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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  FEBRERO 2005

BERNARDO FERNANDEZ
 


BERNARDO FERNANDEZ

   Ex vicepresidente del Principado y Profesor de   Derecho Comunitario en la Universidad de Oviedo

 Construir Asturias en Europa

De la docencia a la política activa, y de esta última, de nuevo a la docencia. El resultado ha sido gratificante porque con ello está contribuyendo a construir Asturias, esta comunidad que tanto ama.
Texto y foto: Lupercio González

Bernardo Fernández, padre de la mayor parte de nuestra legislación autonómica, es además un profesional dentro del área del derecho internacional, y dirige el Centro de Documentación Europea de la Universidad de Oviedo.

-¿Qué sabor le ha dejado su paso por la Administración autonómica?
-Mirando en perspectiva, el tiempo que dediqué a la política es casi igual al que dediqué a la Universidad y me implicó sacrificar tanto mi vida profesional como mi vida docente. Cabría ver dos cosas, y una de ellas es cómo vi la Universidad cuando regresé a ella después de haber estado al principio, una vez terminada la carrera como docente, y ahora. Hoy día la Universidad está muy cambiada, tanto en medios materiales como en los planes de estudio, pero también ha cambiado la actitud de los estudiantes. Estuve incluso, antes de incorporarme a la política, en un cargo de responsabilidad pública; me encomendaron, en representación del Partido Socialista, ser miembro de la ponencia que elaboró el proyecto de estatuto de autonomía para Asturias. Por lo tanto, tuve la fortuna de poder contribuir a construir lo que es actualmente la comunidad autónoma desde el punto de vista del diseño jurídico, y luego, desde el punto de vista del diseño orgánico. En ese sentido me puedo considerar afortunado. Las obras de uno, luego, se desligan de la voluntad de uno mismo. Es decir, la comunidad autónoma y la organización diseñada adquieren vida propia al margen de mi voluntad. Cuando lo miro ahora, con distancia, porque uno no puede implicarse en la defensa de lo que ha hecho como si fuera el intérprete único y supremo, la realidad es muy superior.

-¿Qué impacto va a tener sobre Asturias la ampliación de la Unión Europea?
-Lo que parece un hecho asumido por todos son los efectos sobre la política estructural. El primer efecto, el más evidente aunque durante un tiempo estuvo como oculto por lo que se llamaba el efecto estadístico, es que la ampliación de la Unión Europea a 25 miembros significa la incorporación de Estados con un nivel de riqueza inferior a la media comunitaria para cualquiera de los estados miembros actuales, eso trae como consecuencia que los mecanismos de ayuda, tanto del fondo de cohesión, como de los fondos estructurales, van a destinar preferentemente sus dotaciones financieras hacia las regiones y los estados de nueva adhesión. Asturias, por lo tanto, que ha sido privilegiada durante todo el periodo de pertenencia de España a la Unión Europea, se verá privada de fondos estructurales. El problema es en qué plazos.

"A veces uno es muy consciente de dónde está la raíz de los males y sin embargo, debido a las responsabilidades públicas, tiene que obrar con una prudencia que no se le exige al que no está en el cargo"

-¿De qué baremos estaríamos hablando?
-Por lo que se conoce como efecto estadístico, para ser beneficiario en grado máximo de los fondos estructurales necesita que el producto interior bruto por habitante de la región en cuestión no sea superior al 75% de la media comunitaria. Si Europa no se hubiera ampliado Asturias estaría bordeando ese umbral, pero todavía un poco por debajo y en consecuencia seguiríamos en el próximo septenio siendo beneficiarios netos como región objetivo uno. Ahora bien, al haber integrado regiones que son más pobres, la media comunitaria desciende y por tanto, Asturias está situada por encima de ese umbral. Consecuencia: en los próximos años cuando se diseñe la lista de regiones objetivo uno, las más beneficiadas por los fondos estructurales, no estará incluida Asturias.

-¿Qué se puede hacer al respecto?
-El tema ante esta privación está en cómo conseguir que la pérdida de los fondos no sea drástica sino gradual. Y en eso se está discutiendo, pero el problema está también vinculado a las perspectivas financieras, es decir a cuál es el tamaño del presupuesto, porque está vinculado a las pretensiones de algunos estados de reducir el tamaño del presupuesto y la aportación de estos estados al presupuesto comunitario. En ese problema estamos y es el más evidente. La ampliación en realidad es consecuencia de la superación de la política de bloques y de la guerra fría, de la división de Europa en modelos durante muchos años antagónicos; no sólo en el plano político, sino también en el económico, en el social y en el militar. Esta transformación entraña unos cambios y una redistribución incluso del poder político en el seno de la Unión Europea. Otra cosa es la Constitución Europea, que es una refundación de la Unión Europea para una Europa ampliada. No se trata de una transformación solamente interna de perfeccionamiento de la Unión, sino que es el diseño para una Europa ampliada donde se ha redistribuido el poder, y todo eso va a significar alteraciones para el Estado, para España y en consecuencia, también para Asturias; porque no se puede concebir Asturias al margen de ninguna otra región, al margen de lo que signifique España en el seno de la unión.

-¿Con todo ello se tiende a crear los "Estados Unidos de Europa"?
-Esa es una de las pretensiones de algún político, porque el horizonte final de lo que se entienda por la Europa política, por la Unión Europea, no es un horizonte unánime. Es decir, la concepción que hay respecto de cómo articular las relaciones entre los estados en esa organización internacional, que es la Unión Europea, no es compartida por todos. Hay visiones que postulan un "Estado Federal Europeo", otra que postula una Federación de Estados Nación, otros incluso hablan de una Europa de las regiones, superando a los Estados, etc. La afirmación de que Europa camina hacia los "Estados Unidos de Europa" es el reflejo de una vieja frase que se remonta a Churchill en los años 40. Pero no es el horizonte ni inmediato ni único. No todos comparten la misma tesis, incluso, no sé si es posible. Una utopía puede servir como palanca de una acción política, pero si es impracticable, entonces la utopía es una fantasía.

-Asturias y el Protocolo de Kioto. ¿Estamos en condiciones de asumirlo?
-El Protocolo de Kioto, por principio, representa un ajuste o defensa medio ambiental; un ajuste en algunos sectores productivos muy importante. Luego, depende de cómo se aplique el reparto de las restricciones, que de no atender a las circunstancias de cada sector productivo y de cada región, puede convertirse en un grave riesgo para la continuidad de algunas actividades económicas. Es una necesidad de atajar los atentados y los riesgos contra los equilibrios ecológicos, siendo conscientes de los procesos que los generan. Luego, la aplicación concreta hay que medirla con realismo y con prudencia. Tengo la sensación de que las últimas orientaciones que se han hecho entre el Gobierno Regional, el Gobierno Central o sindicatos del sector, van por una vía de adaptación prudente en la ejecución de los compromisos de Kioto. Hay que estar muy atento a los riesgos que puede producir con carácter inmediato la aplicación, pues ocasionará un trastorno a algún sector y por lo tanto, habrá que hacerlo con tacto, y creo que nadie que sea prudente lo haría de otro modo. En la Unión Europea, y en algunos valores, a veces hay unas cargas enormes de voluntarismo ejemplarizante, se quiere dar ejemplo a todo el mundo y muchas veces este comportamiento parte de la premisa de que el otro, el antagonista, el contrario, el competidor obra con el mismo criterio y eso muchas veces no es así. En muchas ocasiones cada uno no sólo busca el bien de una unidad superior, sino el de uno propio, el de una determinada nación, un determinado estado o sector productivo. Hay que ser también consciente de esa realidad cuando uno diseña la ejecución de cualquier política en Asturias o en España.

-A Zapatero, a raíz de alguno de sus discursos, le han tildado de utópico. ¿Cree que son necesarias las utopías y trabajar por hacerlas realidad?
-Depende de lo que se entienda por utopía. Siempre en la actividad política se trabaja por proyectos y por programas, por lo tanto tienen un horizonte, pero éste tiene que ser viable, no puede ser fruto de la fantasía, ni un objeto de delirio, lo cual no quiere decir que no se requiera un tiempo para trabajar en esa dirección. Si por utopía entendemos un horizonte programado de un proyecto para un grupo social, aún cuando sea lejano, creo que es un objetivo factible, realizable, y por difícil que sea de conseguir yo creo que es muy positivo. Pero si utopía se entiende como un objetivo final impracticable, fruto de la pura fantasía, entonces sólo está bien en la medida en que contribuye a poder utilizarse como contraste de lo que hay. Entonces, en todas estas últimas discusiones respecto de las políticas del presidente Zapatero, a lo que hay que acudir es a la definición de los proyectos. Algunos de los objetivos enunciados por Zapatero son enormemente atractivos, pero requieren precisión, definición. Valen como enunciados genéricos. Me imagino que estará refiriéndose, por ejemplo, al pacto de civilizaciones. Es la afirmación de un camino que se contrapone al conflicto, que lo que está postulando es diálogo y el consenso. Es, en ese sentido, una llamada de atención a por dónde podrían construirse ciertas vías de solución a determinados conflictos. Pero espero que a Zapatero no se le ocurra pensar que todos los conflictos sociales y todas las contradicciones se resuelven siempre mediante el diálogo y mediante soluciones consensuales; el conflicto a veces es inevitable.

"Como contraposición a quien entiende que mediante la bronca se resuelven los problemas, Zapatero es una corriente de sentido común y de sensatez"

-¿Realmente existe una política hecha por hombres y otra por mujeres, al igual que existen políticas de derechas y de izquierdas?
-Yo no comparto ni entiendo eso; lo mismo que hay las teorías feministas del derecho internacional y la teoría feminista del Quijote. Creo que hay que evitar determinadas discriminaciones en razón de sexo y hay que trabajar con toda claridad porque se superen mediante la discriminación positiva o lo que fuera, pero esas concepciones globales de explicación de la realidad, del mundo desde una perspectiva feminista, a mí a veces se me escapa.

-Sin embargo de Zapatero se ha dicho que es muy femenino, en ese sentido de tener una cierta sensibilidad para ver los problemas desde otro punto, sin cerrazón.
-En todo caso no creo que sea privativo de Zapatero ni tampoco de las mujeres. Lo que caracteriza a Zapatero es el énfasis en soluciones consensuales frente a las conflictivas. Es decir, confía mucho más en el diálogo, en la capacidad de entendimiento de las partes para superar los conflictos. Yo creo que sobre la voluntad de consenso hay que también ser consciente de que en ocasiones habrá que contrariar voluntades o doblegarlas, porque no se puede hacer de España el promedio de todas las opiniones que son contradictorias. Lo que pasa es, que frente a quien entiende que sólo mediante el conflicto o la bronca se resuelven los problemas, Zapatero es una corriente de sentido común y de sensatez.

-¿Cuál debe ser la responsabilidad de todo intelectual frente a la sociedad?
-El de analizar constantemente la realidad. La obligación de cualquier intelectual es ser siempre un analista de la realidad, sobre todo desde un sentido profundamente crítico, yendo a las causas, a la raíz de los problemas de la sociedad. Lo que sucede es que la capacidad de desvelar esa realidad y analizar las raíces de los problemas y el modo cómo se pueden llevar a la práctica, varía según uno tenga un cargo de responsabilidad pública o no lo tenga. El político tiene básicamente la misma obligación y es igual de intelectual que un profesor o que un mecánico pero tiene que estar movido por la prudencia. A veces uno es muy consciente de lo que sucede o de cuáles son los problemas de la sociedad y dónde está la raíz de los males y sin embargo, debido a las responsabilidades públicas, tiene que obrar con una prudencia que no se le exige al que no está en el cargo. No obstante, la obligación de todos es no comulgar con ruedas de molino, no darse nunca por satisfecho con las explicaciones simples y sencillas, y tener muy claros los objetivos. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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