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SUPLEMENTO ASTURIAS 

JOSE BARLUENGA. "Lo que gastan en investigación países como Alemania, Francia o Inglaterra corresponde a un 2% o más de su PIB. España invierte en el orden del 0,6 ó 0,7 de su PIB"

JOSE BARLUENGA MUR

 Catedrático de Química Orgánica de la
Universidad de Oviedo

ENTRE LOS MEJORES

Aunque prefiere pasar desapercibido, José Barluenga no lo ha conseguido, porque su labor científica brilla con luz propia. La prueba son los numerosos galardones que le han sido otorgados, dentro y fuera de nuestro país, a lo largo de su carrera como químico.

Texto y fotos: Lupercio González

Uno de los deseos de este catedrático es que nuestras universidades se pongan a la altura de las de nuestro entorno europeo: "La Universidad española ha mejorado mucho en los últimos veinticinco años. Pero las universidades de los países de nuestro entorno cultural no han estado quietas y han mejorado también de una manera sustancial".

-¿Qué nos falta?
-Aquí, uno de los aspectos más desagradables es tener que luchar de forma denodada por lo obvio. Yo viajo mucho, y cuando veo otras universidades de nuestro entorno cultural, me parece que funcionan mejor que nosotros. Soy consciente que en todas partes pasan cosas, pero yo creo que a nosotros nos falta, permítame la expresión, un hervor. Aquí el trabajar de una manera coordinada es complicado, pero bueno, eso a estas alturas lo tengo que asumir sin más.

-Quizás no hemos afrontado de una forma seria nuestro desarrollo.
-Hace cerca de doscientos años, países europeos cercanos a nosotros, sufrieron una revolución industrial. Nosotros no, de modo que estos países tienen un bagaje cultural y científico de muchos años. Nosotros sólo hemos tenido algunas cosas puntuales. Posiblemente lo más emblemático fue Ramón y Cajal. Fue un premio Nobel y a su alrededor se pretendió crear una escuela que ofreciera influencias sobre el resto de las ciencias, pero eso fue flor de un día. Se acabó. En los últimos veinte o veinticinco años, el país ha afrontado los aspectos científicos de una manera más seria, pero así y todo no tenemos tradición. Es decir, lo que gastan en investigación países como Alemania, Francia o Inglaterra corresponde a un 2% o más de su PIB y tiene una tradición que viene de más de doscientos años. España invierte en el orden del 0,6 ó 0,7 de su PIB y tenemos una tradición de veinticinco años. Pues el que quiera ver que convergemos, que lo vea. Yo no veo convergencia. Mi impresión es de divergencia, y en consecuencia nuestras mejores cabezas están recibiendo ofertas con unas posibilidades muy distintas fuera de aquí.

-Hay un flujo de personas hacia otras universidades...
-Bueno, el hecho de que nuestros alumnos hagan sus tesis doctorales y después amplíen estudios en universidades de élite internacional, es lo deseable. Pero si la mejor gente, una vez que ha hecho su tesis doctoral y su ampliación de estudios, no se reincorpora a España, estamos haciendo un negocio ruinoso. Hemos apostado por los mejores, hemos gastado esfuerzo y dinero con los mejores y resulta que después van a trabajar a otros países. Esto es algo que habría que evitar, pero claro para evitarlo habría que ofrecerle a estas personas puestos de trabajo de acuerdo con su categoría. Y esto sólo se puede ofrecer en un país desarrollado. España sobre papeles es un país desarrollado, pero en la realidad presenta lagunas.

"España sobre papeles es un país desarrollado, pero en la realidad presenta lagunas"

-Sin embargo, que un estudiante complete su carrera en otras universidades resulta positivo.
-Desde hace muchísimos años los estudiantes alemanes, ingleses o franceses, tres de los ejemplos más representativos europeos, van haciendo la tesis doctoral cambiando de país o de ciudad, en busca de los mejores profesores. Por unas razones u otras, en España no se mueve prácticamente nadie. Nuestros estudiantes que están terminando la carrera, no conocen incluso a los profesores que tienen en la propia facultad. Esto es decepcionante. Supongo que todos tenemos culpa. Lo lógico es pensar que un estudiante que tiene algo dentro, que quiere promocionarse, que tiene interés por la carrera que ha estudiado, elija los mejores profesores. Y para eso ha tenido que estar antes en la biblioteca, tiene que buscar en lo publicado, tienen que haber hablado con mucha gente. Pero yo creo que todo el tiempo lo ocupa el "a ver cómo apruebo la asignatura". Y eso puede ser aceptable en términos generales, pero es absolutamente inaceptable entre los mejores.

-¿Cree que habría que acercar más la Universidad a la calle?
-Lo primero que hay que hacer es que la Universidad tenga un profesorado de élite. Es decir, una Universidad sólo cumplirá su misión, si los profesores que la constituyen en su conjunto, son de los mejores en sus temas en la sociedad española. Lo que ha sucedido en España en los últimos veinte años, es que la Universidad ha crecido de una manera tremenda, extraordinaria, y además de una manera muy rápida. Y en muchos casos lo que hemos conseguido tener es un profesorado, permítame la expresión, de aluvión. En estas condiciones, cumplir todos los requisitos que una Universidad requiere es muy difícil. O sea, el primer paso, en mi opinión, es fichar a los profesores. Hay que introducir gente joven, elegida de entre los mejores. Si esa gente forma una masa crítica, podemos pensar que nuestra Universidad va a ser competitiva, y si nuestra Universidad es competitiva de verdad, entonces lo va a ser nuestra sociedad. Porque de la Universidad están saliendo todos aquellos jóvenes que al cabo de unos años son los dirigentes del país en todos sus aspectos, economía, derecho, física, ingeniería, etc. Si nosotros preparamos estudiantes competitivos, bien formados y elegidos de entre los mejores, entonces tenemos posibilidades.

-¿Cree que perdemos mucho tiempo en trivialidades?
-Mi impresión es que la Universidad, ha sido una Universidad de aluvión. Que hay profesores, muchos, capaces de competir con sus homólogos de cualquier parte del mundo, no tenga ninguna duda. Esa no es la cuestión, sino que hay que tener una masa crítica. Uno no debería de luchar de forma denodada por lo obvio, porque luchar por lo obvio es perder muchísimas energías que nuestros colegas de otros sitios no las pierden. Si esto lo unimos a que tienen más dinero, más becarios, etc, pues hacen una labor muy importante, porque más listos que nosotros no son, y menos trabajadores tampoco.

-¿Qué se siente después de recibir un galardón como el Premio Nacional de Química y Tecnología Química 2001?
-Se siente la satisfacción personal de reconocimiento por parte de otros, de que uno ha hecho una labor merecedora de estos premios. Más allá nada, absolutamente nada. Y lo digo sin ningún tipo de retórica. Absolutamente nada.

"Uno no debería de luchar de forma denodada por lo obvio, porque es perder muchísimas energías que nuestros colegas de otros sitios no las pierden"

-Su ideal sería pasar desapercibido, ¿es así?
-Naturalmente que sí, esto es una obviedad, yo no estoy haciendo nada que llame la atención del mundo. Mire usted, yo voy de invitado a dar muchas conferencias a muchas universidades de ámbito internacional, o invitado a muchos congresos, y eso uno lo ve y piensa que debo de hacer algo que tiene interés para los demás. Pero en esos mismos congresos, o en esas mismas universidades uno se encuentra auténticos genios. Las preguntas que me hacen determinadas personas en algunos congresos, realmente me impresionan. Me impresiona la capacidad, la inteligencia, el bien hacer que tienen. En estas condiciones no se puede sacar pecho, permítame la expresión, uno hace lo que puede y lo hace con toda la dignidad del mundo, pero sin salir ahí a decir que yo soy el mejor, porque sería una locura.

-¿Siempre dice lo que piensa o le gusta irse por las ramas?
-Supongo que usted lo está notando ahora en las contestaciones a las preguntas que usted me plantea. Déjeme decirlo de otra forma, gano muy poco para decir mentiras. Digamos que si yo estoy buscando una reacción con los criterios de la química, no puedo engañar a la química. Si engañara a la química, no saldría la reacción. Si yo estoy inculcando a todos mis estudiantes que los resultados que se obtienen tienen que ser absolutamente fiables, digamos que ir con la verdad por delante es el único camino, de esto estoy convencido desde pequeñito.

-¿Le importa mucho lo que los demás piensen de usted?
-Relativamente. Quiero decir que sí me importa lo que piense de mí la gente a la que yo le tengo respeto personal, o respeto científico. Pero a las personas a las que no le tengo respeto personal, que las hay, o no les tengo respeto científico, que hay muchas, pues qué le voy a hacer, que piensen lo que quieran.

-¿Es fundamental la observación?
-Y el espíritu de autocrítica también. Creer que uno está en posesión de la verdad es un error manifiesto. Evidentemente uno tiene que continuar en el camino que considera mientras crea que está en lo cierto, mientras no tenga una demostración de que está equivocado, pero siempre tiene que estar dispuesto a cambiar de dirección. Hay veces que el puzzle no sale, y hay que sacar las piezas y juntarlas de otra manera. Eso sucede constantemente, todos los días.

-¿Qué le queda por demostrarse a sí mismo?
-Nada, yo no he hecho nada para demostrarme a mí mismo nada. Yo he elegido esta profesión en un momento determinado, y lo que he hecho ha sido trabajar con gusto, venir a la facultad con entusiasmo y hacer todo lo que puedo y formar a la gente lo mejor posible. No creo que demostrarme a mí mismo nada sea un fin en la vida. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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