Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

SUPLEMENTO ASTURIAS   -  ABRIL 2005

JOSE LUIS IGLESIAS RIOPEDRE

 Consejero de Educación y Ciencia

JOSE LUIS IGLESIAS RIOPEDRE


Texto y foto: Lupercio González

Un compromiso educativo

La mejora de la educación es su bandera y no escatima medios para conseguir que nuestra región gane aún más en calidad educativa.

Aunque gallego de nacimiento, es hijo por parte materna de emigrantes asturianos en Cuba. Estudió filosofía y sociología en París, Roma y Alemania. No fue hasta el año 1973 cuando aterriza finalmente en Asturias. Ha dado clases en los institutos Alfonso II y Leopoldo Alas Clarín de Oviedo. En el año 84 entra en la Administración pública y hasta la fecha ha estado trabajando en ella, salvo durante la legislatura de Sergio Marqués. Ha sido Director General de Educación, Viceconsejero de Educación y recientemente Consejero de Educación y Ciencia.

-Asumir esta responsabilidad ¿qué le supone?
-Para mí es un gran reto. Además cuento con un equipo de trabajo muy bueno, gente muy consagrada y con las ideas muy claras. El reto que tenemos es el de mejorar la calidad y la atención a los niños y las niñas asturianos. Ese reto, que llevamos persiguiendo muchos años, lo vamos cumpliendo. Hemos alcanzado objetivos importantes y en algunas cuestiones clave estamos a la cabeza del país. Y eso no lo decimos nosotros, sino que es un dato objetivo. Por ejemplo: el nivel de fracaso escolar en la ESO es el menor que existe. Según datos del Ministerio referidos al curso 2002 en la Educación Secundaria Obligatoria, Asturias tiene el menor fracaso de todas las comunidades españolas y la tasa de aprobados en ese mismo año es del 85,8%, por tanto superior a la media europea que es del 81,2% y superior a la tasa media española que es del 74,4%. Y si hablamos de la educación superior estamos en un 76%.

-¿Significa eso, que asumidas las transferencias educativas, ha habido un despegue de la calidad educativa en Asturias?
-Asturias, como todas las zonas industrializadas del país, siempre ha tenido unos rendimientos académicos elevados, esto no es nuevo. Además de eso, la situación específica que vivimos en Asturias ha facilitado el rendimiento. Me refiero, evidentemente, a la bajada demográfica que hace que tengamos unos grupos en donde la relación alumnos-unidad es bastante más baja que el resto de España, y sobre todo, la relación profesor-alumno donde estamos a la cabeza en España. Esos dos elementos han favorecido la educación.
Las dificultades vienen fundamentalmente producidas por un cambio social muy importante. Como diría Fernando Savater: la familia ha desaparecido. Este es un tema muy importante, porque el papel que juegan las familias en la educación es clave y fundamental. La primera socialización se produce en la familia y es en ella donde los niños deben de aprender a respetar a los mayores, a organizar su vida, seguir unos patrones, seguir unas normas. Es decir, en la familia se aprenden las bases de lo que es la socialización, y la escuela sobre esas bases prosigue la instrucción.

-¿Y en qué se nota la falta de la familia?
-La familia en estos momentos ya no cumple con esa tarea de primera socialización, por lo tanto la escuela asume además de sus propias tareas, aquellas que la familia no realiza. Eso hace que los problemas se compliquen, sobre todo en aspectos tan importantes como el respeto, tanto a los mayores como a la autoridad. Todas esas cuestiones hacen que el mundo de la convivencia de la escuela sea más complejo y más problemático, porque acaba dedicándose a temas que no son propios de la escuela, pero que la sociedad le impone. Este no es un problema sólo de la escuela, sino de la sociedad. El gran reto es volver a tener una escuela que esté muy conectada con la familia, la familia conectada con la escuela; que consideren que el objetivo común a ambos es la educación de esos niños y que pongamos todos los medios para alcanzar esa tarea. Si ambas partes van en la misma dirección, todos los otros elementos, por lo menos en Asturias, están ya dados.

"Vivimos en un mundo complejo donde los centros educativos se han diversificado mucho. Dar clase pasa factura"

-¿Eso sucede porque muchos padres se lavan las manos en cuanto a la educación de sus hijos?
-Hoy en día los padres trabajan, los niños están mucho tiempo solos. No tienen tiempo para estar en comunicación continua con la escuela. No es un tema de buenas o malas intenciones, es un tema de estructura social que hay que replantearse si queremos realmente que la educación de los niños sea un objetivo en el que todos participemos. Los padres deben sacrificar algunas cosas en aras de que esos niños se desarrollen de manera adecuada, independientemente de que la escuela tenga también que replantearse cuestiones.

-Con la caída demográfica que ha experimentado Asturias ¿qué futuro vaticina para el sector educativo?
-Hace seis años perdíamos cinco o siete mil alumnos cada año, ahora el descenso es menor y hay un rebrote, lento, de la población infantil. No son grandes cifras pero significa la apertura de aulas de infantil en el eje Oviedo-Gijón, que es donde se está produciendo. Y en su momento irá repercutiendo en primaria, bachillerato, etc. Los estudios demográficos de la Universidad nos indican que ese rebrote se va a acabar relativamente pronto, sobre el año 2008. La caída demográfica asturiana sigue siendo un problema que está encima de la mesa. Eso tiene sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Sus aspectos positivos: nos permite tener en Asturias una especie de balneario educativo. Aquí no hay crecimiento y la relación profesor-alumno es cada vez mejor porque cada vez hay menos alumnos. Sus aspectos negativos: una sociedad que no se desarrolla demográficamente lleva en su germen, en su núcleo, menos posibilidades de crecimiento.
Hay que señalar que el hecho de que haya menos alumnos también tiene aspectos negativos, sobre todo en la zonas rurales, porque eso implica una cierta desertización y un cierre de aulas en las zonas rurales.
En estos momentos estamos también procurando llegar a un consenso para reordenar las escuelas rurales. Nosotros sólo cerramos unidades con tres alumnos, con cuatro siguen abiertas, pero tenemos que organizarlo todo de tal manera que haya las menores pérdidas de tiempo en itinerancia y que los profesores se dediquen fundamentalmente a atender a los niños. Todo esto es beneficioso para el funcionamiento pedagógico de esos centros.

-Los inmigrantes parecen ser una solución a esa caída demográfica. ¿Qué se está haciendo en cuanto a la educación compensatoria?
-En estos momentos debemos de tener matriculados unos tres mil inmigrantes, fundamentalmente son latinoamericanos, en particular ecuatorianos. No hay el problema del idioma y se pueden integrar más fácilmente. En Asturias tenemos que decir que ese problema no nos plantea dificultades especiales. Por ejemplo, vamos a abrir dos aulas para facilitar la inserción lingüística de los niños que vienen y que no tienen conocimiento alguno del español, una en el colegio Calderón de la Barca y otra en el Alfonso II. Entre los dos centros tenemos catorce alumnos, por lo que vemos que el problema es reducido. Otra cosa es la problemática general de la inmigración, lo que implica para muchos de ellos, incluyendo los que vienen de Latinoamérica, que aunque hablan castellano sufren una adaptación porque el lenguaje no es exactamente el mismo. Y sobre todo, una adaptación curricular de los contenidos, de las enseñanzas y demás. El proceso se está llevando bastante positivamente. Recuerdo que en los últimos premios nacionales de FP había una chica ucraniana que había ganado un premio nacional de Formación Profesional, cosa que me parece muy importante. Nosotros estamos poniendo todos los medios para facilitar la integración en el sistema educativo tanto a nivel del idioma como a otros niveles, aunque no están exentos de dificultades.

"El gran reto es volver a tener una escuela que esté muy conectada con la familia"

-La zona rural asturiana ¿ya no es entonces la gran olvidada a nivel educativo?
-Por ejemplo en lo que se refiere a obras, en estos cuatro años hemos gastado tres millones de euros. Pero si nos referimos a equipamientos, transferencias de capital y diversos programas, nosotros en los tres primeros años hemos invertido diez millones seiscientos sesenta y cuatro mil euros. Estamos haciendo un esfuerzo económico importante y el mayor de ellos es que para 2.375 alumnos que están en la escuela rural tenemos 503 profesores. Tenemos un profesor cada cuatro y pico alumnos, por tanto estamos en unas condiciones de atención a la escuela rural óptimas. Y eso, dentro de las dificultades del mundo rural, que son las itinerancias. Desde la Administración estamos haciendo un esfuerzo claro, tanto a nivel de equipamientos como de obras. Por ejemplo, en lo relativo al equipamiento informático, había un programa que es Asturias, la Aldea Digital, en el que en estos años hemos invertido cuatro millones de euros. De esta manera prácticamente en todas las escuelas existen ordenadores, programas y demás.

-¿Cómo se devuelve la ilusión a un colectivo tan desmoralizado como el del profesorado, en el que aumentan las bajas por estrés?
-Como punto de partida hay que decir que la profesión del enseñante es dura y con pocas satisfacciones, porque vivimos en un mundo complejo donde los centros educativos se han diversificado mucho. Dar clase pasa factura. También cada vez la media del profesorado va siendo mayor y lógicamente eso se nota en las bajas por enfermedad. De todas formas esto no afecta de manera igual a todos. Yo, que soy profesor y que vivo en ese ámbito, no veo tantos profesores desencantados, porque un profesor que ame su profesión y que tenga vocación, está por encima de todas esas dificultades. No obstante, siempre puede haber un número que no responda a este perfil, como en todas las profesiones.

-Entonces la cuestión es más vocacional que económica.
-La profesión de enseñante siempre tuvo dificultades. Hubo tiempos, no tan lejanos, donde se nos pagaba muy mal. Hoy día se sigue reclamando una subida del salario, seguramente con razón, pero ya ha habido unas subidas sustanciales. Sin embargo, por experiencia, la gente vocacional no se fija en esas cosas.
Cuántas veces hablamos de salarios entre los maestros y muchos de ellos no saben ni lo que ganan o no se preocupan de ese tema. Y es que en general, los profesores vivimos en un mundo muy centrado en los chicos. De ahí puede venir el tema del estrés, por la intensidad del trabajo que desarrollan los profesores.
Hay que reconocer que en algunas clases la relación de los alumnos entre ellos y con los profesores no es la que era hace quince años. Hay algunos problemas de adaptación. Espero que la ley que se va a aprobar dentro de unos meses aporte soluciones a esa cuestión. Sigo insistiendo en que es muy importante la participación de los padres y de las familias. Una buena relación entre familias y centro educativo tendría efectos positivos, tanto para el avance académico de los niños como para el trabajo de los profesores. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA