Foto: Fusión |
Texto: Isabel Gómez
Calidad bajo
control
Todo cambia con los tiempos, y en el
caso de la sidra, siempre para mejor. Nuestra bebida emblemática ya
tiene un sello personal: su Denominación de Origen.
E ste hecho ha
supuesto una mejora notable en la elaboración y producción de este
producto típico asturiano.
De todo ello hemos hablado con José Cardín
Zaldivar, presidente del Consejo Regulador.
-¿Cuál es la misión
fundamental de este organismo?
-Garantizar el cumplimiento del Reglamento de la Denominación de
Origen Protegida "Sidra de Asturias". El Consejo Regulador es un
organismo de control, que se asegura de que la normativa que rige el
funcionamiento de la Denominación de Origen "Sidra de Asturias", se
lleve a cabo. Vela por que todos los operadores, tanto cosecheros de
manzana como elaboradores de sidra, sigan las pautas que marcan esos
reglamentos, para que al final pueda garantizarse, mediante un sello,
que esa sidra que sale al mercado ha sido elaborada de acuerdo a toda la
normativa establecida.
-¿Es imprescindible que las manzanas que se utilicen
para una sidra con Denominación de Origen sean cosechadas en Asturias?
-Es una de las condiciones que establece el Reglamento. Primero: las
manzanas deben ser producidas y cosechadas en Asturias. Segundo: han de
ser variedades sidreras, y tercero, que sean de entre las 22 variedades
seleccionadas al efecto. No obstante, durante unos años y con el
objetivo de ir adaptando la producción del campo a lo que es la realidad
de las necesidades, hay una disposición transitoria que dice que pueden
utilizarse otras variedades sidreras tradicionales aunque no estén
dentro de las 22 variedades seleccionadas, siempre que su porcentaje sea
inferior al 45%. Es decir, que fundamentalmente han de ser manzanas
asturianas; segundo, manzanas de sidra y tercero, al menos, un del 55%
debe pertenecer a las variedades señaladas.
-¿Qué medios se utilizan para el control y
certificación de los productos amparados bajo este sello?
-Desde el punto de vista de la materia prima, las manzanas, primero
se hace una auditoría de la plantación que se quiere inscribir. Los
técnicos del Consejo Regulador van a la plantación y ven si cumple toda
la normativa establecida. Una vez comprobado se autoriza la inscripción
de esa plantación. Posteriormente, cuando llegan las cosechas, se
controla la recolección en las pomaradas. De momento hacemos un control
prácticamente al cien por cien de la entrega de manzanas de cada una de
las plantaciones a los lagares.
Una vez que el bodeguero ha transformado esa manzana en mosto, lo pasa a
los depositos o toneles para fermentar. Esos depósitos son controlados y
sellados por el Consejo Regulador. Cuando el bodeguero quiera hacer un
movimiento, tiene que avisar previamente al Consejo para desprecintarlo.
-¿Y una vez que la sidra está terminada?
-Se somete a los controles de homologación. Ha de pasar un control
analítico en los laboratorios del SERIDA y un control organoléptico en
los comités de cata. Estos comités están organizados por el Consejo
Regulador entre catadores que hayan seguido los cursos de catación para
sidra. Una vez que ha pasado todos los controles, puede llevar el sello
de la Denominación de Origen.
"El
consumidor necesita motivación, necesita conocer y necesita
tener la inquietud por probar. Una vez que prueba es posible
que siga. Depende de nosotros que seamos capaces de
transmitir esta sensación" |
¿Qué trascendencia ha tenido para el sector sidrero y
manzanero el que se haya creado este órgano de control?
-Por un lado, hay una revalorización de la materia prima adecuada
para hacer esta sidra. Y por otra parte se está consiguiendo que la
sidra se vaya poco a poco asociando con el concepto calidad. El mercado
va asimilando que el sello de la Denominación de Origen significa una
garantía, que esa sidra cumple unos baremos establecidos de calidad y
con el tiempo eso significará un producto de más valor añadido y con
unas posibilidades de desarrollo comercial.
-¿Cómo han acogido los consumidores el hecho de que
nuestra bebida emblemática tenga una Denominación de Origen?
-Diría que al principio con cierto escepticismo, cosa que es lógica
en nuestra región y en nuestro sector. No obstante, poco a poco se
percibe que el consumidor sí entiende que es un producto con una
garantía de calidad. No en vano las partidas que no pasen por los
filtros de los análisis y los comites de cata, no pueden salir, se
descalifican automáticamente. Pienso que el consumidor se va dando
cuenta de que es necesario. También implica que se va acostumbrando poco
a poco a que un producto con sello de garantía sea más caro que aquel
que no lo lleva.
-¿Es este un paso imprescindible para abrir mercados
exteriores para nuestros productos?
-No es imprescindible. Nuestros productos llevan muchos años
abriéndose paso en los mercados; pero sobre todo es muy conveniente si
queremos romper la dinámica de precios únicos. La sidra casi siempre fue
un sector en el que no era la calidad, sino la cantidad, lo que
implicaba más beneficio para quien la producía. Lo que está claro ahora
es que los productos con más calidad son los que tienen que darles más
margen al elaborador.
-¿Cómo se presenta el futuro para este sector?
-El futuro será el que nosotros queramos. El mercado está formado
por quienes ponemos el producto en el mercado y por quienes lo reciben y
lo consumen. El consumidor necesita motivación, necesita conocer y
necesita tener la inquietud por probar. Una vez que prueba es posible
que siga. Depende de nosotros que seamos capaces de trasmitir esta
sensación. En ese aspecto estamos dando pasos.
-¿Desde este Consejo hay alguna iniciativa que se
vaya a poner en marcha?
-Estamos acudiendo a eventos en los que se nos sitúa al lado de
productos con imagen de calidad. En ese sentido, se celebró
recientemente un concurso de sumillers en Palma de Mallorca y allí
estuvo la sidra del Consejo Regulador haciendo un dignísimo papel en
tres variedades. Creo que éste es el camino. Es decir, que convenzamos a
nuestros consumidores de que la sidra tiene calidad por sí misma, y que
depende del bodeguero que esa calidad se manifieste en el producto o no.
Aparte de eso, es evidente que necesitamos campañas de difusión,
campañas de mentalización hacia el consumidor. Todo eso requiere
inversiones muy elevadas, pero estamos asumiéndolo con convencimiento y
a buen ritmo. ∆ |