El verano se ha despedido y hemos entrado de lleno en el otoño. Al Real
Oviedo se le han caído de golpe las hojas y muestra a todos su cruda realidad:
la verdad y la mentira de la política municipal ovetense en torno a este
equipo. Para ello hemos preguntado algunas cuestiones a Roberto Sánchez Ramos,
portavoz de IU en el Ayuntamiento de Oviedo.
-¿Cree que ha habido una actitud de prepotencia y boicot por parte del
ayuntamiento ovetense, sobre el asunto del Real Oviedo?
-Se respira una situación que tiene muchos paralelismos con la figura de
Jesús Gil en Marbella. Una mayoría absoluta que piensa que tiene la razón
absoluta; un alcalde que influye directamente en el mundo del deporte, y más
concretamente en el fútbol, que con la fuerza política que le han dado los
votos, hace todo lo contrario a lo que previamente había acordado el 21 de
mayo. El problema no es que potencie un nuevo equipo, sino que además,
boicotea todo aquello que tenga que ver con el Real Oviedo.
-¿Cómo se inicia ese boicot?
-Primero se rompen los acuerdos que se habían firmado el 21 de mayo,
haciendo como un regate electoral para ganarse al oviedismo. Y en segundo
lugar, quitando los autobuses que históricamente trasladaban a la gente del
centro de la ciudad hasta el campo de fútbol. Y eso después de que el concejal
de Transportes, el señor Sopeña, se hubiera comprometido en una comisión a
volver a poner los autobuses. En fin, ha habido todo tipo de boicot
institucional hacia el Real Oviedo. Las consecuencias de todo esto es que se
ha dividido a la ciudad prácticamente en dos, y hay tensión. De hecho ha
habido conatos de agresión, y me refiero ya más concretamente a lo que pasó en
el partido Ribadesella-Oviedo ACF. Esto va a ser un infierno para los
deportistas, en este caso para los jugadores del Oviedo ACF, que en su mayor
parte no tienen nada que ver. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos
habían fichado por un equipo que se llamaba Astur, y ahora se encuentran en
otra situación y con una gran tensión en los campos de fútbol. También hubo un
conato de tensión el día de la lectura del pregón de las fiestas de San Mateo.
Allí había unas tres mil personas de las cuales más de un 10% se pasaron,
prácticamente todo el pregón, profiriendo insultos y chillándole al alcalde y
a La Nueva España.
-Al parecer, en el día del desfile en las fiestas de San Mateo hubo también
un incidente con una chica por llevar una camiseta del Real Oviedo.
-Sí, una muchacha con la camiseta del Real Oviedo se introdujo en una
de las agrupaciones que desfilaban delante de la tribuna presidencial, donde
precisamente no se encontraba el alcalde, porque se temía algo de esto. La
muchacha, desde el público, se introdujo dentro de la banda de samba que
representaba a Brasil y entonces, la policía municipal la retuvo y la sacó de
malos modos. Ella sólo quería aprovechar ese momento de alegría y de júbilo,
para manifestar la disconformidad con el hecho de que el alcalde esté
propiciando, no ya un nuevo equipo, sino tirando todo tipo de torpedos en la
línea de flotación del histórico Real Oviedo.
Hay que tener en cuenta que el alcalde de Oviedo el 21 de mayo, es decir,
cuatro días antes de las elecciones, firma un acuerdo con el presidente del
Real Oviedo diciendo que él va a apoyar siempre al histórico Real Oviedo, con
lo cual gana miles de votos provenientes del mundo del fútbol. Yo estoy
convencido de que en esto se jugaba la mayoría absoluta. Y después, a
continuación, hace todo lo contrario.
-¿Y una medalla para el ministro Alvarez Cascos?
-En el Pleno del pasado día 7 de octubre el Ayuntamiento de Oviedo
aprobó darle una medalla de oro de la ciudad. Todo esto está dentro de una
estrategia de Cascos con Gabino. El ministro rompe un cierto desencanto que
había con nuestro alcalde y éste se lo agradece con una medalla. Esto es un
uso y abuso de las instituciones en relación al Partido Popular. El PP lo que
hace es autohomenajearse, en este caso a Alvarez Cascos, el hombre del
Prestige, el ministerio que ha procurado que la vivienda, que es un derecho
constitucional, pase a convertirse en un negocio; y a esto le dan una medalla,
con el voto en contra de IU. Con todo esto, las instituciones lo que están
haciendo es alejarse cada vez más de las necesidades de los pueblos,
utilizando por supuesto, el presupuesto público. Lo fundamental, lo que
preocupa realmente a la gente, pasa a un segundo plano. Ese es el PP. Antes,
los falangistas de los pueblos se autoponían medallas a ellos mismos: el
general de la "División Azul" se la pone al general de la "División Verde".
Esta es la España de pandereta y de medallas. Y además son homenajes vacíos,
porque aceptar una medalla en esas condiciones, de mano de un alcalde que
prácticamente es su correlegionario, es una medalla en vacío. ∆