Texto: Lupercio González / Foto:
Carlos Rodríguez
Vivimos
días de sangre, mucha sangre, demasiada sangre derramándose inútilmente
como si fuera cualquier cosa. La sangre regalada por la vida, la sangre
que alimenta emociones, la sangre que estimula ilusiones, la que seguro
nutre los sueños... No se puede permitir este derroche de sangre, esta
innombrable desidia respecto a la vida y a la ética básica."
Nunca des la espalda fue su primer trabajo en solitario allá por 1998
tras el cual vendría Entre el barro, su segundo álbum. Ahora nos deleita
con este reciente tercer disco. "Este es más maduro en cuanto al sonido,
pero no en cuanto al mensaje, que sigue siendo el mismo. Cada vez creo
más que definitivamente hice muy bien dedicándome a esto de hacer
canciones".
-Ser artista hoy día ¿entraña muchas dificultades y
riesgos?
-Sí, es difícil. El trabajo artístico nace desde dentro y su
objetivo es desarrollarse. Luego, la meta, lo que se llama el éxito, es
algo añadido, que llega o que se encuentra, que ocurre o que no ocurre,
pero el hecho artístico en sí es una apuesta personal, y como apuesta
personal hay que asumir todos los riesgos; eso se traduce en el
resultado de lo que haces. Cuando lo que muestras tiene una base sobre
la que sostenerse, puede que ese trabajo se mantenga en el tiempo y no
se diluya rápidamente. En el tema de la música parece que vivimos la
época del "usar y tirar".
-¿Cuál es tu reto como artista, como músico?
-Para mí el reto siempre fue conseguir aquello en lo que creía,
independientemente del resultado. Aunque el resultado es importante,
porque para poder seguir haciendo discos o cualquier cosa que te
propongas, tiene que haber unos resultados comerciales mínimos que
permitan soportar la parte más fría del negocio, la parte empresarial.
En esto de momento podemos decir que estamos consiguiendo realizar los
proyectos. Después, el cómo y dónde y adónde llega y cuál es el poder
que adquiere eso que haces... es un poco difícil de controlar.
"La
música, la poesía, la sensibilidad son los caminos que
quedan para redimirnos de todo el sufrimiento" |
-¿Qué le debes artísticamente a Bob Dylan?
-Todo, como muchísimos de los cantautores; y no sólo cantautores
sino músicos del siglo pasado. Todos los días estamos escuchando
referencias de Dylan en multitud de canciones. Algunas más reconocidas y
otras menos. Se lo debo todo, porque fue la primera vez que escuché a
alguien cantando de una forma tan poco ortodoxa, y tocando una guitarra
acústica de una forma sencilla, pero con un bagaje de música popular, en
este caso norteamericana. Eso a mí y a mucha gente nos impactó tanto que
encontramos una forma sencilla de comunicarnos. Dylan estuvo vigente en
mí desde que descubrí la música.
-¿Cuál es la responsabilidad de un artista ante la
sociedad?
-El artista tiene que escucharse a sí mismo, saber qué es lo que
quiere contar, profundizar en eso y realizarlo. A mí no me gusta entrar
en valoraciones de si es mejor este tipo de artista o el otro, porque
creo que cada uno cumple su función.
-Recientemente participaste en el viaje a Palestina
organizado por la Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Violencia de
Genero y la Asociación Hispano-Palestina "Jerusalén", y posteriormente
también en Bruselas. ¿Qué tal la experiencia?
-La experiencia fue múltiple, porque las sensaciones se te
amontonan. Son sensaciones diferentes, duras... Cuando se visita una
zona en la que hay un conflicto como éste, sabes que en cierta medida tú
estás a salvo. Sabes que vas a ser testigo de algo y que tu labor
consistirá en contar aquello que has visto, pero no vas a tener que
sufrir lo que se está sufriendo allí.
Y como artista, la verdad es que me sentí útil cuando hicimos los dos
conciertos, uno en Belén y otro en Ramala, dándoles a los palestinos
durante dos horas y media lo que teníamos. Al regreso he estado haciendo
radio, televisión y demás, contando lo que habíamos visto, procurando
dar una imagen real de esa experiencia. También fue interesante el viaje
que hicimos a Bruselas, donde se presentó un vídeo sobre el viaje a
Palestina y mucha información. Tenemos un informe exhaustivo con datos
de lo que está ocurriendo allí, de lo que está haciendo la fuerza de
defensa israelí con el pueblo palestino y la política de Sharon.
En todo ello uno se siente como un grano de arena en el desierto. Me
preguntaba: ¿qué puedo hacer para que esto pueda cambiar, cuando lo mío
es tocar la guitarra y cantar? Los que fuimos a este viaje no éramos
políticos. La labor más importante es ser testigo de algo y poder
contarlo. Esa es mi experiencia.
"El artista tiene que escucharse a sí mismo,
saber qué es lo que quiere contar"
-¿Te sientes testigo de la vida?
-Sí, porque cada canción que hago tiene siempre que ver con lo
que me está ocurriendo. Para mí es prácticamente imposible desligar el
estado emocional, el proceso vital, de las canciones que compongo. Nunca
grabé una canción que no haya querido. En ese sentido puede parecer que
es en cierto modo un poco egoísta, en cuanto a que me recreo y trato
siempre de hablar de mis propias sensaciones y musicar mis propias
sensaciones, pero es mi forma de expresión. Creo que tampoco hay tanta
diferencia entre las personas, y que hablar de uno mismo, de ese pequeño
mundo en el que uno se zambulle, es una forma de comunicarse con el
otro.
-A pesar de cómo esté el mundo ¿crees que queda un hueco
para la sensibilidad, para la poesía?
-Es difícil, pero, sí. El mundo se mantiene por un equilibrio de
tensiones, entre fuerzas que tiran de un lado y otras que tiran de otro.
La historia de la humanidad está llena de canciones que cantaron al
sufrimiento. Siempre va ha haber ese hueco, porque la música, la poesía,
la sensibilidad son los caminos que quedan para redimirnos de todo el
sufrimiento.
-¿Qué ingredientes prefieres a la hora de "cocinar" una
canción?
-La verdad es que no conozco la fórmula y creo que lo de cocinar
una canción tiene mucho que ver con la casualidad, con el arrebato. Creo
que es difícil. En la industria discográfica comercial, cuando se
intenta hacer un cóctel de éxitos preparados, no suele funcionar. Lo que
funciona es la inspiración y el dejarse llevar; la frescura, la soltura,
porque una vez que aprendes la parte teórica de la música, lo que
funciona es ese chispazo. No conozco las fórmulas.
-¿Pasas por la vida o te involucras en ella?
-Para mí el hecho simplemente de salir a pasear o incluso de ir
a un centro comercial, es siempre un revulsivo. Siempre se me ocurren
muchas ideas al ver situaciones cotidianas que son aparentemente
ordinarias. Veo situaciones extraordinarias dentro de la cotidianidad.
Los temas de los que se pueden hablar son el amor, la vida, la muerte y
poco más. Mi fuente de inspiración está en lo que ocurre día a día, cómo
me relaciono con las personas y ellas conmigo, cómo me relaciono con el
mundo y él conmigo.
"Mi
fuente de inspiración está en lo que ocurre día a día" |
-El último trabajo "Nueche d'insomniu" ¿te quita el
sueño?
-Bueno, el título está cogido de un poema de Mánfer de la Llera,
y es un trabajo en el que yo me empeñé hace años. En el disco las letras
son poemas de autores asturianos prácticamente desconocidos. Es un
homenaje al anonimato, a la sensibilidad desconocida, y a las noches sin
dormir; a las noches en las que se nos quita el sueño porque queremos ir
un poco más allá de lo que nos ofrece cada día, y en lo que se nos está
ofreciendo cada día con este nuevo orden internacional que estableció
Bush padre en su momento. También es un homenaje y una reivindicación de
la lengua asturiana, del bable, porque todos los temas están cantados en
asturiano. En el disco hablamos de la noche, la penumbra, del anonimato
y del paso del tiempo.
-¿Te angustia el que pasen los años?
-Creo que el paso del tiempo angustia un poco a todo el mundo; a
unos más y a otros menos. No es algo que me quite el sueño, pero sí es
siempre una constante. Eso se refleja en las canciones, en la
literatura, sobre todo cuando las cosas suceden como a más velocidad, a
más rapidez y eso se siente con el paso de los años. Esta eterna
juventud de la que se habla a veces, en cierto sentido sí es eterna.
Cuando uno es adolescente el tiempo es enorme, todo va a ocurrir en un
tiempo futuro que es larguísimo, y cuando ese tiempo futuro llega, la
verdad es que se empieza a percibir la brevedad. Yo tengo ahora cuarenta
y dos años, y la verdad, desde los treinta, estos últimos doce años
fueron como un bostezo, a pesar de que fue la época de máxima actividad
con la música.
-¿Eres de los que morirán con la guitarra puesta?
-Como con las botas; desde luego, si la palmo mañana muero con
la guitarra puesta. Siempre digo que voy a seguir aquí hasta que me
echen, hasta que se me grite no hagas más, no compongas más, no cantes
más, entonces me retiraré. ∆ |