es Directora General de Atención a Mayores,
Discapacitados y Personas Dependientes del Principado de Asturias.
-Algunos estudios reflejan que en Asturias casi un tercio
de los mayores de más de ochenta y cinco años viven solos, y son mujeres en
su mayoría. ¿A qué cree que se debe esta situación?
-Una de las causas principales se debe a los procesos de jubilación.
Cuando las personas cesan en su actividad laboral, en muchos casos supone
también cesar en la actividad social, es decir, las redes sociales que
proporciona la vida laboral se rompen. Otro de los factores importantes es
la pérdida de la pareja; en este sentido hay un porcentaje mayor de mujeres
viudas que de hombres. Por otra parte está la independencia de los hijos:
cuando los hijos abandonan el hogar, en muchos casos abandonan el entorno.
Aunque esa independencia se produce cada vez a una edad más tardía, sí se
produce lo que se denomina "el síndrome del nido vacío", y por tanto la
situación de soledad es mayor.
-¿Dónde está más acentuado este fenómeno, en el medio
rural o en el urbano?
-Los estudios señalan un índice mayor de soledad en las zonas urbanas,
no obstante en Asturias casi está equilibrado. Hay un mayor índice de
personas que viven solas en la zona urbana pero también existen muchísimas
personas que viven en la zona rural solas, como consecuencia de la marcha,
sobre todo, de las generaciones más jóvenes de esa zona. No obstante, el
tema de la soledad hay que enfocarlo desde diversos aspectos: una cosa es el
vivir solo y otra sentirse solo. No todas las personas que viven solas
tienen ese sentimiento de soledad, ni todas las personas que viven
acompañadas están exentas de sentirse solas. Por tanto, hay en algunos casos
un índice elevado de personas que viven solas y que están contentas con esa
situación.
-Se tiene a veces la impresión de que la soledad de las
personas mayores es un estado de angustia o de inactividad, pero también
puede serlo de plenitud y realización personal.
-Exactamente, y también hay quien vive acompañado pero con un
sentimiento de soledad, de sentirse aparte ya del ritmo vital de los demás,
de no formar parte de un núcleo de relación alrededor. La mayor sensación de
soledad, en muchos casos, se produce cuando ha habido pérdida de la pareja,
una pérdida afectiva.
"No todas las personas
que viven solas tienen ese sentimiento de soledad, ni todas las
personas que viven acompañadas están exentas de sentirse solas" |
-¿Qué está pasando en las familias para que algunas
personas mayores estén siendo relegadas a una situación como ésta?
-El modelo de familia está cambiando. La incorporación al mercado
laboral de las mujeres ha supuesto un cambio en la red familiar. El número
de hijos es menor, las familias extensas que había antes ya no lo son tanto.
Al trabajar las dos personas hay también dificultades para apoyar estas
situaciones. Y llega el momento en que las mujeres también reivindican el
trabajo compartido, los cuidados de los mayores, de las personas
dependientes, de los niños.
Por otra parte, cada vez se vive más años, lo que acarrea situaciones de
dependencia que en ocasiones no pueden ser atendidas. No es tanto el que las
generaciones más jóvenes no tengan ese afecto hacia los mayores, como la
dificultad social que surge a veces para poder hacerse cargo de esas
situaciones.
-En Asturias tenemos una población cada vez más
envejecida y por tanto con una creciente necesidad de recursos. ¿Podrán
seguir aportándose desde el ámbito público?
-Sí, y desde el Gobierno del Principado de Asturias la apuesta es seguir
en la creación de los servicios públicos y prestar este tipo de atención a
través de los servicios públicos, pero también en una red coordinada que
tenemos con servicios privados, con plazas concertadas y con programas
concertados. No todas las personas que viven solas realmente requieren
asistencia. Hay quienes tienen bastante autonomía para poder vivir solos,
pero que en determinados casos viven situaciones de temor. Muchísimas
personas el mayor sentimiento de soledad lo tienen por la noche, cuando por
la edad o por el insomnio surgen esos miedos a que entren en su casa, a que
se pongan enfermos. Son situaciones puntuales de personas que durante el día
pueden funcionar perfectamente de una manera autónoma e independiente. Hay
Comunidades Autónomas que han empezado a crear alojamientos nocturnos, sobre
todo en las zonas rurales, donde la gente está más aislada. Se trataría de
que las personas puedan acudir a las residencias a dormir, porque durante el
día pueden hacer una vida normal. Asturias todavía no dispone de esa
diversidad de recursos, pero hay una red donde se está trabajando de manera
muy intensa.
-¿Con qué franja de población se trabaja?
-El tema de las personas dependientes mayores de sesenta y cinco años supone
el 23% de la población. Hay apoyos a personas que comienzan a tener una
situación de dependencia y a personas que ya tienen dependencia grave.
Existen programas de envejecimiento activo, que es una manera de evitar ese
sentimiento de soledad, haciendo que las personas empiecen a incorporarse a
las redes sociales, a tener proyectos vitales. Por otra parte tenemos los
recursos sociales y sanitarios, y también tenemos el programa de
teleasistencia, financiado entre el Ministerio y los ayuntamientos. Es un
sistema que a las personas les permite seguir viviendo solas, sabiendo que
en cuanto les suceda algo pueden pedir ayuda.
-¿Qué va a pasar con el grupo de edad más dependiente y
con mayores dificultades de movilidad?
-Lo que tiene que haber es una continuidad en los cuidados. Primero,
prevención. Otra fase es cuando la persona realmente requiere unos apoyos
pero puede permanecer todavía en su entorno familiar. La familia sigue
sosteniendo esa situación, lo cual no quiere decir que vaya a continuar con
ella. Nuestra responsabilidad política es saber los cambios sociales que
existen y adelantarnos a esa situación. El anteproyecto de la Ley de
Dependencia a nivel estatal se enfoca así: que pueda haber recursos de
atención independientemente de los apoyos que pueda brindar la familia. En
Asturias tenemos unas ocho mil cien personas aproximadamente en los
servicios de Ayuda a Domicilio. Disponemos de una red de Centros de Día con
ochocientas plazas para atención a las personas que ya están en una
situación de dependencia. Y luego tenemos una red residencial, que abarca
desde alojamientos temporales hasta los ya definitivos. ∆