-¿Qué es lo que le resulta más gratificante de su trabajo?
-Observar cómo los niños se divierten y disfrutan.

-El sector sidrero está en constante movimiento. ¿Cómo ha ido evolucionando el Museo durante los últimos años?
-El Museo todavía tiene poco margen de evolución. No obstante, nosotros tenemos que estar atentos a esos cambios, porque con el tiempo formarán parte de la Historia. Nuestro reto es hacer más agradable la visita, contando las cosas en función de las personas. Es primordial tener varias y múltiples lecturas que ofrecer.

-Se habla de un resurgimiento de la sidra en Asturias, ¿se aprecia también en el interés por el Museo?
-Son situaciones que no tienen que ir unidas. Los visitantes hay que ganárselos, buscarlos y nuestras posibilidades, en solitario, se reducen.

-Podría hacer una valoración de la importancia del Museo para una localidad como Nava, tan vinculada a la producción y consumo de sidra.
-Para Nava y para los lagareros de Nava el Museo supuso la consagración de la localidad como "capital de la sidra"; honor merecido, aunque idénticos méritos los podemos rastrear en varias zonas de la geografía asturiana. Por tanto, el Museo supuso un espaldarazo importante y la legitimación de un término que se convirtió en un eslogan.

-¿Cuál es la importancia de este museo en el panorama cultural de Asturias?
-La importancia es difícil de cuantificar. Es uno más dentro de la variada oferta que el Principado tiene.

-¿Cuál es el mayor atractivo del Museo de la Sidra?
-El mayor atractivo y el mayor activo son sus trabajadores que, hasta el momento presente, son cómplices del proyecto y hacen de la visita un placer.