Texto y foto: Isabel Muñiz
Compagina su trabajo como vicerrectora con el estudio
de textos y documentos que muestran la vida y obras de las mujeres en la
historia. Junto con otras compañeras de la Universidad de Oviedo, son
guardianas de la memoria histórica, que se ha empeñado en olvidar una
parte importante: la femenina.
"La feminización de la sociedad es
algo urgente"
N atural de
Villaviciosa, Isabel lleva 20 años viviendo en Oviedo, donde da clases
de filología inglesa y desarrolla su labor en el vicerrectorado. La
coordinación y la gestión administrativa dentro de la Universidad le
hace estar rodeada de papeles, gestionando cursos, actividades y todo
tipo de trámites. A pesar del volumen de trabajo, Isabel saca tiempo
para otras cosas, entre ellas, la coordinación de obras como "Mujeres
históricas, mujeres narradas", realizada por once investigadoras de la
Universidad.
-La historia está escrita por hombres. ¿Cómo sería una historia
escrita por mujeres?
-Pues la diferencia es sobre todo que incluiría a las mujeres,
que es una parte fundamental del género humano que se ha dejado fuera.
En los libros de historia no hay mujeres y parece que el mundo funcionó
sin ellas, sólo aparecen cuando crean algún conflicto entre los hombres.
Una historia escrita por mujeres implica muchas cosas. Aparecerían en el
pasado muchos aspectos de la vida cotidiana, y también desaparecerían
muchos de los prejuicios sexistas que existen, que aparecían en los
libros de historia, y que ahora continúan bajo otras formas.
-¿Cómo nació la idea del libro "Mujeres históricas,
mujeres narradas"?
-Hace muchos años que varias investigadoras trabajamos en un
grupo de Estudios de las mujeres dentro de la Universidad de Oviedo
formado por historiadoras, literatas, filólogas y sociólogas.
Participamos también en el programa de doctorado de Estudios de la mujer
que va en el sexto bienio y que partió también desde mi departamento, a
raíz de un seminario permanente denominado "Mujer y literatura".
Este libro de "Mujeres históricas, mujeres narradas" procede de uno de
los primeros proyectos de investigación del grupo. Era para estudiar las
subversiones dentro de la recreación de figuras históricas y empezó
también con la idea de las figuras mitológicas, pero como era un tema
muy amplio, fuimos reduciéndolo a figuras de mujeres históricas que
aparecían en ficción o en escritura literaria.
-¿Crees que es importante tener memoria histórica?
-Sí, porque se suele hacer la generalización "es que siempre fue
así y siempre va a ser igual, y por naturaleza la mujer va a estar en
una posición distinta". Hay que reconocer una diferencia cultural, en
este momento, e incluso una diferencia de funciones, pero lo que no se
puede admitir es una desigualdad. Tener memoria histórica hace que por
un lado, veamos que hubo mujeres que hicieron cosas extraordinarias y
por otro, comprobemos cómo después desaparecen de la historia, se las
trivializa, o se las convierte en otra cosa, como ocurre con María de
Magdala, que es el origen de María Magdalena. Parece ser que fue una
mujer muy importante y que se la consideraba como uno de los apóstoles,
de hecho escribió un evangelio, sin embargo todo esto desaparece. Se
mezclan incluso textos bíblicos para crear esa figura y se crea el mito
de la pecadora arrepentida.
" Esta
generación se está planteando muchas cosas, porque los acontecimientos
internacionales no te pueden dejar indiferente."
-Por lo que dices con esta labor de investigación se
puede aprender mucho.
-En ese sentido se aprende muchísimo de la historia. Resulta
refrescante el hecho de que las mujeres somos capaces de hacer cosas, y
por otro lado te muestra cómo funciona la estructura que reprime eso o
que lo detiene en el momento en que sucede y también a la hora de
contarlo. Esto ocurre de una forma casi automática e inconsciente y en
otros casos muy consciente porque no interesa.
-Ante casos de discriminación como son los malos tratos
¿es el silencio de la mujer un enemigo importante para ella?
-Continúa siendo un enemigo importante, y en el caso de la
violencia muy importante. Por un lado habrá menos silencio cuanto más se
demuestre que se apoya a las mujeres en esta situación. El silencio da
cómplices por muchos lados. Hay que demostrar que la sociedad no tolera
esas actitudes y hasta ahora no se ha demostrado. Por otro lado, es una
cultura que tiene que ir entrando en las propias mujeres maltratadas,
porque hay unos mecanismos de aceptación que son adquiridos socialmente,
pero empeoran por mecanismos psicológicos.
-¿La mujer tiene claras sus cualidades diferenciales?
-Se habla muchas veces de que hay que feminizar la sociedad. No
porque se crea que haya diferencias esenciales entre hombres y mujeres,
pero sí es cierto que hay unos valores que tradicionalmente se asocian
con lo femenino y otros con lo masculino. Hay unos modelos que seguimos
inconscientes hombres y mujeres, y desde luego predominan muchísimo los
masculinos. Con eso, la sociedad sale perjudicada. Valores como el de la
solidaridad, la simpatía en lugar de la competitividad, el pensar en los
demás antes que en uno mismo, todos estos que supuestamente deberían
tener las mujeres y que por cultura ocurre así, no se valoran. Esto crea
un tipo de sociedad con muchos defectos. Por eso yo creo que la
feminización de la sociedad es algo urgente. Esa es la revolución del
futuro que esperamos que llegue. De momento estamos en ella con un coste
muy alto para las mujeres, que se están viendo involucradas en las dos
partes, en la masculina y en la femenina. Mientras, los hombres están
entrando muy lentamente en la parte femenina, creen que tienen menos que
ganar, pero yo creo que se equivocan, porque ganarían mucho.
"En la Universidad hay
problemas muy graves que la LOU ignora totalmente, y sobre todo, crea
más."
-¿Crees que hay una perspectiva del mundo desde ojos
femeninos?
-No hay una sola, es muy variada, igual que las mujeres somos
muy variadas. Somos la mitad de la humanidad pero tenemos en común que
todas, en mayor o menor grado, vivimos en un sistema patriarcal, y esa
diferencia de grado es muy importante porque es la diferencia entre
Afganistán y España, por ejemplo.
Todas tenemos la experiencia de tener un papel relativamente secundario
en lo social, y se refleja en las relaciones personales. En ese sentido
hay una visión femenina que quizá está condicionada por ese papel dentro
de la sociedad, pero sería difícil hablar de una visión en conjunto.
-¿Qué echas en falta de la Universidad, fuera de lo
estrictamente académico, para que los jóvenes salgan mejor formados?
-Es difícil, porque por un lado estamos en un mundo en el que tienen
que salir muy bien formados académicamente, y profesionalmente es un
mundo competitivo y el trabajo escasea. Por otro lado, el ir separando
tanto las distintas áreas para la especialización hace que se pierdan
visiones globales, y que asignaturas como historia de la medicina, o
filosofía del derecho acaban pareciendo "marías" porque no tienen una
aplicación práctica importante, sin embargo creo que ese tipo de
reflexiones sobre lo que uno hace son muy importantes. Quizá no deberían
ser asignaturas y, como decía hace poco Savater, esa perspectiva
humanística debería impregnar todo lo que hacemos. Ahí supongo que el
propio profesorado tiene una misión importante para asumir esa
reflexión, transmitirla, y por otro lado hacerla entre nosotros,
relacionándonos unas áreas con otras. Viendo cómo coinciden muchas más
cosas, como las visiones del mundo, científicas y culturales afectan y
coinciden, y tener una visión más global.
-¿Es todavía la Universidad un lugar de reflexión?
-Yo hice mis estudios en una época irrepetible, porque terminé
en plena transición política. Entonces se cuestionaba todo, era
imposible pasar por la Universidad y no cuestionar nada. Crecíamos
académicamente en un contexto en el que teníamos muchas ganas de
organizar actos, de dialogar. Quizá en otros aspectos no fuimos
positivos porque no supimos cristalizar aquello en lo que deberíamos
haberlo hecho. Pero por otro lado creo que estamos volviendo a una
reflexión. Esta generación ahora mismo se está planteando muchas cosas,
porque los acontecimientos internacionales no te pueden dejar
indiferente. Yo creo que los estudiantes, los jóvenes están
participando, no en los partidos tradicionales, pero sí en ONG. No
quiere decir que no se piense, sólo que cambian las vías de
participación.
"Hay que reconocer una
diferencia cultural en este momento entre hombres y mujeres, e incluso
una diferencia de funciones, pero lo que no se puede admitir es una
desigualdad."
-¿Cómo valora el planteamiento de la LOU?
-Desde luego lo que es absolutamente inaceptable es que se ponga
una ley y se intente pasar con esta celeridad y con estas imposiciones,
porque es evidente que lo que hayan tratado unas cuantas personas
siempre es mejorable. No compartirlo en la Universidad en sí, es un
suicidio o un acto de una arrogancia impresionante. En la Universidad
hay problemas muy graves y los ignora totalmente, y sobre todo crea más,
porque burocratiza más las cosas, y crea unos órganos que no se ven
especialmente eficaces. Además parece que nace con una cierta
desconfianza hacia los propios universitarios. Hay algunas cosas
aceptables en ella, pero que son manifiestamente mejorables. Tiene
muchos defectos, sobre todo el planteamiento sobre las universidades
públicas y la forma en que elude las privadas, pero indirectamente las
favorece. Pienso que es abusar de una mayoría y que va a tener un efecto
negativo en la Universidad, lo cual es una pena. ∆ |