l espíritu inquieto y conciliador que
lleva dentro ha hecho que el pasado enero fuese elegido Secretario General
de los Socialistas gijoneses. Su trayectoria política, antes en el equipo
municipal de Vicente Alvarez Areces, ahora en el de Paz Felgueroso, le
muestra como una especie de "todoterreno" capaz de asumir empresas
nada exentas de dificultades, como la de Juventud y Empleo o las de las
presidencias de la Empresa de Transportes Urbanos (EMTUSA) y la de la
Sociedad Mixta de Turismo.
-¿Es la primera vez que un Secretario ocupa cargos institucionales
simultáneamente?
-No, qué va, al revés. En la organización a la que pertenezco
siempre hubo compatibilidad de cargos. Una cosa que estamos discutiendo
ahora precisamente es si se modifica de alguna manera esa situación. Hasta
ahora un cargo orgánico podía ser compatible con cualquier responsabilidad
pública, sin embargo ahora estamos pensando en la conveniencia de que se
produzca al menos algún tipo de incompatibilidad, porque parece razonable y
conveniente que una persona no acumule excesivas responsabilidades.
-Eres una persona que ha pasado por diferentes puestos.
-Yo entré en la anterior corporación de Gijón, con Tini Areces,
como responsable de Empleo y Juventud. En aquel momento me tocó
prácticamente construir el área de empleo, que ha ido creciendo
extraordinariamente, hasta el punto que en el año 96, constituimos una
agencia para gestionar todos los programas de empleo. De año en año ha ido
creciendo el presupuesto de los recursos municipales que destinamos a
empleo, y claro, exige mucha dedicación. En la segunda corporación dejé
Juventud y me hice cargo de la empresa de transporte. Lo que hice una vez
que asumí la responsabilidad de la Secretaría General de la organización
fue dejar el área de empleo, que exige más dedicación y el que maneja un
mayor presupuesto, y me he quedado con el cargo de concejal, sólo con la
responsabilidad de turismo y transporte público.
-¿Tú crees que los jóvenes tienen un espacio político propio?
-Espacio político propio no lo tiene nadie. Hay que
conquistárselo, y hay que ganárselo y hay que trabajárselo. Por tanto, si
los jóvenes quieren tener ese espacio político tienen que ganárselo. Yo
entré en el Partido Socialista en el año 74. Los jóvenes de aquella
época nos tuvimos que ganar el espacio político con extraordinarias
dificultades. Es verdad que a veces esas dificultades sirven como estímulo
para que un joven se proponga intervenir en la sociedad para cambiarla. Y es
posible que en la situación actual, los jóvenes no tengan esos estímulos.
Quizá sea mejor que no los tengan, porque hablamos de una situación en la
que no había democracia. Es posible que la situación actual sea lo normal.
La democracia al final es aburrida, por eso yo también entiendo que a los
jóvenes no les interese mucho la participación política, o ganarse un
espacio político, porque en una democracia lo que tiene que primar es la
normalidad, el funcionamiento adecuado de las instituciones, y que cada uno
desempeñe su papel, pero eso, que es bueno en sí, a veces no es un acicate
suficiente para que un joven decida entrar en política. A mí me gustaría
trasladar a los jóvenes la necesidad de que intervengan, porque sólo así
se puede mejorar la sociedad.
-¿Cuáles son tus prioridades a la hora de la política?
-Bueno la mía en este momento es dirigir una agrupación
socialista, en este caso la de Gijón, que es en este momento la que más
afiliados tiene en Asturias. Desde ese puesto quiero volcar todos los
recursos humanos en el trabajo por los ciudadanos de Gijón desde la
perspectiva política. Y eso se hace organizando a los afiliados en un
trabajo cerca del ciudadano, en su calle, en su territorio, en su zona. Mi
obligación es organizar ese trabajo de los afiliados para que participen en
los problemas de la ciudad, para que propongan soluciones. La segunda parte
es poner a disposición del gobierno socialista del ayuntamiento de Gijón
todas esas ideas para que los proyectos que creemos que pueden mejorar la
ciudad sean una realidad.
-¿Qué cualidades destacarías en un buen político?
-Yo creo que una persona que se dedique a hacer política, debe
tener algunas ideas claras. En mi caso, no estoy contento ni satisfecho con
la sociedad en la que vivo, y quiero transformarla, cambiarla, mejorarla.
Quiero que las personas seamos más iguales, quiero que haya más libertad,
quiero que haya más participación y menos diferencias sociales. Quiero que
la sociedad se organice con mayor justicia... y como todo eso lo quiero,
trato de aplicarlo en mi práctica política diaria. Y un político,
después de tener claro cómo quiere que sea la sociedad ideal en la que
quiere vivir, tiene que estar muy pegado a los problemas de los ciudadanos,
tiene que ser muy accesible, tiene que dejar el despacho muchas veces y
vivir con los ciudadanos sus problemas, escuchar y dialogar mucho. Yo creo
que el dialogo, el contacto con la gente es lo que puede contribuir a
resolver los problemas.
-¿Qué es lo que más te fastidia de la gente?
-Yo reconozco que tengo bastante paciencia, pero también tengo que
decir que no soporto que la gente mienta. No soporto la falsedad, y tampoco
que la gente cree problemas donde no los hay. Aprecio mucho a aquellos que
siempre están buscando soluciones para los problemas que se están
planteando. En cambio hay muchas personas que están en política por el
mero afán de criticar, consideran, quizás, que su labor es esa. No me
gusta el crítico sistemático que no aporta nunca una idea constructiva.
-¿Te importa mucho lo que los demás piensen de ti?
-Pues yo creo que sí, por qué voy a decir que no. No es que haga
las cosas pensando en eso, sino que las hago cuando estoy convencido de que
es bueno, pero sí que me importa la opinión de los demás. Y me halaga
cuando me alaban, y me fastidia cuando me critican, sobre todo cuando veo
que la crítica no tiene razones, aunque sé que forma parte de mi trabajo y
tengo que aceptarla. Me interesa la opinión de los demás, si dijera otra
cosa mentiría, y me interesa que los demás opinen bien de mí. Yo sé que
eso no es muy político, pero me gusta que me quieran.
-Hacer política ¿te hace libre o te encadena?
-No creo en aquel que hace política como si fuese una víctima de
las circunstancias. Yo creo que hago política porque me gusta, porque
quiero hacerlo y porque creo que es una manera de contribuir a que la
sociedad mejore.
-¿Son mejores políticos las mujeres que los hombres?
-Yo no participo de ese tipo de distinciones. Hay hombres y también
mujeres que hacen un buen trabajo en política. Y también hombres y mujeres
que lo han hecho muy mal. No. No creo en ese tipo de distinciones. Sí es
verdad que las mujeres a lo largo del tiempo no han asumido tantas
responsabilidades políticas como los hombres, por circunstancias muy
diversas, pero somos personas y como personas tenemos las cualidades que
tenemos.
-¿Qué te queda por demostrarte a ti mismo?
-Pues no lo sé. Yo lo que espero es cada día demostrarme que he
sido útil. Con eso me doy por satisfecho. Mi reto es dormir con la
conciencia tranquila porque he hecho un trabajo útil. Y no siempre cuando
acaba el día tengo esa sensación. A veces me parece que ha sido un día
baldío, un día inútil, y eso me desespera un poco. Por eso mi reto
personal es que cada día, tengo que ser, a través de mi trabajo, útil.
-¿Vale la pena la solidaridad?
-Sí, estoy convencido. Es verdad que es un término muy manoseado y
muy poco practicado. Yo no creo tanto en el concepto de solidaridad vago,
genérico y ampuloso como en la solidaridad del día a día. A veces
pensamos en la solidaridad y hablamos del Tercer Mundo, pero yo creo que hay
que ser muy solidarios en el día a día, con tus hijos, con tu compañera,
con tus amigos, con tu círculo, con tu partido. Hay muchos gestos
solidarios que no se aprecian pero que es bueno practicar. Yo no creo a
quien predica otras solidaridades y no practica la del día a día.
-¿Cómo compaginas tus obligaciones de partido con la familia?
-Pues mal. Tengo que reconocer que lo hago muy mal. Creo que el
trabajo lo organizo bien, pero yo me organizo muy mal, es decir, no me
dosifico en absoluto. Me puede la voluntad y me suelo volcar en el trabajo,
y claro eso siempre va en deterioro de la relación familiar. ¿Cómo lo
combato? Pues tratando de ser muy intenso en el poco tiempo que tengo con
mis hijos, por ejemplo. A veces cinco minutos de una relación muy
cariñosa, muy afectiva y muy intensa, suplen horas de ausencia.
-Unas buenas vías de comunicación son importantes para el desarrollo
de una región, y hace poco Tini Areces se quejaba de que las obras de la
autovía del Cantábrico van desesperadamente lentas.
-Tenemos que dejarnos de pamplinas. Efectivamente, la carencia de
comunicaciones es crucial en el desarrollo económico de la región, y por
tanto no valen florituras, ni falsas promesas. Lo que hay que hacer es obra,
y hay que hacerla con una agilidad que desde luego no está habiendo. A mí
no me importa tanto dilucidar si hay zancadillas y quién la pone. Yo creo
que eso hay que superarlo como sea. Todos, ya seamos de un partido u otro,
tenemos que empeñarnos en que esos problemas fundamentales de la región se
resuelvan. Y es verdad que ésta es una región complicada en cuanto a
obras, porque tiene una determinada orografía, hay determinados problemas
técnicos, pero otras regiones no son muy diferentes y lo cierto es que en
este campo han avanzado mucho más deprisa que nosotros. Tiene razón el
presidente cuando dice que nos desesperamos, porque hay una lentitud que no
es la adecuada. Por tanto lo que hay que hacer es sumar esfuerzos todos.
-¿Hacia dónde dirige Gijón su futuro?
-Yo creo que Gijón tiene unas posibilidades inmensas. Esta es una
ciudad extraordinaria, muy vital, muy peleona, muy guerrera, muy dinámica,
pero tiene la desgracia, como toda la región, de atravesar desde hace
veinte años dificultades económicas muy importantes. Yo no sería tan
partidario de centrar en un sector determinado el futuro de la ciudad. Yo
creo que esta ciudad tiene que mantener e incluso hacer crecer toda su base
industrial, que es el sustento económico principal, pero tiene que
aprovechar mucho más los recursos y las posibilidades turísticas. No es
que el turismo sea la panacea, pero sí es verdad que puede generar una gran
riqueza. Un dato muy significativo es que hay nueve proyectos de hoteles de
cierta categoría en esta ciudad. Eso es el mejor indicador de las buenas
perspectivas de crecimiento del sector turístico. ∆