Oviedo
albergará los días 12, 13, y 14 de abril una cumbre que reunirá en la capital
del Principado a los ministros de Economía y Finanzas de muchos países.
Esperándolos estarán también los grupos antiglobalización.
Texto: Carolina Fernández / Fotos: María Arce
En
Asturias operan varios de estos grupos. Uno de ellos es el MAGA (Movimiento
Antiglobalización Astur). Miguel Moro, uno de sus miembros, se esfuerza en
subrayar que el movimiento antiglobalización es muy variado y heterogéneo. El
MAGA sólo es uno más de los muchos que trabajan para concienciar a la sociedad
sobre los efectos de la globalización, a pesar, dicen, de la constante presión
policial que sufren con la clara intención de coartar la libertad de
expresión. Su esfuerzo, aunque lentamente, da frutos: cada vez son más los
ciudadanos de Asturias que se están sensibilizando y comprenden qué
importancia tiene la llamada globalización y su influencia en la vida de
todos.
-¿Cómo y cuándo nace el MAGA (Movimiento
Antiglobalización Astur)?
-El MAGA surge al calor de aquellas movilizaciones del verano con
motivo de la represión en Génova, en concreto del asesinato de Carlo Giulani.
Muchas de las personas que estamos ahí trabajando, ya nos habíamos reunido en
torno a un colectivo cuando lo de Seattle. Es importante señalar que no somos,
ni pretendemos ser, el movimiento genuinamente antiglobalización. El MAGA es
un espacio más que pretende aportar algo. Ha habido otros muchos colectivos,
asociaciones, agrupaciones de personas de todo tipo que llevan años
desarrollando un discurso y una práctica antiglobalización, intentando que
esas ideas impregnen a la población. De hecho, siguiendo un poco la
trayectoria de este movimiento, en los últimos años se ve perfectamente que
estos temas interesan mucho más. Hace tres años era casi un predicar en el
desierto. Ahora no. Se respira un caldo de cultivo interesante. En concreto,
el tema de la presidencia española de la UE está generando bastantes
expectativas de movilización por parte de sectores muy amplios de la
población.
"Prácticamente en cada acto que organizamos hay policía que identifica a
todas las personas que participan. No es ilegal, pero evidentemente
juegan un papel intimidatorio" |
-¿Es ahí donde está centrada vuestra atención ahora mismo?
-Sí, en la campaña contra la Europa de Capital, que se ha estado
preparando para estos seis meses de presidencia española. Para esa campaña
hemos estado trabajando con grupos de todo el estado.
-¿Alguna actividad reciente?
-Pues mira, recientemente hemos movido un vídeo sobre lo sucedido en
Génova donde se ven perfectamente actos brutales de represión. Por ejemplo
escenas en las cuales personas que están solas y en el suelo rodeadas por
cinco o seis policías, son golpeadas. Es un contrapunto a las imágenes y a la
información que se dio en su momento, en la cual parecía que la violencia era
la de los manifestantes y que la violencia que ejercía la policía en tal caso
era únicamente defensiva. Por supuesto que hubo violencia por parte de algunos
grupúsculos, pero hay que dejar bien claro que el romper un escaparate es
insignificante comparado con la violencia estructural y la permitida por el
funcionamiento cotidiano del sistema. Las cargas que ha habido contra
concentraciones, contra manifestaciones, contra marchas absolutamente
pacíficas han sido prácticamente constantes y además muy duras.
-¿Qué otro tipo de actos organiza el MAGA?
-Al ser un grupo antiglobalización, hemos organizado y participado en
otras actividades que no están relacionadas estrictamente con la Europa del
Capital, como movilizaciones contra la guerra de Afganistán. Además, todos los
domingos ponemos un periódico mural en la Plaza del Ayuntamiento de Oviedo, en
una pared de madera. Lo hacemos en plan muy cívico: ponemos carteles con celo,
pintamos con tiza... o sea, una cosa supereducada. A pesar de ello seguimos
teniendo una presión policial muy grande que se enmarca dentro de la presión
que están sufriendo los movimientos sociales desde hace ya tiempo, y más desde
el 11 de septiembre.
-El movimiento antiglobalización es muy heterogéneo. ¿Quiénes lo forman?
-El movimiento antiglobalización lo forman todas y cada una de las
organizaciones que lleven a cabo unas movilizaciones, una práctica y un
discurso antiglobalización. Incluso lo son también las organizaciones y los
colectivos que se oponen. Esta es una idea fundamental. El movimiento
antiglobalización tiene que impregnar a todos aquellos colectivos que se están
oponiendo a las consecuencias de la globalización, aunque no se llamen a sí
mismos colectivos antiglobalización, me refiero a aquellas personas que se
oponen por ejemplo a los efectos de la reconversión industrial o a los efectos
puntuales de determinadas políticas. Queremos que participen en las
movilizaciones, porque es la única manera de conseguir una masa crítica
suficiente y que las movilizaciones sean un éxito, y por otro lado, para que
la represión no se cebe sobre nosotros. Si el movimiento antiglobalización no
consigue romper el cerco y dejar de ser un grupo relativamente minoritario,
acabarán con nosotros mediante la represión, la deslegitimación, las
acusaciones de terrorismo, etc. Ya se utilizó eso en Barcelona y en Génova.
-¿De qué manera están siendo presionados grupos como éste?
-Está habiendo muchísimas identificaciones. Prácticamente en cada acto
que organizamos hay policía local o secreta que identifica a todas las
personas que participan. Las identificaciones no son ilegales, pero
evidentemente juegan un papel intimidatorio. Además, es la forma de ir
actualizando los registros policiales para saber qué personas se están
moviendo, porque serán también las personas realmente más activas.
Aparte de eso, hace unos meses se publicó en la prensa que treinta policías de
la brigada de información, es decir treinta policías secretas estaban
trabajando exclusivamente para infiltrarse en los movimientos
antiglobalización y recabar información, de cara a la reunión que habrá del
doce al catorce de abril de los ministros de Economía y Finanzas. Estamos
viendo que a la salida de cada reunión, incluso de cada acto interno, a la
puerta hay coches de la secreta, hay agentes de paisano que representan un
doble juego, es decir, por un lado son policía secreta, pero por otro juegan
también un papel de intimidación y de hacerse ver.
"Si el
movimiento antiglobalización no consigue romper el cerco y dejar de ser
un grupo relativamente minoritario, acabarán con nosotros mediante la
represión" |
-¿De qué manera está influyendo lo sucedido el 11-S en la actitud de las
fuerzas del orden?
-Es difícil discernir hasta qué punto. Una de las consecuencias del 11
de septiembre es el colgar el sambenito de terroristas a todos los grupos
disidentes. Otro punto es el incremento de lo que ellos llaman la colaboración
policial, que se traduce en cosas como que España pretende cerrar las
fronteras para que no entren los supuestos antisistema. Ya salió publicado en
la prensa que las policías de otros países van a pasar información al
Ministerio del Interior sobre las personas que prevén que pretenderán entrar
en España. Probablemente se haga un cierre selectivo de fronteras, lo cual es
una violación flagrante de los principios constitutivos de la Unión Europea.
Es decir, una persona se puede mover para hacer turismo o para trabajar en
otros sitios, pero si quiere ejercer su derecho democrático a la protesta, a
la participación cívica en movilizaciones absolutamente democráticas, entonces
se le cierran las fronteras.
-En Oviedo se va a celebrar el próximo mes de abril una cumbre de ministros
de Economía y Finanzas. ¿Qué expectativas hay?
-Al ser una cumbre de carácter secundario no se puede saber con
certeza cuánta gente va a venir, depende mucho de la importancia que le den
determinadas organizaciones, ya que realmente la política económica de la
Unión Europea es determinante en muchos aspectos. En cualquier caso desde el
MAGA estamos trabajando para que tenga un carácter lo más unitario posible.
-¿Cómo se puede responder a la llamada violencia estructural?
-Yo creo que es importante desarrollar un trabajo específicamente
antirrepresivo. Simplemente conocer bien cuáles son tus derechos cuando te
identifican, cuando te detienen, cuando te llevan a comisaría, ya es un punto
importante. Por otra parte, denunciar los posibles malos tratos en las
comisarías, denunciar las cargas policiales. Y hacer ver que la represión
física de las movilizaciones, no es una especie de legítima defensa de la
policía frente a la violencia de los antiglobalización, sino que se enmarca en
una estrategia de intimidación y de aniquilación de la disidencia.
-¿Cuál es la respuesta ciudadana ante las movilizaciones antiglobalización?
-Por ejemplo, cuando la policía viene y nos identifica la gente
mayoritariamente se pone de nuestro lado y les increpa pidiendo explicaciones,
preguntando si es que no se puede uno poner a repartir un panfleto. Si somos
capaces de hacer ver que realmente nos están impidiendo ejercer nuestra
libertad de expresión, habremos dado un paso importante. Yo creo que una de
las mayores armas con las que cuentan ellos es intentar hacer pasar una
política represiva por una cosa puramente rutinaria, de control, o incluso de
legítima defensa contra los violentos, que seríamos nosotros. En concreto, en
la penúltima edición de los premios Príncipe de Asturias, cuando le dieron a
Fernando Enrique Cardoso, hubo algunas personas que quisieron repartir un
panfleto explicando cuál había sido la actuación de Cardoso al frente del
gobierno de Brasil. Ya no es que no te dejen repartirlo, aparentemente por
motivos de seguridad o porque entorpeces el paso, sino que directamente te
quitan los panfletos. Es algo que la inmensa mayoría de la gente ni sabe ni se
lo imagina.
"Las cargas policiales que ha
habido contra concentraciones, contra manifestaciones, contra marchas
absolutamente pacíficas han sido prácticamente constantes y además muy duras"
-¿Cuál es el papel de los medios de comunicación?
-Generalmente el papel de los medios es el de "ninguneo" cuando hay
algún tipo de actividad nuestra, incluso de oposición activa. Es verdad que
con la cuestión de la presidencia las movilizaciones cobran cierta importancia
y se ve un mayor interés, pero es un interés casi anecdótico.
-¿Cómo se nota la mano de un gobierno de derechas -un ayuntamiento de
derechas en el caso de Oviedo- a la hora de llevar a cabo políticas
represivas?
-En Oviedo en concreto desde hace unos años para acá no se puede pegar
un cartel, y eso en otras ciudades no pasa, es decir, sí se nota una política
represiva, coartadora de la libertad de expresión. En otros sitios, Madrid por
ejemplo, el delegado de gobierno es un auténtico fascista que ha llevado en
estos últimos años una política de multas administrativas, de cargas
policiales durísimas, etc. Quiero decir que en todo esto se nota. Y dentro de
lo que es la tónica general de los gobiernos de la UE, hay gobiernos y
gobiernos. La política de Berlusconi por ejemplo quedó clara con lo de Génova:
un muerto, varios heridos muy graves, malos tratos de la policía, acoso sexual
alas detenidas. Determinados políticos no tienen un carácter solamente de
derechas, sino genuinamente fascista. Berlusconi es un fascista, y Aznar es
del mismo palo. ∆ |