Texto:
Isabel Muñiz / Foto: I. G.
Un
accidente de tráfico la dejó prácticamente inmovilizada hace muchos
años. Ahora Carmen afronta la vida con un paso lento pero seguro. Con
disciplina y tras diez años de rehabilitación recuperó su
independencia y gran parte de su movilidad.
Llega a la sede de ASPAYM con sus muletas. Aunque tiene también falta
de movilidad en las manos, prefiere no acostumbrarse a la comodidad de
la silla de ruedas. Sus labores como presidenta de ASPAYM no le dejan
mucho tiempo libre, pero sabe cómo combinarlas con su trabajo diario en
una fundación.
-¿Cuáles son los principales objetivos de ASPAYM?
-La plena integración y normalización de los discapacitados en
todos los ámbitos: en lo social, en lo cultural, en lo educativo, en el
ocio y tiempo libre, en lo sanitario. Otro de sus objetivos es la mejora
de la calidad de vida de los lesionados medulares y otros discapacitados
físicos, mediante la supresión de barreras. Tenemos programas de
formación y empleo, promoción de accesibilidad, vivienda, obtención
del carnet de conducir, ayudas anuales para adquisición de sillas;
también impartimos cursos, tenemos bolsa de empleo y colaboramos en la
Fundación FAEDES (Fundación Asturiana para la Promoción del Empleo y
la Reinserción Sociolaboral de Personas con Discapacidad).
-¿Cuál es tu labor como presidenta?
-Soy responsable de todo lo que es la organización, la
política de trabajo, el diseño de todo. Yo no soy ni presidencialista
ni personalista, pero quieras que no el que más trabaja es el que acaba
siempre marcando su estilo. Y en la asociación hay una Junta directiva
pero somos dos o tres los que trabajamos.
"La
persona discapacitada tiene que reorientar toda su existencia,
incluso su formación o su vida profesional" |
-Un accidente de coche fue la causa de tu lesión
¿cómo cambió tu vida a raíz de ello?
-Tuve el accidente a los 19 años recién cumplidos. Iniciaba
mis estudios superiores en trabajo social, y solamente había acudido
una semana a clase. Me quedé con una doble lesión, cervicales y
lumbar. Las vértebras me pinzaron la médula. En un principio me
dijeron que la lesión era completa pero luego se vio que no, porque
empecé a adquirir movimientos, pude dejar la silla de ruedas y empezar
a caminar. Estuve mucho tiempo hospitalizada y luego marché, en el año
86, al Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo, porque creía que
todavía podía recuperar más. Superé la superprotección de la
familia y me marché sola. Estuve allí nueve meses. Allí podía sacar
el carnet de conducir y adquirir una independencia que aquí no iba a
conseguir nunca.
-¿La decisión de marcharte cambió el rumbo de tu
vida?
-Sí, la verdad es que allí me encontré con fuerzas. Nada más
volver aquí me compré el coche, que eso sí me iba a dar una
independencia total, y me animé a acabar la carrera que había empezado
en 1980. Tuve todo el apoyo de mi familia y también de los profesores y
compañeros de clase. Como tengo problemas de movilidad en las manos,
para recoger apuntes y hacer los exámenes tenía todo tipo de
facilidades.
-¿En qué medida es posible vencer la limitación con
esfuerzo?
-Pasas por muchas fases. El primer año es terrible. Al ver que
no te mueves y que no puedes hacer muchísimas cosas, en ocasiones la
persona tiene que reorientar toda su existencia, incluso su formación o
su vida profesional. Consideras que no puedes llegar a hacer nada y se
te pasa por la mente el dejar de existir. No ves en tu vida nada por lo
que luchar, porque pasas a ser una persona totalmente dependiente. Llega
un momento en que te obsesiona y te sientes una carga. Es triste
decirlo, pero a menudo ocurre que los amigos te abandonan, como me
ocurrió a mí; o en otros casos la pareja. Eres muy joven y se te viene
todo encima, pero todo tiene un final. En mi caso fue gracias a una
amiga de una amiga, que me vino a ver, me incorporó a su grupo y
prácticamente me obligaba a salir.
"Nuestra
lucha es contra las barreras físicas y contra las barreras sociales.
Estas últimas para nosotros son importantísimas"
-¿Hasta qué punto la limitación está en la mente?
-Hombre, hay que saber superar todas las fases, no dejarte
vencer, porque puedes llegar a ser una amargada y amargarle la vida a
todo tu entorno. Pero si te aceptas a ti mismo te van a aceptar los
demás; si tú estás positivo los demás también te ven positivo. Y si
te das pena a ti mismo eso es también lo que vas a transmitir al resto.
Lo que queda es ir superando fases y abrir la mente, querer hacer cosas
poniéndote siempre una meta, eso es lo fundamental.
-Desde tu posición ¿qué le comentas a la gente cuando
le ocurre lo mismo que a ti?
-Nosotros en la asociación desarrollamos un programa que se
llama Tutoría del Nuevo Lesionado Medular. Se trata de que un equipo de
tutores veteranos y un equipo de profesionales asesoren a aquellos que
no ven salida a su vida. Es importante que vean que llevas una vida lo
más normalizada posible, porque siempre el tutelado ve a su tutor como
un punto de referencia, y piensa "si tú has llegado hasta ahí, yo
también puedo".
-¿Qué te ha enseñado esta vivencia?
-Muchísimo, valoras más las cosas, no le das vueltas a lo que
no tiene mucha importancia, que hay gente que se come el coco con nada;
pero sobre todo aprendes a no perder el tiempo y a vivir el hoy, a vivir
el presente.
"Todos
somos potenciales minusválidos, porque la vida de cualquiera de
nosotros puede cambiar de la noche a la mañana" |
-¿Te consideras una mujer luchadora?
-Creo que sí, si no, no hubiese llegado hasta aquí. Me gusta
el rigor y soy demasiado perfeccionista. Me gusta la disciplina, aunque
tengo poco tiempo para dedicármelo. Mi familia siempre me dice que
estoy para todos menos para mí, que nunca tengo el huequito. Debería
reservar un tiempo para ser más constante en mi rehabilitación, porque
aunque tengo mucho movimiento es distinto hacer esos ejercicios día a
día. Pero todo va por fases. Primero te pones una meta: "Voy a
recuperarme, a dedicarme a mi rehabilitación". Llega un momento en
el que piensas en la rehabilitación y en la formación. Por último
encuentras trabajo.
-¿Cómo se ve el mundo desde la silla de ruedas?
-Pues mira te das cuenta de que la gente no sabe tratar al
usuario de silla de ruedas, está todo muy alto. Yo la silla la uso muy
poco, para desplazarme en tramos muy largos, porque soy consciente de
que camino muy despacio y no puedo tener a todo el mundo a mi ritmo,
pero quiero cogerla lo menos posible, porque si paso mucho tiempo en
ella me atrofia, y luego me cuesta muchísimo caminar.
-Las barreras sociales ¿son más altas que las
físicas?
-Las barreras sociales son un muro de cristal. En muchos casos
el discapacitado da lástima, se piensa que no puede hacer nada, que es
incapaz de valerse por sí mismo. Hay que empezar a sensibilizar a los
niños desde pequeños. Nosotros tenemos un programa que es Cambio de
actitudes hacia las personas con discapacidad y damos charlas en los
colegios, los institutos, la universidad. Los niños pueden ser muy
crueles, y si en su casa ven rechazo hacia los discapacitados, crecerán
y se convertirán en adultos con ese rechazo.
-La sociedad crea modelos estéticos, cuerpos más
jóvenes, mejor formados... No contempla todo el abanico de personas.
-Todos somos potenciales minusválidos, porque la vida de
cualquiera de nosotros puede cambiar de la noche a la mañana. Nuestra
lucha es contra las barreras físicas y contra las barreras sociales.
Estas últimas para nosotros son importantísimas. Las actitudes de una
persona que conoce a un discapacitado son totalmente diferentes de las
de quien nunca se relacionó con uno. Aunque entre los discapacitados
también hay de todo. Algunos se autodiscriminan y quien es negativo se
siente amargado.
-El mundo del discapacitado es muy desconocido. ¿Cómo
se podría transmitir al resto de la sociedad?
-Mediante campañas. También son muy importantes los medios de
comunicación, porque pueden dar una imagen cargada tanto de positividad
como de negatividad. No entiendo los titulares que dicen: "Un
toxicómano, un minusválido". ¿Es que no tiene ni nombres ni
apellidos? El titular ya está con el morbo, a ver qué pasó. Y yo digo
que los propios medios tienen que cambiar todo eso. ∆
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