Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

COHERENCIA
Y
LIBERTAD

MARCELINO CAMACHO
Texto: Lupercio Gonzalez

Lorenzo Silva

 

"El hundimiento de la antigua Unión Soviética, y aquí en nuestro país la consolidación del Felipismo, hicieron que mucha gente perdiera los horizontes. Olvidaron las ideas de Marx"

 

 

 

 

 

"En Europa ya es evidente la batalla por la dirección del Banco Central. Nunca se debió crear un Banco Central único al margen de los gobiernos. Lo que ocurrirá es que un puñado de personas del gran capital, sobre todo el capital alemán y francés, dominarán"

 

 

 

 

 

"Este viejo militante ha estado toda la vida en la oposición, y a pesar de eso ha habido un reconocimiento a mi labor"


"Ser libre significa tener la posibilidad de actuar con conocimiento de causa. No es suficiente tener conciencia sobre la necesidad de tales o cuales actos o acciones, es preciso conocer la manera en que corresponde actuar.
Esta es en su conjunto una adquisición del conocimiento y de la voluntad para la acción, ésta es la libertad interior". F. Engels

Si hay algo que define con claridad a este carismático personaje de la historia contemporánea de nuestro país, es la coherencia y la honestidad. Su lucha permanente por defender la libertad, la igualdad y los derechos de los trabajadores, le han hecho merecedor del reconocimiento tanto nacional como internacional. Este viejo militante tiene en su haber varios galardones: la gran Cruz del Mérito Civil, la Orden del Mérito Constitucional, Medalla de Oro al Mérito en el trabajo, Premio León Felipe, Profesor Honorario de la Universidad Complutense de Madrid, la Orden de Lázaro Peña de 1º Grado de Consejo de Estado de Cuba, entre otros.

A sus 80 años, la vida de Marcelino Camacho sigue siendo ajetreada. Su agenda incluye numerosas conferencias y actos de diferentes naturalezas a través de los cuales Camacho va desgranando sus experiencias y dejando una estela que recogerán las generaciones futuras. "Sigo defendiendo que, el ser humano por el hecho de nacer, debe tener la vida asegurada desde su nacimiento hasta su muerte, con pleno empleo, trabajando en paz, con igualdad, con justicia social y con libertad".

-Hace 150 años que Marx y Engels elaboraron el Manifiesto Comunista. ¿Sigue hoy vigente?
-Lo esencial sí. Hay cosas que naturalmente cambian, como el concepto de proletariado y clase obrera. Antes llamábamos clase obrera a la mano de obra directa. Hoy, con los servicios, con los automatismos, con los robots ha aumentado el número de trabajadores del servicio y los técnicos, y hay que hablar más bien de los asalariados manuales, técnicos, profesionales e intelectuales. La clase obrera sigue existiendo, pero hoy son los asalariados. Estamos ante nuevos cambios. Es un momento crucial de la historia, como lo fue cuando en Chicago los trabajadores reivindicaron la jo
Lorenzo Silvarnada de 48 horas semanales.

-¿En qué se diferencia el sindicalismo de antes del actual?
-Yo creo que la diferencia está en las cosas que han pasado en el mundo, y que han influido enormemente en la gente que ha participado y participa en las Direcciones. El hundimiento de la antigua Unión Soviética, y aquí en nuestro país la consolidación del Felipismo, hicieron que mucha gente perdiera los horizontes. Olvidaron las ideas de Marx. No tenían preparación, desde el punto de vista del análisis, y los que la tuvieron pasaron a ser "ex", y de "ex", siguiendo esa lógica de los que se degradan, pasaron a ser "anti". Ha habido cambios de una gran importancia. Hoy, después de la Guerra del Golfo y de los golfos de la guerra del petróleo, el mundo se está reagrupando de nuevo, y se está creando una nueva correlación de fuerzas a escala mundial

-¿Qué te parece la política de entrada a Maastricht?
-Entramos en el cuadro de un proceso que tiene su origen en la revolución científico-técnica, y que va hacia la internacionalización de la economía. Se ve que en la revolución científico-técnica, la ciencia pasa a ser una fuerza productiva directa. Las máquinas no se gastan físicamente, sino que envejecen tecnológicamente, naturalmente en una época en la que el gran capital se concentra cada vez más en menos manos. Son sólo 358 personas las que dominan el 45% de las riquezas del mundo hoy. En Europa ya es evidente la batalla por la dirección del Banco Central. Nunca se debió crear un Banco Central único al margen de los gobiernos. ¿Qué pasará? Pues que un puñado de personas del gran capital, sobre todo el capital alemán y el francés, dominarán.

-¿Qué papel ha hecho España?
-España nunca debió entrar ahí de rodillas y arrastrándose para poner en peligro nuestra leche, nuestra siderurgia y nuestro carbón. Hay que actuar sobre la base de la igualdad, de pie no arrodillándose. Y que los gobiernos representen a los pueblos. Nosotros tenemos en este momento el 77'5% de la Renta Per Cápita, o del Producto Interior Bruto per cápita que tienen en Europa. Nuestros salarios están un 30% por debajo de Francia, un 40% más bajos que Alemania y un 50% más bajos que Luxemburgo. Tenemos que desarrollar la ciencia y la técnica, y reducir la jornada en la medida que aumenta la productividad. Hoy tenemos que luchar por las 35 horas, y no abandonar ciertos principios que te dan una visión global.
De ese manifiesto de Marx y Engels hay que reafirmar las esencias, sin creer que es un dogma, sino una guía para la acción y para el estudio.

-¿Quién es Marcelino Camacho?
-Mejor que autodefinirme creo que es mejor que haya quien me defina. Hace poco más de un año, y me ha pasado con alguna frecuencia, venía con mi compañera Josefina en el AVE desde Sevilla a Madrid. Se me acercó un señor que era médico, que también iba a Madrid. Se había enterado de que yo estaba en el tren y quiso venir a saludarme. Y me dijo: "En el plano sindical y en el plano político yo estoy en las antípodas con respecto a sus posiciones, pero reconozco que es usted un hombre coherente y honesto". Es decir, si algo me define es la coherencia.

-¿A dónde te condujo esa coherencia?
-En este sentido, a ingresar en el Partido Comunista de España. Sigo siendo coherente con la defensa del ser humano, con la solidaridad con los pueblos y con el cuidado de la naturaleza. En torno a esos grandes principios, Marx y Engels elaboraron el manifiesto comunista hace 150 años. A mí lo que me llevó a defender la república teniendo 18 años fue la libertad. Y la libertad ¿qué es? Es la capacidad de optar entre una o más posibilidades con conocimiento de causa, sabiendo naturalmente por qué defiendes las cosas, teniendo medios para defenderlas. Queremos la libertad para la democracia, para que gobierne demos=pueblo, cracia=gobierno. La libertad debe empezar por elegir todo, incluido al Jefe de Estado. El régimen que todos admitamos tiene que defender los intereses de los trabajadores, como cuestión fundamental del conjunto de la sociedad.

-Tu vida está llena de tantas vivencias que se podrían escribir varios libros. Estuviste en la cárcel, fuiste procesado varias veces, pasaste por campos de concentración, viviste la transición democrática... ¿Qué implicó todo eso para ti?
-En primer lugar muchos sacrificios, para mí y para mi familia. Estuve en prisiones y en campos de concentración, aquí y fuera de aquí; más de trece años, casi catorce. También ha implicado satisfacciones, como saber que hoy el gremio de los asalariados manuales, técnico, profesionales e intelectuales tiene otro tipo de retribución. De origen obrero, el más condecorado en este país sin la menor duda soy yo. Este viejo militante ha estado toda la vida en la oposición, y a pesar de eso ha habido un reconocimiento a mi labor.
Este año he cumplido ochenta años, he sobrevivido a muchas enfermedades que he tenido estando en el campo de concentración en el que había enfermedades como la fiebre tifoidea o la fiebre de malta, cuando no había antibióticos. He tenido algún accidente, durante una campaña de las primeras elecciones... Lo que quiero indicar es que he sobrevivido a situaciones difíciles, y aquí me tienes.

-Si pudieras cambiar algo de tu pasado, ¿lo harías?
-Yo no creo que nadie tenga la capacidad de no equivocarse.
Yo soy de los que creen que en la vida se parte de hipótesis rectificadas y se va hacia hipótesis rectificables. Es decir, cuando trazamos un proyecto, un programa o un plan, partes de cosas que no han pasado, desconocidas, y tienes que tener en cuenta que te vas a equivocar. Y hay que estar siempre abiertos. Hay una cosa que es inmutable, básica y fundamental y es asegurar al ser humano, la vida con pleno empleo desde que se nace hasta que se muere. Ahora nos planteamos ir hacia la jornada de trabajo de 35 horas, es decir reducir en la medida en que aumenta la productividad. Todos hemos creído que había cosas que se iban a realizar de una manera más inmediata, y luego nos encontramos con que estas se prolongan. Yo pensé que la dictadura de Franco iba a tener su salida en una ruptura radical. Pensé que se iban a realizar esos cambios, pero lo que te nos encontramos ahora es que de una manera más sutil, afortunadamente en libertad, sigue dominando el gran capital con su carácter financiero, especulador y corruptor. La equivocación estuvo en creer que los cambios iban a venir, y no han llegado todavía. Eso no quiere decir que no siga manteniendo el mismo entusiasmo a mi edad. Tres cosas se cumplén esté año: mis 80 años, 50 años desde que me casé con mi compañera Josefina, y 25 años cuando me condenaron a 20 años en el Sumario 1001.

-¿Qué situaciones de riesgo y peligro has vivido?
-Yo he tenido momentos graves de peligro. Cuando estalló la Guerra Civil me pilló en la zona de Franco. Yo tenía 18 años y mi padre era ferroviario. Nosotros, de acuerdo con el gobierno republicano y con los sindicatos, quitamos los raíles y empotramos la máquina de un tren, porque venía un convoy con tropas de Franco para atacar Madrid por la parte de Guadalajara. Fue un momento difícil. Los franquistas dieron batidas para ver si nos cogían pero me salvé. Después, durante la guerra, hubo varios momentos de tensión. El golpe de Casado en el que participó también Wenceslao Carrillo, el padre de Santiago Carrillo, Cipriano Mera, dirigente de la CNT, fue un momento difícil. Nos llegaron a detener y estuvimos en la cárcel de Navahermosa, un pueblo de la provincia de Toledo. Después de haber pasado por la cárcel de Comendadores en Madrid nos llevaron a fortificar en el año 71, y por diferentes campos de concentración españoles de Franco. Temían que después del desembarco de los aliados en la parte de Marruecos y en Argelia, irían a atacar España por la parte del Marruecos español pasando por el estrecho. También de allí me escapé.

-¿Durante el Proceso 1001 temiste por tu vida?
-Sí, porque el día que mataron a Carrero Blanco, a mi compañera la estaban apuntando con una pistola los grupos de los guerrilleros de Cristo Rey, que estaban en los banquillos, sentados detrás de los procesados. Ya sabes que suspendieron el juicio. Incluso iban dando gritos por la calle, decían "Tarancón, al paredón; Ruíz Jiménez y Camacho, a la horca".

-¿Temiste por tu integridad en el intento golpista del 23F?
-Sin duda. Por mi integridad y la de otros, si el golpe hubiera triunfado. Yo había dejado el Parlamento unos diez o doce días antes porque había dimitido. El Parlamento es un sitio en donde quiere quedarse la gente que tiene aspiraciones, porque hay contactos a todos los niveles. También dejé la Secretaría General de Comisiones sin que nadie me lo planteara. Yo he tenido las posiciones de Horacio Fernández, de Juanín y de tantos otros, naturalmente, siendo firme y flexible, y sobre todo firme en cuanto a principios, coherente y honesto.

 

 

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA