-Después de tanto luchar por las transferencias sanitarias ¿qué valoración hace? ¿Ha valido la pena?
-Las encuestas, tanto las nuestras como las que hace el Ministerio, mayoritariamente revelan, salvo un porcentaje que no supera el 20%, que ha valido la pena y que se ha mejorado.

-Ha supuesto un paso importante de responsabilidad para la administración asturiana.
-Efectivamente. Descentralización significa asumir responsabilidades de gobierno y por lo tanto, de manejo de fondos públicos y el dinero de todos los asturianos y asturianas. Pero esto no quiere decir que no queden muchísimas cosas por hacer y que falte tiempo para que este modelo se consolide, no sólo en Asturias sino en todo el conjunto del sistema nacional de salud, al cual pertenecemos. La descentralización política, que no administrativa, que tenemos de la salud y de otras grandes áreas del gobierno, ha traído mejoras. Pero necesitamos compartir y dialogar los innumerables problemas cuando hay leyes generales y surgen discrepancias entre algunas comunidades autónomas. Hay muchas cosas que vamos a poder hacer a través de compartir, dialogar y cooperar. En eso es en lo que estamos.

-Según las encuestas el 90% de los asturianos se muestran satisfechos con el sistema sanitario público asturiano, sin embargo sigue habiendo listas de espera. ¿No le parece que falla algo?
-Quedan muchas cosas por hacer. Cuando se pregunta a los ciudadanos, normalmente hacen una valoración rápida y global sobre la satisfacción de todo un sistema. Si se les preguntara si detectan problemas, a continuación dirían una serie de cuestiones, entre ellas que las listas de espera son un problema. Pero ese problema no es suficiente para que la valoración global sea negativa, y eso también hay que tenerlo muy presente. La mayoría de los ciudadanos prefiere esperar porque saben que detrás de la espera hay una gran calidad de servicio. Saben que es un servicio público, que tienen una cobertura universal, y saben también que la espera debe ser mejorada a través de una buena gestión. Nosotros tenemos la responsabilidad de mejorar. La clave está en estar siempre por delante de lo que las personas exigen.

-¿Hay buena sintonía entre el Principado y el Ministerio de Sanidad?
- El entendimiento con el Ministerio de Sanidad es muy bueno, en todos los foros en los que estamos, a través del Consejo Interterritorial y de las comisiones permanentes que componen el Consejo, a través de encuentros. En realidad el Ministerio tiene unas competencias muy acotadas y las comunidades también y por lo tanto, lo que hay es una cooperación para cumplir los objetivos. Yo pienso que en este sentido no hay ningún problema.

-Hace unas semanas la Ministra de Sanidad estuvo en Asturias para sellar el compromiso con el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias. ¿Qué va a suponer esta infraestructura para la región? ¿Era una necesidad justificada?
-Ha habido un debate de muchos años y, coincido con lo que el presidente dice, estéril en gran parte: que si remodelamos el hospital que tenemos o si hacemos uno nuevo. Desde el punto de vista de la evidencia era muchísimo mejor hacer una estructura nueva. ¿Era necesaria? Pues sí, porque el avance tecnológico ha sido muy grande en todos los campos que tienen que ver no sólo con la medicina sino con la arquitectura y con las muchas disciplinas que intervienen en la atención a la salud. Nuestras estructuras de hace unos treinta y cinco años no podían mantener el avance que las personas necesitan y quieren. Es una infraestructura absolutamente justificada, dimensionada correctamente, a través de la cual vamos a tener una atención sanitaria muy mejorada en Asturias.

"A pesar de que los ciudadanos entiendan que el servicio sanitario que se les ofrece es muy satisfactorio, tenemos la responsabilidad de mejorarlo"

-La Ministra Elena Salgado aboga porque se haga una política preventiva. ¿Cuánto de prevención y cuánto de curar los males?
-Creo que nos acordaremos muchísimo de la actual Ministra porque ha puesto, más que ninguna otra persona, el énfasis donde en mi opinión hay que ponerlo. La salud de los españoles, que es una de las mejores de todo el mundo, lo es gracias a que sus hábitos, junto con otros determinantes, permiten mantener esa buena salud. Sabemos que la atención sanitaria no supone más de un 10% respecto a la salud de una persona o de una comunidad, es un porcentaje bajo. De ese otro 90% restante la mitad depende de lo que la Ministra habla: de la promoción de la salud, de la prevención y de los hábitos saludables: no fumar, no beber excesivamente alcohol, no tener adicciones, no ser sedentario, tener una alimentación sana, etc. Decididamente es mucho más importante prevenir que curar, es mucho más importante educar y formar, que curar. Y en ese sentido y en la medida de nuestras posibilidades intentamos que ello sea así, pero es muy difícil, porque existe una inercia que necesita muchas manos, muchas mentes, muchas personas para cambiarla.

-Y para cambiar hábitos tenemos entre otras cosas la Ley Antitabaco. ¿Cómo está incidiendo en Asturias?
-Hay un concepto que ha cobrado protagonismo y es el civismo. La ley intenta tener un control y una prevención del tabaquismo y viene a demostrar que España tiene una sociedad civil cada vez mejor estructurada, más organizada, porque sin grandes medidas coercitivas y sin tener que aplicar el régimen sancionador de la Ley, en numerosos locales los espacios que deben estar libres de humos se respetan. Eso es un paso importante. Esta Ley va a ser muy valorada en el futuro porque vamos a conseguir con ella, como la Ministra insistía, una disminución del predominio de las personas que fuman.

-Sanidad pública y sanidad privada concertada ¿cómo se consigue ese equilibrio?
-Pues, número uno: lo importante en la atención sanitaria es la calidad de los servicios que se prestan. Y número dos: que la financiación de esos servicios sea absolutamente pública y, por lo tanto, que haya equidad y universalidad. La presencia de proveedores privados con criterios de calidad en el sector salud, con un control importante en un sector tan regulado como éste, en mi opinión, no debe causar ninguna preocupación; al contrario, colabora en dar servicios de calidad a los ciudadanos. No hay que plantear el tema de lo público o lo privado. Hay privado que es mejor que lo público y hay mucho público que es mejor que lo privado. Lo que sí es importante es que haya una separación muy clara entre las personas que se dedican a la atención sanitaria pública y privada, porque es una de las claves que mantienen la calidad de las prestaciones tanto en uno como en otro sector.