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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  OCTUBRE 2004

MANUEL PENCHE GARCIA


MANUEL PENCHE GARCIA

Director General de la Fundación Asturiana de la Energía

 La energía de Asturias


Texto: Lupercio González / Foto: Fer

Este ingeniero de minas tiene entre manos la labor de concienciar a los asturianos del necesario ahorro energético en nuestra región.

Hace unos dos años y medio le propusieron poner en marcha la Fundación Asturiana de la Energía. No lo dudó ni un segundo a la hora de ponerse al frente de una iniciativa tan ligada al futuro de nuestra región. "Asturias no contaba con una Agencia Regional de Energía -comenta Manuel Penche- y el intento del que había formado parte para poner en marcha una primera agencia, lamentablemente no salió muy bien. Esta Fundación era una necesidad para concienciar a la ciudadanía asturiana sobre el ahorro energético y las energías renovables".

-¿Cuál es el objetivo de esta Fundación?
-Cuando me nombraron director lo primero que me propusieron fue que estableciera los objetivos prioritarios de esta entidad. Y el objetivo prioritario es asistir al Gobierno del Principado en la elaboración de la planificación energética regional, y definir los programas de ahorro energético, de ahorro y mejora de la deficiencia energética y de diversificación de las fuentes de suministro energético, incluyendo las fuentes renovables y el respeto por el medio ambiente.

-¿Dónde situaría Asturias, dentro del panorama energético español?
-Asturias en este momento debe de ser la cuarta o la quinta comunidad autónoma productora de energía eléctrica. Y tiene un reto importante: la renovación de su parque energético. Hay centrales que tienen más de veinticinco años, y hay que pensar en renovar ese parque para mantener la posición dentro del ranking de generadores de energía, ya que es una actividad que genera trabajo, genera riqueza y no estamos para despreciar ninguna cosa.

"Hay una posibilidad de salir adelante y es a base de emprender, de crear, de ser modernos"

-En el año 2005 entra en vigor el Protocolo de Kioto. ¿Qué hay que ajustar en nuestras industrias para cumplirlo?
-Realmente quienes no nos estamos ajustando al Protocolo de Kioto somos los ciudadanos. Las industrias en general se están adaptando, o han hecho inversiones, o han modificado sus procesos productivos. En este momento la asignación de emisiones que el Gobierno les concede no diría que es muy generosa con sus expectativas de futuro. Tiene un referente histórico que es del año 1990 y su 15% de incremento respecto a esa fecha; pues bien, las empresas no están tan lejos de esos objetivos. Los que realmente estamos absolutamente disparados respecto a esos objetivos somos los ciudadanos. Los ciudadanos, como conjunto de individuos que formamos esos sectores que se llaman difusos, son los que no están controlados por la Directiva del Comercio de Mecanismos de Flexibilidad o el famoso Mecanismo de Comercio de Emisiones. Hay que esperar a que el Gobierno asigne por instalación los derechos de emisión, pero eso no va a significar para las industrias un problema extraordinario. Va a ser una necesidad de ajustarse, de seguir reduciendo las emisiones y de seguir realizando inversiones. Probablemente llevará a que algunas instalaciones, por ser obsoletas, se modifiquen, se cambien, o se hagan nuevas, pero no va a ser un trauma para las industrias. Creo que el trauma debería de ser para el ciudadano, es decir, así como las industrias han venido disminuyendo sus intensidades energéticas, es decir la cantidad de energía por unidad de producto, pues el ciudadano ha venido despilfarrando la energía. El transporte ha crecido un 66%, los usos residenciales han crecido un cuarenta y pico por ciento cuando sólo podía crecer un 15%, luego los que estamos más lejos de cumplir lo que es el Protocolo de Kioto somos los ciudadanos, no son las industrias.

-Entonces ¿cree necesario hablar de un plan integral de emisiones en el que se incluya al sector de los servicios y al de transporte?
-Sí, un plan concreto, porque realmente el plan nacional de asignaciones concede u obliga, a unos sectores que llama difusos, a ahorrar del orden de 52 millones de toneladas de CO2 en el periodo 2005-2008, y eso significa que tiene que ahorrar 14 millones de toneladas anuales de CO2. Por ejemplo, todas las asignaciones anuales que se dan a la industria siderúrgica, no a ARCELOR, sino a todo el conjunto de la industria siderúrgica española, son 12 millones de toneladas. El esfuerzo que tenemos que hacer para reducir esas emisiones es tremendo. ¿Cómo se va a hacer? Eso es lo que todavía no está definido en los planes del Gobierno. En este momento se habla del Plan de Fomento de las Energías Renovables, que ya es un plan que viene desde el año 98; se habla del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética que se publicó en el año 2003... pero no dejan de ser unas líneas maestras de un Plan más concreto que se está desarrollando en este momento por el Ministerio y que va a suponer establecer restricciones.

-Se hace necesario reducir los consumos.
-Sobre todo en el sector de los transportes, que ha crecido desmesuradamente. Todos utilizamos el automóvil, y ya sé que esto es muy poco político decirlo, pero hay una profusión del transporte por carretera verdaderamente exagerada y habrá que reducir el número de camiones. No tiene sentido que un país como España tenga esa dependencia del transporte por carretera y que el transporte por ferrocarril no llegue al 10% del total. Otros países competidores, como Estados Unidos, -aunque no me gusta ponerlo como ejemplo ya que le achacamos muchísima responsabilidad en cuanto a las emisiones-, tiene un transporte por ferrocarril del orden del 40%, productos y personas. Nosotros estamos muy lejos de esas cifras y evidentemente hay que caminar en esa otra dirección. Si no lo que ocurrirá es que habrá que comprar derechos de emisión para poder cumplir con el Protocolo de Kioto.
La gente olvida muchas veces que los sectores que no están afectados por la Directiva del Comercio de Emisiones representan el 60% de éstas. Es decir, cada uno de nosotros, las pequeñas y medianas industrias, las residencias, los automóviles, los camiones, los servicios, los ayuntamientos, las autonomías en su conjunto, emitimos el 60% del CO2 y claro no se puede cumplir Kioto si a ese 60% no se le pone coto.

"Asturias tiene un reto importante y es la renovación de su parque energético"

-¿Cómo está el tema de las energías renovables en Asturias?
-Asturias tiene la absoluta obligación de incorporar las energías renovables a su dieta energética. En este momento no las tenemos incorporadas, pese a que hay muchos ecologistas diciendo que si aquí sobra energía para qué vamos a seguir poniendo energías renovables. Siempre se puede volver a las cavernas y a alumbrarnos con un candil. En el mundo de hoy todo ciudadano quiere tener un nivel de confort que no quiere rebajar y para no rebajarlo, para seguir teniendo trabajo, para seguir produciendo bienes y servicios que nos permitan mantener nuestro nivel no queda más remedio que se incremente la generación de energía. Y la única forma de generar energía respetuosa con el medioambiente son las energías renovables.

-Pero las energías renovables ¿cubrirían nuestras necesidades energéticas?
-Hay muchas que por tecnología no son capaces de satisfacer esas necesidades. Evidentemente el sol es la fuente de energía más importante, pero el estado de la tecnología al día de hoy no permite que sea el sol la solución a la energía. No digo que el sol no pueda contribuir a ello, de hecho se habla, por ejemplo, del nuevo código técnico de la edificación que obligará a la instalación de paneles solares en las viviendas, para dotarlas de agua caliente sanitaria y evitar que se consuma gas, carbón, electricidad, o gasoil... Dicho código técnico apunta también a la posibilidad de utilizar energía solar fotovoltaica en algunos edificios. Me parece que hay que impulsar el desarrollo de la tecnología de la energía solar porque realmente hoy no es capaz de cubrir las necesidades.
La biomasa es un producto, que quizá por falta de tecnología y posiblemente por falta de subvenciones, tampoco está muy desarrollada.

-¿Qué nos puede decir de la minihidraúlica y la eólica?
-De la energía minihidraúlica no se puede ni hablar, está absolutamente proscrita por todo el mundo, y yo no entiendo por qué, siendo la energía más respetuosa; lo único que hay que vigilar es que los caudales se mantengan. Estudios recientes, con la colaboración del departamento de Energía y Medioambiente de la universidad de Alcalá de Henares, dicen que era la energía que menos inconvenientes presentaba bajo un punto de vista medioambiental, pero parece que esos estudios no se han tomado demasiado en serio.
Y respecto a la energía eólica, ya estamos escuchando voces que dicen que no nos gusta, que produce una contaminación visual, contaminación de ruidos... Bueno, alguna solución tiene que haber para que podamos seguir disfrutando del nivel de confort que tenemos. Tampoco vamos a abrir el debate nuclear. Las cosas son las que son, la tecnología es la que es, y no hay más soluciones que las que hay. Evidentemente hay que ahorrar energía, somos los primeros en decirlo, mucho antes que muchos otros colectivos. Para eso estamos trabajando y luchando. Ese es uno de los objetivos de la Fundación, pero solamente con el ahorro y con la energía solar, como algunos pretenden, no se alcanzan los niveles de suministro necesarios.

"Lo que está claro es que hay una obligación de reducir los consumos, sobre todo, en el sector de los transportes, que ha crecido desmesuradamente"

-Se está produciendo ya el fenómeno de deslocalización de nuestras industrias.
-Las empresas van allá donde son capaces de obtener los precios más adecuados para competir en un mercado globalizado. Indudablemente todo lo que sean restricciones superiores a las que deben ser, dará lugar a una mayor deslocalización. Lo que yo no creo es que hoy por hoy el tema de la energía o que el tema de Kioto vaya a producir un efecto de deslocalización. Habrá otros factores.

-Mira a Asturias y ¿qué ve en su futuro?
-Por naturaleza soy optimista. Creo que esta región ha tenido un problema muy serio de personas con falta de iniciativa. Aquí nos hemos acomodado demasiado a la industria pública, nos hemos acostumbrado a vivir del modelo de subvenciones o de papá Estado. Hacen falta más emprendedores que modifiquen esas situaciones de la industria asturiana y creo que se está produciendo el nacimiento de esa nueva clase que en su momento fue muy denostada. Hay una posibilidad de salir adelante y es a base de emprender, de crear, de ser modernos. Quizá en eso tengamos la ventaja de algunas iniciativas pioneras, como ha sido el tema del cableado con fibra óptica de las principales ciudades asturianas y ahora se está a punto hacerlo en las cuencas y a otros municipios. Somos una de las regiones españolas que más utiliza Internet y que más utiliza los sistemas informáticos y eso es, posiblemente, un camino de salida. Pero hay que apostar más por la investigación, por emprender actividades novedosas y no seguir doblando hierros o sacando carbón, que es lo que se ha hecho durante mucho tiempo. ∆

   

   
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