Le gustan los retos, y eso le ha llevado a ponerse al
frente del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la
Universidad de Oviedo (CeCODET), una institución de investigación
aplicada y operativa, que trata de facilitar la transferencia de
conocimientos entre la Universidad y la sociedad.
Texto y fotos: Lupercio González
Fermín
Rodríguez es doctor en Geografía, diplomado en Gestión Urbana y
Territorial, y Graduado Social. Como buen observador y profesional, ha
visto cómo el conocimiento geográfico es algo útil y práctico para la
gente, porque de una buena gestión del territorio se derivan, muy
rápidamente, ventajas. "La Universidad -señala Fermín- tiene una
tendencia: le cuesta salir hacia fuera. Se dice muy a menudo que hay que
bajar más a la práctica, sin embargo eso provoca grandes reformas en el
interior de las Universidades, y a la vez, grandes recelos afuera".
-¿Hay que revalorizar
la geografía?
-La geografía tuvo siempre una vertiente aplicada muy fuerte,
pero en España después de la posguerra y el gran crecimiento que dio la
Universidad, hizo que la mayor parte del conocimiento se volcase hacia
la enseñanza. Se descuidaron las cuestiones de proyección social, de
gestión territorial en el campo, y ahora se vuelven a retomar.
-CeCODET, un centro para mejorar la calidad del
territorio. ¿Utopía o realidad?
-Utopía en primer lugar, porque por definición nunca llegaremos
al paraíso. El paraíso no está en esta tierra, pero podemos acercarnos.
Siempre habrá problemas que resolver, pero la aspiración de mejora nunca
se va a parar. Es una hipótesis práctica y muy útil, y hay que orientar
la acción de la gente hacia ello. ¿Y cómo se construye un territorio
competitivo? Pues no sólo con la mejora económica, sino también con la
mejora de los servicios públicos; teniendo un territorio en el que haya
preocupación por las minorías, convirtiendo la cohesión social en un
valor, incorporando a las mujeres al trabajo y que éstas, si quieren,
puedan tener hijos. Es, en definitiva, crear desarrollo en un
territorio, crear oportunidades y tener la capacidad de elegir entre
muchas cosas. La Universidad participa en todo ello a través de
distintas herramientas, y una de ellas es CeCODET. Nosotros trabajamos
en la mejora del territorio. Eso abarca las distintas dimensiones, desde
la medioambiental hasta la económica. Todo eso hay que integrarlo en
algo que se perciba, que se note la mejoría para la gente.
"Al
asturiano, le hace falta que sea más transitivo, es decir, que
valore el propio modelo" |
-¿Le gustan los desafíos, como la creación de CeCODET?
-Me gusta la creación, y que detrás de ella haya riesgo, porque
las cosas pueden salir bien o mal. En ese sentido, he aceptado desafíos
para crear cosas que antes no estaban. En un aspecto no me ha resultado
difícil, porque no lo he hecho en solitario, sino con un grupo de
amigos. Las situaciones de tensión que pudieran manifestarse eran las
propias de esa creación hacia el exterior, pero hacia el interior no he
sentido la tensión, sino que se amortiguaba por el propio placer de la
convivencia con los compañeros. Creo que eso ha quitado esa sensación de
riesgo que tiene la creación, para convertirla en muchos casos en algo
apasionante.
-¿Qué implica dirigir un proyecto como éste?
-Esto es un experimento no muy frecuente en las universidades,
la prueba es que hay muy pocas que tengan centros de este tipo. Sin
embargo, es muy interesante y ya hemos recibido peticiones de
asesoramiento para crear más en otras universidades, como Valencia,
Alicante, La Laguna en Tenerife...
CeCODET ya participó en la creación y organización de centros de
recursos como éste, y algunos de ellos están funcionando ya en en la
Universidad de Katania, en el Politécnico de Milán, en la Universidad de
Hamburgo... Cualquier propósito de hacer algo hacia el futuro, sin duda,
tiene una gran carga de compromiso personal en el inicio. Es decir, es
como un niño pequeño que durante un tiempo necesita la leche de la
madre, cariño y dedicación. Eso a veces puede ocupar muchas parcelas de
tu vida, y puedes tender peligrosamente a hacerlo algo personal, porque
requiere tiempo y mucha energía. La dificultad de la innovación es que
cuesta mucho sacarla adelante, porque es algo nuevo. Nosotros hemos
tenido muchas ayudas de muchas personas que han hecho posible que esto
surgiera, para empezar, la propia Universidad, que ha creído en ello
siempre.
"Crear
desarrollo en un territorio, es crear oportunidades y tener la
capacidad de elegir entre muchas cosas" |
-¿Qué aporta un centro de estas características?
-Llevamos seis años en funcionamiento y hemos hecho más de 125
proyectos, muy amplios y muy variados. Eso siempre lo hemos hecho para
alguien, para otra institución u organización asturiana o de fuera,
siempre y cuando encajase con el reglamento de CeCODET. Hemos añadido
valor a los proyectos pero también nos hemos autoayudado. Por aquí han
pasado cincuenta y nueve graduados de la Universidad de Oviedo, de los
cuales todos han encontrado empleo. Tenemos un proceso de formación para
esta segunda parte de autoayuda, en el que hay contratados a tiempo
completo y becarios. Sólo se puede ser becario dos años y medio, máximo
tres. Al cabo de este tiempo o bien quedan contratados por CeCODET o se
han contratado en otra parte. Con ello los graduados de distintas
disciplinas, en condiciones de fuego real y haciendo proyectos,
completan la última fase de su formación. Para ellos, esas condiciones
han sido una plataforma profesional de inserción muy importante. Por lo
tanto, estamos contribuyendo a formar en condiciones de fuego real y de
alto valor añadido a graduados universitarios que no hubieran tenido esa
oportunidad. La fase de la historia de Asturias en la que ahora nos
encontramos, es la de volver a coger actividad, pero ya en unas
condiciones y en un modelo internacional y local completamente
diferente. Yo creo que la Universidad de Oviedo y Asturias vale un
mínimo más con CeCODET, no porque sea una gran institución, sino porque
genera alternativas, que tiene contactos, que trabaja en las nuevas
condiciones de la economía del siglo XXI.
-¿Hay riesgo de que Asturias pueda perder el tren del
progreso?
-En esta disciplina y en este campo de desarrollo, las
oportunidades de desarrollo son efímeras. Eso lo saben también las
empresas. No hay nada nada asegurado. Intentamos organizar el caos, y no
lo consiguen ni algunos países o algunas regiones con más suerte. La
proporción de caos es más alta que la proporción de organización.
Cualquier región de España forma parte del club de los ricos, pero eso
no nos exime del riesgo también. La ampliación europea va a reformar la
política regional y la política de ayudas a las regiones, porque vamos a
ser más. Y los que entran no pertenecen, sin duda, al club de los ricos.
En estos momentos disponemos de muchos recursos, y la mayor parte de
ellos provienen de Europa; hay una cofinanciación. Asturias necesita
activarse todavía más para recortar el diferencial negativo, ya que en
unos casos no sólo no lo recortamos, sino que nos alejamos
objetivamente. Es necesario mejorar esas cosas y hay fechas críticas. No
es una cuestión de tamaño, es una cuestión de conocimiento y de
organización. Y eso es algo que Asturias no debe olvidar y es que los
pequeños también pueden ganar. Hay que saber utilizar esas
oportunidades.
"Cualquier
propósito de hacer algo hacia el futuro, sin duda, tiene una gran
carga de compromiso personal" |
-¿Cree que el principal escollo para desarrollar nuevas
ideas son los localismos?
-Creo que eso está cambiando a marchas aceleradas. Que ya somos
europeos, desde el uno de enero, ya nos ha quedado claro a todos. Al
asturiano, lo decía Ortega, le hace falta que sea más transitivo, es
decir, que valore el propio modelo. Yo no creo que el problema de
Asturias sea combatir con el de al lado, sino agrupar las fuerzas para
identificar que en donde hay que hacer las competencias es en el plano
exterior. Poner en positivo la fuerza local quizás sea una de las claves
de Asturias hacia el futuro. Negarla sería quitar un potencial, y es
mejor aprovecharlo.
-¿Alguna vez ha tenido que pagar algún precio por
introducir ideas innovadoras?
-No, creo que no. Hay dificultades, como en todas partes.
Además, no he visto grandes trabas para sacar adelante las ideas. Los
asturianos somos muy trabajadores y hacemos las cosas con un estilo
bastante propio. Yo no he visto unas dificultades especiales en Asturias
para aceptar y tratar de estas cosas frente a otras regiones. Más bien
al contrario, se sintoniza muy rápidamente.
-¿Qué quiere demostrarse a sí mismo?
-No aspiro a demostrarme nada. Yo soy un académico y disfruto
con mi trabajo. No se trata tanto de intentar demostrarme, como de
interpretar mi oficio. Hago las cosas lo mejor que puedo, y luego al
final, pregunto en qué lugar he llegado. Esto es una especie de carrera
de fondo y hay que tener, entre otras cosas, suerte, porque son
construcciones en las que interviene mucha gente. El equipo me paga para
que dé pedales y no para demostrar nada. ∆ |