-¿En qué medida se ha conseguido "Una cultura para todos", que es el objetivo que se ha trazado la Consejería de Cultura?
-Objetivamente, y buscando indicadores externos, parece que hemos acercado a los asturianos a la cultura y la cultura a todos los asturianos. Algo importante fue la inauguración de la exposición con los premiados de los 25 años de los Premios Príncipe de Asturias de Artes y Letras, que comprende nombres tan importantes como José Hierro, Miguel Delibes, Torrente Ballester, Günter Grass, Augusto Monterroso, Arthur Miller, Claudio Magris, Doris Lessing, hasta Pablo Serrano, Antonio López, Eduardo Chillida, Santiago Calatrava, Miquel Barceló... También hemos visto en Oviedo una muestra de los impresionistas franceses de finales del siglo XIX y principios del XX. Hemos llevado a nuestra Orquesta Sinfónica fuera de Asturias y ha triunfado en el Liceo, en el Palau de la Música, en Zaragoza, Valencia. Nunca anteriormente hubo tanta actividad cultural en el día a día, propiciada desde el Principado. Hay programas en todas las Casas de Cultura de Asturias, sobre todo de música, tanto clásica, como tradicional, folk, pop, rock, jazz; también hay teatro y otra serie de manifestaciones. En cuanto a infraestructuras culturales y gestión de las mismas, basta leer los periódicos y ver las obras que se inauguran. En restauración patrimonial vamos muy por delante de lo que se fue nunca, trabajando en ejes fuertes, como el prerrománico y el románico de Villaviciosa entre otros, y recuperando el patrimonio industrial y etnográfico. Creo que el balance es para estar muy satisfechos.

-¿De qué depende que la cultura no esté localizada sólo en el triángulo central asturiano?
-Depende de muchas cosas. El ocio va cambiando y hace que haya flujos hacia las grandes manifestaciones culturales del centro de Asturias. Los jóvenes, por ejemplo del oriente o del occidente, cuando quieren ver una película de estreno, aunque tengan un cine cerca, quieren verla en la pantalla gigante de un cine de una gran superficie. La política de los gobiernos socialistas siempre ha sido la de desarrollar armónicamente Asturias, creando servicios públicos básicos en el oriente y occidente para fijar población y tener alternativas. La red de bibliotecas y Casas de Cultura en Asturias tiene un grado de actividad difícil de encontrar en otros lugares. Nuestra apuesta es que quien quiera moverse, lo haga, pero también que todo asturiano tenga cerca de su casa una obra de teatro cada diez o quince días, por ejemplo. Que pueda ver el estreno de una obra de Margen, o de Teatro del Norte; o escuchar a un grupo de música clásica, o un cuarteto de cuerda en la Basílica de Llanes, o una actuación de los Berrones en Parres, o a Tina Gutiérrez en Cangas de Onís... Y no le cuesta ni un euro, porque lo paga la Consejería de Cultura.

-Gestionar cultura es gestionar nuestros valores. ¿Tenemos el personal cualificado para hacerlo?
-En Asturias se está haciendo un esfuerzo en formar gestores culturales, con postgrados, con masters, con cursos de especialización en la Universidad de Oviedo. Están funcionando muy bien. Se está trabajando en la creación de una empresa de gestión de equipamientos culturales, deportivos y turísticos, que va a dar una idea de esa profesionalización. Indudablemente, en Asturias hay una buena masa crítica a nivel de arte, hay buenos equipos de gestores. Lo que falla a veces, no es tanto la formación como la estructura, que hay que ir adecuando al paso de los tiempos. Estamos en el año 2006 y necesitamos flexibilidad, eficacia, y rapidez, y todo esto se consigue con buenos equipos

-¿No necesita nuestra cultura más proyección hacia el exterior?
-La cultura se juega en varios planos. Desde la acción gubernamental lo primero que hay que propiciar es que haya un entorno al menos favorable para los creadores. Luego, hay que empujar, en particular a los que están empezando. Hay que tener en cuenta que estamos en una sociedad de mercado, donde todas las cosas se compran y se venden, y los productos culturales son bienes económicos. Si alguien graba un disco y gusta, triunfa. Y si a la gente no le gusta, da igual todo el apoyo que tenga que no va a triunfar. Nosotros estamos haciendo una labor de promoción en el terreno musical, sobre todo con la Orquesta Sinfónica; también trabajamos con embajadas culturales, hemos expuesto por ejemplo algunas obras en el museo de Luxemburgo y estamos en contacto con ese museo para traer una exposición aquí. Trabajamos con otras comunidades autónomas para intercambios de grupos de música y de teatro, propiciando de esta manera que los creadores de nuestra región salgan fuera. En Asturias se graban unos 80 discos al año, y son discos que se venden, lo cual quiere decir que la música en Asturias goza de buena salud. Aquí el nivel cultural es alto y por tanto el nivel de consumo de productos culturales es también mucho más alto que la media, lo cual indica que estamos mejor que nunca.

-En Asturias hay unas treinta compañías profesionales de teatro funcionando. ¿Está el teatro asturiano en un buen momento?
-A nivel de creación y de actores, sí. El Circuito Asturiano de Teatro, que abarca a toda la región, funciona muy bien. Los tres grandes teatros: Campoamor, Jovellanos y Palacio Valdés, funcionan con producciones de fuera, con algún ciclo de obras en asturiano y con algún estreno. Nosotros desde aquí apoyamos algunas producciones propias, apoyamos algunas salidas y financiamos el teatro en un porcentaje altísimo. En ese sentido el teatro goza de buena salud, no obstante hay un exceso de compañías, de oferta y creo que se podría manejar mejor. Hay dos posibilidades; una, que la oferta se vaya regulando y que sea algo menor; lo cual daría más posibilidades a algunos. Otra opción es que las propias compañías asumieran también algún riesgo, utilizando los espacios teatrales que hay para ir al taquillaje y a porcentaje, eso lo echo en falta. También echo en falta cierta diversificación, porque el teatro en Asturias quien lo apoya son los tres ayuntamientos grandes, el Principado y CajAstur, no hay más. Desde el mundo del teatro hay que buscar otros patrocinios, otros espacios y otras maneras de enfocarlo.

"La red de bibliotecas y Casas de Cultura en Asturias tienen una actividad que es difícil de encontrar en otros sitios"

-La literatura también parece vivir un momento dulce. Suena mucho la nueva ola de escritores asturianos.
-Creo que sí, porque se edita, se publica y se compra. Nunca se editó tanto, ni se vendió tanto en Asturias. Nunca hubo un apoyo tan grande desde los poderes públicos. Estamos en un momento que hay que aprovechar, tanto en la narrativa como en la poesía. La poesía que se está haciendo en asturiano tiene una calidad altísima, y tenemos narradores de primerísima fila que venden y que están bien colocados a nivel nacional. Todo eso hay que aprovecharlo para de alguna manera también vender Asturias.

-Al final nos quedamos con la colección Masaveu.
-Ha sido una decisión de justicia. Los tribunales nos dieron la razón porque no cabe duda de que era la voluntad de don Pedro Masaveu, él quería que su colección se quedara en Asturias. Esa colección nos hizo pasar de tener un Museo de Bellas Artes bueno, a tener un Museo de Bellas Artes muy, muy bueno. Desde el punto de vista jurídico nosotros defendimos ante los tribunales lo que teníamos que defender y al final nos dieron la razón. Todo esto supone un empujón fuerte. Además de esta buena noticia también tenemos otras, como por ejemplo la donación de la obra de Alvaro Delgado. En fin, que en un plazo breve de tiempo se han dado varios acontecimientos que fueron positivos para Bellas Artes.

-¿Cómo se está afrontando la política lingüística en el Principado?
-Creo que con mucha sensatez y equilibrio. Tenemos un plan de normalización que apoyan todos los grupos de la cámara. Es la primera vez que el asturiano en Asturias tiene el consenso de todos. Lógicamente cuando se va al consenso no hay nadie que esté plenamente satisfecho, pero es un plan que está alejado de maximalismos y radicalismos, es un plan sensato que responde a lo que quiere la gente. Todos consideramos el asturiano como un patrimonio nuestro, como la lengua de nuestros padres y de nuestros abuelos, como algo a cuidar, a proteger y sobre todo a promover. Y todo ello dentro de un contexto de libertad, porque no nos gustan las obligatoriedades. Que quien se quiera dirigir a la administración en asturiano lo pueda hacer; que se garantice el asturiano en la educación; que recuperemos la toponimia tradicional de nuestros pueblos y lugares; que haya espacios en asturiano en los medios de comunicación, etc.