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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  JUNIO  2004

FRANCISCO DE ASIS FERNANDEZ

 Director General de Seguridad Pública

A este profesor de literatura no le gusta andarse por las ramas. Es franco y directo, dos cualidades que en el terreno político le han acarreado fuertes críticas.

FRANCISCO DE ASIS FERNANDEZ


Ojo crítico

Texto y foto: Lupercio González.

Francisco de Asís Fernández es además Coordinador General de IU en Oviedo. Sabe perfectamente lo que le exige la responsabilidad del cargo que ha asumido dentro del organigrama del Gobierno regional. "Soy un militante disciplinado -señala Francisco de Asís- en primer lugar, del Partido Comunista y en segundo lugar de IU. Hago lo que mi fuerza política me dice y voy donde me sitúe, y trato de hacerlo siempre con la mejor voluntad. Sé que ahora mismo de lo que yo haga o deje de hacer, depende la seguridad pública de centenares de miles de personas. Eso naturalmente es una responsabilidad que me pesa, pero no la temo".

-¿Dónde van a estar centradas las prioridades de esta Dirección?
-Yo parto de una concepción integral de la seguridad pública, es un concepto amplio de beneficio para la ciudadanía, que seguramente no se puede compartimentar. Tenemos problemas competenciales y las competencias de esta Dirección General llegan hasta donde llega el propio Estatuto de Autonomía de Asturias. Evidentemente hay prioridades; tenemos el compromiso de sacar adelante una ley, en la que ya estamos trabajando, sobre coordinación de policías locales. Hay que tratar de homogenizar su formación. Los policías locales son funcionarios públicos, trabajadores de la Administración y hay que procurar que la ley recoja la mayor cantidad de mejoras posibles, porque estoy convencido de que la gente que trabaja a gusto, trabaja mejor. También tenemos el reto de ir excluyendo todos los residuos de carácter militar que quedan todavía del pasado, en cuanto a la nomenclatura, por ejemplo, de los grados del cuerpo de la policía local, para introducir una nueva que tenga más que ver con su carácter de cuerpo civil.

-También estáis desarrollando la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.
-Estamos embarcados en ello, en el desarrollo reglamentario de esa ley, que versa sobre algunos temas que han originado una inquietud social importante. Hay una demanda social, por una parte, en relación con el descanso de los ciudadanos, algunos de ellos justamente preocupados por un exceso de ruidos en las zonas donde viven, como consecuencia de eso que se ha dado en llamar "la movida". Pero por otra parte, estos intereses, que son legítimos, concurren y a veces chocan, contra otros que no son menos legítimos, como los que atañen a los hosteleros que tienen esa profesión o ese modo de vida. Naturalmente ellos también necesitan de una regulación, que dé seguridad jurídica al sector, que excluya la competencia desleal dentro del mismo y que les permita trabajar con tranquilidad.
Luego están los consumidores, muchas veces jóvenes y también personas bien entraditas en años, que frecuentan la noche, sobre todo fines de semana. Pero es el sector juvenil particularmente, el afectado por estos temas. Por consiguiente, el desarrollo reglamentario en lo que respecta a horarios de apertura y cierre de los establecimientos, al aislamiento acústico de los que tienen autorización para emitir música amplificada, etc., son temas importantes.
Y estamos llevando a cabo un esfuerzo importante para dotar de mayores y mejores medios a Bomberos de Asturias y también a todo el sistema de intervención a través del 112, que es el teléfono de emergencias.

"Si no se está de acuerdo con el tronco fundamental de una política lo que tiene que hacer uno es irse de esa fuerza política a otro sitio"

-¿Podría decirse que Asturias es una región segura?
-Nunca estaría satisfecho de la seguridad de una región, ni de una ciudadanía. Malo sería que un responsable de seguridad pública estuviera plenamente satisfecho. Ahora bien, si se establecen comparaciones de cómo está la seguridad, la respuesta a emergencias, la celeridad en las intervenciones, el funcionamiento de los bomberos, etc., en esta comunidad autónoma, creo que no vamos mal, y que además, podemos ir bastante mejor. En dos o tres años podemos culminar una tarea muy importante de mejora de lo que son los instrumentos de la Seguridad Pública en Asturias.

-Tras los atentados de Madrid del 11-M, Vd. se sumó a la controvertida protesta ante la sede del PP en la jornada de reflexión antes de las elecciones generales. ¿Se siente un cabeza de turco de esta situación?
-En primer lugar, quiero reafirmar que he actuado de acuerdo con mi conciencia, con lo que era una exigencia y una urgencia ética, y mientras no se me convenza de lo contrario, tengo muy claro que lo volvería a hacer tantas veces como fuera necesario.
En ese sentido estoy muy tranquilo, lo más importante para una persona es estar tranquilo con su propia conciencia. Además, he actuado dentro de la ley, porque lo que está excluido en la jornada de reflexión son los actos de propaganda electoral, y yo no he puesto en práctica ninguna propaganda electoral, no he pedido el voto para ningún partido, lo único que pedí fue: "Queremos saber la verdad". Ese es un derecho fundamental del ciudadano, el derecho a ser informado de forma veraz. Y es cierto que después se desató una campaña muy violenta verbalmente por parte del PP y por parte también de algunos medios de comunicación que me han fustigado duramente. El Partido Popular no se ha conformado con los resultados obtenidos y ha estado pataleando de todas las formas que puede, una de ellas es la de deslegitimar los resultados del 14 de marzo.

-Al parecer molestaba que un cargo público acudiera a esa protesta, como es su caso.
-Dentro de la llamada clase política hay fenómenos de "solidaridad corporativa" de los cuales yo no participo en absoluto. Para mí, ser Director General de Seguridad Pública es exactamente igual que ser profesor de instituto, ser médico, barrendero, minero... Estoy haciendo esta tarea, pero yo no tengo ningún tipo de solidaridad corporativa. Yo actúo conforme a mis convicciones y a mi ética, y eso hay veces que rompe cosas. No ha roto ninguna ley, pero sí quebranta determinados usos y costumbres, y quienes participan de esos usos y costumbres se sienten incómodos con alguien que perteneciendo al mismo ámbito corporativo no comulga con la forma de actuar.

-Se dice que un cargo político lo es las 24 horas del día y no puede separarse de su condición de cargo público, de miembro del partido o de simple ciudadano, entonces ¿dónde están los límites entre lo institucional y la condición de simple ciudadano?
-Yo por lo menos no soy esquizofrénico. Soy Francisco de Asís Fernández, de profesión profesor de literatura, calzo el 41, ahora estoy trabajando como Director de Seguridad Pública y actúo como Coordinador General de IU de Oviedo... y puedo seguir diciendo muchas cosas más. Todo eso son datos acerca de un individuo que soy yo. Evidentemente comparto en todo momento todos esos datos las veinticuatro horas del día, pero ésa no es la cuestión. Plantear las cosas así es entrar en un sofisma. La cuestión es si cuando actúo, educando a mis hijos, o despidiéndome de mi mujer dándole un beso, estoy actuando como Director General de Seguridad Pública. Evidentemente, no, aunque lo siga siendo, porque tengo otra actuación en el plano de lo personal, de lo humano, de lo familiar. Cuando estoy reunido con los policías locales para trabajar sobre la ley de coordinación de policías locales ¿dejo de ser padre de familia? Evidentemente no, pero no estoy actuando como padre de familia. Pues bien, es cierto que la noche del día 13 de marzo yo no dejé de ser nada de lo que soy incluido Director General de Seguridad Pública, pero no estuve actuando como tal allí, mi actuación era la de un ciudadano que pretende ser un ciudadano libre e informado, que pugna por sus derechos, en lo que piensa que es un estado de derecho, eso es todo. Plantear las cosas de otra manera es tratar de sacar las cosas de quicio interesadamente.

-¿Hay alguna manera de definir lo que es políticamente correcto e incorrecto?
-Políticamente correcto no es más que una convención tácita, una especie de sobreentendido que tiene que ver con los usos y costumbres de un determinado grupo humano, en este caso del grupo de la gente que se dedica a la política, que consideran como políticamente correcto lo que más o menos todos hacen, es decir, en el marco en el que se mueven. Cuando alguien se sale de ese marco y dice alguna cosa insólita, o hace algo poco usual, está saliéndose del marco corporativo, y eso sería lo políticamente incorrecto. Evidentemente esa categoría ni está incriminada en las leyes, ni supone ningún tipo de vulneración de la ética, sino a veces todo lo contrario.

"Mi actuación fue la de un ciudadano que pretende ser libre y estar informado, que pugna por sus derechos, en lo que piensa que es un estado de derecho, eso es todo. Plantear las cosas de otra manera es tratar de sacar las cosas de quicio interesadamente"

-Ha dicho antes que si se volviera a repetir una situación similar saldría a la calle tantas veces como fuera necesario. Y si lo fuera con el Partido Socialista en el gobierno ¿volvería a hacerlo?
-Estoy convencido de que este Partido Socialista, que ahora está en el gobierno de Asturias y del que somos aliados corresponsables, no haría una cosa así. Pienso que si hiciera una cosa así, de ocultamiento flagrante de la verdad y utilización partidaria de los muertos, no tendría ningún sentido que hubiese una cooperación entre partidos y seguramente no habría acuerdo de gobierno. Evidentemente, como no es así, pues hay acuerdo de gobierno. Pero voy más lejos; si la pregunta llega hasta el extremo de si por defender lo que yo creo que es justo, algún día tuviera que entrar en contradicción con algún socio político, o voy más lejos, con la propia fuerza política de la que milito, que no quepa la menor duda de que siempre haría prevalecer lo que yo considero que es una obligación ética, siempre con toda lealtad al ámbito en el que me muevo. Y si fuera necesario, llegado el caso, que lo que se me manda yo no lo puedo cumplir porque mi conciencia no me lo permite, pues abandono este cargo, o esta fuerza política o lo que tenga que abandonar. Soy una persona disciplinada y corresponsable, y puedo hacer muchas veces, cuando quedo en minoría, lo que la mayoría de mi fuerza política me dice que debo hacer, pero eso siempre dentro del marco de flexibilidad de funcionamiento. Disciplinadamente cumplo lo que colectivamente se elabora dentro de IU, dentro del PCE, pero eso tiene unos límites. Los límites son estar de acuerdo con el tronco fundamental de la política que se hace. Si no se está de acuerdo con el tronco fundamental de una política, lo que tiene que hacer uno es irse de esa fuerza política a otro sitio.

-Vista la nueva orientación de la política española ¿mira hacia el futuro con esperanza?
-Siempre miro con esperanza. Para mí la esperanza en política es un concepto profundamente histórico, como decía Gramsci, soy optimista histórico. También tengo claro el optimismo de la voluntad, que a veces choca con el pesimismo o con el realismo del entendimiento. Dicho de otra manera: persigo una sociedad plenamente emancipada, donde no haya explotadores ni explotados, en definitiva, una sociedad socialista que acoja entre sus postulados la igualdad entre los hombres y las mujeres, el respeto a la naturaleza y la defensa de este planeta para las generaciones futuras. Todo ese mundo es posible, aunque seguramente aún lejano. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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