u familia le
había orientado hacia la ingeniería industrial, pero al llegar a la
Universidad descubre su vocación por la arquitectura. También allí
comienza a manifestar su sensibilidad política hacia las ideas de
izquierdas, su búsqueda de la justicia social y la defensa de los
principios de igualdad que anteponen lo público a lo privado. Al
finalizar su carrera, entre los años 1967 y 1971, como Cooperante
Técnico con el gobierno de Argelia para llevar adelante su revolución.
La experiencia le hace profundizar también en el urbanismo y eso le
lleva a entrar en el gobierno asturiano para llevar a cabo las teorías
que venía defendiendo. Estuvo primero con Rafael Fernández como
Presidente, y posteriormente con Pedro de Silva. "Fue una experiencia
personal de gran interés -comenta Arturo Terán-. Me di cuenta de que,
además de la visión del mundo desde la óptica del arquitecto, hay otras
concepciones que me obligan a pensar y a revisar algunas de mis ideas.
Me fui haciendo más abierto, más flexible, más humilde". En la
actualidad practica el ejercicio libre de la profesión y dirige la
Fundación de Estudios sobre la Calidad de la Edificación en Asturias.
-Parece que
el Area Central asturiana lleva camino de llegar a ser una gran
metrópoli.
-De hecho, el Area Central asturiana es un área metropolitana. Ahora
bien, tratar de transformarla en un área metropolitana de derecho
siempre crearía problemas políticos de primera magnitud. ¿Cómo se puede
gobernar el área metropolitana sin un eslabón intermedio entre el
gobierno autonómico y los ayuntamientos? Es posible pero muy difícil de
llevar adelante porque al final, quien gobierna el Area Central,
gobierna Asturias.
-¿Cuáles
son las ventajas de este planteamiento?
-Son las ventajas de una gran urbe que se presenta ante el mundo, en
lugar de una pequeña región. Para una gran metrópoli es más fácil entrar
en la competencia entre las ciudades, más que entre los países. Importa
más ser la quinta o sexta ciudad de España y ser una metrópoli, que ser
una pequeña región con muchos ayuntamientos. Ahí me viene a la cabeza la
idea de ciudad-región. Realmente con buenas comunicaciones y con un poco
de sensatez y de reflexión desde distintos ámbitos, podemos pensar que
para que funcione mejor la región debe estar funcionando a tope el Area
Central y establecer las arterias de trasvase de comunicación entre el
resto de nuestro territorio, buscando mantener el equilibrio y fijando
población en las alas.
-En el Area
Central es donde está el mercado, pero ¿cómo fijar la población en las
alas?
-Lamentablemente no se percibe con claridad que los asturianos
estamos haciendo una política en ese sentido. Perdemos población en las
alas y la aumentamos en el Area Central, y esto no es bueno para la
región. Para fijar población hay que establecer puestos de trabajo, es
decir, actividad económica; y después hablar de otras políticas. Aquí
nos encontramos con el apartado del mantenimiento del territorio, que
encaja perfectamente con este concepto más moderno, que no me gusta
demasiado, que es la sostenibilidad. No se puede hablar de
sostenibilidad ignorando el concepto de mantenimiento, ni hablar de
sostenibilidad sin que el individuo esté presente en el propio fenómeno.
Es imposible. Por tanto, el equilibrio hacia un desarrollo sostenible
pasa por relacionar las actividades del conjunto de la sociedad, mezclar
a la Administración con la iniciativa privada y con las necesidades
reales del individuo.
-Parece que
las grandes infraestructuras que se están realizando, como la Autovía
del Cantábrico, han propiciado un boom en el sector de la construcción
en el centro y en el litoral costero de nuestra región.
-Aquí hay dos partes. Por un lado está la necesidad de vivienda del
Area Central. Mientras el resto de Asturias se va vaciando el Area
Central va creciendo. Por otro lado, la costa es otra cosa bien
distinta. Siempre fui defensor de que la Autovía del Cantábrico se
realizara por el interior en su mayor recorrido, siguiendo la vieja
N-634. Unos de los argumentos sólidos es que se iba a crear una gran
demanda en la costa y que íbamos a tener que luchar contra la misma. Se
sabía que esa demanda iba a ser de gente de dentro pero sobre todo de
gente de fuera. Y toda demanda exige respuestas razonables, hay que
reconducirla, de lo contrario, la cosa termina por explotar.
"En el Mediterráneo la
privatización de la costa ha sido prácticamente total. Aquí
no se cometieron esos errores porque hemos aprendido
la
lección" |
-De hecho,
la costa gana población y el interior tiende a perderla.
-Claro. No se puede olvidar que la costa, la unión del agua y la
tierra, produce un atractivo especial. Está demostrado que hay una
tendencia a que los ciudadanos habiten más las costas que el interior.
Por tanto, hacer la autovía por la costa implicaba volcar hacia ella la
región. Por esa razón los municipios que más están perdiendo población
son los del interior. Es notorio ver cómo a medida que avanza la
construcción de la autovía por la costa la demanda edificatoria va
siendo superior, unos para segunda residencia y otros para primera
vivienda. Hay quienes prefieren vivir por ejemplo, en Villaviciosa y
trabajar en Gijón o en Oviedo si en veinte minutos están allí. Si se
facilita el acceso a la costa se está también estimulando a que se
urbanice. Y urbanizar la costa con criterios de ocupación y desarrollo
indiscriminado se riñe con la sostenibilidad de la misma.
-¿Dónde
está el punto intermedio?
-Hay que encontrarlo, pero la solución a mi juicio no es una de las
dos posturas extremas: dejar hacer o prohibir hacer. Entiendo que el
urbanismo y la ordenación del territorio son instrumentos al servicio
del desarrollo regional; en general, no deben ser políticas finalistas
en sí mismas excepto cuando sean necesarias para mejorar la calidad de
vida en su conjunto. La Autovía es como poner un pastel a la puerta de
un colegio.
-La construcción es la locomotora que está tirando en estos momentos de
la economía asturiana. ¿Cómo se va a compatibilizar el desarrollo con la
protección del medio, para que no ocurra lo de la costa mediterránea?
-El 85% de lo que se construye son viviendas. Cuando se trata de la
primera residencia, vamos a considerar que es algo necesario, y por
tanto hay que encontrarle salida urbanística; otro caso diferente es
cuando se compra la vivienda como mero acto de inversión, y profundizar
sobre este apartado se escaparía del interés de esta entrevista. Y hay
un tercer capítulo, que es el de la segunda residencia. Este último
punto es el más novedoso y el que se va a incrementar en los próximos
años hacia la costa.
-¿Cómo
protegeremos la costa?
-Hasta ahora se ha legislado para prohibir edificar a menos de 500
metros de la costa, excepto en los núcleos urbanos ya existentes; pero
no puede considerarse intrínsecamente malo que se edifique
ocasionalmente y adecuadamente en determinados lugares de la costa,
sobre todo si con ello se contribuye a paliar el declive económico. De
hecho lugares tan atractivos como Cudillero o Llanes han nacido a la
sombra de la costa. Lo que ocurre es que se transforma en peligro cuando
aparece la especulación, y se transforma en una real desnaturalización y
privatización de la costa. En el Mediterráneo la privatización ha sido
prácticamente total. Aquí no se cometieron esos errores, porque hemos
aprendido la lección, pero hay que acertar en la respuesta a una demanda
real. Las técnicas del urbanismo y el sentido común en los responsables
políticos son dos exigencias necesarias.
"No podemos crear
figuras de preservación, o de conservación, sin crear en
paralelo el modo de mantenimiento. Debe involucrarse a los
habitantes de los Parques y no decir que son más importantes
los animales que las personas" |
-¿Son
necesarias tantas figuras de protección para poder preservar el paisaje
y el territorio asturiano?
-La creación de determinados espacios públicos, o creados por la
Administración pública, exigen unos gastos corrientes para que puedan
sobrevivir, y en ello, o involucramos a los agricultores que
históricamente han utilizado y estado dentro de estos Parques, o si la
agricultura no es capaz de soportarlo, tendremos que aumentar los
impuestos para que alguien lo pague. Lo que no podemos es crear figuras
de preservación, o de conservación, sin crear en paralelo el modo de
mantenimiento. Por tanto, debe involucrarse a los habitantes de los
Parques y no decir que son más importantes los animales que las
personas. Si la agricultura tradicional se está quebrando y las aldeas
se están vaciando, lo que precisamos es generar economía, la que
convenga, y fijar población. Y esto ha de ser claramente prioritario
dentro de una política regional. Pero la población no puede fijarse a
cualquier precio, hay que encontrar el precio justo para que se puedan
compatibilizar, términos tan opuestos aparentemente, como la
preservación o la liberalización en el uso del suelo. Este es el trabajo
de los políticos y de la sociedad civil, conjuntamente.
-¿Qué
precio tiene que pagar Asturias para seguir siendo ese paraíso natural?
-La sostenibilidad tiene que ir acompañada de una nueva cultura del
mantenimiento. Hoy no tenemos los agricultores que había antes para
cuidar nuestros terrenos agrícolas, por tanto tenemos que involucrar a
otros particulares. Por otro lado, la forma de mantener el territorio
libre de edificación no puede ser a costa del dinero público, que
primero lo pague y después lo mantenga, porque no hay dinero público
capaz de afrontar tal disparate. Lo que pienso que debiera hacerse es
involucrar a la iniciativa privada y obstruir los procesos
especulativos. Por otra parte, también sabemos que no hay forma de
involucrar a la iniciativa privada si no es haciendo negocio. ¿Cómo
equilibrar esas cosas? Ese es nuestro compromiso de futuro. ∆