Foto: ©
Federación Española de Kárate
Jose María Rodríguez Martín |
Una ascensión meteórica.
Pocas veces una promesa del kárate se ha consolidado de un modo tan
exultante. En tan sólo un año, César Castaño, de 22 años y discípulo del
maestro Toni Kando, se ha hecho con el Campeonato de España, de Europa
y, recientemente, en Finlandia con el Campeonato del Mundo en kumite
(combate). Todo un récord.
Texto: Gerardo Calvo.
Llega
el campeón
H a
vuelto de Finlandia con las manos en el cielo, pero con los pies en la
tierra.
Y ha llegado para quedarse en lo más alto, porque para César el kárate
es más que un deporte. Sin duda su rendimiento y compromiso no van a ser
efímeros.
-¿Cómo viviste toda la experiencia en Finlandia?
-En un principio tenía un poco de reparo con la liguilla, porque me
tocó la más dura a priori, con países musulmanes como Egipto, Irán, o
Azerbaiyán, que ahora mismo tienen un nivel altísimo. Pero yo hice mi
competición sin miedo a nadie. Fui pasando los combates hasta que
conseguí llegar a la final. La verdad es que me salió bastante bien, no
tengo queja.
-¿Y cómo
fue ese combate final, en el que el claro favorito era tu rival?
-Me enfrenté al venezolano, el vigente campeón, pero una vez en la
final yo no tenía nada que perder, ya era subcampeón del mundo. Toda la
presión la tenía él, y eso me favoreció. En un combate así hay que salir
a divertirse sabiendo que incluso puedes ganar, porque él tiene dos
brazos y dos piernas como yo. No hay que tener miedo a ningún
contrincante que en un principio pueda ser superior. Yo creo que ésa fue
la clave principal. Una final así es una oportunidad que quizá no se
repita en tu vida, y tienes que aprovecharla.
-Asturias
tiene mucho peso en el kárate nacional. ¿A qué crees que se debe?
-Creo que los técnicos que tenemos son de los mejores del país, y se
está demostrando con resultados. Además hay muy buen ambiente entre
nosotros. Nos conocemos desde críos y aunque competimos en el campeonato
regional, somos una piña para todo lo demás.
-Vosotros
lleváis en este deporte desde que erais niños. ¿Cómo se puede crear más
afición en la base?
-Hay que darlo a conocer y quitarle muchos mitos. El kárate no es un
deporte de contacto, violento, como se puede mostrar en las películas en
las que todo el mundo acaba peleándose, sangrando o lesionado. Nosotros
podemos combatir en el tatami, pero luego salimos todos juntos a tomar
algo como amigos que somos.
El kárate es un deporte que se basa en el respeto, en la amistad, en
todo lo que es bueno para crecer como persona. Para unos niños que se
están formando es una actividad ideal.
"El kárate es un
deporte que se basa en el respeto, en la amistad, en todo lo que es
bueno para crecer como persona. Para unos niños que se están formando es
una actividad ideal." |
-¿Es más
que un deporte?
-Creo que es una forma de vivir. Yo lo comparo muchas veces a la
carrera de música porque no se acaba nunca, siempre estás aprendiendo.
Esto es igual. Hay gente con cincuenta o sesenta años que sigue haciendo
kárate. Prácticamente no tiene límite.
-¿Cómo se
viven todos esos meses de entrenamiento continuado antes de un gran
campeonato?
-Bueno, yo entreno kárate porque me divierto en el gimnasio, aprendo
y me lo paso bien con mis amigos. La competición surge en un momento
determinado, porque todo deportista tiene la ilusión de ser el mejor en
su campo, pero es algo adicional, cuando tenga que dejarla la dejo, y
seguiré haciendo kárate porque me divierte, y también porque me ayuda a
desconectar del trabajo y de los problemas cotidianos.
-Hay muy
buenos karatekas en nuestro país pero para ser campeón del mundo hace
falta algo más. ¿Qué es?
-Perseverancia. Soy muy cabezón, me gusta marcarme objetivos e
intentar conseguirlos. Desde pequeño siempre quise ser el mejor en todo,
o por lo menos intentarlo: estudiando, compitiendo, trabajando, y yo
creo que eso determina todo lo demás.
-Permaneces
entrenando en Asturias. ¿Tiene aquí un campeón del mundo todo cuanto
necesita para entrenarse?
-A nivel deportivo sí. Está mi entrenador Toni Kando, con el que
llevo desde los cuatro años, y si he llegado a campeón de España, de
Europa y del mundo ha sido gracias a él. Es verdad que en Madrid o en
otros sitios encontraría más apoyo institucional y económico, pero no
cambio todo eso por mi maestro y mi gimnasio de toda la vida. ∆ |