a municipalización de la vida ciudadana, el control
democrático, el pluralismo, la transparencia en la gestión y una participación más
estrecha del ciudadano, son los distintos aspectos de la política que Alvaro Cuesta cree
que debe desarrollarse en todo Ayuntamiento. Es además partidario de que a través de esa
estrecha participación entre representantes y representados, la elección del alcalde sea
directa.
Alvaro Cuesta en la actualidad, ejerce su cargo de diputado en el Congreso en la Capital
de España, además de concejal por su partido en el Ayuntamiento de Oviedo, del cual ha
sido portavoz, hasta fechas recientes. "Todo político debe de ser en primer lugar un
ciudadano preocupado por las situaciones de su tiempo, una persona vinculada a la
realidad. En segundo lugar tiene que ser un gestor de participación, un coordinador. Debe
saber cómo rescatar aquellos impulsos y energías ciudadanas que a veces no encuentran el
vehículo adecuado. Debe ser un instrumento".
-¿Qué te ha supuesto el no haber sido elegido como
candidato por tu partido a la alcaldía de Oviedo?
-Pienso que la democracia siempre acierta y uno tiene que ser leal a los
resultados de las urnas. En aquel momento yo me presenté porque esperaba ganar, pero no
fue así. Salió Leopoldo Tolivar Alas, al cual felicito una vez más y al cual voy a
apoyar. Mi compromiso con Oviedo continúa. Seguiré como concejal del grupo municipal
socialista pero no como su portavoz, porque ahora el referente social que tiene que
liderar el trabajo del grupo es el ganador. Yo seguiré colaborando con el proyecto
socialista en Oviedo y cumpliré mi mandato como concejal, además de mis
responsabilidades como diputado.
-Para las primarias de Asturias se presentaron cuatro
candidatos, ¿qué lectura se puede hacer de eso? ¿Refleja las divisiones internas de la
AMSO o es la prueba de que cualquier afiliado tiene oportunidad de presentar su
candidatura?
-Hay de todo un poco. No cabe duda de que cada uno de los candidatos expresa una forma de
ver las cosas, por lo tanto es una expresión de pluralismo, pero también es una
expresión de fragmentación interna.
Quisiera añadir además que desde el momento en que uno da el paso y se presenta como
candidato es que está dispuesto a hacer un esfuerzo y un sacrificio. Quiero recordar, y
lo digo como síntoma también de lo que significó la existencia de esos cuatro
candidatos, que dentro del PSOE se ve más factible la alcaldía del 99 que la del año
95. Por aquel entonces la moral de derrota era tal que en Oviedo no había candidato. Me
pidieron en aquel momento los afiliados y las estructuras del partido que yo encabezara a
los socialistas de Oviedo sabiendo que era para perder. Yo entiendo la política como
servicio, y por lo tanto hay que estar a las duras y a las maduras. Asumí ponerme al
frente de una candidatura que iba a perder, con la mentalidad de intentar ganar en el 99.
Ahora parece que gracias al trabajo que hemos realizado, y sobre todo al desgaste de la
derecha, empieza a haber expectativas de que los socialistas ganemos la alcaldía de
Oviedo.
-¿Qué está pasando en la vida municipal ovetense?
-En Oviedo la libertad está herida, está secuestrada. Oviedo está apresado en
las garras autoritarias del PP. Yo, que luché contra el franquismo en la clandestinidad,
desde la época franquista no recuerdo una derecha tan autoritaria como la que en estos
momentos existe en el ayuntamiento de Oviedo, hasta tal punto, que toda crítica, toda
discrepancia, toda denuncia que formule la oposición o que formulen los colectivos
ciudadanos se encuentra con la amenaza de la querella, con la actuación judicial. Fue
esperpéntico cuando la Plataforma Ciudadana contra las Privatizaciones denunció la
situación económica del ayuntamiento y los altos sueldos de los altos cargos municipales
del PP. Ellos no tuvieron el más mínimo reparo en desempolvar un decreto de 1938,
firmado por el dictador Francisco Franco. En base a ese decreto pretendían defender el
buen nombre de la ciudad, cuando quien está atentando contra el buen nombre de Oviedo es
la corrupción política y administrativa del PP. Actuaciones como esta, de desempolvar un
decreto del 38 y usarlo para perseguir judicialmente al discrepante, me parecen una
barbaridad. Ahora me quieren atacar a mí porque he denunciado prácticas irregulares en
la política de contratos de las administraciones públicas, porque he denunciado exceso
de revisiones de los precios de las obras de las infraestructuras. Las obras se
presupuestan en una cantidad y luego acaban costando mil millones más. El aumento
respecto a las previsiones iniciales en el último año han sido de mil millones de
pesetas. Yo estuve en la famosa comisión de investigación Roldán, me tocó investigar a
fondo aquella corrupción desde el Parlamento, y recuerdo que muchas de las metodologías
que vimos en aquella Guardia Civil corrupta del señor Roldán, son las mismas que se
observan en el ayuntamiento de Oviedo, un sistema muy dudoso de adjudicación de las
obras.
-¿No se está convirtiendo Oviedo en una ciudad
amurallada?
-Sí es cierto. Oviedo necesita tal nivel de transformación que me lleva a la
conclusión de que lo más correcto es hablar de crear Oviedo. Hay que derribar y abrir
esas murallas al conjunto de Asturias y de los ciudadanos; y abrirlas también
internamente, porque aquí hay una marginación y unas desigualdades tremendas. Ahí está
el informe de Cáritas: 29.000 familias ingresan menos de 40.000 pesetas, 3900 ciudadanos
ingresan menos de 11.000 pesetas al mes. Existen 11600 parados según los últimos datos
del INEM de los cuales curiosamente el 60% son mujeres y también el 60% son menores de 34
años. Hay otro Oviedo que no quieren ver. Hay también un Oviedo hortera que es el fruto
de la exaltación de la carcundia, es decir, de lo peor del espíritu de aquella Vetusta
que reflejaba Clarín en La Regenta. Prima el negocio privado. El ciudadano no es un
ciudadano, sino un cliente; los servicios no se conceptúan como servicios, sino que la
ciudad está contemplada como un gran mercado para el Partido Popular, de tal manera que
no hay una política de aparcamientos disuasorios gratuitos, sino una política de
aparcamientos restringidos, de nuevas plazas de aparcamientos pagadas, es decir de
negocio. No hay una política de vivienda social, sino una política de suelo que permite
atender los intereses exclusivamente de los promotores inmobiliarios, no hay por lo tanto
política de vivienda.
En estos momentos Oviedo es patrimonio de unos determinados grupos de presión que tienen
línea directa con el ayuntamiento. Determinados proyectos sólo se consiguen si van
firmados por determinados arquitectos, sólo se consiguen si van avalados por determinados
empresarios de la construcción. Oviedo es en estos momentos patrimonio de los
privilegiados.
-El ciudadano se está autoorganizando y está generando un
movimiento propio que pasa mucho de los partidos políticos.
-Es cierto que hay una crisis de representatividad política, sobre todo en los
niveles superestructurales llamado Estado-nación porque hoy el Estado es muy pequeño
para controlar los flujos tecnoeconómicos globales, pero es muy grande para intentar
integrar la diversidad social. En cambio la ciudad se convierte en un nuevo gran elemento
de transformación democrática. Creo que el futuro de la democracia está en la ciudad,
en los ayuntamientos, que es donde se supera esa crisis de representatividad. Hay que
introducir en los municipios más competencias. Hay que capacitar mejor a sus gentes y por
lo tanto priorizar en el empleo y la dotación para que las ciudades puedan seguir
inmersas en la economía globalizada, pero respetando sus identidades propias. Hay que
articular esa diversidad social y desarrollar infraestructuras de participación
democrática porque los grandes elementos de transformación democrática van a estar
vinculados al hecho urbano, al hecho municipal.
-¿Qué cualidades debe reunir un político?
-Creo que un político hoy tiene que ser un gestor de la participación, es
decir, un impulsor de la comunicación y de la integración de los vecinos, un coordinador
de la participación democrática, un instrumento. Tiene que saber rescatar aquellos
impulsos y energías ciudadanas que a veces no encuentran el vehículo adecuado. Como
cualidades debe tener dos fundamentales: La primera debe ser la honestidad, un sentido
ético, y la segunda un compromiso ideológico y democrático. Es decir, todo político
que no sea demócrata para mí no es un político, es un carcelero.
-¿Crees que en Oviedo tiene futuro el PP con Gabino de
Lorenzo?
-Creo que el Partido Popular está en una descomposición. Primero, porque se ha
agotado su modelo, y segundo, porque los ciudadanos ya no tragan. Gabino de Lorenzo tuvo
una ventaja, y es que la gestión del último alcalde de Oviedo, Antonio Masip, fue muy
criticada y muy deficiente para los ciudadanos. La aparición de Gabino de Lorenzo
permitió una política de apariencias y por contraste indujo a la confusión a los
ciudadanos. Muchos en el año 95 le votaron masivamente en primer lugar porque les había
gustado aparentemente más la gestión de Gabino en cuanto que implicaba más
realizaciones, más peatonalizaciones; el diseño de la ciudad inicialmente había quedado
planificado por el gobierno de Antonio Masip, pero quien se llevó el gato al agua fue
Gabino de Lorenzo. Además, en ese año en España el PSOE estaba en horas muy bajas, y
hubo un voto de castigo porque habíamos perdido credibilidad ética. Yo creo que esa
situación está superada. En estos momentos los ciudadanos han visto deuda excesiva,
despilfarro, falta de políticas sociales, falta de libertad, falta de proyecto de ciudad,
y ello pone de manifiesto que está agotado ese modelo. La dura confrontación que hay
entre Gabino de Lorenzo como perro de presa de Alvarez Cascos contra Sergio Marqués deja
en evidencia una crisis interna que el PP va a pagar electoralmente.