Por un momento me invadió una extraña sensación de rechazo que tuve que
apartar de mí. Algo me decía que no iba a ser un día fácil. Respiré profundamente
llenando mis pulmones con el aire de la montaña y cargándome de energía, pues intuía
que la iba a necesitar, eché una última mirada a mi alrededor y comencé a descender
hacia el valle.
A medida que me iba adentrando en la oscura masa de niebla una
extraña sensación se iba adueñando de mí. Era como si la presencia de algo o de
alguien lo dominase todo, lo abarcase todo... Poco a poco me fui sintiendo más torpe,
más falto de reflejos. Parecía incluso que me costaba más trabajo pensar con claridad.
Recordaba mi vida en la montaña y empecé a sentirme prisionero... pero no sabía de qué
o de quién. Empecé a recorrer aquel lugar y a observar a las personas que por allí se
movían.
Todos ellos parecían autómatas, marionetas movidas por unos
sutiles hilos que salían de sus cabezas y se perdían entre la niebla, en lo alto, sin
poder ver quién los manejaba.
Los hilos eran de distintos colores. Intuí que cada color marcaba un diferente
tipo de dependencia a la que los seres-marionetas respondían de una forma inconsciente,
mecánica, sin capacidad de oposición. Daba la impresión de que no tenían mente o que
sus mentes estaban perfectamente controladas.
Así, los que eran manejados por los hilos negros,
constituían los estudiosos y representantes de las religiones. Eran temidos y respetados.
Se creían imprescindibles. Los hilos marrones movían a los políticos que se denominaban
defensores de la libertad... siempre estaban discutiendo y promoviendo conflictos.
Así sucesivamente fui observando a todo tipo de personas que vivían absortos en sus
tareas, que no se preocupaban por conocerse, y lo más curioso era que ninguna se había
dado cuenta de que de la parte posterior de su cabeza salía un hilo que le dirigía y del
que dependían todos sus movimientos.
Aquel lugar me ahogaba... necesitaba el aire de la montaña. Por un
momento pensé en regresar, pero una voz en mi interior me recordó que había aceptado
libremente aquella labor, así que decidí continuar. Mi primer pensamiento fue que tenía
que llegar al origen de aquellos hilos, pues si conocía la "verdad" de lo que
allí pasaba entonces podría abrir los ojos de aquellas personas.
Comencé a subir por una especie de escalinata en cuyos
escalones había diferentes inscripciones que advertían a los posibles intrusos sobre la
falta grave que cometerían si seguían adelante.
Había amenazas de grandes castigos, de condenas eternas, de destierros, de infiernos de
fuego, de represiones familiares, etc. etc. Aquellas advertencias debían de causar un
profundo miedo en las personas, pues ninguna se atrevía a ascender.
Cuando yo comencé a hacerlo, todos me miraron perplejos. No podían
creerse que alguien desafiara las "normas". Para ellos yo era un loco, un
suicida, un tipo peligroso.
Algunos intentaron detenerme y para ello utilizaban todos sus
recursos... Me hablaron con la "lógica" de sus vidas. Me mostraron el miedo a
cometer una falta grave... el respeto por quienes vivían en las zonas altas... me
amenazaron porque yo iba a alterar su "paz", etc. etc.
Resultaba incomprensible ver cómo aquellos seres defendían sus miserias, cómo luchaban
para seguir engañados, para seguir prisioneros. Pero aquello no podía detener mis pasos,
así que seguí ascendiendo dispuesto a desvelar el secreto.
La escalinata terminaba en una amplia sala muy tenuemente iluminada. Se podría decir que
predominaban las sombras sobre la luz. Mi sensación de ahogo se incrementó, así como mi
limitación física y mental.
Experimenté la sensación de estar prisionero de algo, pero no
veía a nadie. Era como si todo fuera simplemente energía, pero una energía que tenía
vida propia, que funcionaba como el más perfecto ordenador que podía imaginarme, pues
allí estaba el centro de todo lo que movía los niveles inferiores. De allí partían los
hilos que llevaban mensajes a las personas, de allí surgían los sentimientos que abajo
se manifestaban como deseos, egoísmos, emociones, etc.
Allí nacían los dogmas, los falsos ideales, las mentiras, en
suma, que luego eran convertidas por las mentes de las personas en "verdades
absolutas". Allí estaba el origen de todo lo que tanto me había impresionado y que
hacía de aquellas vidas un grupo de autómatas sin voluntad propia.
Permanecí observando todo aquello absorto en mis pensamientos
sin darme cuenta que en torno a mí se había ido tejiendo una especie de tela de araña
formada por sutiles hilos de energía que me habían encadenado.
Intenté desesperadamente liberarme pero apenas si pude moverme un poco. Estaba
prisionero, y por un momento recordé a la mosca que cae en la trampa de la araña. Pensé
que tenía que mantenerme sereno y comprobé que si yo lo deseaba mi mente funcionaba
correctamente, así que me cogí a ese punto de luz interna y esperé. Al momento se
comenzó a formar ante mis ojos una especie de sombra mayor que las demás. Poco a poco
iba pareciéndose a una figura humana, pero no llegó a ser tal.
No sabría definir lo que era, tan sólo fui consciente que de
ella me llegó un poder y una autoridad tan impresionante que un escalofrío me recorrió
de arriba a abajo.
Su "voz", si así se le podía llamar, me llegó como una ráfaga de aire
helado que estremeció todo mi cuerpo.
... "YO SOY EL MAL...", me dijo...
Por un momento me sentí confuso. Había llegado precisamente a donde yo
quería llegar, pero esperaba otra cosa... tal vez un ser vestido de negro con aires
poderosos, tal vez un "bicho" con rabo y cuernos.
Como si hubiera leído mi pensamiento, el Mal prosiguió...
-"Siento no coincidir con la imagen que tú esperabas, pero eso es
sólo una invención del hombre.
Yo soy energía... energía que necesita expresarse para
subsistir. Yo no existiría si no hubiese seres que me utilizan, que aún no han
comprendido la nueva energía de la vida..."
Hablas como si nada tuvieses que ver en todo ello... le dije un poco
molesto.
-"Y así es, aunque te resulte difícil de comprender. Yo fui creado,
al principio, como la energía de la vida. Entonces yo hice mi labor y la hice bien,
sirviendo a la voluntad superior.
Pero cuando la vida cambió, cuando se experimentó un
impulso en la creación, un nuevo tipo de energía me vino a sustituir. Lo que ocurrió es
que algunos de los que me usaban no quisieron desprenderse de mí, no aceptaron el cambio.
Como consecuencia, ellos quedaron prisioneros de sus propias ambiciones. Debes comprender
que yo soy neutro, imparcial. Yo surgí para realizar una labor con la materia y existiré
mientras exista quien se aferre a la materia".
¿Quieres decir que el mal, que tanto daño está haciendo en el planeta,
está a merced de las decisiones de los hombres?... ¿No es al revés? ¿No es el mal
quien influye a los hombres para actuar?
-"Mira, observa a esos seres que te encontraste cuando me buscabas.
Todos ellos viven representando sus "papeles", mejor o peor según sus propias
inteligencias, pero todos ellos desean ser lo que son. Cuando tú mostraste la intención
de subir a buscarme, ellos te atacaron e intentaron impedírtelo, porque tú representabas
peligro para su comodidad, para su egoísmo.
Los hilos de energía que tú observaste, son construidos
por ellos mismos, pues necesitan estar conectados conmigo para poder satisfacer sus
ambiciones personales.
Basta que uno de ellos desee ser libre para que el hilo se rompa y yo deje de tener
contacto con él".
No podía salir de mi asombro. Todo lo que decía no sólo era lógico,
sino que encajaba perfectamente en mi interior. Por un momento me entró un escalofrío.
¿No será ésta una de sus tretas? ¿no estará convenciéndome, adueñándose de mi
mente?
Una vez más me leyó el pensamiento...
-"Si no crees en lo que te digo, puedes probar tú mismo. Esa especie
de tela de araña en la que estás prisionero es la consecuencia de tu deseo de verme, de
conocerme. Tú has traído hacia ti esa red de energía, y como tu deseo era fuerte, te ha
aprisionado con más fuerza. Sólo tienes que desear ser libre y lo serás..."
Recordé que cuando había deseado que mi mente funcionara, ésta
funcionó perfectamente, así que cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas ser
LIBRE.
Al instante sentí que la presión en torno a mi cuerpo cedía
y que recuperaba mi libertad de movimientos
¡¡ERA LIBRE!!
La "voz" de aquella forma de energía volvió a sonar en mi interior...
-"¿Comprendes ahora...? Tú has venido hasta aquí para descubrir el
motivo que mantiene encadenado al hombre. Es el deseo del hombre el que escoge su libertad
o su cárcel. Yo soy tan sólo energía, y como todo, pertenezco a la creación.
Cuando el hombre deje de desearme, y por tanto, de
utilizarme, yo podré ser reabsorbido en la fuente de la vida y regresar a mi punto de
partida... Ahora sigue tu camino...
Tú ya has comprendido... ya eres libre... y éste ya no es lugar para ti..."
La "voz" se apagó en mi interior y la sombra se comenzó a
difuminar hasta perderse y mezclarse con las demás sombras del lugar. Comprendí que ya
nada tenía que hacer allí, así que me dirigí hacia la escalinata y comencé a
descender.
Algo había cambiado en mi interior. No me parecía a la misma
persona que había subido buscando a un "culpable" a quien destruir. Pero...
¿qué les iba a decir a las personas de allí abajo? Como si mis pensamientos cobraran
vida, de pronto me encontré al final de la escalinata con todos aquellos seres mirándome
fijamente. En sus miradas había una mezcla de estupor, extrañeza, inquietud, y aún
quedaba un poco de ira por mi atrevimiento.
Supongo que no esperaban volver a verme nunca, supongo que
esperaban que alguna de aquellas amenazas escritas en la piedra, que alguno de aquellos
"castigos", me hubiesen condenado para siempre. Pero había curiosidad en sus
rostros... esperaban que les contase algo de aquel lugar al que no se atrevían ni
siquiera a nombrar. Comencé a caminar a través de ellos y me dirigí al sendero que me
llevaría de vuelta a la montaña... a la luz. Cuando llegué al sendero me detuve y les
hablé así...
"Aquí en vuestro mundo, existen dos senderos. Uno, éste que yo voy
a recorrer ahora, conduce a la montaña, a un lugar donde todo es luz, donde el sol
ilumina a los Seres y su calor reconforta a los caminantes de la vida. El otro, es aquella
escalinata que os llevará a descubrir el secreto de vuestro mundo. Este último sólo
está reservado para los valientes, para los decididos, para los que no tengan miedo a
nada ni a nadie porque han comprendido que nada ni nadie les puede dañar, si creen en sí
mismos, si creen en el hombre.
Sólo quien recorra este sendero, sólo quien ascienda la
escalinata, será merecedor de penetrar en el sendero que yo estoy ahora. Sólo quien
descubra la verdad de su mundo podrá elevarse a esos otros mundos donde brilla siempre la
luz del sol.
Yo he venido a mostraros la luz, a conduciros a la verdad.
Ahora sólo digo que aquel que desee conocer la verdad que siga mis pasos, que ascienda la
escalinata y se enfrente a su propia mentira, que sea valiente y rompa sus cadenas.
A ese, yo le estaré esperando en este sendero para
conducirle a la montaña, a la luz, a un nuevo tipo de vida..."
Di media vuelta y me alejé del lugar. Necesitaba la luz... el aire de la
montaña. Ascendí por el sendero hasta que dejé atrás el valle sumido en la niebla.
La luz del sol me pareció más hermosa que nunca.
Pensé en aquellas gentes y por un momento los vi de nuevo absortos en sus tareas, sumidos
en sus mentiras.
Una gran tristeza me invadió y entonces tomé una
decisión... ¡bajaría todos los días hasta la espesa capa de niebla que cubría el
valle y desde allí les llamaría, les recordaría mi mensaje!
¡No podía dejarlos solos!
¡Ellos también eran parte de la montaña...!"