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SUPLEMENTO ASTURIAS  -  AGOSTO 2003

Su objetivo principal no es actuar en caso de accidente, sino evitarlos. Además atienden pequeños percances y se encargan de estudiar el mar para hacer los cambios de bandera: verde, amarilla o roja, según el peligro que acarree para los bañistas.
Foto: Fer

 SOCORRISTAS

Verano a pie de playa

Detrás de un verano sin incidentes hay un equipo de personas perfectamente organizadas que trabajan fundamentalmente para prevenir problemas, y si hace falta prestar una atención médica básica a quien la necesite.

Texto: Chabe Hidalgo / Fotos: Fer

Mientras unos disfrutan en la playa de la arena y el mar, otros trabajan para procurar que todos tengamos unas vacaciones tranquilas y dispongamos de atención sanitaria a pie de playa.
El Principado dispone de todo un plan de emergencias para garantizar la seguridad en las playas y la acción rápida en caso de accidente. El llamado Plan Sapla (Salvamento en Playas), es una estrategia diseñada para cubrir la mayor parte posible de la costa asturiana. Mediante este proyecto se estudia qué playas necesitan vigilancia, cuántas personas se recomiendan para cada playa y en qué fechas. Es cada ayuntamiento luego el que tiene la obligación de cubrir esas plazas y atender todas las necesidades. La mayoría establecen un convenio con Cruz Roja para garantizar la seguridad en sus costas. En Asturias existe una rama dentro de la Cruz Roja dedicada tanto a la prevención como a la ayuda directa. Se trata del Grupo de Socorros y Emergencias, del que es responsable Alfonso Delgado.
La vigilancia de las playas es un servicio que no se basa exclusivamente en el voluntariado. "Somos conscientes de que estamos cumpliendo con un servicio riguroso, de modo que además de los voluntarios, contratamos a personas con la titulación requerida en socorrismo acuático", comenta Alfonso Delgado. Cruz Roja se encarga de contratar el número que consideran necesario, tanto de socorristas como de patrones de embarcación, además de los voluntarios que desean prestar su apoyo en tareas de primeros auxilios. ¿Suficiente? "Lo deseable siempre es más. Cuatro pares de ojos siempre ven más que dos, pero al menos estamos ofreciendo lo que entendemos que es un mínimo dentro del radio de seguridad aconsejable en cada playa".
Todo el servicio de protección en las playas empezó a ponerse en funcionamiento a partir de mediados de junio.

VOLUNTARIOS
El voluntariado es un pilar fundamental de todo este entramado. "Nos gustaría que la población se involucrase más en nuestras actividades. Nosotros trabajamos durante todo el año en la incorporación del voluntariado, no sólo a las actividades de socorro, sino a las de ámbito social, que son las que tienen mayor volumen", comenta Delgado. Porque no sólo se pueden presentar incidentes en las playas. El verano está sembrado de otras actividades que necesitan el respaldo de un grupo cualificado para poder desarrollarse con todas las garantías. Se trata de conciertos, fiestas, concentraciones, actividades deportivas, culturales y lúdicas de todo tipo, que demandan la presencia de personal de la Cruz Roja para atender cualquier imprevisto. Son los llamados Servicios Preventivos de Primeros Auxilios. Todo este dispositivo se extiende durante todo el verano y puede llegar a movilizar en un fin de semana más de cien voluntarios en toda la región. "Lo deseable es que por parte de los responsables de la administración en general, tanto de ámbito local como autonómico, cada vez estén más concienciados en la necesidad de ofrecer a la población, no sólo servicios de seguridad o de orden, sino también servicios sanitarios mínimos, de primeros auxilios".

SOCORRISTAS
Una jornada normal comienza para ellos a las 11:30 de la mañana y termina a las 19:30. Luis Miranda Menéndez coordina a los socorristas de Cruz Roja en Candás. En la zona de Carreño trabajan en total 24 personas con un sistema de turnos que les permite descansar dos días a la semana. Vigilan las playas y su objetivo principal no es actuar en caso de accidente, sino evitarlos. Además de eso, atienden pequeños percances y se encargan de estudiar el mar para hacer los cambios de bandera: verde, amarilla o roja, según el peligro que acarree para los bañistas.
Después de cada jornada, elaboran un parte que refleja todas las actuaciones que han tenido que llevar a cabo. Un día de playa normalmente suele saldarse con intervenciones sencillas. Las más habituales son las lesiones por animales marinos y terrestres, heridas y contusiones, esguinces y torceduras, luxaciones y fracturas, erupciones cutáneas, hemorragias. También insolaciones, quemaduras, cuerpos extraños en ojos, oídos y vías respiratorias, cortes de digestión. Menos frecuentes suelen ser los rescates, con embarcación, con socorristas o con helicóptero. Los niños que se pierden en la playa también suelen ir a parar a manos de la Cruz Roja.
"Creo que cada vez desaparece más esa figura del socorrista que nos ponían en televisión del típico guapo o guapa que está en la playa luciendo tipo y poniéndose moreno. Cada vez más la gente entiende que son personas desarrollando un trabajo al servicio de los demás y que es aconsejable seguir sus indicaciones porque no las hacen por capricho", comenta Alfonso Delgado. Se quejan de una excesiva despreocupación por parte de algunas personas. Ellos mantienen sus recomendaciones: "Hay que estar siempre alerta. Estamos en un espacio de ocio que tiene un riesgo, y además en un medio en el que nosotros nos manejamos mal. La gente no lee los carteles que hay en las entradas de las playas donde se indican las zonas de baño, las corrientes, los peligros potenciales. Hay personas que van con niños y como ven que están los socorristas los dejan en el agua y ellos se van a tomar el sol a la arena. Los niños deben estar constantemente vigilados, pero el socorrista no está para hacer labores de guardería".
Luis Miranda, coordinador de Socorrismo de Cruz Roja (Candás), es partidario de advertir que el mar siempre encierra algún riesgo. "La gente hace bastante caso a las recomendaciones de los socorristas. Lo que ocurre es que cuando ponemos la bandera verde los niños sobre todo se tiran al agua sin mirar más, sin saber siquiera si cubre o no cubre. Yo pienso que habría que poner siempre la bandera amarilla, porque la realidad es que en la playa siempre hay un peligro".

Aunque el mar esté en calma, siempre hay riesgo. "Cuando ponemos la bandera verde la gente se tira al agua sin mirar más, sin saber siquiera si cubre o no cubre".

Aunque el mar esté en calma hay que tener siempre cuidado: los cortes de digestión, las corrientes... "Los socorristas tienen que estar pendientes de todo a pie de playa, atentos a la gente que viene. Si llega un autocar, por ejemplo, hay que decirle al jefe de la expedición con qué tienen que tener cuidado o por dónde no se pueden bañar. También ponemos indicadores", continúa Luis. Lo más importante, la prevención. "Yo siempre digo que se haga caso de los socorristas, que ellos saben lo que se tiene que hacer. Ahora parece que la gente se va mentalizando, pero se ha dado el caso de que al decirle a una persona que no se bañase, nos dijese que quiénes éramos nosotros para llamarle la atención. Nosotros sólo podemos aconsejar, no somos agentes de la autoridad y no podemos prohibir que se haga algo. Ese es un tema que siempre debatimos en el 112".
Cuando hablamos de riesgo en verano nos acordamos casi siempre del mar, pero hace ya unos años que debemos incluir los efectos perjudiciales de tomar excesivamente el sol.
"La gente no se da cuenta y se pasa horas y horas tostándose al sol. Eso entraña unos riesgos -advierte Alfonso Delgado-. Los médicos nos están informando de que la capa de ozono cada vez es más débil, el sol hace más daño y tiene efectos cancerígenos. Lo recomendable es utilizar cremas con factor de protección alto. Tenemos una campaña a nivel estatal que se llama "Este verano quiérete mucho" en el que hacemos recomendaciones especiales sobre este tema. Esta campaña se hace a través del colegio de farmacéuticos y a través de un laboratorio de farmacia que trabaja en estos temas de protección solar, también mediante charlas hacia los socorristas para que puedan hacer recomendaciones a las personas que están en la playa con los temas de protección solar. Nos concienciamos suficientemente con el tema del peligro del agua pero no le damos suficiente importancia al sol, y quizá sea a largo plazo lo más peligroso".
El galipote del vertido del Prestige, presente en las playas asturianas, es una desagradable realidad este verano. Los bañistas a menudo terminan el día de playa con manchas en la piel, así que el 112 Asturias ha facilitado a cada puesto de la Cruz Roja un kit con aceite y toallas para que quien lo necesite pueda limpiarse. Hasta doscientas atenciones han llegado a registrarse en un día por este motivo.
Una novedad más esperanzadora es el llamado anfi-booguie. Gracias a un convenio con la Consejería de Asuntos Sociales, algunas playas disponen de unas sillas de baño especiales para personas con minusvalía, para que puedan disfrutar de un buen baño veraniego. Lo hacen acompañados de un familiar, y personal voluntario de la Cruz Roja, ataviados con chaleco salvavidas y en la silla, equipada con flotadores. "Si la persona responsable nos indica que puede salir de la silla y los voluntarios lo ven oportuno, puede hacerlo siempre que el agua no le llegue más arriba de la cintura". Es una iniciativa más para que todos podamos disfrutar del mar en el verano. Con seguridad. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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