-¿Cómo es una planificación de esas que te están dando tan buenos resultados?
-Lo primero es saber cómo son los fondos y el tipo de pescado que se mueve. Luego, de acuerdo a todo eso, busco el tipo de pescado que me viene bien coger en mayor cantidad. Por ejemplo, allí en Gerona había meros a mucha profundidad, pero mis cualidades no son para ir a buscar esos meros, yo me muevo entre cero y veinticinco metros, o algo más si hace falta, pero procuro no pasar de ahí. De hecho, tenía un mero localizado a 29 metros, y otro a 31, y no bajé a por ellos, porque entre la presión, la tensión y demás, te juegas un poco el pellejo. Así que trabajé otro tipo de pescado, y me salió bien.

-¿Cómo viviste el campeonato?
-Pues creí que iba a ganar el primer día, porque encontré unas piedras que tenían muchísimo sargo y que creo que no había visto nadie. Las estuve controlando, pero el día del campeonato, como ocurre siempre, sólo había cinco peces, cuando yo contaba sacar treinta o cuarenta. Eso me trastocó bastante, y el resto de la jornada estuve aprisa y corriendo. Tuve que improvisar, aunque creo que salvé un poco la campaña porque quedé cuarto.
El segundo día íbamos a enfocarlo como el primero, pero al amanecer vimos que el tiempo había cambiado y que soplaba algo de viento de mar. Entonces cambiamos el planteamiento. Le dije a mi barquero: "Olvídate de todo lo que preparamos hasta ahora". Decidimos pescar en poca agua, en la rompiente, y acerté de pleno, porque la gente no se arrima a la orilla para nada, y allí había mucho pescado.

-¿Qué importancia tiene en un pescador lo que hiciste tú, saber "leer" el mar y cambiar todos los planes sobre la marcha?
-Mucha, por lo menos el cincuenta por ciento. Conocer el medio es vital y eso se adquiere a base de ir al mar todos los días, ver los tipos de vientos que hay, saber cómo afectan al pescado, al agua; fijarse en los pájaros, saber si andan cerca o lejos de la costa. Todos esos son detalles que hay que tener en cuenta y que luego dan su fruto.
Ahora la gente está muy fuerte, cada vez hay menos que aprender, y si te fijas, los campeonatos se ganan o pierden por muy pocos puntos. Por eso yo los campeonatos los preparo exhaustivamente. Intento no dejar nada al azar, porque cualquier cosa, cualquier detalle, puede marcar las diferencias.

-¿Qué progresión has tenido en tu forma de pescar y qué te falta para ganar un europeo o un mundial?
-Pienso que tendría que abrir más el abanico de lo que pesco y de dónde lo pesco. Creo que he ganado este campeonato por suerte, o por darme cuenta de unos detalles, pero para ser un campeón como los que había allí hace falta trabajar en todo tipo de aguas, en todo tipo de pesca.
A mí, por ejemplo, la pesca al agujero no se me da muy bien, y en el Mediterráneo es el 99 por ciento de lo que tienes que hacer.
Todo esto hay que trabajarlo para ir acortando terreno a gente como Pedro Carbonell, o Alberto March, que son unas máquinas.

-En este campeonato ocurrió un accidente en el que murió un pescador. ¿La pesca submarina tiene muchos riesgos?
-Todo el que se mete en este mundo sabe que existe ese riesgo, igual que un taxista o un camionero sabe que en la carretera hay peligro. Por desgracia para nosotros este deporte es de un riesgo bastante alto, y cuando compites a un alto nivel tienes que cuidar mucho de no entrar en zonas de peligro o de no pasar de tus límites, porque te juegas la vida, y no hay una segunda oportunidad.