Cuando llegué al Himalaya con un afán
estrictamente deportivo, además de mirar las cumbres miré hacia abajo. Y me encontré
una de las culturas más profundas y sutiles que haya conocido nunca. A raíz de ese viaje
me enganché". Desde entonces -hace diecisiete años- pasa casi cuatro meses al año
entre las montañas más altas del planeta, estudiando budismo, aprendiendo de las gentes
tibetanas y guiando a los grupos de montaña que contactan con su agencia de viajes,
Sanga. Porque José Ramón Bacelar es ante todo viajero. - ¿Qué te embruja del Tíbet: la altura, sus gentes, su
silencio,...?
- Pues la practicidad de las gentes. Son las más sencillas y
prácticas que conozco del mundo y eso me apasiona. No hay ninguna parafernalia en ellos.
- ¿Qué secretos ocultan los valles tibetanos?
- Se oculta la noción de lo espiritual, que es
algo que en nuestra cultura occidental hemos perdido definitivamente, salvo las
excepciones de todo lo relacionado con el arte, con procesos de creación. En el resto de
nuestra cultura la espiritualidad no existe, nos la hemos cargado con mucha tranquilidad.
En cuanto al bienestar material, tenemos plástico, ya no pasamos frío, no pasamos
hambre, tenemos coches y calefacciones... pero espiritualmente nos hemos quedado muy
cortitos. Por el contrario, oriente, los valles del Himalaya, han desarrollado muchísimo
la espiritualidad y materialmente se han quedado muy atrás. Entonces se produce una
cuestión de equilibrio: los orientales se quieren venir aquí a buscar el plástico y la
tele, y nosotros buscamos allí lo espiritual.
- ¿Alguna vez has pensado en ir a vivir al Himalaya?
- No, no. Lo que pasa es que desde los últimos
diecisiete años paso una media de tres o cuatro meses fuera. Pero yo no creo que se pueda
renunciar a tu cultura, a lo que tú eres, a tus cosas,... además no tendría sentido. Es
bueno aprender. Yo en realidad siempre voy al Himalaya para aprender cosas, cosas de mí
mismo básicamente, pero no por eso renuncio a mi cultura. Creo que es una equivocación
el imitar modos de vida diferentes. Tú no puedes cambiar de cultura, y a partir de ahí y
con mucha sencillez trata de aprender de la diferencia, de la cultura de los demás, de lo
que te puedan sugerir los demás,...
- ¿Eres budista?
- Estudio budismo tibetano.
- ¿Cuál es la posesión más valiosa que tiene el
tibetano?
- En mi opinión su concepción del universo, su concepción
de la existencia, lo que le da su cultura budista. Para ellos no lo sé. Habrá alguno que
valore su rebaño de yacs, y habrá algunos pocos que sepan que son muy afortunados por
tener esa concepción del mundo, esa concepción del universo tan positiva.
- ¿Por qué crees que se está poniendo tan de moda el
Tíbet?
- Yo no creo que esté de moda, yo creo que la
cultura tibetana y el Tíbet son muy desconocidos y lo único que ocurre es que ahora, y
de una forma muy superficial, se están empezando a conocer. Y como en Occidente hay
algunos actores famosos que parece que estudian budismo tibetano, está muy popularizado.
Pero yo no creo que esté de moda.
- ¿Qué es lo peor de una expedición: el sufrimiento
físico, la soledad, la convivencia...?
- Para mí una expedición al Himalaya es un
proceso de aprendizaje, así que todo lo que acabas de decir son elementos que se pueden
convertir en elementos duros o incómodos a veces, pero como en realidad son elementos que
tú utilizas para investigar acerca de ti mismo, pues entonces son elementos positivos.
Así que las bajas temperaturas, los cambios de comidas,... la cantidad de sufrimiento y
penalidades que puedes sentir, se torna positivo porque es algo que te está aportando
mucho.
- ¿Alguna vez te has codeado con la muerte?
- Bueno, en alguna expedición de montaña he
estado realmente muy cerca, y he perdido algún compañero. Hubo algunos años en los que
hacía alta montaña extrema y entonces fue cuando la vi cerca. Posteriormente cambió un
poco la óptica, aunque luego te das cuenta de que a veces pensamos: "Voy a subir
esta montaña tan difícil, me puedo matar", pero también me puedo matar en un coche
en una carretera.
- ¿Qué cualidades pedirías a un compañero ideal de
expedición?
- Que fuera sencillo, eso me parece que lo engloba todo.
- ¿Cada montaña tiene vida propia, una identidad, como
puede tener una persona?
- Pues depende del espectador y también del momento en que te
acercas. Es la noción de impermanencia. Como todo es impermanente, como nosotros estamos
cambiando y todo está cambiando, la montaña de ayer no es la misma de hoy ni la misma de
mañana, pero porque yo no soy hoy el mismo de mañana. Mañana seré otro. Entonces cada
montaña es diferente.
- Antes eras profesor, ¿ahora te consideras alumno?
- Absolutamente. Sólo me veo un poco profesor
cuando voy hacia Himalaya como guía. Entonces lo poco que yo puedo saber, mis
experiencias, me gusta compartirlas. En ese sentido puedo ser un poco profesor, pero desde
luego siempre alumno. Yo creo que una de las cosas de la vida más interesantes es
aprender, más que enseñar. Todo el mundo quiere enseñar, y lo máximo es aprender y
dejarse de historias.