"Soy muy crítica con
la televisión"
Desde
muy joven quería ser periodista. Soñaba con emular a Miguel de la Quadra
Salcedo, recorrer mundo y disponer de tiempo para realizar exhaustivos
trabajos de campo. Así que muy pronto dejó su tierra natal, Avilés, y se
marchó a Madrid a estudiar. Ha trabajado en diferentes medios de
comunicación, en la SER, en Telemadrid, en el gabinete de comunicación
de Telecinco. Ha ocupado el cargo de Jefa de Prensa en la Moncloa y ha
dirigido programas tan conocidos como Caiga Quien Caiga o Qué
me dices. Hace dos meses Canal Plus la eligió para dirigir uno de
sus programas estrella, Lo + Plus, un proyecto ilusionante con el
que calmar su espíritu aventurero.
-¿Qué le está
suponiendo esta nueva responsabilidad?
-Lo primero de todo, un estímulo. Yo soy periodista de vocación
y echaba de menos estar en la arena, aunque sea en un programa que no es
informativo; esa subida de adrenalina es un estímulo. Además de eso es
un reto, porque yo siempre me dediqué más a un tipo de programa de
reportajes, pero esto es entrevista, que como género es de lo más
difícil pero también de lo más tentador que existe en la profesión. Y a
ver qué pasa. Estoy contenta, la verdad.
-¿En algún momento le asustaron los retos?
-Sí que me asustan. Es una mezcla de entusiasmo y de miedo, pero
creo que eso nos pasa a casi todos y es muy saludable. Cuando se empieza
algo nuevo se tiene esa inquietud, porque sabes que cuando te llaman es
porque hay puestas en ti unas expectativas que en ningún caso tienen que
ser defraudadas.
"No me cansaré nunca
de repetir que, en CQC aparte de que había un equipo
maravilloso, cualquier cosa que hagas, si es Wyoming el
encargado de presentarla, la hace crecer. Es un lujo
trabajar con una persona como él". |
-Este paso que ha dado ¿considera que es el más
importante de su carrera?
-Yo creo que lo que vives y lo que intentas abarcar en cada
momento, es lo más importante siempre, porque es lo que tienes. Lo que
está hecho, está hecho. Y estará bien en la medida en que sirva como
experiencia para otras cosas. Date cuenta además de que yo he entrado en
un programa que va a cumplir diez años dentro de nada. Es un programa
que la gente conoce y respeta. Ha habido mucha gente trabajando durante
todo este tiempo y han conseguido hacer algo que tiene mucho peso. Ahora
me toca no solamente respetar todo eso y no estropear nada, sino darle
también un pequeño giro para renovarlo.
-Y con todo el recorrido que ha hecho por distintos
medios de comunicación ¿qué queda de la joven avilesina que salió a
trabajar a Madrid?
-Pues muchas cosas supongo. Creo que la capacidad de
entusiasmarme cada vez que empiezo algo nuevo. Esa mezcla que te decía
antes, de entusiasmo y miedo, es lo mismo que tenía cuando vine a
estudiar periodismo. Quería aprender un montón, quería aprovechar la
oportunidad, pero a la vez tenía miedo a marchar de aquí, ir a una
ciudad nueva donde no conocía a casi nadie, aunque tenía el Alsa para
llevarme todos los fines de semana a casa, a cargar las pilas. Ahora
vuelvo cuando puedo, pero como no puede ser tan a menudo como quisiera,
me cogí una casa muy a las afueras con un cachín de prao.
-¿Echa de menos Asturias?
-Sí, echo de menos muchas cosas de Asturias. Lo primero a mi
gente. Pero el problema es que yo no he tenido la oportunidad de
trabajar allí. Desde que vine a Madrid por obligación a estudiar, donde
se me han abierto más expectativas profesionales ha sido aquí. Ahora con
la televisión autonómica supongo que se abrirá una vía interesantísima
para todos los periodistas.
-¿Actualmente se siente enganchada a la televisión?
-No. Soy muy crítica con la televisión y me gustaría que los
espectadores en general lo fueran también, porque me da la sensación de
que muchas de las cosas que se ofrecen son una estafa para los
espectadores. Yo siempre he trabajado en sitios en los que el primer
referente era pensar "ahí detrás hay un montón de gente que es
inteligente y que merece todo el respeto, así que hay que trabajar
pensando en ellos". Ahora mucha gente no tiene eso en cuenta, por eso
hay programas que no tienen ningún tipo ni de elaboración ni de
creatividad, y programas que retratan un mundo que no tiene nada que ver
con el mundo que yo conozco, en los que se grita, se llama de todo a
cualquiera... La verdad es que la tele me echa un poco para atrás.
Afortunadamente lo que yo voy a hacer ahora no tiene nada que ver con
esa guerra. De todas formas, los que trabajamos en esto también sabemos
que tampoco se puede criticar, porque muchas veces haces lo que te
mandan y lo que te dejan hacer. Yo tengo muchos compañeros periodistas,
que tienen una capacidad de trabajo increíble, y que están haciendo
cosas que les da hasta vergüenza decir que las hacen, pero si no, a
final de mes ¿qué?.
"En cuanto no cumples unas
expectativas de audiencia te fulminan sin darte ninguna oportunidad"
-En todo su recorrido profesional ¿ha sentido la censura
a la hora de enfocar un trabajo, un reportaje?
-En general no y es una suerte. Solamente en casos muy
puntuales, sobre todo en la última etapa en Telecinco. Yo nunca había
tenido intervenciones en los contenidos, pero de repente hubo un cambio
ahí. De todas maneras yo creo que eran más actitudes personales de
algunos responsables que una línea de la cadena.
-Trabajar con esa presión debe ser complicado.
-Sí que es muy complicado. Piensas "si esto no me sale bien no
voy a cobrar, y a ver de qué como yo este mes y con qué pago la letra o
el cole del niño". Es una presión tremenda, la verdad acabas haciendo
concesiones a la audiencia. El problema es dónde está el límite a eso.
-Hubo programas, como Caiga quien Caiga, cuya
desaparición lamentamos muchos. Las audiencias además no eran malas.
¿Cuáles fueron las auténticas causas?
-La versión oficial de la cadena es que fue un tema
presupuestario. Es probable que hubiera algún tipo de consideración
económica, porque no solamente desapareció Caiga quien Caiga, fue una
época en la que también desapareció El Informal. Esos dos programas, que
yo conocía muy a fondo, tenían equipos amplios de gente. Eran programas
muy currados y con muchísimo trabajo detrás, que se han sustituido por
otros que son menos difíciles de hacer. CQC tenía tres presentadores,
siete reporteros, sesenta personas en el equipo. Si quitamos esto y
ponemos un programa de zapping, me imagino que en las cifras del balance
económico habrá una diferencia de años luz. Y luego hubo otras razones,
y es que era un momento en el que estaba muy mal visto discrepar, porque
como enseguida te criminalizaba, mejor quitar un programa que no deja de
ser incómodo, en el sentido de que no nos casábamos con nadie,
hablábamos con toda libertad, y en ese momento no estaban muy por la
labor.
-¿Es posible hacer un programa independiente de
presiones políticas o de índice de audiencias en nuestra televisión?
-En la televisión generalista yo creo que no, por lo que yo
conozco no. No hay paciencia en las cadenas. Pasa con todo, las series,
los programas, todo. Salvo que seas Pedro Ruiz o Sánchez Dragó, en
cuanto no cumples unas expectativas de audiencia te fulminan sin darte
ninguna oportunidad. Se ha instaurado esa forma de trabajar. En una
cadena como Canal Plus, en la que la presión de la audiencia no es tan
grande, eso significa un plus de libertad también a la hora de trabajar.
"Yo siempre he
trabajado en sitios en los que el primer referente era
pensar "ahí detrás hay un montón de gente que es inteligente
y que merece todo el respeto, así que hay que trabajar
pensando en ellos". Ahora mucha gente no tiene eso en
cuenta, por eso hay programas que no tienen ningún tipo ni
de elaboración ni de creatividad". |
-¿Trabajar con el equipo humano de Caiga quien Caiga
resultaba tan divertido como se transmitía en los programas?
-Nos reíamos muchísimo, muchísimo, pero eran jornadas maratonianas. Yo
recuerdo que el guión de plató se empezaba a cerrar, es decir a
escribir, el jueves por la noche, porque durante la semana estábamos
preparando los reportajes, las piezas, los sketches. Al equipo de
guionistas todos los jueves les daban las tres y las cuatro de la mañana
escribiendo. A esas horas estás ya que no puedes con las pestañas, pero
aún así eran una carcajada continua. Luego yo supongo que eso se
transmite. Además no me cansaré nunca de repetir que, aparte de que
había un equipo maravilloso, cualquier cosa que hagas, si es Wyoming el
encargado de presentarla, la hace crecer. Es un lujo trabajar con una
persona como él.
En CQC había muchos ingredientes: trabajábamos con libertad, había un
equipo maravilloso, la gente que daba la cara, empezando por este genio,
era gente muy maja y muy profesional; había mucho entusiasmo y se
transmitía; por otra parte, el formato era magnífico. Con todos esos
mimbres el cesto, tenía que quedar bien a la fuerza.
-¿Qué trabajo le resultó más satisfactorio a nivel
personal?
-Mira, estuve tres años en la Cadena Ser haciendo el turno de
noche, y llevaba fatal lo de no poder dormir, sin embargo lo recuerdo
como una etapa maravillosa. Aunque mi vida era un desastre el trabajo
era una maravilla, incluso en ese momento estaba bien. Quizá lo que
menos me gustó fue cuando di la cara en pantalla. Yo prefiero estar en
la sala de máquinas, porque lo otro me violenta muchísimo, no te
controlan tanto, que si moviste un dedo, que si se te descolocó el rizo.
Detrás no es importante, delante sí.
Sea como sea este trabajo es una maravilla. ∆ |