Siempre lo tuvo claro: el mundo del papel y de la
letra impresa era su pasión. Y una aventura intensa y arriesgada si
además se hace en asturiano.
Texto y foto: Lupercio González
P ara el escritor y
editor tinetense Antón García, embarcarse en el año 92 en la creación de
Ediciones Trabe supuso un reto empresarial y lingüístico de mucho
riesgo. Su experiencia durante varios años como responsable de la
Oficina de Política Lingüística del Principado y trece años de
permanencia en el campo editorial, avalan que esta aventura no sólo es
posible sino que además tiene futuro.
-¿Cómo un escritor
termina dedicándose a una empresa editorial?
-Mi vocación editorial nace al mismo tiempo que la de escritor. En mi
adolescencia, con catorce o quince años, empiezo a escribir y empiezo a
editar al mismo tiempo, ambas actividades prácticamente han ido unidas.
Me recuerdo alrededor de las lecturas y de la escritura; también
imprimiendo y haciendo libros. Me gusta el papel, el mundo de los
libros. Aparte de esta aventura editorial con Trabe que empieza en el
año 92, del año 83 al 87 llevé también una especie de sello editorial.
Antes de eso, también hicimos las consabidas revistas de poesía, de
literatura. O sea, realmente es una vocación de toda la vida. Intento
que sea mi profesión lo que en realidad es una afición.
-¿Cuánto de romanticismo y de espíritu empresario se
necesita para crear algo como Trabe?
-He de reconocer que espíritu empresarial no tengo ninguno.
Seguramente si pensáramos en cuentas de resultados y en balances, una
empresa como Trabe habría cerrado a los dos o tres años de empezar,
siendo muy optimistas. El objetivo de Ediciones Trabe, en realidad, no
es ganar dinero, no es repartir beneficios, sino mantenerse y contribuir
a crear un tejido cultural en asturiano. En ese sentido, el esfuerzo que
ponemos en lo que estamos haciendo nos satisface lo suficiente como para
seguir, aunque en algún momento parezca que no merece la pena.
"Hoy en día la gente
que lee en asturiano, sabe lo que lee, busca, sigue a
determinados autores, es crítica y escoge mucho" |
-¿Cómo logra ese equilibrio entre escritores ya
consagrados o conocidos y los noveles, y que editorialmente al final
pueda ser rentable ?
-El gran secreto del mundo de la edición es saber lo que se va a
vender y lo que no se va a vender. Si yo tuviese esa respuesta no me
dedicaría a hacer libros, sino a vender esa idea a los demás editores.
Esto es un negocio que funciona a base de prueba y error. Durante mucho
tiempo pensamos que realmente lo que podía funcionar en este negocio era
una literatura joven, actual, moderna y fueron los propios hechos los
que nos llevaron a ver que no era necesariamente así, sino que había una
demanda bastante grande en la sociedad asturiana de libros de autores de
épocas pasadas, en muchas ocasiones no de gran calidad pero sí de gran
calado. Los libros de humor, por ejemplo. Yo no me podía imaginar que el
humor asturiano de hace doscientos años, en verso, podía tener lectores
hoy en día, y sin embargo los tiene. Eso lo descubrí cuando lo
publicamos y vimos que funcionaba. Entonces, sacamos una serie de libros
que pueden tener cierta salida comercial, que "vendemos un poco mejor",
y que nos permiten sacar otros libros que sabemos que no se van a vender
tanto, pero que nos parece importante que estén en el mercado y que
tengan salida.
-¿Publicar en asturiano es una necesidad, un
compromiso, una reivindicación...?
-Un poco de todo. Seguramente en un principio tenía mucho de
compromiso y de reivindicación, pero si uno lo mira con la perspectiva
de los años se da cuenta de que hoy en día para sobrevivir en el mercado
editorial, que es un mercado muy duro y muy competitivo, en realidad hay
que especializarse. Hay quien se especializa en libros infantiles y hay
quien lo hace en gramáticas y diccionarios. Nosotros nos especializamos
en libros en asturiano y eso nos permite tener nuestro público, nuestros
seguidores, más o menos fieles, que son los que realmente nos permiten
continuar.
-¿Y no es demasiada aventura?
-Es una aventura, pero en realidad como cualquier otra. Esa pregunta
me la hacen muchas veces: el esfuerzo que ponéis en hacer libros en
asturiano, si lo pusieseis en hacer libros en castellano ¿no os
resultaría más rentable? Pues seguramente no, porque editamos en
asturiano, y prácticamente no tenemos que competir con otras editoriales
en este mercado, mientras que si lo hiciésemos en castellano tendríamos
que competir no sólo con los tres o cinco que editan en castellano en
Asturias, sino con las grandes editoriales, con las multinacionales que
editan en castellano en España. Desde Trabe, competir con Planeta, con
Alfaguara, con Anagrama o Plaza & Janés resulta imposible. El secreto de
que a lo largo de los años estemos aquí y podamos seguir estando es,
precisamente, la especialización, y ser conscientes de que nuestro
mercado es pequeño. Es sabiendo movernos alrededor de esa pequeñez,
donde de alguna manera somos grandes.
"El objetivo de una
empresa como Trabe no es repartir beneficios, sino
mantenerse y contribuir a crear un tejido cultural en
asturiano" |
-El nombre de Trabe ya es algo que el público
identifica con la lengua asturiana.
-De hecho muchas veces nos sorprende que a lo mejor un libro que
hemos publicado en castellano, si vamos a alguna librería lo vemos
colocado con los de asturiano. Ven que es de Trabe y lo colocan allí, no
se fijan si es en castellano o no. Creo que ése es nuestro hueco,
nuestra referencia, y estamos muy contentos de que sea así. De hecho
hacemos muchas más cosas: editamos en castellano, también editamos para
algún ayuntamiento, o hacemos gestión editorial, pero ése no es el
grueso de nuestro trabajo y sí lo son los libros en asturiano.
-La lengua asturiana ha pasado por diferentes fases.
Desde 1992, año en que se funda esta editorial ¿qué ha cambiado en el
panorama asturiano?
-Posiblemente no seamos nosotros los más indicados para decirlo, pero en
estos trece años los cambios han sido radicales. Cuando empezamos, salvo
en las grandes librerías de las ciudades, encontrar libros en asturiano
en una población pequeña como Tineo, Cangas o Llanes era muy difícil.
Nosotros abrimos ese mercado, conseguimos que el librero de los pueblos
pequeños también se interesase por tener libros en asturiano. Nos costó
mucho trabajo. Cada vez que llevábamos un libro a un sitio de estos era
una aventura, una aventura terrible muchas veces, porque no era sólo un
producto comercial que el librero iba a vender, sino que había que
discutir por qué. Planteaban cuestiones como "por qué lo tituláis así
cuando en mi pueblo se dice de esta otra manera". Por otra parte estaba
el tema de ampliar mercado, conseguir que los libreros se interesasen
por esto. Creo que contribuimos de una manera notable a la normalización
del libro en asturiano. Hasta finales de los 90 quien quería publicar un
libro se pagaba su propia edición. Hoy en día, salvo algún caso, no es
así; la mayor parte de la gente viene a entregar su original a la
editorial confiando un poco en que nosotros le demos salida. Y es lo que
intentamos hacer.
"Esta es una vocación de
toda la vida. Intento que sea mi profesión lo que en realidad es una
afición"
-A nivel personal has escrito mucho, en especial
poesía. ¿en qué género literario te encuadrarías?
-Efectivamente, el género que más me gusta es la poesía. Ultimamente
me veo más escribiendo narrativa, pero me gusta mucho leer y escribir
poesía. Muchas veces ocurre que la poesía se me queda pequeña para
algunas cosas que me gusta contar o expresar, entonces prefiero la
narrativa. Es más, creo que no soy autor de cuentos sino de novelas.
-¿Estás embarcado en algún proyecto literario
personal?
-Sí, estoy trabajando en una novela. Tardaremos, pero la veremos. En
estos momentos estoy documentándola. Es una historia compleja, lleva
mucho tiempo.
"Uno de los grandes
problemas de la literatura en asturiano es el público, que
es pequeño, pero es fiel y permite encarar esto con cierto
optimismo. Es un público que crece continuamente" |
-¿Se lee tanto en asturiano como se publica?
-Desde principio de los ochenta el mercado ha cambiado mucho. Antes
se publicaba muy poco, como unos siete libros al año, y de esos siete
libros se vendían muchos cientos o miles de ejemplares. Personalmente
tengo la impresión de que se vendían, pero no se leían. Es decir, había
un tipo de comprador militante que quería mostrar su apoyo al asturiano
y que compraba libros como reivindicación. Ese tipo de público hace ya
muchos años que desapareció, hoy en día la gente que lee en asturiano,
que realmente es una minoría, sabe lo que lee, busca, sigue a
determinados autores, es crítica y escoge mucho. Realmente hay mucha
diferencia entre lo que venden unos autores y lo que venden otros. Uno
de los grandes problemas de la literatura en asturiano es el público,
que es pequeño, pero es fiel y permite encarar esto con cierto
optimismo. Es un público que crece continuamente.
-¿Cómo afronta el futuro?
-La experiencia de todos estos años nos permite ser optimistas, pero
también realistas. Es muy difícil conseguir que el asturiano sea una
lengua de cultura, conseguir que funcione, no en igualdad de condiciones
con el castellano, porque realmente le falta todavía mucho, pero sí que
tenga su pequeña parcela cultural. ∆ |