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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  MARZO 2006

José Fernández Díaz, Presidente de la Coordinadora de ONGD

 

José Fernández Díaz
Presidente de la Coordinadora de ONGD

Tiene muy claro a qué quiere dedicar su tiempo libre. Lleva ya muchos años colaborando en temas de cooperación al desarrollo y lejos de cansarse, este médico asturiano se implica cada día un poco más. Su trayectoria le ha llevado a presidir la Coordinadora de ONG para el Desarrollo del Principado de Asturias.

 Texto y  foto: Lupercio González

  "La duda externa es ilegítima, impagable e injusta"

Compagina su actividad profesional como responsable de los Servicios de Salud Mental del Principado de Asturias, con la Secretaría General de Médicos del Mundo España y su pertenencia a la Junta autonómica de dicha organización en Asturias. Y desde hace dos años la presidencia de la Coordinadora de ONGD, una tarea que le resulta muy enriquecedora.

-¿La presidencia de la Coordinadora es un paso más en su implicación social?
-Sí, en el caso concreto de la Coordinadora la frase que mejor lo resume es la de "llueve sobre mojado". Yo dedico gran parte de mi tiempo libre a Médicos del Mundo España, así que entrar en la presidencia de la Coordinadora es añadir un factor más en cuanto al compromiso que tengo. Supone un esfuerzo adicional pero se compensa con el crecimiento personal que aporta el encuentro con personas de otras organizaciones, la posibilidad de desarrollar una presencia de portavoz, y tener una relación institucional más intensiva... Ganas, perspectiva y conocimiento.

-¿Resulta complicado coordinar a tantas organizaciones diferentes?
-Personalmente creí que iba a ser más difícil pero sabiendo buscar espacios de consenso es fácil, porque hay un denominador común en el que prácticamente todos estamos de acuerdo, que es sobre todo en el ámbito de la sensibilización social en temas de derechos humanos, de equidad, del enfoque de género, conceptos generales sobre la cooperación, y en lo que son campañas internacionales como puede ser la de Objetivos del Milenio, o la que hemos elegido este año relacionada con la deuda externa.

-No es la primera vez que algunos medios de comunicación critican la labor de las ONG, alegando que no dan la talla respecto a los objetivos que se trazan, ¿cómo se vive esto desde dentro?
-En los últimos tiempos hemos tenido la oportunidad de ver en los medios de comunicación generalizaciones que a mí me parecen excesivamente superficiales, banales y carentes de fundamento. De la misma forma que se hace eso, tampoco sería apropiado decir que todas las ONG son perfectas, porque eso es imposible. Ahora bien, hacer ese tipo de juicios que trasladan a la opinión pública una imagen un tanto negativa no me parece ni objetivo, ni realista. Las ONG estamos sometidas a una serie de controles, de auditoría externa obligatoria. Tenemos que justificar todos los gastos ante las entidades que nos financian, sean estas públicas o privadas. Y aunque soy defensor en su globalidad del papel de las ONG, también invito a los medios de comunicación a que entren en la posibilidad de discriminar entre las organizaciones. Si vamos a escribir en términos generales, hablemos en términos generales, pero si vamos a sacar de la parte el todo, a mí no me parece justo.

"No es posible que con el peso de la deuda externa los países del sur puedan desarrollarse. Esa deuda es impagable y eso lo sabe toda la comunidad internacional"

-En el campo de la solidaridad las cosas no son siempre lo que parecen a simple vista.
-Precisamente ahora que se cumple el aniversario de lo que ha sido la intervención humanitaria en el tsunami podemos hacer una valoración muy objetiva del rendimiento que ha dado el dinero que han invertido las ONG en la emergencia, en ayuda humanitaria, con relación al dinero que haya podido invertir el resto de lo que se llaman organismos multilaterales, comunidad internacional, gobiernos, incluyendo a las fuerzas armadas. Si hacemos una valoración veremos que con poco las ONG han hecho mucho, y con mucho -por lo menos de boquita- los organismos multilaterales y los gobiernos han hecho poco. Eso es fácil de constatar sobre el terreno.

-¿Puede decirse que los gobiernos delegan en muchas ocasiones sus responsabilidades en las ONG, y sin embargo siempre están para hacerse la foto?
-Estoy de acuerdo con lo que apuntas. Las ONG, en el caso del Estado español estamos manejando aproximadamente el 30% de los fondos destinados a Cooperación Internacional al Desarrollo. Del resto de los fondos, hay una parte muy importante que va para lo que llamamos la ayuda reembolsable, los fondos de créditos para el desarrollo, algo que se tiene por ayuda directa pero que nosotros cuestionamos desde el punto de vista del valor real que tiene como cooperación. Más bien suponen la apertura de mercados para empresas de los países que generan esos fondos en forma de créditos.
Por otra parte también está la idea de que la Cooperación para el Desarrollo se ha puesto en manos de las ONG. La sociedad no puede poner todas las expectativas en las ONG, porque es absolutamente imposible que personas voluntarias puedan suplir deficiencias en coberturas sociales como las que hoy se están dando incluso en el Primer Mundo. Nosotros no vamos a acabar con la pobreza en el mundo, ni conseguir las condiciones básicas de salud o educación, ni de disminución de la mortalidad, ni por supuesto, modificar las relaciones económicas entre norte y sur que es precisamente donde está la clave para el desarrollo de los países empobrecidos.

-Asturias históricamente ha sido muy solidaria. ¿Esta imagen sigue siendo actual? ¿Se ha mejorado en este terreno?
-Ha mejorado mucho y estamos en un momento que yo me atrevo a definir de crucial y con expectativas esperanzadoras. Está a punto de aprobarse la Ley de Cooperación Internacional de Desarrollo de Asturias, que con algunos retoques que van orientados a darle perspectiva y ambición a la Ley, puede ser un instrumento precioso y muy eficaz para el futuro de la cooperación asturiana.
Asturias tiene un plan cuatrienal de cooperación y el mecanismo de elaboración de ese plan ha sido bastante participativo con un compromiso parlamentario importante. También hay en ciernes un plan de derechos humanos importante. Y hemos consensuado entre Coordinadora y Gobierno a través de la Agencia de Cooperación un código ético de la Cooperación Internacional al Desarrollo para Asturias.

"Los pueblos ejercen la solidaridad y las instituciones están obligadas a ejercer justicia. Eso es lo que están pidiendo los países del sur y lo que pedimos las ONG a los gobiernos"

-Ante este positivo panorama ¿queda alguna asignatura pendiente?
-Sí, el Fondo de Cooperación Descentralizada. La generación de un fondo que recoja donaciones de todas las instituciones y que permita sentirse partícipe y protagonista de la Cooperación Internacional tanto a un ayuntamiento grande como al más pequeño de Asturias, relativizando su aportación y sin embargo permitiéndole estar con toda legitimidad en el ámbito de la cooperación. Esto es muy importante.

-¿Son suficientes los fondos que el gobierno asturiano está dando a la cooperación?
-En poco menos de cuatro años casi se han duplicado, y hay un compromiso de destinar el 0'7% en el año 2007 de los recursos propios de los presupuestos del Principado de Asturias. Esto comparativamente nos sitúa dentro de la aportación per cápita en la cuarta o quinta comunidad autónoma de España, cuando en realidad no lo somos ni en población ni en recursos reales. Así que no está mal.

-Este año estáis participando muy activamente en la campaña "¿Quién debe a quién?" que pone en cuestión la llamada "deuda externa" de los países del sur.
-Es una campaña muy importante, porque no es posible que con el peso de la deuda externa los países del sur puedan desarrollarse. Esa deuda es impagable y eso lo sabe toda la comunidad internacional. Los países del norte, por lo menos los organismos multilaterales, saben tensar inteligentemente la cuerda ejerciendo la presión suficiente para obligar a los gobiernos a efectuar modificaciones estructurales en sus mercados, en su estructura socioeconómica interna. Hay una mercantilización de servicios públicos, de servicios sociales. Dejan entrar a empresas que al final expolian de forma intensiva los recursos naturales de estos países con fuertes agresiones al medio ambiente. Además generan la deslocalización de las empresas porque tienen mano de obra barata en los países del sur.

-¿Cuál es entonces la auténtica naturaleza del concepto deuda externa?
-Al final la deuda externa se convierte en un perverso mecanismo de incremento del potencial de explotación de los países del sur por parte de los del norte. Hay cifras concretas que pueden ayudar a entender esto. Anualmente lo que los países del sur emplean para el pago de la deuda está por encima de los 450.000 millones de dólares, mientras que lo que los países del norte están dando al sur en ayuda oficial al desarrollo es la quinta parte de esta cantidad. Quiere decir que estamos recibiendo cinco veces más de lo que damos. Con la tercera parte de lo que el sur paga al norte, con 110.000 millones de dólares anuales, estaríamos asegurando el sobrecumplimiento de los Objetivos del Milenio 2015. Por eso la pregunta "¿quién debe a quién?" pretende poner en evidencia la perversión que se esconde detrás del concepto de deuda externa.

"Al final la deuda externa se convierte en un perverso mecanismo de incremento del potencial de explotación de los países del sur por parte de los del norte"

-¿Se podría hablar de un origen de esta deuda externa?
-Si entramos históricamente en este grosero y cutre último cuarto del siglo XX que nos tocó vivir, vemos que la deuda externa se empezó a generar por la crisis económica en la que se vieron sumidos los Estados Unidos de América como consecuencia de toda la intervención en Vietnam, y la deuda que fueron acumulando. Había un acuerdo internacional sobre las paridades monetarias. Los americanos decidieron bajar el valor monetario del dólar con vistas a mejorar sus exportaciones, y eso desequilibró todo el comercio internacional. Como consecuencia se produjo el incremento de los precios del petróleo, la famosa crisis de los años 70 que luego se consolida en los 80. Esto generó una acumulación de capital, los famosos petrodólares, que fueron asiento en cuanto a generación de plusvalía en países del sur. De ahí surgió el endeudamiento de estos países. Se les dio dinero barato, para que hicieran lo que quisieran con ello, sin importar que se reforzaran los estados y los ejércitos de las castas dominantes. Por eso decimos que la deuda es ilegítima, porque la forma en la que se generó en muchos países fue dando soporte a estados no democráticos. De ahí que digamos que es impagable, ilegítima, injusta y que genera unos costes medioambientales muy altos.

-¿La solidaridad siempre vale la pena?
-Claro que vale la pena. Yo puedo hablar de mi experiencia personal, de lo que he crecido trabajando con otras personas y otras organizaciones de países del sur. Me ha servido para ver que las diferencias entre las personas en cuanto a competencias, capacidades, condiciones... son mucho más pequeñas de lo que pensamos. Pero por encima de la solidaridad lo que vale es la justicia. Yo siempre digo que los pueblos ejercen la solidaridad y las instituciones están obligadas a ejercer justicia. Eso es lo que están pidiendo los países del sur y lo que pedimos las ONG a los gobiernos: justicia y no solidaridad. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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