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SUPLEMENTO ASTURIAS 

MUJER ASTUR

PAULA GARCÍA GIL. "CREO que vivimos en una sociedad muy consumista que nos desvía un poco de las cosas en las que realmente tenemos que pensar"
PAULA GARCÍA GIL

Subcampeona del Mundo de Atletismo para trasplantados

Su vida cambió tras recibir un trasplante de hígado que supuso una nueva oportunidad. Con una decisión fuerte y trabajo duro, Paula ha ido venciendo las limitaciones hasta batir los récords en 1.500 y 3.000 metros. Ahora Paula García entrena diariamente para poder competir en el próximo Campeonato del Mundo de Trasplantados en Francia. Con sus logros deportivos quiere resaltar la importancia de las donaciones de órganos.

"Con esfuerzo todo se consigue"

Texto: Isabel Muñiz // Foto: I.G.

No ha dejado que las limitaciones la separasen de una de sus principales aficiones: el deporte. Desde pequeña participó de diferentes modalidades aunque destacó de forma especial en baloncesto, donde jugó en Primera División con el Aucalsa. Tras la operación sus miras se encaminaron hacia el atletismo, un deporte que le ha dado muchas alegrías. Entre sus logros está haber conseguido la medalla de oro en 3000 metros en Budapest. El pasado año obtuvo la plata en 800, 1.500 y 3.000 en Kobe (Japón) y ya tiene su objetivo puesto en el próximo Campeonato del Mundo.
Paula es Ingeniero Técnico Industrial y aunque nació en Villalegre (Avilés) hace 30 años, no tiene reparos en decir que es de Salinas, donde ha transcurrido la mayor parte de su vida familiar. Reside desde hace un año en Gijón donde tiene su puesto de trabajo en un centro de APTA. Allí se encarga de la formación para el empleo de un grupo de discapacitados psíquicos, un trabajo que le gusta desempeñar por la calidad humana de sus compañeros. "Son una gente fabulosa y también mis fans número uno. Guardan todos los recortes y siempre me están animando".
-Después de la operación de trasplante ¿qué condiciones marcaron tu vida?
-
Fue hace diez años, entonces no había los adelantos que hay ahora y no se sabía muy bien hasta qué punto podías hacer deporte. Te lo recomendaban, pero muy suavito. Estuve un año entero caminando, subiendo y bajando escaleras para ponerme un poco a tono para poder luego empezar a correr. Los médicos y yo, juntos, fuimos aprendiendo a la vez, porque empecé a correr y como yo estoy acostumbrada a la competición enseguida me empecé a exigir más y más. Ellos me controlaban, veían que todo iba bien, y entonces empezaron a recomendar el deporte a los demás trasplantados. Así fuimos aprendiendo que el deporte es sanísimo y que los trasplantados podemos practicarlo igual que cualquier otra persona.
Actualmente no noto ninguna diferencia. Hago el mismo entrenamiento que hace cualquier otra persona y es igual que antes.

-¿Cuál fue la primera de tus victorias personales?
-Pues la primera vez que corrí. Volver otra vez a correr después de todo lo que es la enfermedad, el trasplante, el postrasplante, y un año entero caminando, fue una sensación increíble.
Al correr me siento fuerte, me siento con energía. Para mí es mucho más que correr, es el haber pasado un trago malo y el estar aquí, el estar viva y respirar. Por eso una vez que empecé a correr ya no supe parar. Y al estar en forma en el 95 me llamaron para los Campeonatos del Mundo de trasplantados.

-¿A partir de entonces te fuiste poniendo retos?
-
Sí, por supuesto. Mi meta desde que empecé con los campeonatos era quedar campeona del mundo y entrené lo que no está escrito. Me quité de salir fines de semana, me puse con un médico dietista un régimen especial para atletas, todo en plan profesional, con un entrenamiento muy duro. Incluso estuve durante dos años compaginándolo con la carrera. Me costó llevarlo todo a la vez porque era mucho entrenamiento, pero gané, quedé campeona del mundo en Budapest. La verdad es que fue increíble, para mí, para mi familia, para mis amigos, llegar ahí, era como decir estoy bien y lo conseguí, eso fue muy importante.

-¿Valoras ahora más la vida?
-
Mucho más, muchísimo más. Antes tenía muchos complejos y muchas cosas que todos tenemos. Hoy por hoy a mis amigos los valoro muchísimo, a mi familia, el ir de monte me encanta, valoro hasta el paseo que doy un momentín por la tarde al aire libre y el respirar. Soy muchísimo más feliz ahora que antes. Creo que vivimos en una sociedad muy consumista que nos desvía un poco de las cosas en las que realmente tenemos que pensar. Estos golpes te hacen mirar un poco a tu alrededor, entonces ves la suerte que tienes y que no todo son desgracias en el mundo. Que tienes que coger lo bueno de la vida y aprovecharlo al máximo porque las cosas malas llegan por sí solas. Procuro siempre sacarle el máximo partido a todo.

-En el momento más bajo que pudiste tener ¿creías que podías conseguirlo?
-
Qué va, me vi muy mal, no podía ni levantar los brazos, la alimentación era parenteral. Estuve más para allá que para acá, en un semicoma, y cuando me iban a operar pensaba que realmente no iba a quedar bien, que iba a tener limitaciones.
Pero poco a poco te das cuenta de que tienes fuerzas y que empiezas a hacer la misma vida que todo el mundo.

-¿Crees que una persona puede desarrollarse de una forma completa sin conocer el deporte?
-
Lo que sí creo es que la gente que hace deporte tiene mucho más espíritu de sacrificio que la gente que no lo practica. Quizás llevamos la vida de otra manera, porque estamos acostumbrados a sufrir en cierta forma y entonces los golpes que te da la vida los afrontas con más calma.

-Además del atletismo, el tenis, la natación, el parapente, y un largo etcétera de deportes, también te gusta la montaña. ¿Qué supuso para ti el subir el Aneto y Monte Perdido?
-
Era un auténtico reto para mí. Llevábamos todo el invierno haciendo picos en Asturias, y hacer dos "tres miles" en menos de ocho días fue una satisfacción, porque nunca había subido una persona trasplantada. Y es demostrar al resto de los trasplantados, más que al resto del mundo, que pueden hacer muchísimas cosas. Mucha gente se queda en casa, metidos en sí mismos y un poco hundidos. Lo que quiero hacerles ver es que son capaces de todo, que sólo hay que proponérselo, nada más. Que con esfuerzo todo se consigue y que no hay límites. La limitación la llevamos más en la cabeza que en el cuerpo.

"SOY consciente de que cada vez que yo gano una medalla en un campeonato del mundo y salgo en la prensa, aumenta el número de donaciones, eso está comprobado"

-¿Tienes alguna montaña en mente?
-
Sí, quiero subir el Mont Blanc. Queremos hacerlo el año que viene, lo que pasa es que también tengo el Campeonato del Mundo el año que viene en Francia y se me van a juntar las dos cosas, pero quiero hacerlo todo.

-¿Qué te da la montaña?
-
La montaña es un sentimiento de libertad tan grande, y de tranquilidad, que se te olvida todo. Allí eres tú y la montaña, nada más, no hay trabajo, no hay estrés, no hay humos, no hay nada.

-Trabajas con discapacitados psíquicos. Tu experiencia ¿te ha hecho enfocar la vida de forma distinta con respecto a otras personas con limitaciones?
-
Pues yo creo que sí, quizás sea más sensible a los temas sociales. Y es triste que tengamos que darnos cuenta de ciertas cosas cuando nos pasa algo, pero hoy por hoy en mi casa, mi familia y mis amigos hemos aprendido una buena lección con lo mío, y yo creo que estamos todos más sensibilizados con determinados temas. Nos ha venido muy bien porque yo creo que todos somos un poco más felices ahora.

-¿No te planteaste alguna vez competir en campeonatos de no trasplantados?
-
A mí me encanta correr, pero estoy un poco cansada de la competición. Son muchos años haciéndolo, y realmente lo paso mal. Es mucho nerviosismo, mucho estrés y me gusta disfrutar un poco de la vida. Lo que ocurre es que el tema de los campeonatos lo veo casi como una obligación por la repercusión que tiene. Soy consciente de que cada vez que yo gano una medalla en un campeonato del mundo y salgo en la prensa, aumenta el número de donaciones, eso está comprobado. Además hay muy pocas mujeres que practiquen deporte con un trasplante. Por eso de vez en cuando una medalla para España en mujeres viene pero que muy bien porque es una forma de decirle a las demás mujeres, "levantaos de la silla y poneos a funcionar, que podéis hacerlo como todo el mundo".

-Podríamos decir que compites porque asumes una responsabilidad.
-Sí, la verdad es que sí. Lo que cuenta es que la gente done órganos. Para mí esa es mi prioridad. Yo conseguí uno y no me parece justo que me quede de brazos cruzados y que la gente se busque la vida. Me parece que mi obligación es hacer lo posible para que la gente done órganos. De esta manera sé que en mayor o menor medida se consigue.
A mí no me gusta que se sepa mi vida ni estar en los periódicos, me gusta mi intimidad y vivir por libre, pero sí es verdad que cada vez que salía en los periódicos en mi escuela donaban órganos a toneladas, entonces te das cuenta de que sirve para algo. El día que no sirva para nada lo dejaré y buscaré otros medios para llegar a la gente, pero hoy por hoy es el único medio que tengo.
Cuando tengo pereza de entrenar siempre pienso eso, que es mi obligación, y que tengo que salir a correr. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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