stamos ante una vida
marcada por el mar, en el mejor sentido de la palabra. Pepe pesca desde
muy joven, y su espíritu de superación le permitió avanzar sin
detenerse. Campeón de Asturias, de España, de Europa, y finalmente,
campeón del mundo. Desde entonces tampoco ha cesado de ganar, y ahora,
con 41 años, confiesa que se encuentra muy bien físicamente, además de
atesorar la experiencia ya acumulada. Es la vida de un campeón, forjado
durante años en el mar.
-Este año has vuelto a ganar el campeonato de Asturias.
¿Te ha resultado fácil?
-No, hay que pelearlo y por eso dediqué una semana a mirar
sitios que ya conocía, para ver si había movimiento. Luego había que
tener en cuenta el tiempo. Hizo muy bueno, y la primera jornada quedé
segundo a poca distancia del primero. El segundo día me salieron las
cosas muy bien y pude hacerme con el campeonato.
-¿Había algún rival que te inquietara más que los demás?
-Yo estaba confiado en los sitios donde tenía pensado pescar y
en mis posibilidades. Cuando vi que iba llegando a sitios donde contaba
hacer dos peces, tres, y hacía seis, u ocho, me di cuenta de que me
estaba yendo muy bien. Prefiero no saber cómo van los demás y darlo
todo, pero ya notaba que estaba pescando por encima de lo que esperaba.
"El
mar siempre me atrajo, desde pequeño, lo llevo en la sangre.
Es una forma de vida" |
-Tienes 41 años. ¿Te encuentras mejor con el paso del
tiempo?
-Como dice el dicho, la experiencia es un grado. Pero es que
además físicamente me encuentro muy bien. Supongo que antes o después me
acabará afectando, pero de momento me encuentro perfectamente.
-El Campeonato del Mundo de Perú, marca un antes y un
después en tu carrera. ¿Qué has cambiado como pescador, desde entonces?
-Lo que cambió sobre todo fue que se me quitaron todos los
complejos. E incluso antes, cuando fui Campeón de Europa en Portugal:
¿Por qué no podía ser yo uno más de esos buenos pescadores de la época y
conseguir un Campeonato del Mundo? Así fui mentalizado a Perú, y salió
todo muy bien. Fue una satisfacción muy grande para mí y para toda la
afición.
-¿Estás satisfecho con todo lo que has conseguido desde
entonces?
-Hombre, si hubiera podido ganar el mundial de Gijón, sí que
estaría muy satisfecho, pero fue un campeonato un poco al azar, por las
condiciones que se pusieron. No obstante, creo que teniendo un primero
del mundo una vez, ya es mucho. Si se pueden conseguir más mejor, pero
una competición siempre es algo bastante complicado. Además ahora ya no
hay distancia mínima entre los competidores. Se te puede tirar un
pescador encima, dos o tres, y te agobian, ya no vas con esa soltura que
tienes cuando estás solo. Van a marcar a los que son conocidos, a los de
renombre. Esto me pasó en el Mundial de Croacia. Tenía localizado un
sitio con mucha pesca en el que es posible que hubiera hecho un buen
papel. Dan la salida, espero un poco, parece que no me sigue nadie. Me
tiro en el sitio, y sale de detrás de una isla un italiano, en aquella
ocasión fue Ramazzotti, que fue segundo al final. Empezamos a pescar,
una pieza yo, otra pieza él, otra yo, otra él... Hubiera conseguido un
montón de piezas con la cantidad que había, y hubiera quedado en otro
puesto.
-Es una situación que perjudica a los favoritos, ¿no?
-Claro, el que es bueno, pero no tiene mucho renombre, va un
poco a su aire y puede hacer un buen papel. Yo cuando fui a Perú, era un
pescador que empezaba. Había ganado el Europeo en Portugal, pero no era
un personaje muy conocido, y entonces pesqué a mi aire, sin nadie detrás
de mí y sin complicaciones. El problema de los marcajes es que como
alguien decida tirarse encima de ti las seis horas te hace la vida
imposible. Pero así es la competición.
-Ya llevas unos años viviendo en el sur. ¿Consideras
positivo el cambio?
-Sí, bueno, llevo cinco años allí. Yo quería disfrutar del mar
ahora que tengo facultades y me encuentro bien, y el Cantábrico no te lo
permite. Llega el invierno y hay que buscarse otros deportes
alternativos, y yo lo que quiero es disfrutar del mar. La Manga me
permite esas condiciones, si quiero, todos los días. En definitiva, yo
lo que buscaba era calidad de vida, estar en un sitio donde pueda
disfrutar de hacer lo que me gusta, y por eso estamos allí.
-Como pescador, ¿te ha beneficiado el moverte en un mar
diferente?
-Bueno, las especies son más o menos las mismas, pero notas que
unas están más asustadas que otras por el entorno. El Mediterráneo es un
poco más profundo, viene más gente y el pescado anda como más resabiado,
más esquivo, pero eso me gusta, que haya dificultad, porque te vas
espabilando, y tienes que tratar de acercarte al pez con inteligencia.
-¿Qué significa el mar para Pepe Viña?
-El mar es mi forma de vida hasta la fecha, es algo que ya llevo
en la sangre. Será porque mi abuelo trabajó durante cuarenta años de
buzo con el típico casco pesado y las botas. El mar siempre me atrajo,
desde pequeño, lo llevo en la sangre. Es una forma de vida.
-¿Qué es lo que te permite permanecer entre los mejores
del mundo durante tanto tiempo?
-No es una sola cosa. Concentración, sangre fría e insistencia
sobre el terreno. Y no desmoralizarse, porque a veces estás una hora
bajando y no encuentras nada, pero sabes que en veinte minutos vas a
descubrir una buena piedra y ya remontas. Ese tesón de lucha es
importantísimo. Cuando yo empecé a hacer deporte, cuando ya no podía más
era cuando más caña me daba. Es el poder del sufrimiento del deportista.
Si no te entregas con prudencia, con cabeza y con frialdad, es difícil
conseguir cosas. ∆