Hace apenas seis años, al director del Centro Social para Mayores de Luanco, se le ocurrió la idea: hacer un grupo de senderismo para los socios más "atrevidos" que se lanzaran a la aventura. Hoy, son más de cincuenta socios, salen dos veces al mes, y siguen creciendo tanto en número como en actividades.

 Juventud a los sesenta

-Estáis en un centro en el que no todos van a la montaña. ¿Hay alguna diferencia entre unos y otros?
-Pues aparte del ejercicio físico y de que sabemos caminar, que se nota cuando hacemos otras actividades, también descubres muchos sitios y paisajes nuevos, como las majadas del Ercina, la ruta del Alba o la garganta del Cares. Además, a mí me ha dicho gente de aquí de toda la vida, que gracias a nosotros han conocido lugares que estaban al lado y que siempre habían pasado desapercibidos. Por otra parte está la convivencia con los demás, que siempre es muy enriquecedora.

-¿Aprovecháis las salidas para incluir otras actividades?
-Procuramos mezclar la cultura con el senderismo. Si tenemos una ruta en la que hay alguna iglesia o algún monumento, aprovechamos y vamos a visitarlo.
En las excursiones normales a lugares cercanos, la gente va al chigre, pero nosotros no, a nosotros nos gusta sacarle el máximo partido a las cosas.

-¿Qué proyectos tenéis para más adelante?
-Queremos empezar a hacer viajes fuera de la provincia. Próximamente, esperamos poder ir a los cañones del Sil y a Las Médulas, en un viaje de dos días, sábado y domingo. En estos viajes caminamos menos, pero lo que prima es la oportunidad de conocer otros lugares fuera de la región.