Paquita Suárez
Coalla
Escritora
Recientemente ha publicado una antología de escritores y
escritoras latinos en Nueva York , un proyecto que ha venido a
llenar el hueco que había en el panorama literario latino, donde
el español es el nexo de unión.
Texto y foto: Lupercio González
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Asturiana en
Nueva York
Cuando
habla de Asturias se le ilumina la cara y surge una sonrisa que deja
entrever su amor por el terruño. Paquita Suárez Coalla además de
escritora es filóloga y profesora de español en uno de los colegios de
la Universidad Pública de Nueva York, concretamente en Manhattan. Empezó
escribiendo ficción y es autora de varios libros, algunos de ellos
escritos en asturiano.
-¿Qué hace
una asturiana en un sitio como Nueva York?
-Nunca me imaginé marchar de Asturias y menos irme a vivir a Nueva
York; a lo mejor a México o algún país de Latinoamérica, pero no a Nueva
York. La vida te va ofreciendo caminos y tú los sigues o no los sigues,
y yo éste lo seguí. Cuando estaba haciendo mi tesis doctoral aquí, en
España, tenía una beca que me permitía pasar estancias de tres meses en
el extranjero, y una de ellas la pasé en Nueva York. Allí me enamoré,
luego volví, fui y volví y me quedé. En fin, fue por razones personales
ya que mi marido es mejicano y vive allí. Y ahora, mis hijas son también
mejicanas, asturianas, neoyorquinas. Un mestizaje típico de Nueva York.
-¿Vienes
con frecuencia por Asturias?
-Vengo todos los veranos a ver a mi familia, a descansar y a
respirar el aire de mi tierra. Todos los días lo extraño. Todos los días
me levanto, miro por la ventana y veo que no hay montañas. Aunque ya
tengo mi vida hecha allá, y estoy bien, todos los días me acuerdo de
Asturias.
-"Aquí me
tocó escribir", una obra antológica de escritores latinos cuyo nexo es
el español. ¿Cuál fue el motivo de este libro?
-En realidad fue un libro de encargo. Allí nosotros tenemos la
organización cultural LART (Latino Artist Round Table) de la cual he
sido una de las fundadoras junto con otros escritores latinos. Es una
especie de mesa redonda de escritores latinos para tratar de unir a
todos los artistas hispanos, fundamentalmente escritores, que hay en
Nueva York. Allá está todo muy dividido. Existen los grupos de los
dominicanos, puertorriqueños, colombianos. Lo que pensamos fue hacer
algo que nos uniese a todos, porque hay muchas cosas que nos unen, más
de las que nos diferencian. Ese fue el origen de la organización, que
lleva seis años funcionado muy bien. Allí hacemos lecturas periódicas,
invitamos a diferentes escritores y como la cosa fue creciendo hemos
hecho tres congresos internacionales; dos de ellos en Nueva York y el
último en República Dominicana. Hemos invitado a escritores y
escritoras, sobre todo de Latinoamérica y de España, a cineastas y a
algún pintor. De Asturias siempre llevamos a un grupo de escritores
porque el Principado de Asturias colabora con nosotros. Antón García fue
uno de los primeros en ir y vio todo el movimiento cultural que se
estaba produciendo allí, en Nueva York. Se interesó mucho y me propuso
la idea de hacer una antología.
"En Estados
Unidos hay un antes y un después del 11-S. Solapadamente hay
una especie de caza de brujas. La cosa
se ha puesto muy fea" |
-¿No hay
antologías de escritores latinos?
-No hay ninguna igual a ésta. Allí a lo mejor tienes una antología
de escritores puertorriqueños, o escritores chicanos, o escritores
dominicanos, pero no hay una que los aúne a todos. Ni tampoco en España.
Creo que sin proponérnoslo resultó una antología que vino a cubrir un
vacío que existía.
-La
literatura que se hace fuera del propio país ¿no parece a veces una
literatura del destierro, la nostalgia y el desarraigo?
-Eso pensaba también yo, pero cuando acabé la antología me di cuenta
de que el tema del destierro y de la nostalgia casi no está presente,
apenas hay un escritor que reflexiona sobre esa cuestión de la
identidad. Los textos están escritos desde una posición de frontera, o
espacio fronterizo, porque escribimos en español en un sitio donde se
habla mayoritariamente en inglés. Y es cierto que el español tiene mucha
fuerza, pero todavía no tiene una representación en la literatura como
debería. Allí, a las editoriales que publican en español, por ejemplo
Alfaguara, no les preocupa la gente que está escribiendo allí; como
editorial comercial que es publica a aquellos con los que van a tener
una cierta ganancia. Los agentes literarios te dicen descaradamente que
hay un estereotipo de lo que es ser hispano o latino y lo que debes
escribir. Si no escribes así, no quieren comprometerse a publicar.
Estamos como en tierra de nadie, pero nuestra organización está creando
una editorial propia en la que cada uno podrá escribir lo que quiera.
-¿Qué peso
tiene la literatura escrita por hispanos en Estados Unidos?
-Todavía muy poco, porque dentro del mundo anglosajón hay muchos
hispanos que escriben en inglés. Son los que se conocen y que tienen un
éxito editorial; luego se traducen al español. Son gente como Sandra
Cisneros, Julia Álvarez, y otros. Los que escribimos y publicamos en
español, nos buscamos la vida de otra manera. Es difícil.
-Tu
libro, "La mio vida ye una novela" recoge testimonios de las mujeres del
campo, ¿qué has pretendido con él?
-Quise reflejar ese mundo del campo en el que me crié y
especialmente la voz de las mujeres, que siempre han sido las más
arrinconadas y las que menos voz han tenido. La idea también me surgió
en Estados Unidos, porque uno desde allá ve las cosas con más claridad,
cosas que no haría aquí. Mi abuela, que hoy tiene cien años, tenía
noventa y ocho cuando yo empecé a hacer el libro. Me acordaba de cosas
que ella contaba y pensé en hacerle una entrevista, como un testimonio
personal. Luego me dije que la historia de ella no era única sino la de
muchas mujeres que vivieron esas mismas experiencias. Así me surgió la
idea de hacer un libro de testimonios. Entrevisté a diecisiete mujeres y
sus experiencias representan un momento histórico que podría haberse
perdido.
"Lo que quiere
la gente es tener su donut y su café para desayunar. Les
importa muy poco lo que esté pasando y se tragan el cuento
del terrorismo"
-¿Qué sería
del campo sin las mujeres?
-No sería lo mismo. Mi madre me contaba que, cuando éramos pequeñas,
ella se levantaba antes de que despertáramos para ir a ordeñar las
vacas. Creo que tenemos una deuda con esas mujeres que no se ha
reconocido.
Yo me crié en el campo y cuando me vine a la ciudad a estudiar en la
Universidad vi que existían dos imágenes del mundo rural. Por un lado se
ridiculizaba a la gente del campo, la idea del paleto. Por otra parte,
se veía el campo como un paraíso natural donde uno va a descansar, a
relajarse o a hacer meditación. Y no es ni lo uno ni lo otro.
Desafortunadamente el mundo rural que yo viví está desapareciendo.
-¿Notas que
también a la lengua asturiana le pasa lo mismo?
-De ello he hablado con escritores como Xuan Bello y Teresa Lorenzo.
Xuan dice que le queda mucho tiempo. Yo lo que veo es que de año en año
va desapareciendo. La influencia de la televisión es muy grande. Por
otra parte veo también que en el pueblo los niños hablan más asturiano
de lo que yo ya hablo. Yo lo conservo a través de la escritura, en Nueva
York escribo en asturiano también para no olvidarlo.
-¿Desde
Estados Unidos cómo se percibe en general a España?
-En América no saben ni siquiera dónde está España en el mapa. Una
de las cosas que más está destacando es el tema de la emigración. Tanto
en España como en Europa se ha llegado a un nivel de bienestar muy
grande y no se quiere repartir el pastel. Desde Estados Unidos se
lamenta mucho cómo se está tratando a la gente que ahora viene para
poder comer y vivir un poco mejor, siendo España un país de emigrantes
hasta hace poco, con tantos que marcharon a Latinoamérica y a Europa.
Eso ha decepcionado a cierta gente, aunque no es la visión del americano
en general, sino que te hablo del grupo de escritores, intelectuales o
profesionales hispanos en su mayoría con los que me relaciono. Ellos han
tenido la oportunidad de venir a España, invitados o de vacaciones, y sí
han percibido en los últimos diez años un cambio fuerte. Hay mucho
racismo, yo misma lo veo. A veces oigo comentarios que no quisiera oír.
"Todos los días
extraño Asturias. Todos los días me levanto,
miro por la
ventana y veo que
no hay montañas". |
-La
libertad de expresión en Estados Unidos. ¿Cuál es la realidad?
-Hay un antes y un después del 11-S. No es verdad que haya libertad
de expresión. A veces tienes que tener mucho cuidado con quién hablas y
de qué hablas. En algunos casos sí puede tener consecuencias decir
ciertas cosas. Solapadamente hay una especie de caza de brujas. La cosa
se ha puesto muy fea.
- Así y
todo ¿existe realmente una opinión pública?
-A nivel general creo que no. La gente se traga mucho el discurso,
en general vive bien y pasa bastante de todo. Y eso lo digo yo, que vivo
en Nueva York, que es como algo aparte dentro de Estados Unidos. Uno no
se da cuenta realmente de lo que está pasando en el resto del país.
Todos los años viajo a Texas a ver la familia de mi esposo, que vive
allí, y realmente es otro mundo. Allí hay apoyo, más del que uno
quisiera pensar, al gobierno de Bush. Lo que quiere la gente es tener su
donut y su café para desayunar. Les importa muy poco lo que esté pasando
y se tragan el cuento del terrorismo, o se lo quieren tragar. Han
manipulado mucho a la gente y pienso que también la gente se deja
manipular, no quiere investigar más allá.
En mi opinión se ha creado un estado de terror bastante visible.
-¿Qué le
pides al futuro?
-Pediría paz para todo el mundo y que todos tuviéramos las mismas
oportunidades, porque el mundo se nos ha hecho pequeño y tenemos que
repartirnos el pastel entre todos. ∆ |