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SUPLEMENTO ASTURIAS  -  JULIO 2004

MUJER ASTUR

MARIA NEIRA


MARIA NEIRA

  PRESIDENTA AGENCIA ESPAÑOLA
       DE SEGURIDAD ALIMENTARIA     

Ejerció la sanidad en países subdesarrollados y bajo la presión de los conflictos bélicos. Cumplió su sueño de trabajar en la Organización Mundial de la Salud, y ser uno de los pocos españoles que lo han conseguido. Actualmente tiene en sus manos otro proyecto ilusionante: la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.


Texto: Isabel Muñiz / Foto cedida por A.E.S.A.

"Política es interesarse por el bienestar colectivo"

Nació en La Felguera, Langreo, hace 44 años. Estudió medicina y cirugía en la Universidad de Oviedo, pero su espíritu viajero la llevó pronto a desembarcar en otros países. Se marchó a Francia a hacer la especialidad de endocrinología, y allí conectó con Médicos sin Fronteras. Trabajó en campos de refugiados en Centroamérica, después con Naciones Unidas se fue a Mozambique y Ruanda. Posteriormente llegó a la Organización Mundial de la Salud, a la que dedicó nueve años de su vida y en la que ejerció la dirección del Departamento de Prevención, Control y Erradicación de enfermedades infecciosas. Actualmente dedica su tiempo a la seguridad alimentaria en nuestro país.

-¿Qué ha cambiado de la mujer que comenzó en Médicos sin Fronteras a la mujer de hoy día?
-Ahora tengo más arrugas (se ríe). Yo me fui a Francia en un momento en que irse a estudiar fuera parecía algo excepcional. Eramos muy pocos los que en ese momento salíamos y hoy puedo decir que dieciocho años después, el español, sobre todo el que se dedica a profesiones como la mía, está mucho más atento a lo que pasa fuera de su país y sobre todo ha aprendido a ver el mundo desde una perspectiva mucho más amplia. Antes me sentía un bicho raro, mis propios compañeros me decían que por qué me iba con lo bien que se vive aquí, pero el mundo es muy grande y yo quería ver cómo era. Y ése es fundamentalmente el cambio.

-Nació en la cuenca minera. ¿Cree que su origen ha determinado su carácter de pionera en diferentes momentos de su vida?
-Ay sí, estoy convencida de que esa rama minera me ha dado un empuje tremendo. Y sobre todo creo que el mar, el vivir en una zona de costa, le hace a uno tener unos horizontes mucho más abiertos, al haber estado expuestos a más intercambio de gentes y de culturas. No te olvides que La Pasionaria tuvo que venir a ejercer a Asturias, algo debemos de tener en las venas las mujeres asturianas y los asturianos en general que nos hace tener ímpetu e iniciativa. Me da la impresión de que eso se nos está diluyendo. Ojalá lo recuperemos otra vez.

-¿Cuál fue la experiencia profesional que más le ha marcado?
-Pues el poder asistir al proceso de la firma de los acuerdos de paz en Mozambique, por ejemplo, eso ha sido algo que no podré olvidar. En un ámbito mucho más negativo, el genocidio en Ruanda; un genocidio de medio millón de personas, o un millón, porque nunca sabremos cuántos tutsis fueron exterminados a machete. Eso requiere un ingenio y una creatividad demoníaca.

"La jerarquía está para que cada uno asuma un pedazo de responsabilidad, no para generar estructuras verticales donde se confunde el respeto con el servilismo"

-También requiere fortaleza para sobrellevarlo.
-Yo no creí que la tuviera, lo que pasa es que los hechos tan fuertes y tan sorprendentes hacen que a veces uno ni siquiera los absorba, simplemente te sobrepasan. Es la única manera de poder seguir adelante. La dimensión es tal que no tienes forma de digerirlos, afortunadamente, porque el día que le encontremos una explicación a ciertas cosas será la aceptación de lo inaceptable.

-Ahora trabaja en un despacho en Madrid, ¿cómo afronta ese cambio de vida y de condiciones?
-Mi evolución profesional es muy coherente, aunque ya sé que a veces puede parecer raro pasar de la Universidad de Oviedo a un hospital muy sofisticado a París, y de ahí irme con un grupito de Médicos Sin Fronteras, luego el descubrimiento de la salud pública, el enamoramiento definitivo de la salud pública y el entrar en el mundo internacional, hasta llegar a la OMS donde se cuece la política sanitaria internacional. Después está el salto a España, un paréntesis en mi vida porque me faltaba esa experiencia, tenía esa espinita de que nunca había trabajado en mi propio país, que tampoco había trabajado con un gobierno, en política nacional. Ese ámbito me faltaba, y me convencieron de que con mi experiencia podía contribuir a poner en marcha esta Agencia de Seguridad Alimentaria, que es un organismo autónomo un poco diferente. Eso es lo que tengo ahora en estrategia sin perder de vista mi querida OMS. Estoy "prestada" de la OMS.

-Anteriormente en la OMS dirigió el departamento de Prevención y Erradicación de enfermedades infecciosas y ahora la Agencia. Sus apuestas son siempre de cierto riesgo.
-Sí no me aburro, por eso digo que hay cierta coherencia porque empecé descubriendo la salud pública a un nivel muy pequeño, pero luego descubrí que una campaña de vacunación podía tener mucho más impacto que el hecho de curar a un enfermo, aunque esto para un médico es una satisfacción muy grande. Prevenir es a veces más importante que curar, y en ese sentido he sido muy coherente.
Dedicarme a las enfermedades infecciosas en la OMS fue magnífico porque por un lado te encuentras con que las enfermedades de los países ricos son enfermedades crónicas, y sobre todo de nuestro propio desarrollo, mientras que en los países pobres las enfermedades infecciosas siguen siendo las mismas: malaria, tuberculosis, sida, incluso todavía tenemos casos de lepra. Son dos contrastes fuertísimos. Te das cuenta que puedes negociar a nivel global, y esas negociaciones pueden tener un impacto o muy bueno o muy malo, según si lo haces bien o si lo haces mal.

-¿Dónde ve realizada mayormente su labor la Agencia, en tareas de prevención de crisis alimentarias o poniendo soluciones a problemas ya existentes?
-Depende de cómo lo miremos. Yo creo que el ciudadano nos ve obviamente mucho más en las crisis pero para nosotros la crisis es solamente el final de una gestión. El 90% del peso de nuestro trabajo está en la prevención y en la gestión de alertas precisamente para que no se conviertan en crisis. Es el trabajo duro, el menos visible. Cuando después sales al frente de la opinión pública es cuando hay crisis. Es muy importante entonces cómo lo gestionas, porque tu credibilidad y ese trabajo silencioso que está detrás puede estar en entredicho.

-Los medios de comunicación juegan mucho con esos temas y tanto el exceso como la falta de información pueden provocar la alarma social.
-Absolutamente, por eso nosotros estamos intentando tener una política con los medios de comunicación de absoluta transparencia. Creo que es fundamental que todas las alertas que gestionamos estén disponibles a los medios de comunicación de forma constante.

-En el tema alimentario tiene que haber una red que abarque a muchos sectores. ¿Resulta complicada la coordinación en ese sentido?
-No, resulta estimulante, porque yo creo en el liderazgo natural, no en el liderazgo impuesto. Lo bonito de esta Agencia es que proporciona un foro para convocar a las comunidades autónomas, a los industriales, a los sindicatos, al sector primario, a los ganaderos, a las grandes cadenas de distribución, etc. Todos tenemos que utilizar la Agencia como el lugar donde se discuten y se confrontan las cosas y sobre todo donde se potencializan. Si la Agencia se usa así, es muy fácil la coordinación. Si la coordinación quiere decir restringir, mandar, y sobre todo captar toda la visibilidad para un organismo, entonces efectivamente la coordinación es muy difícil.

-¿Cómo ha ido asentándose la Agencia desde su creación?
-Llevo un año y medio nada más y parece mentira todo lo que ha pasado. Creo que hemos gestionado un montón de crisis en silencio, nos hemos ganado el respeto de todos los que trabajan en esto y hemos asentado unos principios de transparencia y de rigor científico que ahora van a ser irreversibles. Venga quien venga o vaya esto como vaya, les va a resultar muy difícil prescindir de esos pilares. Yo creo que ésa que es mi pequeñísima aportación y luego también es fundamental el equipo con el que se trabaja, tener un estilo de equipo muy dinámico y muy horizontal. Yo no creo en una verticalidad jerárquica, la jerarquía está para que cada uno asuma un pedazo de responsabilidad pero no para generar estructuras verticales donde se confunde el respeto con el servilismo.

"Empecé descubriendo la salud pública a un nivel muy pequeño, pero luego descubrí que una campaña de vacunación podía tener mucho más impacto que el curar a un enfermo"

-¿Actualmente hay Agencias similares en otros países?
-En quince países europeos. Lo que pasa es que recientemente en la OMS se aprobó el lanzamiento de una red global de seguridad alimentaria, a propuesta de España, y la vamos a coliderar la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y la OMS.

-Según datos estadísticos el hambre sigue aumentando en el mundo. ¿Realmente se puede hacer mucho con poco?
-Sí por supuesto, pero hay que ser muy estratégico en la manera de planificarlo. No hay que usar la demagogia. Hacen falta más intervenciones serias, planificadas, más cabeza y menos corazón. El corazón es fundamental para lanzarse a estos proyectos pero más fundamental todavía es la profesionalidad y la cabeza.

-Desde la rama científica ¿resulta difícil a veces navegar entre la gestión política?
-A mí no me ha resultado difícil tal vez porque me he situado en algo que tiene un componente muy científico, pero yo soy de las que creen que el que trabaja en salud pública está haciendo política todos los días, y quien diga lo contrario probablemente no lo esté haciendo bien, porque no hay nada más político que la salud del ciudadano. A veces se nos olvida que política es interesarse por el bienestar colectivo. Y así para Kofi Annan como secretario general de la ONU, hasta para el maestro que tiene una escuelita de pueblo y tiene treinta niños. Eso bien hecho es política.

-¿Está ilusionada con su actual ocupación en la Agencia?
-Si hay algo que me impongo profesionalmente es el estado de contento. Si no estoy contenta me voy, si creo que no puedo aportar mucho, o cuando alguien me retoca las alas o me pone corsés, prefiero buscarme otro ámbito. Y sí que estoy contenta. Creo que esto está tomando mucha forma y obviamente quiero mucho más.

-¿Tienes algún sueño personal en el horizonte?
-Ser feliz. A nivel personal sembrar afectos, que estén felices los que están alrededor mío y divertirme en lo que hago. Mi hijín de diez años, ése es mi sueño principal. Creo en la irradiación de las ondas positivas, creo que lo positivo atrae positivo y que iremos generando un bienestar de otra manera. Y a nivel de salud pública fundamentalmente querría que todos los líderes mundiales y grandes políticos se ocuparan de este tema y le diéramos una vuelta a todo impresionante. Pienso que la gente carismática puede hacer mucho, así que esperemos que volvamos a tener grandes liderazgos en salud pública. Y que la gente no se olvide de lo que está pasando. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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