incluso todos los labios menores. La tercera forma se denomina infibulación o "circuncisión faraónica" y lleva consigo la extirpación no sólo del clítoris y de los tejidos adyacentes (labios menores), sino también de los labios mayores. A continuación se cosen las heridas en carne viva, dejando tan sólo un orificio diminuto para la orina y la menstruación. La cuarta forma, que se practica muy pocas veces, consiste en la ampliación de la apertura vaginal mediante un corte en el perineo". Circuncisión, ablación, infibulación, mutilación genital femenina, clitoridectomía... muchos nombres difíciles para un sólo acto que elimine el placer a la mujer. Muchos lo hacen valer diciendo que en realidad equivale a una circuncisión masculina. Mentira. Expertos en medicina afirman que la ablación femenina se correspondería con la extirpación del pene, de sus cuerpos cavernosos y de parte de la piel del escroto.

Africa no es el único Africa no es el único territorio donde se realizan mutilaciones genitales femeninas. También es una práctica común en algunos países de Oriente Medio.

Las cifras son escalofriantes, con Somalia a la cabeza con un 98% de mujeres sexualmente mutiladas. Le siguen Egipto con un 97% o Eritrea y Etiopía con un 90%. Oriente Medio no se queda atrás: Yemén, Omán, Pakistán e India se suman a esta larga lista. Los defensores de esta costumbre cultural son los hombres y las mujeres. Los hombres aseguran que de esta manera se reduce el deseo sexual de las mujeres y se aseguran de que sólo ellos la penetran, ya que en una modalidad de ablación se cosen los labios mayores entre sí. Un cinturón de castidad en carne viva. Pero lo más grave es la concepción que tienen las mujeres, que aceptan como natural la mutilación de sus genitales y son las que obligan a sus propias hijas a continuar la tradición, porque al fin y al cabo sólo es una tradición que viene de tan atrás que nadie sabe por qué comenzó. Así que las madres son las primeras en obligar a sus niñas. Saben que si no se someten a la ablación, la sociedad les hará un hueco tan insalvable que prefieren sufrir en su cuerpo de por vida. "Es una humillación no circuncidar a una hija. Es terrible. La gente se ríe de nosotros", confesaba Zenebu, etíope, a El País Semanal. Ante esto sólo queda una solución, la educación, ya que la prohibición sólo lograría empeorar las condiciones de la práctica, según afirma el informe de Medicus Mundi.

Pero los casos de Somalia o Egipto no quedan tan lejos: en nuestro vecino país, Francia, saltó la alarma con un caso que tuvo gran repercusión en los periódicos a finales de 1982. Y es que con los emigrantes ha llegado también la ablación femenina a Occidente. EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Italia, Noruega, Finlandia y Australia también se debaten entre actuar o no ante una práctica que no saben si es cultural o viola los derechos humanos. Que les pregunten a ellas.

El mapa del dolor

- Según Unicef, la ablación femenina es una práctica frecuente en 25 países africanos, algunos de Oriente Medio y Asia.
- En yibuti y Somalia afecta a un 98% de las mujeres.
- En Sudán la sufren entre el 80% y el 95%.
- En Etiopía, Eritrea, Sudán o Sierra Leona al 90%.
- En Mali o Burkina Faso, a más del 70%.
- En Egipto las cifras oficiales hablan del 50%, pero en el campo puede llegar al 90%.
- La ablación llamada Sunna y la cliteridectomía parcial se practica entre la población musulmana de Indonesia y de Malaisia.
- En menor medida se practica en la India, Yemen, Omán, Bahrein y Emiratos Arabes.
- También hay países occidentales donde las comunidades de emigrantes practican la ablación: EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Italia, Noruega, Finlandia y Australia

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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