Foto: Juanjo Arrojo |
Riqueza a la vista
Toda la belleza de este concejo está a la vista del viajero que desee
desplazarse para conocer esta noble tierra. / Chabe Hidalgo
Aller es uno de los concejos mineros
asturianos que a lo largo de la historia ha sabido combinar mejor su riqueza
carbonífera con las actividades agrícolas y ganaderas.
En las zonas de los valles es donde se concentra mayormente la población
debido a la elevada altitud y la estructura montañosa del territorio. Sus
gentes hospitalarias y muy trabajadoras, saben acoger al visitante y atraerlo
para que descubra los atractivos naturales que el concejo guarda.
Es Cabañaquinta la capital del concejo, una villa tranquila y enclavada en una
fértil vega. Las parroquias de Moreda, Caborana, Felechosa, Collanzo, Boo,
Villanueva, Piñeres y Bello rematan el puzzle de los núcleos rurales más
importantes.
Lo que más abunda en sus 374,57 km2 de superficie son las altas cumbres y los
frondosos bosques cruzados por manantiales y ríos. Todo este conjunto natural
permite disfrutar de la caza y la pesca, pero además, los amantes de las
excursiones o del senderismo, cicloturismo, esquí, escalada... encontrarán
infinitas posibilidades a desarrollar en Aller. Para la práctica de todas las
actividades relacionadas con la nieve está la estación invernal de San Isidro
en la provincia de León, pero muy cercana a Felechosa.
ALTO ALLER
Una vez que se entra en el concejo de Aller y llegados a Collanzo, comienza la
zona conocida como Alto Aller.
El pueblo de Collanzo es la base de dos valles, el que sigue el curso del río
Braña en dirección al puerto de San Isidro pasando por Llanos, Pola del Pino,
El Pino y Felechosa, y el que forma el río Aller por Cuérigo, Llamas,
Conforcos, Casomera y Rio Aller.
Los habitantes de esta parte del concejo, asentados en el fondo y laderas de
los valles, aún trabajan en la mina, pero principalmente viven de la ganadería
y los servicios. En concreto Felechosa al estar muy próxima al puerto de San
Isidro y a la estación de esquí, está convirtiéndose en una villa muy
eficiente en cuanto a servicios de hostelería.
La belleza paisajística es su mayor privilegio. Alberga numerosos recursos
cinegéticos en la Reserva Regional de Caza, donde abunda la caza mayor de
venado, corzo, rebeco y jabalí sobre todo. Los numerosos ríos y arroyos que
vierten sus aguas hacia los valles permiten practicar el arte de la pesca. Su
riqueza natural ofrece numerosas propuestas al turismo, que va en aumento a
medida que se da a conocer la zona. El senderismo es otra de las actividades
practicables en el Alto Aller.
Existen numerosas rutas marcadas para el caminante. La primera que se señalizó
fue la Ruta de las Brañas, en torno al pico Retriñón, además de otras de gran
belleza, como la que conduce hasta las Foces de Río Aller, un desfiladero de
medio kilómetro de recorrido en el curso alto del río Aller. Otro mágico
recorrido es la ruta del Gumial que nos lleva hasta la majada del mismo nombre
a 1300 m. de altura, rodeada de varios picos. El sitio destaca por sus
hayedos, praderías y cabañas.
El Alto Aller es una zona muy montañosa en la que abundan las cotas superiores
a los dos mil metros y los puertos de altura. Está el Estorbín (2115 m.), Tres
Concejos (2020 m.), Fitona (2040 m.), Torres (2104 m.) o el Pico Faro (2110
m.) en el límite con León por el puerto Vegarada, dignos de ser conocidos.
En esta zona se conservan dos monumentos naturales bajo la cobertura de la
legislación ambiental del Principado de Asturias: las Foces de El Pino y el
Texu en Santibáñez de la Fuente.
MOREDA
Fiesta de los Humanitarios de San Martín
11 de noviembre
Es el día grande de Moreda y para acudir es imprescindible vestirse con el
traje típico asturiano. Nadie es forastero ese día, y el disfrute, que destaca
por el sentimiento de hermandad, está asegurado.
Es la misa la que hoy día inaugura la fiesta. A continuación tiene lugar la
puya del ramu, en la que se subastan los ramos del típico pan de harina de
escanda entre todos los romeros. Seguido se inicia el tradicional desfile a la
una de la tarde, encabezado con el estandarte de la asociación. Detrás le
sigue la banda de gaitas y grupos folclóricos de baile. El desfile lo cierran
las xandas, que son grupos de gente que preparan motivos asturianos muy
artesanales. En torno a este original carro va la gente cantando, bailando y
saltando acompañados de la música. Después de que el desfile recorre todas las
calles de la villa de Moreda, no falta la tradicional comida a las tres y
media de la tarde consistente en fabada asturiana y panchón, el postre
típico allerano. Elaborado a base de harina de escanda amasada y luego
cubierto con hojas de berza, se cocina lentamente en la chimenea. Se sirve
desmenuzado y listo para fundirse con manteca y mezclar con azúcar o miel.
A partir de las seis de la tarde hay chocolatada infantil para todos sin
límite de edad, pues se apuntan también los mayores.
Más entrada la tarde, las bandas de gaitas hacen otro pasacalles por los
chigres, tocando y animando a la gente para comunicarles que comienza la
verbena en el campo de la iglesia a cargo de "La Bandina", un grupo de música
tradicional de Moreda. El día se cierra con la danza prima, y los fuegos
artificiales. Buen fin de fiesta.
Cabañaquinta
Enclavada en un valle amplio y rodeada de un bello paisaje, se erige este
núcleo de casas blancas que resaltan en contraste con el verdor de las
praderías.
El Mercaón • 26 de noviembre
El miércoles 26 de noviembre tiene lugar en Cabañaquinta el Mercaón,
uno de los mercados de ganado más importantes de la zona, fiesta local en todo
el concejo.
El origen de esta fiesta se remonta muchos años atrás y en principio se
centraba en la venta de ganado caballar, pero actualmente el ganado vacuno le
ha cogido la delantera. En Aller el ganado es en su mayoría de carne,
predominando el tipo de asturiana de los valles y la casina.
En torno a la feria se juntan visitantes, ganaderos y tratantes de todos los
puntos de Asturias y de España, sobre todo de las zonas limítrofes de Galicia,
Castilla-León y Cantabria. También acuden con mucho interés a comprar gentes
de Murcia y Navarra.
Pero en ese día, el ambiente de las calles de Cabañaquinta lo llenan los
vendedores ambulantes con su música y colorido.
Nadie se quiere perder ese día los callos o el picadillo con vino. Como
preámbulo del invierno y los días más fríos, se sirven en algunos bares del
concejo, al igual que en muchos hogares, que aprovechan el día festivo para
reunirse la familia y degustar los tradicionales platos que inauguran la
temporada invernal.
Después de la venta de ganado, cuyo pago se sigue efectuando en muchos casos
en mano, existía la costumbre ancestral de festejar el negocio comiendo los
callos o bien arriesgar los dineros, e incluso los terneros, jugando a las
cartas. Muchas de estas costumbres ya se han perdido, pero lo que pervive es
el sabor auténtico de la feria de ganado. ∆ |