Gran
parte del encanto de estas tierras radica en los contrastes tan marcados que
van de los angostos desfiladeros a los amplios valles. Paredes de caliza
escoltan sinuosos caminos que nos van adentrando en el concejo para conocer
sus maravillosos bosques, montañas y valles, además de sus casas rurales,
hórreos, cabañas, iglesias y palacios indianos que salpican la zona.
San Juan de Beleño, capital del concejo, se halla en una ladera, lugar
inmejorable para disfrutar de una excelente panorámica. Llama la atención
por la abundancia de casas rurales bien conservadas que se suman a las casas
indianas haciendo un armónico núcleo de construcciones en medio de tanta
belleza natural. En los alrededores de la capital se puede visitar la
iglesia parroquial del s.XVIII y los miradores del Tombu la Espinera y les
Bedules, y desde ahí contemplar una vista espléndida de los Picos de
Europa.
Más de 1.500 hectáreas de la superficie del concejo la ocupa el bosque de
Peloño, que con sus 200.000 hayas, además de otros ejemplares, forman el
hayedo mejor conservado de toda España y de los más interesantes de
Europa, porque mantiene un ecosistema ideal donde convive la flora y la
fauna autóctona: jabalís, corzos, venados, urogallos y rebecos. Otros
bosques para conocer y adentrarse son los de La Salguerosa en Sobrefoz y
Solana en Taranes.
Las ferias ganaderas que se celebran durante el verano y otoño son punto de
encuentro para comprar y vender, además de ganado, otros productos de la
zona como la miel o el queso. Es de fama reconocida el queso de los Beyos,
totalmente artesano y elaborado con leche de oveja y vaca que una vez
cuajada se deja curar de dos a seis meses. Su producción es muy reducida y
se puede obtener en tiendas y casas particulares de los pueblos del concejo.
Desde hace más de 10 años se viene celebrando en San Juan de Beleño el
Certamen del queso de los Beyos a principios de diciembre.
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