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SUPLEMENTO ASTURIAS  -  ENERO 2004

MUJER ASTUR

DIANA CAMAFEITA


DIANA CAMAFEITA

  Diputada del Grupo Parlamentario de IU

La juventud de esta representante parlamentaria contrasta con la madurez y la fuerza de sus palabras. Sus ideales le hacen navegar contracorriente en una sociedad caracterizada por los desequilibrios sociales, pero en sus afirmaciones no hay lugar para el derrotismo.


Texto y foto: Isabel Muñiz

La fuerza de una idea

A pesar de los altos niveles de apolitización que hay entre la juventud, Diana Camafeita es de las que considera que la transformación social debe buscarse a través de la participación política, tanto en la calle como en las instituciones. Y de ello da ejemplo. Es militante del Partido Comunista y durante cuatro años se ocupó de la Concejalía de Juventud y Mujer en el ayuntamiento de Langreo. La representación de Izquierda Unida en el Grupo Parlamentario es su segunda experiencia en el ámbito político institucional.

-Mujer, joven y con responsabilidades políticas importantes. ¿Cómo se compagina?
-No es fácil. Con veintiocho años no resulta fácil compatibilizar desarrollar tu vida personal, mantener los estudios, tener acceso al empleo, etc., con la participación activa en una organización política. En la vida a todos nos ocurre que en función del momento te centras más en unas cosas que en otras. En este momento de mi vida yo le doy prioridad a esto, porque además no tengo responsabilidades familiares. Es difícil que la gente joven participe en política, pero para mí es fundamental.

-La juventud española está adormecida. ¿Con qué se la ha comprado?
-Hay un problema grande. Por un lado creo que están imperando los valores de la derecha, pero además nuestra generación se ha criado en esa línea de sálvese quien pueda, porque el nivel de competitividad que hay en el ámbito formativo y en el laboral no permite tampoco tener una visión más amplia de lo que pasa. Yo creo que somos de alguna manera la consecuencia de algo que ya estaba ahí larvándose, y que es el modelo de sociedad. De todas formas el otro día se publicó una encuesta en la que la mayor parte de los jóvenes se declaraban de izquierdas. Eso es alentador en el sentido de que al menos tienen una identificación con políticas solidarias, aunque no esté muy sustentada ideológicamente.

"El otro día se publicó una encuesta donde la mayor parte de los jóvenes se declaraban de izquierdas. Eso es alentador en el sentido de que al menos tienen una identificación con políticas solidarias, aunque no esté muy sustentada ideológicamente"

-Constantemente se habla de desarrollo y calidad de vida. ¿En función de qué está esa calidad de vida?
-La calidad de vida viene determinada desde mi punto de vista por que haya mayores condiciones de igualdad entre todos, es decir, la justicia social. Ni el consumo compulsivo, ni este tipo de sociedad donde nuestra confortabilidad está sustentada por el hambre de otros, tiene que ver con la calidad de vida. Es fundamental buscar modelos sociales que permitan un mayor equilibrio. Es necesario que todos tengamos unas condiciones de vida similares que nos permitan vivir con libertad, disfrutar, y tener tiempo libre, y eso implica no tener las condiciones laborales tan precarias que tenemos, tener acceso a la cultura, etc.

-Medio mundo busca un trabajo en su país de origen y el otro medio emigra buscando esa calidad de vida. ¿Para qué sirven las fronteras?
-Las fronteras en muchos casos, y tal y como estamos viendo que se están consolidando determinadas políticas en materia de inmigración, están sirviendo para que el estrecho de Gibraltar se convierta en la fosa común más grande del mundo. Cada sociedad tiene una definición territorial determinada; eso es normal, por una identidad cultural concreta y por criterios de funcionalidad de los Estados. Lo que me preocupa son los desequilibrios sociales que existen que además están promovidos por los países del primer mundo.
Lo vimos en la conferencia de Cancún hace dos meses, cómo se ponen las limitaciones a los países del tercer mundo y luego encima se les pide que controlen los flujos migratorios. Nadie por voluntad propia se va a arriesgar a meterse en una patera para morir. Hay que mantener cierto equilibrio y esto no lo soluciona la dinámica actual, con unas relaciones internacionales basadas en la violencia, en la fuerza, eso está claro. Hay que hacer un análisis más amplio de los desequilibrios y ver por qué se están provocando estos movimientos de población, y a partir de ahí tomarlos en serio.

-El año 2003 con la catástrofe del Prestige y la guerra contra Irak, ha obligado a la población a tomar posiciones. ¿Cómo lo viviste tú?
-Hombre, todos esperábamos que esa especie de movilización general que se vivió tuviera una serie de consecuencias de cambio de rumbo del país. Las cosas son como son y los resultados fueron los que fueron, pero la esperanza está ahí. Yo valoro muy positivamente que hubiera una movilización tan grande respecto a una guerra contra un pueblo a miles de kilómetros de aquí. Supone un salto cualitativo tremendo respecto a lo que teníamos en años anteriores que pasamos otras guerras, como la de Yugoslavia o la del 91 de Irak.
Es muy interesante que la gente se dé cuenta de las contradicciones sociales que hay. Otra cosa es que la gente, una vez que se inicia la guerra o cuando se ven las consecuencias de la catástrofe del Prestige, tiene la sensación de que sirve de poco. Eso es lo que produce cierta apatía, el divorcio entre los gobernantes y los ciudadanos, pero la democracia se consigue en esa línea de trabajo de crítica, de reflexión, de movilización, los derechos no se nos vinieron dados.
Por eso nosotros nos consideramos un movimiento político y social, porque entendemos que es importante estar en las instituciones y también es esencial trabajar en la parte de la movilización social.

"Encontramos en Irak a niñas de nueve años que habían desarrollado cáncer de mama.
Esos efectos los provocó el bombardeo de la guerra del 91 con uranio empobrecido."

-¿Es importante para un político tener experiencias, viajar...?
-Yo el año pasado hice dos viajes que me marcaron de una forma tremenda. Uno a Irak, en diciembre, para pasar la nochevieja, justo en la época de preguerra; y otro al Sáhara, y eso te permite ver otras realidades. Es fundamental conocer la comunidad autónoma, pero también es fundamental traspasar fronteras. No es fácil, porque mucha gente no tiene posibilidades pero sí te permite conocer otras realidades.

-¿Qué te supuso haber visitado Irak?
-Estábamos en una época en la que muchas personas veíamos la necesidad de viajar y conocer lo que había allí. Nos llamó mucho la atención con qué normalidad la gente vivió diez años de un embargo que supuso carencias tremendas, con que normalidad vivían en la zona de Basora los efectos del uranio empobrecido. Encontramos a niñas de nueve años que habían desarrollado cáncer de mama. Esos efectos los provocó el bombardeo de la guerra del 91 con uranio empobrecido. Eso te hace pensar que el objetivo de la guerra en Irak va más allá del tema de Saddam Hussein, hacia el control de los recursos naturales de la zona. Irak es un área estratégica fundamental en Oriente Medio, de cara a las relaciones futuras con China o con Rusia.
Y ante esa realidad tremenda la gente vivió con mucha dignidad el bloqueo. Nos acogieron de una forma tremendamente hospitalaria. Eso no lo puede negar nadie que haya estado en Irak.

-¿Qué te trajiste de allí a nivel personal?
-Fue una experiencia única. Ibamos todos con las neurosis propias del primer mundo, pensando que nuestros problemas son los mayores del mundo y te das cuenta que hay otras realidades.

"Aunque es difícil que la gente joven participe en política, también es fundamental"

-Viendo esa realidad ¿qué se siente?
-Te das cuenta de que, desde nuestro punto de vista, el mundo va por el rumbo equivocado. Es verdad que estamos en un momento difícil, tenemos un nivel de representación en la Junta muy pequeñín respecto al resto de los grupos parlamentarios. Pero somos una fuerza que tiene interés en crecer y crecer porque cree que no es sostenible esta dinámica. Va a costar cambiarla, pero yo no creo que esto sólo sea patrimonio de esta organización política, sino de mucha gente que está descontenta respecto a esta línea que llevamos. Todavía no cristalizó, pero ahí están las plataformas antiglobalización como una experiencia que está todavía germinando y que puede ir adelante. Es verdad que a veces vivimos en una constante contradicción y también es verdad que parece que no avanzas lo suficiente, pero hay que seguir ahí.

-¿Qué significa para ti ser comunista?
-No te voy a decir una definición teórica. Ser comunista para mí es partir de un criterio fundamental para que una sociedad sea justa: la igualdad de todos los seres humanos, hombres y mujeres. Igualdad no sólo en el acceso a los recursos sino igualdad material, porque eso es el único elemento que puede garantizar la libertad.
Además tenemos la obligación los comunistas, los rojos, en el sentido más amplio lo digo, de ser muy didácticos y poner a cada uno en su sitio, porque parece ser que aquí algunos que ganaron la guerra intentan reinventar la historia y muestran a los comunistas de manera que sólo nos faltan los cuernos. Y hay que poner en valor el papel de muchos hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas y su juventud para conseguir un mundo más justo. En ese camino hay que seguir andando.

-¿Esa llama, ese espíritu de dónde salió?
-Hombre yo tengo ahí a mi abuelo que murió hace dos años. Y en la época de mi infancia vivía en un pueblo pequeño de Langreo, en Pando, donde estaba todo muy bien definido. Eran momentos de fervor ideológico, los primeros años de la democracia, y eso se mama. Yo agradezco a mis padres que hayan creído en la escuela pública, eso te permite también estar con niños y niñas de toda condición. Para todo, para lo bueno o para lo malo, vivir en la cuenca minera te marca.

-¿Cómo ha influido en tu carácter?
-Me marcó pasar allí la infancia, sobre todo porque mi generación vivió todo lo que fue el repliegue de las minas, de la industria, de la mal llamada reconversión, que no se puede llamar así porque al final lo que quedó fue un desmantelamiento del sistema industrial y minero de las cuencas y eso por supuesto que marca. Además sabes que tenemos un carácter muy determinado, porque es una de las zonas de España en general y de Asturias en particular donde hay todavía una conciencia crítica muy consolidada y un sentido de la solidaridad muy desarrollado. Un ejemplo son las movilizaciones de Duro Felguera. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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