Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

 

EL ALEPH

 

Hoy por hoy la mayoría de los periodistas se han convertido en una cuadrilla de mercenarios incapaces de informar sin deformar al gusto de su jefe la información.

 

EL ALEPH
VIVAN PUES PORTERAS Y COTILLAS
POR JOSE ROMERO SEGUIN

Cada día me gustan más las cotillas, las porteras de cualquier profesión y sexo que en un plis plas te ponen al día de lo último del vecino del quinto, o del compa del curre. Y me gustan no porque me faciliten información interesante, sino porque son desinteresadas, generosas en matices, y en la mayoría de los casos no muestran animadversión hacia la víctima, en una palabra, que tienen vocación, no como los Ansón y compañía, que para que te cuenten algo decente te clavan las ciento veinticinco de rigor, te arengan su discursito ideológico oportuno y al final descubres que si un día denunciaron la corrupción fue por puro interés. Esa es la tragedia de los medios de comunicación, no el denunciar, no el crispar con la verdad, sino reconocer públicamente que esa verdad emergió por infames intereses particulares que nada tienen que ver con el bien común como propugnan estos cotillas de salón, estos impresentables feriantes de la libertad de expresión. Unos y otros no son sino una pandilla de mamones, anden con prisa, jueguen con el abecedario, tengan en sus manos el mundo o se camuflen bajo una cobarde y vendida cabecera de provincia. Pero no se por qué me doy este sofocón, porque esto es algo viejo, como dicen que dijo un presi americano refiriéndose a un dictador de diseño, made in USA por supuesto: "Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Pues en este caso lo que ocurrió fue que la corrupción no era la suya, era la del opuesto que no contrario, porque al final están todos en el mismo barco. Hoy por hoy la mayoría de los periodistas se han convertido en una cuadrilla de mercenarios incapaces de informar sin deformar al gusto de su jefe la información.

El otro día un pelotón de ellos sostenía que el peligroso era Conde, que Roldán era un personaje que se le había colado a unos confiados políticos pero que no tenía demasiada trascendencia. Hay que tenerlos cuadrados: o sea que un banquero es un peligro porque un día le da por estafar a un puñado de inversores, pero un personaje que fue director de la Guardia Civil, que pudo ser ministro, un personaje que navegó cual corsario por el Estado, e hizo lo que hizo, pues nada, una cosilla de nada, un desliz.

Que se dejen de coñas porque hasta el más tonto sabe que el talón de aquiles del banquero, del oligarca, es su ambición, por ello si le llamas pedazo de cabrón con gracia y aplomo literario, y él ve que se pueden sacar unas pesetas no tienen empacho en publicarte; si no de qué tanto libro crítico.

Pero cuidado con el politiquillo metido a ejecutivo de una empresa de servicios, porque en eso justamente es en lo que se han convertido los partidos políticos, en empresas de servicios. Como otros administran fincas, ellos administran la soberanía popular. Y estos no se andan con tonterías, estos están blindados. Su ambición es el voto, y el voto es una cuestión de confianza, y por conseguir esa confianza son capaces no sólo de acallar las voces críticas sino de arrancarles la lengua.

O sea que la esperanza de enterarnos de algo de lo que se cuece en ese mar viscoso y putrefacto que es el Estado y su entramado institucional, radica en la confrontación entre poderosos en defensa de sus intereses.

Por ello debíamos despertar de este dulce sueño del deber cumplido y tomar las riendas de la democracia y del destino de nuestro pueblo.

Debemos ejercer la soberanía frente a los militares y partidos políticos, ni unos ni otros son ni debieran ser definitivos a la hora de construir un Estado democrático. Lo que sí es necesario e imprescindible es el compromiso y la responsabilidad, y es que éstos van a ser los factores que van a definir y robustecer la democracia. Democracia, libertad, tolerancia, solidaridad no son más que palabras vacías si no van precedidas de actitudes de esa índole.

A uno le gustaría que a Ansón le hubieran puesto una pistola en la sien por denunciar la verdad y le hubieran hecho firmar una declaración contraria a sus principios, pero no es así como funciona. Hoy los sistemas se han sofisticado. Hoy se ponen cintas de vídeo comprometidas, grabaciones telefónicas delictivas, suculentos contratos, hoy se utiliza la información como instrumento de chantaje. Y por ese sucio canal conocemos parte de la verdad de lo que se está haciendo con nuestro dinero y nuestras intenciones democráticas. Y no podemos sino sentir pena y asco, porque qué otra cosa se puede sentir, cuando este paladín salva patrias cuenta que por revelar la verdad se puso en peligro la estabilidad del Estado. Sólo cabe preguntarse qué Estado es ese al que la verdad lo desestabiliza. Y los otros con el rollo de la crispación, pero qué coño de crispación, desde cuándo saber crispar, puede angustiar, debe angustiar, porque como de todos es sabido lo que aquí ocurre es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros. Y esa angustia es buena porque su remedio es tan natural y reconfortante como lo es la responsabilidad y el compromiso.

 

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA