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SUPLEMENTO ASTURIAS   -  ENERO 2004

DACIO ALONSO GONZALEZ. "Los grandes cambios que se han producido de sensibilidad hacia los derechos de los consumidores, han venido precedidos siempre de grandes catástrofes, como el tema de la colza, las vacas locas..."


DACIO ALONSO GONZALEZ

Presidente de la Unión de Consumidores de Asturias-UCE

 Consumo justo


Viene de esa generación para la cual el compromiso social es un componente importante como sentido ético de vida. La lucha contra la dictadura y el tránsito a la democracia fueron etapas que marcaron a quienes las vivieron en muchos sentidos. Una de las huellas más profundas es el valor de la dignidad.

Texto y foto: Lupercio González

"No puedo entender la vida si no es con un compromiso social"

Dacio Alonso trabaja en FEVE como técnico ferroviario. Militó durante un tiempo en el campo sindical, para más tarde, a finales de los 80, involucrarse en una organización de consumidores que luego daría paso a lo que hoy es la UCE en Asturias. Asume la presidencia de esta entidad de forma altruista y a ella dedica gran parte de su tiempo libre. Esta responsabilidad le exige de todo: "A medida que vamos invirtiendo más en actividad y en actuación -explica Dacio Alonso- el nivel de exigencia es mayor en todos los sentidos. Queremos estar a la altura de las exigencias, tener una organización potente, y ser unos interlocutores capaces de generar proyectos innovadores que favorezcan los derechos de los ciudadanos".

-Gestionar adecuadamente esos derechos ¿requiere actualizar la formación?
-Efectivamente, exige formación, conocimiento. Nosotros queremos liderar determinados procesos y eso sólo es posible con un conocimiento de la realidad para poder modificarla y cambiarla, porque para tener credibilidad no sólo hay que tener razón, sino que hay que gestionar y administrar adecuadamente esa razón para que tenga éxito. La clave está en que somos un equipo de trabajo en donde yo soy uno más.

-¿Juegan los medios de comunicación un papel importante en vuestra labor?
-Vivimos en una sociedad muy mediática, de manera que quien no está en los medios da la impresión de que no existe. Para nosotros es una necesidad estar en los medios de comunicación, porque creemos que tenemos algo que decir. Nos servimos del efecto de llamada para que los ciudadanos sepan que tienen derechos, cómo pueden ejercerlos, y a través de qué ámbitos e instrumentos pueden hacerlo. Queremos estar en los medios porque creemos que tenemos algo que aportar a la propia sociedad, formándola, informándola, reivindicando, denunciando, valorando, y creando opinión. Pero ello no es un fin en sí mismo. Lo que se vierte en los medios lo elabora un equipo técnico de gente que está en el día a día, que está muy sensible a lo que la gente nos cuenta. Nuestra organización tiene un potente servicio jurídico, y a veces, más allá de la reclamación, hacemos un poco de confesores, porque la gente nos cuenta su problema y la dimensión que tiene en su vida. Tenemos un observatorio que con una mínima metodología y con personal muy cualificado sociológicamente, va canalizando las llamadas que nos hacen los ciudadanos de Asturias. Eso nos da una radiografía de cuáles son los problemas, dónde están, qué sectores los tienen, de qué naturaleza son. Eso lo volcamos hacia afuera a través de los medios de comunicación.

"Para tener credibilidad no sólo hay que tener razón, sino que hay que gestionar y administrar adecuadamente esa razón"

-¿De qué se suelen quejar más los consumidores y usuarios?
-Lo que más quejas, reclamaciones e insatisfacciones acapara tiene que ver con la vivienda. El tema de la vivienda es el número uno, porque es el bien más importante que uno adquiere en su vida, donde más invierte, y a pesar de tener unos precios de escándalo es lo que paradójicamente menos garantías ofrece a los compradores, desde falta de calidad en el proceso edificativo, hasta falta de regulación legal. Es curioso que una vivienda tenga menos garantías que un electrodoméstico. Una vez que uno compra una vivienda y hace la escritura y legaliza la situación de compra, desaparecen el promotor y constructor, y uno se queda con todos esos problemas que luego aparecen con el parquet, con los acabados, etc. Para resolverlos generalmente se inician pleitos por vía judicial, y en la mayoría de las veces resolvemos los problemas con la presión de la UCE sobre promotores y constructores. Somos conscientes de que una organización de consumidores, por muchos y buenos servicios jurídicos y técnicos que tenga, si se dedica exclusivamente a resolver reclamaciones de los ciudadanos es, a nuestro juicio, como matar moscas a cañonazos. Por la vía de la reclamación individual no se pueden corregir determinadas prácticas estructurales del mercado. Es decir, hay que atacar las causas que provocan los problemas. Y qué duda cabe de que eso es más complicado. Nosotros en ese sentido hemos sido pioneros e innovadores. Estamos haciendo cosas que nos están permitiendo atacar esas causas.

-Fundamentalmente ¿cuáles son esas causas?
-Vivimos en una economía y en una sociedad de consumo pura y dura, en donde lo importante no es el consumidor sino el sistema productivo. El papel del consumidor es garantizar el sistema de producción. En lo cotidiano, a ese consumidor se le fueron dando derechos y empieza a ejercerlos. Los grandes cambios de sensibilización hacia los derechos de los consumidores han venido precedidos siempre de grandes catástrofes. El tema de la colza en España; tuvo que haber un envenenamiento masivo para que hubiese una ley de consumidores. Recordemos el tema de las vacas locas recientemente... En ese sistema de producción el dinero es lo fundamental y casi lo justifica todo. Justifica, efectivamente, que haya gente desalmada y que se quiera aprovechar del momento, como pasó con vacas locas para rentabilizar determinados piensos y economizar sus costes; luego vinieron las consecuencias. En un sistema que tiene por objetivo que la producción se mantenga por encima de todo es muy complejo dotar al consumidor de derechos. El papel de los consumidores y sus derechos en el ámbito político es muy pequeño.

"Lo que incorporó la Ley de Consumidores de Asturias a diferencia del resto de las leyes en España, es la reparación del daño"

-No obstante, se están legislando bastantes normas de protección a los consumidores.
-Al consumidor, como sujeto de derecho, se le está dotando de una legislación donde empiezan a regularse sus derechos, y por lo tanto ya se pone coto a ese planteamiento capitalista puro y duro donde la economía de mercado y la producción es lo fundamental. Pero el hecho de que se están produciendo muchas normas que protegen los derechos de los consumidores, no significa que haya realmente una protección y una tutela real de esos derechos. Incluso ahora estamos en un proceso productivo de normas desde el ámbito europeo comunitario. Todos los días se crean directivas comunitarias y cada una de ellas tiene que ver en última instancia con el consumidor, porque en esta sociedad de consumo, el ciudadano es fundamentalmente consumidor y usuario.

-En Asturias entró en vigor ya la Ley de Consumidores del Principado, que al parecer es una ley bastante avanzada. ¿Cuál es su apreciación al respecto?
-El avance en los derechos de los consumidores se ha hecho a costa de la salud y la seguridad de los propios consumidores. Un ejemplo fue el de la colza. Para dar respuesta a ese problema hubo que promulgar una ley, la Ley General de Consumidores del 84, que se aplica a nivel general del Estado. Hoy todas las comunidades autónomas tienen su propia ley, pero es curioso que, analizando comparativamente esa legislación autonómica de protección de los consumidores, aún la ley del 84 es más progresista que las leyes que se han ido haciendo después.
Los partidos políticos no le están dando a la política de consumo la prioridad que debía tener. Nosotros como organización de consumidores preparamos aquí en Asturias un debate público con los parlamentarios y creamos el caldo de cultivo en la opinión pública para que se entendiera el alcance que tenía esta ley para la sociedad asturiana. Tocamos muchos aspectos, pero nos centramos en una parte de la ley que nos parecía importante que recogiese la Ley del Principado y que no recogía ninguna ley en España, y era la reparación del daño.

"Es curioso que una vivienda tenga menos garantías que un electrodoméstico"

-¿Puede matizarnos en qué consiste esa reparación del daño?
-Sí, cuando un consumidor sufre un problema y se presenta una reclamación, lo que da credibilidad es que se le responda con la reparación del daño. Hasta ahora lo máximo que se conseguía era que una administración ante una denuncia de un consumidor abría un expediente informativo, luego, a través de esa denuncia deduce si hay un incumplimiento de norma. Si lo hay, se ponía en marcha un procedimiento sancionador pero el daño al consumidor no se reparaba. Esa era la prioridad, y aunque no se consiguió del todo, el listón ha quedado alto. La Ley de Asturias es la única en España que dice que cuando un consumidor presenta una denuncia porque cualquier actividad en el mercado le ha provocado un daño, en el mismo procedimiento sancionador de la Administración se le repare el daño. Es más, si ese empresario o entidad objeto de la denuncia le repara el daño al consumidor, será considerado falta leve y se le reducirá la sanción. Así quedamos todos satisfechos, el consumidor porque ve reparado su daño y el empresario porque en vez de pagar la cantidad mayor va a pagar una menor. Eso fue lo que incorporó la Ley de Asturias a diferencia del resto de las leyes en España.

-Nuestra Constitución reconoce el derecho que tiene todo español a una vivienda digna. Si es así, ¿por qué el Estado ha dejado la gestión de este derecho en manos privadas?
-A nuestro juicio ésa es la parte más perversa de esta historia, porque ese derecho constitucional, que tanto significa para una familia, no lo está gestionando el poder público, sino los promotores y constructores en el ámbito inmobiliario. Y la lógica de estos promotores y constructores es la del beneficio, porque ellos están en un mercado para ganar dinero. Pero ¿cómo alguien va a entender que la garantía de un derecho tan fundamental como éste pueda estar en manos de los mercaderes del mercado? Ese es el gran fracaso de la política del Gobierno del PP en materia de vivienda. En España se está produciendo vivienda libre que no está sujeta a control de ningún tipo y los márgenes de beneficio son astronómicos. Familias con recursos normales, que tendrían posibilidades de acceder a una vivienda de protección oficial, están entrando en la vivienda libre porque no se está produciendo otra, y están hipotecando treinta años de su vida y el 50% de sus ingresos. Además, en un mercado con una gran precariedad laboral las incertidumbres son tremendas. Ahora bien, esto se corrige si los poderes públicos intervienen creando un parque de vivienda protegida en el que las familias normales puedan entrar. Es un problema de competencia en el mercado, y en definitiva, de naturaleza política. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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