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SUPLEMENTO ASTURIAS  

SINDICALISMO INDEPENDIENTE

FRANCISCO BARAGAÑO FERNANDEZ
SECRETARIO GENERAL DE LA UNION SINDICAL OBRERA DE ASTURIAS (USO)
Texto: Lupercio González

FRANCISCO BARAGAÑO

"No hay sindicato ni sindicalista que quiera que una empresa cierre, ni que se atente contra su integridad, a pesar de que hay algunas que no cumplen los acuerdos pactados"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

" Estamos concediendo demasiadas prebendas al empresario, cada vez más y en mayor cantidad. Y lo peligroso de todo es que siguen pidiendo más"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"A nuestra región le falta un colectivo empresarial implicado en la potenciación de Asturias. El empresario asturiano suele invertir más fuera de esta comunidad que dentro"


El aspecto sereno y tranquilo que emana este sindicalista, contrasta con la intensa actividad que se vive cuando se asume la responsabilidad de ser la cabeza visible de un sindicato independiente. Un sindicato que defiende por encima de todo, los intereses de los trabajadores.

Francisco Baragaño conoce, como pocos, todos los entresijos de una organización sindical. Participó desde los comienzos en la USO de Asturias. Conoció y vivió en carne propia los problemas que conlleva el iniciar un proyecto sindical, desarrollarlo y finalmente consolidarlo. En su trayectoria sindical asumió diferentes responsabilidades hasta que en el año 91 la Organización le eligió Secretario General. A partir de entonces su vida cambió en muchos aspectos, pero el tesón y la confianza en sí mismo y en los demás, le hacen desarrollar su trabajo sindical con dignidad y valentía. "Asumí la Secretaría de la misma forma que he ido cogiendo responsabilidades en la vida -manifiesta Baragaño-. Al principio cuesta, porque es otro ámbito de relación, tienes que aglutinar a toda la gente que tienes trabajando, a toda la Ejecutiva, y cuidar mucho el tema de las relaciones. Además debes participar más en los medios de comunicación y en reuniones con partidos políticos y con otros sindicatos".
En su trabajo sólo hay una cosa que, reconoce abiertamente, no lleva bien: "Hablar en público me supone pasar un trago. Yo soy de los que le tiemblan las piernas cuando tengo que dar un mitin ante 60 ó 70 mil trabajadores, como ocurrió el pasado 12 de febrero; pero lo intento cubrir con la mayor dignidad, honradez y dedicación posible".

-¿Cómo ha sido la trayectoria de tu vida?
-Bueno, yo provengo de familia de mineros. Nací hace 49 años en Tuilla, Langreo. Mis padres emigraron a Alemania en el año 61. Estudié el bachiller en Gijón y trabajé en diversos sitios hasta que en el 73 entré en ENSIDESA. Fue allí donde adquirí mis primeros conocimientos sindicales y conocí a gente que llevaba muchos años trabajando en la defensa de los intereses de los trabajadores, entre ellos al anterior secretario general de USO, Rafael Marcos. Me afilié y empecé a trabajar dentro de la Organización haciendo de todo, desde pegar carteles y cobrar el sello, hasta ir ocupando distintos cargos de responsabilidad. En el año 81, y debido al caos que vivía el sindicato a raíz de las diversas escisiones, quedamos una gestora en Asturias, con una organización precaria, sin casi afiliación, sin medios y con deudas por todas partes. Un equipo de cinco personas afrontamos la responsabilidad de salir adelante. Hoy en el 98 podemos decir que tenemos una Organización perfectamente consolidada, estructurada y con una dotación de servicios y de locales para la atención a los afiliados, que rondan los 10.000. Estamos en un permanente crecimiento, sobre todo en estos dos o tres últimos años. Este crecimiento es lento debido a las reestructuraciones y a las prejubilaciones en las grandes empresas como ENSIDESA -hoy ACERALIA- y HUNOSA, en las que ha habido sucesivas destrucciones de empleo.

-¿Podría decirse que la afiliación sindical se ha congelado como consecuencia de la crisis que padece la región?
-Se siguen haciendo afiliaciones, muchas en otros medios que no son las grandes empresas. Nuestra afiliación suele ser bastante estable y ha venido creciendo en representatividad en los últimos años. No es tan fácil salir adelante con un sindicato independiente en un mundo tan comprometido, ya que no dependemos de ninguna estructura política, religiosa ni de otro tipo.

-¿Cómo es la vida de un sindicalista como tú?
-Yo tengo defectos como los puede tener todo el mundo. Soy una persona que tiene los mismos amigos que hace 20 años, y me gusta tomar una botella de sidra en los sitios a los que siempre fui. Sé que no tengo una oratoria fácil ni una memoria prodigiosa, y que cuando tengo que hacer una intervención me la trabajo con antelación. Para mí lo importante es lanzar mensajes, transmitir algo y no decir tonterías, porque lo que tiene que quedar va más allá de la capacidad mitinera que uno pueda tener. Trato de que cada palabra diga algo y que no se desperdicie. Todo esto es un reto conmigo mismo y con los demás. Conozco a sindicalistas que esbozan unas líneas y hacen perfectamente un discurso. Yo sin embargo me lo tengo que trabajar.

-¿Un sindicato necesariamente tiene que ser de clase?
-O se es de clase o no se es sindicato. Nosotros eso lo tenemos clarísimo. Nosotros somos y hemos sido siempre un sindicato de clase, quizás al inicio con algunas etiquetas, pero a partir del año 77 sin ellas. Somos un sindicato independiente, autónomo, aconfesional y no apolítico, porque política es todo.
Hoy día hay mucha propaganda contra los sindicatos, pero tengo claro que es lo mejor que tienen los trabajadores en la defensa de sus intereses. Mientras haya algo que reivindicar habrá sindicatos y sindicalistas. Actualmente estamos en una sociedad en la que a veces gobierna el centro izquierda, otras el centro derecha, hoy la derecha, que intentan minimizar cada vez más el papel de los sindicatos. También se está intentando introducir el concepto de que los sindicatos ahora deben de dar servicios para todo. Nosotros estamos en contra de esa filosofía porque con ello se pierde un poco el sentido ideal de lo que es una organización sindical y puede llegar a confundir a los trabajadores. Asturias es la región donde más afiliación sindical existe, eso ya es tradición, y creo que lo estamos haciendo bien.
Estamos intentando empujar a esta región para que salga del marasmo y de esta crisis que la hace ser la de mayor tasa de paro del país.

-¿No crees que los sindicatos se han convertido en meros administradores de la crisis y no en unos transformadores de esta?
-Los sindicatos estamos para defender, en primer lugar, los puestos de trabajo y las mejoras salariales y sociales de los trabajadores. A partir de ahí, los sindicatos hemos ido asumiendo responsabilidades importantes, sobre todo en el planteamiento de alternativas. Muchas veces me planteo cuál es el papel de los sindicatos en todo esto, porque si los sindicatos somos los que tenemos que dar alternativas, sobrarían los políticos. Creo que las organizaciones sindicales estamos teniendo un peso desmesurado en estos momentos como consecuencia de querer abarcar demasiado. Soy de los que piensan que los políticos están para hacer política, generar buenos planteamientos, proponer alternativas, crear leyes, tener en el horizonte la eliminación del paro y crear el pleno empleo, aunque sea una utopía. Las organizaciones sindicales deben colaborar en todo ello y además deben procurar que se mantengan las medidas salariales, y ofrecer alternativas cuando haya malas situaciones en las empresas.
No hay sindicato ni sindicalista que quiera que una empresa cierre, ni que se atente contra su integridad, a pesar de que hay algunas que no cumplen los acuerdos pactados en los temas salariales y demás. Pienso que la negociación colectiva es un buen campo de batalla, aunque últimamente se quiera desvirtuar. Se pretende llegar a los grandes convenios a nivel estatal, de forma que serían las cúpulas de las organizaciones sindicales las que negociarían con las patronales, es decir, sería matar de un plumazo la actividad y la lucha sindical en el propio centro de trabajo.

-Desde la calle se tiene la impresión de que muchos sindicatos se han acomodado bajo una línea de dependencia económica del Estado.
-No me gusta hablar de otras centrales sindicales, pero sí es cierto que existe esa imagen, propiciada además por determinadas organizaciones sindicales. No cabe duda de que hay un patrimonio histórico sindical acumulado que pertenece a la UGT y a la CNT, pero también existe en este país un patrimonio sindical acumulado que se lo han repartido CC.OO. y UGT. Ellos están por acapararlo todo y los demás no cuentan para nada, lo que no es ni democracia ni respeto a las minorías. Ellos tienen subvenciones estatales para todo, y cuantos menos entren en el reparto, mejor. Esa es la imagen que se ha dado. Es una imagen de una dependencia importante de los Presupuestos Generales del Estado para el mantenimiento de las organizaciones sindicales. No es el caso de la USO. Aquí en Asturias, el 95% de los ingresos de la USO provienen de la cuota de los afiliados y el resto, de la venta de periódicos o de algún acto que se organiza...

-¿No crees que los sindicatos están haciendo demasiadas concesiones al capital?
-Yo creo que hemos cedido demasiado. La reforma laboral del año pasado ¿qué ha significado y qué empleo ha generado para nuestro país?, porque sigue habiendo 19 modalidades de contratación. Estamos en un momento ideal para corregir todos estos desmanes. La buena situación económica del país y por tanto de las empresas, es una oportunidad para generar empleo estable y de calidad. Si no se aprovecha este momento de bonanza para que nuestra tasa de paro, que es la más alta de Europa, disminuya, no sé que va a pasar. Esto no va a durar siempre, por tanto deberíamos ponernos a niveles adecuados, como otros países europeos. Estamos concediendo demasiadas prebendas al empresario, cada vez más y en mayor cantidad. Y lo peligroso de todo es que siguen pidiendo más.

-¿Una buena razón para que un trabajador deba estar sindicado?
-Que es su única defensa. Que se afilien a cualquiera de las organizaciones de clase que existen, porque va a tener el apoyo y el respaldo de los compañeros afiliados de la propia organización, y además puede tomar sus decisiones, participar haciendo sus propios planteamientos, debatirlos, llevarlos hacia adelante, ganarlos o perderlos... Hombre, yo diría que se afilie a USO porque damos más que nadie. La USO tiene una Caja de Resistencia que no la tiene ninguna confederación sindical en este país. Es decir, en caso de huelga la organización sindical aporta una ayuda económica solidaria de todos los afiliados de España.

-¿Qué le sobra a Asturias y qué necesita para remontar este momento crítico?
-Creo que le sobra mucha demagogia. Necesita, aunque suene mal, un Frente de Salvación de Asturias en donde estuviésemos implicados todos, tanto políticos, como sindicatos y empresarios, dejando a un lado las ideas partidistas. Tendríamos que ser capaces de llegar a un compromiso común para todos, porque daría estabilidad a futuros planteamientos, independientemente que ganara un partido de izquierda o de derecha.
A nuestra región le falta un colectivo empresarial implicado en la potenciación de Asturias. El empresario asturiano suele invertir más fuera de esta comunidad que dentro. Me llama la atención en ese sentido el País Vasco que a pesar de la situación tan mala que vive esa comunidad debido al tema del terrorismo sigue invirtiendo, sigue luchando por su tierra.
En Asturias falta iniciativa, faltan ideas, porque lo que se necesita es diversificar y crear alternativas.

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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