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SUPLEMENTO ASTURIAS 

"Asturias tiene que replantearse su división de municipios. Hay municipios que no tienen ninguna razón de ser, salvo encarecer a los ciudadanos el coste de los servicios"
JESUS ARANGO FERNANDEZ

Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo
 

UN FUTURO SOSTENIBLE

No pierde la oportunidad de defender que Asturias necesita un cambio profundo de mentalidad, algo que requiere un esfuerzo de todos para superar los localismos y actuar desde el todo y no desde la parte.

Texto: Lupercio González / Foto: L.G.

Jesús Arango Fernández dedica su vida actual a la docencia. Tras de sí queda su etapa política nacional, regional y europea, ocupando el cargo de Consejero de Medio Rural entre mayo del 82 y julio del 87. Como economista y entendido en temas rurales nos da su visión de Asturias
-Asturias es medio rural, siderurgia, minería, naval, turismo... ¿Por dónde está la salida?
-
El problema de Asturias es que siempre jugamos a sistemas binarios, es decir, todo es blanco o negro. Y yo creo que no es así. La salida tiene muchas direcciones y es la suma de muchos factores. Hay que hacer las cosas lo mejor posible desde el punto de vista económico y dedicarse a productos que se vendan bien en el mercado y que sean competitivos. Para poder competir, si yo hago la misma cosa que hace otro, la tengo que hacer o más barata o de mejor calidad; o si no, tengo que dedicarme a cosas que otro no pueda hacer. Nosotros tenemos que explorar qué cosas podemos hacer que otros no pueden. Somos la región europea probablemente con mayor nivel de fauna salvaje, por ejemplo. Hay que sacarle rendimiento económico a los recursos naturales, un rendimiento económico organizado, porque son recursos renovables que hay que cuidar. Asturias debe abrirse y que los asturianos se encuentren a gusto cuando emprenden cosas nuevas con cierto nivel de riesgo. Yo siempre hago la siguiente reflexión: los asturianos han triunfado fuera, incluso en condiciones mucho más difíciles, sin embargo aquí no. ¿Por qué? Yo creo que las condiciones de la sociedad asturiana son todavía de una sociedad preindustrial, preeconómica, es decir, donde se critica lo nuevo. La gente tiene miedo a hacer el ridículo. No hay un ambiente que favorezca la aparición de emprendedores. Básicamente lo que hay que hacer es no dirigir tanto hacia qué sectores hay que inclinarse, como hacen muchos economistas o las propias políticas, sino crear las condiciones para que los asturianos comiencen a hacer cosas nuevas. Es un tema de cambio de mentalidad. Para mí la política ha de servir no tanto para dirigir, como para impulsar y conducir a la sociedad hacia cambios de mentalidad profundos.

-Ha manifestado en algunos medios que si no se toman medidas serias Asturias podría convertirse en un desierto verde.
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Asturias históricamente ha sido una región muy pobre. Según estudios realizados, en el siglo XVIII éramos la región más pobre de España.
Aquí tenemos un fenómeno, un proceso histórico que está relativamente de moda, que es el descubrimiento del carbón y todo lo que generó en la zona central de Asturias en los últimos doscientos años. Este fenómeno creó una sociedad nueva, una sociedad de gente que vino de otras regiones y que es la sociedad de las cuencas mineras y parte de la zona central. Lo que nadie se ha preguntado es qué ha pasado con la Asturias rural en esos doscientos años que vivió al margen. Es decir, eran dos mundos diferentes. Incluso la propia sociedad de Oviedo que describe Clarín, no está ligada a la industria, sino a una estructura rural donde los nobles tienen grandes propiedades en el campo asturiano. Es esa Asturias rural la que vive al margen y muy incomunicada.

-Y es esa Asturias rural la que le ha tocado emigrar siempre.
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Sí, primero la emigración a América, luego a Europa y después hacia la zona central asturiana, que ha dejado con muy poca población a ese medio rural. A pesar de que el campo asturiano ha aumentado espectacularmente la productividad, probablemente en los últimos diez años se ha multiplicado por cinco, sin embargo cada vez hay menos vecinos. Entonces, hay que tomar medidas más allá de una política sectorial de carácter productivo, hacia una política verdaderamente rural, que implique la creación de modelos de servicios para zonas aisladas, dispersas. Si a la gente en los pueblos no se les facilita alguna discriminación positiva para vivir, la tendencia es que la poca gente que queda se vendrá cada vez más a la zona central a trabajar. Eso es más que un tema de política sectorial; es un problema de modelo de sociedad y un modelo de vida, de lo que queremos ser Asturias.

-¿No cree que se tiene una visión más urbana que rural de esta región?
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Hasta los años 80 la gente en los pueblos, a pesar de que pasaba el tendido de la energía eléctrica o le cogían el agua al pantano, no tenía electricidad y aunque quisieran no podían modernizarse. ¿Por qué ocurrió eso? Porque como el servicio público costaba mucho, como eran pocos y como no protestaban, no se ponía.
Ahí hay dos concepciones de Asturias; una, la Asturias que algunos pensábamos, la que tiene que aprovechar el territorio y el paisaje tanto económicamente, como elemento de calidad de vida; y otra, los que siguen pensando que Asturias es la Asturias central. Queda muy bien eso de ir a las zonas rurales y decir, qué buenos son los agricultores. Pero la visión es urbana. Cuando se organiza el modelo sanitario, educativo o la propia Administración, y llevamos veinte años de autonomía, no hay una descentralización de la Administración. Ese principio de que viaje la Administración y no el ciudadano, no se ha aplicado en Asturias. Ha existido un proceso de descentralización de Madrid a nivel de Asturias y se ha quedado en Oviedo.

-¿Las nuevas tecnologías facilitarían esa descentralización?
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Es la combinación de nuevas tecnologías, de poner una oficina del Principado de diez personas en un municipio rural, de eliminar impuestos a muchas familias que viven en el campo, de premiar a los jóvenes para darles algún tipo de estímulos... etc, Ese tipo de cosas no son un tema de política rural, para mí es cuestión de tener una visión determinada de Asturias. Y hoy con las nuevas tecnologías es posible, siempre, claro, que llegue la red en condiciones de calidad. El propio sector turístico, si no se hacen inversiones en infraestructuras de acceso a la red en calidad, va a tener dificultades en el futuro. Y por supuesto, muchos ciudadanos que quisieran ir de la ciudad al campo, ciertos profesionales que pueden permitírselo. Es entonces sumar población en donde hay casi unos mínimos.

-El Ejecutivo asturiano está propiciando la creación de un área metropolitana en la zona central. ¿Cómo ve esta iniciativa?
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Hombre, nosotros somos un mercado muy pequeño, de un millón de habitantes, y como digo yo muchos de ellos dispersos. Pero si tenemos ochocientos mil más o menos agrupados, si eso funcionase como un único mercado para los servicios públicos, incluso para la distribución, pues podríamos tener posibilidades de calidad de vida de los consumidores, tanto para tener ofertas en el mercado privado de bienes y servicios de calidad, como para mejorar y abaratar los servicios públicos desde el punto de vista de los impuestos. Lo siento por esos patriotismos municipales, pero eso sería muy beneficioso para los ciudadanos.
Yo sería partidario del área metropolitana y de que los grandes servicios estuviesen en el centro de ese área metropolitana, para que se fuese llenando. La gran equivocación de esta región fue perder esa oportunidad de crear una Universidad nueva en la zona central de Asturias. Si hubiésemos puesto una Universidad, primero, no tendríamos todos los campus dispersos; y segundo, tendríamos alrededor una serie de servicios y urbanizaciones que irían cerrando el anillo entre Gijón, Avilés y Oviedo. Todo lo demás son pequeñas batallas y frivolidades de ese patriotismo municipal que nos enfrenta. Y no es sólo el área metropolitana, es que Asturias tiene que replantearse su división de municipios. Hay municipios que no tienen ninguna razón de ser, salvo encarecer a los ciudadanos el coste de los servicios. Ahora, yo entiendo de que eso es un programa político de mucho calado, porque la gente funciona con unos esquemas de patriotismo local. Pero si queremos organizar Asturias habría que hacer eso.

"La sociedad asturiana es todavía una sociedad preindustrial, donde se critica lo nuevo. La gente tiene miedo a hacer el ridículo. No hay un ambiente que favorezca la aparición de emprendedores"

-¿Cómo está afectando la política agraria comunitaria en nuestra región?
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La política comunitaria hasta ahora, aunque hubo reformas, está pensada en que las ayudas a las rentas de los agricultores se hacen por un mecanismo perverso y regresivo, que es por la vía precios. O sea, se mantienen los precios artificialmente altos.
Simplificando, lo que ocurre es que quien más tiene, más ayuda recibe, y por tanto está ligado a la producción. Las grandes explotaciones de Europa y de España con sus grandes latifundistas, que no son cultivadores directos, reciben millones y millones de pesetas. España recibe al año, aunque se cree lo contrario, más de 900.000 millones de pesetas en ayudas directas a los agricultores. ¿Qué ocurre? Que a Asturias y Galicia, como las explotaciones son pequeñas, les toca poco. Han desaparecido muchas explotaciones, pero ha aumentado la productividad, y eso fue gracias a las cuotas, un sistema bastante protestado al principio pero que ahora es defendido por los que antes protestaban. El grave problema que puede tener Asturias a partir del 2008 es que es posible que desaparezcan las cuotas. Las cuotas son una especie de auto disciplina para no aumentar la producción y para que no caigan los precios. ¿Esto para quién es malo? Para el consumidor, que tiene que pagar precios mayores, porque esa estructura es deficiente, pero para el pequeño productor fue la gran medida proteccionista, si no hubiesen desaparecido del mercado.

-¿Cómo combinaría turismo y medio rural?
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Yo propongo un turismo distinto y aunque el nombre no me gusta, le llamo agroturismo, que es el turismo en explotación. Es decir, el ganadero no solamente vende leche y carne o cuida el paisaje, sino que puede ofrecer en su casa servicios de alojamiento y servicios de valor añadido, como dar un vaso de leche fría, el poder ofrecer el queso hecho en la explotación, el dulce de las manzanas de una pomarada, unos conejos, unas naranjas, los huevos de aldea... Eso todo que no es rentable si yo tengo que mandarlo a Madrid, pero que sí lo es si vienen turistas a mi casa y cobro por ello. Las ventajas que tiene ese tipo de agroturismo, aparte de que diversificaría los ingresos de los agricultores, es que esa gente no tiene costes salariales. Es decir, si hay una caída de actividad la familia lo asimila, mientras que si tú tienes, por ejemplo, un pequeño hotel con mano de obra, cuando llega la temporada baja, el invierno o hay problemas, o lo cierras, tienes que asumir costes fijos que lo hacen muy poco viable. Si queremos realmente jugar no podemos hablar de una política sectorial sólo, sino de una política integral, es decir, el turismo rural debe de ir acompañado. El turismo no sólo es una actividad sectorial, sino que es la vía de rentabilizar racionalmente un territorio. El factor diferencial que tiene Asturias es el paisaje, la montaña, los bosques y demás. La gente no va a venir aquí sólo porque haga buen tiempo.

-¿Qué le gustaría que se hiciese realidad?
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Que la Asturias de la que hablé antes pase de la utopía a la realidad. Que la Asturias que yo ideo y pienso, de paisajes rurales, de bosques, de aguas, de sonidos, de gente, que no se muera y se convierta en un desierto verde. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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