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SUPLEMENTO ASTURIAS  - OCTUBRE 2006

Marina González

MARINA GONZALEZ

  Presidenta de MAEVE

Desde las Cuencas, la lucha por los derechos de las mujeres maltratadas ha dado pasos importantes gracias a MAEVE, una Asociación que recientemente ha recibido el premio anual que entrega la Fundación Barbón. /Texto y fotos Isabel Muñiz

Sin golpes, con dignidad

Ya son seis años trabajando codo a codo, mano a mano, con mujeres que han sufrido algún tipo de maltrato. Las escuchan, las orientan y las acompañan cuando deciden emprender el camino de salida. Su labor de acompañantes por los distintos vericuetos de la administración ha puesto sobre la mesa carencias y soluciones del sistema público de atención, pero sobre todo ha proporcionado apoyo a muchas mujeres en el momento que más lo necesitan.

-Veníais de diferentes campos profesionales, y encontrasteis un punto en torno al cual unificaros.
-Al margen de las diferencias que pudiera haber, en lo que sí estábamos de acuerdo es en lo que podía mejorarse. Desde el ámbito profesional de cada una de nosotras veíamos mujeres víctimas de violencia de género. En mi caso es el terreno de la justicia; otras compañeras son policías, trabajadoras sociales, enfermeras, abogadas, miembros de asociaciones de vecinos. Cada una veía una parte. Entonces decidimos dar un paso hacia delante, pasar de la silla de espectadoras a adoptar un papel más activo.

-¿Cuál fue el primer objetivo?
-Por nuestra procedencia profesional estábamos muy sensibilizadas con la atención en los servicios públicos, que como son los que abarcan toda la comunidad autónoma, son los que pueden llegar hasta la última mujer en el último rincón. Pensamos que la mujer tiene que tener atención viva donde viva. Por eso nuestra preocupación fueron los servicios públicos: ver las posibles mejoras, las deficiencias, denunciar algunas actuaciones poco profesionales de los funcionarios, etc. Creo que es este enfoque hacia una especie de "fiscalización" de los servicios públicos lo que nos diferencia.

-Comenzasteis siendo la "voz de la conciencia" de las Cuencas.
-Y seguimos siéndolo. Ojalá pudiéramos decir que no somos necesarias, que la gente ha tomado conciencia, que los servicios públicos están formados. Consideramos importante la descoordinación entre servicios, el peregrinar de las mujeres del centro de salud a la comisaría, al juzgado, a los servicios sociales, a la abogada, etc. Es lo que se conoce como "victimización secundaria", es decir, después del maltrato recibido por el agresor tener que enfrentarse a ese peregrinar, con lo difícil que es contar aspectos tan íntimos de la vida privada.

"La satisfacción mayor es poder hacer algo por una mujer que en ese momento preciso no tenía a nadie. Es nuestro premio de todos los días"

-¿Cómo reaccionan los distintos servicios públicos ante esa labor de vigilancia?
-Yo soy funcionaria de justicia, y no tengo ningún inconveniente en que alguien supervise mi labor. No porque no tenga fallos, sino porque soy la primera interesada en que me digan en qué puedo mejorar. Nosotras acompañamos a las mujeres y comentamos por ejemplo cuando el funcionario no ha mostrado la suficiente empatía, que en el caso de los funcionarios públicos es profesionalidad y es exigible. Yo no podría considerarme profesional si no miro a la mujer a los ojos, si se viene abajo y no me paro, si le pido que concrete, si le digo que haga esfuerzos por recordar cosas como si llovía, si era por la mañana, o cómo tenía el puño su compañero.

-¿Sólo se denuncian las actitudes que presencia alguna componente de la Asociación?
-No siempre. A veces llegan hasta nosotras cuestiones que aunque no hayan sido presenciadas por nosotras, sí podemos constatar que han sucedido. Entonces nos dirigimos al responsable de ese servicio, bien por escrito o bien mediante una entrevista, de la manera que quede mayor constancia. Siguen ocurriendo cosas muy graves que no pueden dejarse pasar, como que un policía llame a una mujer para que le lleve el bocadillo de la cena al detenido, que es su agresor, porque el servicio de catering ya ha cerrado y llaman al familiar más cercano. Y nos consta que algunas cosas sí que se corrigen. No se trata de que rueden cabezas, sino de que se cambien actitudes.

-¿Disponéis de otros recursos en la asociación?
-No tenemos asistencia jurídica ni psicológica propia, principalmente porque no tenemos medios, así que derivamos a las mujeres hacia estos servicios. Lo que queremos es que los servicios se presten de manera pública, que se creen los recursos necesarios.

-Las mujeres pueden ponerse en contacto en cualquier momento del día o de la noche.
-Tenemos un teléfono en el que ponerse en contacto con nosotras las 24 horas. Nos plantean situaciones distintas: voy a denunciar ya, me lo estoy planteando... También llaman mujeres que se sienten impotentes porque tienen una amiga que tiene este problema y no quiere denunciar, o una madre que nos dice que hasta que no ve a su hija todos los días no sabe si está bien o no.

"Tenemos que seguir trabajando para que el nivel de tolerancia sea cero. Y la verdad es que el reproche social está muy relajado. Como dice el refrán: en problemas de hombre y mujer no te has de meter"

-¿Cuántas personas formáis la Asociación?
-Somos cinco personas con el teléfono de la asistencia. No estamos todas porque algunas compañeras piensan que todavía no están capacitadas para hacer este tipo de trabajo. Hay otras tres personas que también trabajan diariamente en otras labores. Ocho en total para llevar adelante la Asociación. La verdad es que hacemos bastantes malabarismos para estar en los sitios donde se nos requiere. Luego hay socios de cuota que colaboran económicamente poniendo un granito de arena para que nosotras podamos trabajar.

-¿Qué os aporta?
-Desde luego tener la sensación de que ayudamos realmente. La satisfacción mayor es poder hacer algo por una mujer que en ese momento preciso no tenía a nadie. Es nuestro premio de todos los días. De ahí que nos da bastante igual ser más o menos simpáticas a nivel institucional. Si les fallásemos a ellas nos fallaríamos a nosotras mismas.

-En este terreno ¿es más fácil que las mujeres traten con otras mujeres?
-Yo creo que el hecho de que haya un hombre, de entrada es una barrera visual. Yo llevo dieciséis años trabajando en justicia y siempre he visto que la mujer que viene con un tema de estos, busca a otra mujer. Es algo instintivo.

-¿Cómo valoráis la Ley Integral contra la Violencia de Género?
-Como un instrumento estupendo para conseguir objetivos, pero si no se materializa con medios será operativa sólo en el aspecto jurídico. También hay aspectos de la ley que exigen un desarrollo reglamentario que no está realizado. Se han dado pasos, desde luego, pero no hay que descuidarse.

-¿Cómo debe implicarse la sociedad?
-Rechazando estos delitos, porque eso es lo que son. No se trata de problemas de relación entre dos personas que no se entienden. Desde el momento en que se produce una agresión tengo la obligación legal de denunciar si lo oigo en casa de la vecina, si lo veo en una cafetería o en la calle. Tenemos que seguir trabajando para que el nivel de tolerancia sea cero. Y la verdad es que el reproche social está muy relajado. Se sigue considerando que no hay que meterse, como dice el refrán: en problemas de hombre y mujer no te has de meter.

"Nuestra preocupación son los servicios públicos: ver las posibles mejoras, las deficiencias, denunciar algunas actuaciones poco profesionales de los funcionarios"

-¿Hasta qué punto es importante que la sociedad denuncie?
-Es muy importante. Fíjate en el número de víctimas mortales que ni siquiera habían llegado a denunciar. ¿Hasta qué punto yo, como vecina de esa señora, me puedo ir a la cama tranquila? ¿Qué puedo perder? ¿Que un maltratador me retire el saludo? Fíjate que problema.

-¿Por qué ese reparo a denunciar?
-Repito: se trata de delitos. Si veo desde la ventana que están robando un coche, no creo que dude si llamar o no a la policía, ni piense ¿me meteré o no me meteré? ¿Querrá que le roben? ¿Lo habrá cerrado? ¿Se lo habrá buscado? La culpa es de él por dejar el coche en la calle ¿Por qué no tiene un garaje?
Cuando la víctima es una mujer se cuestionan todas esas cosas. ¿Por qué los delitos parecen menos reprochables cuando las víctimas son mujeres? ∆

 MAEVE Asociación contra la Discriminación y la Violencia de Género.  TELF.: 637 72 76 18

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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