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SUPLEMENTO ASTURIAS 

  JOSE MANUEL SARIEGO
Secretario General de la Agrupación Socialista de Gijón
Texto y foto:  Lupercio González

Conciliando el futuro


José Manuel Sariego

Son muchos los años que José Manuel Sariego lleva inmerso en la vida política municipal de Gijón. Inconformista con la sociedad que le ha tocado vivir, trabaja y lucha por transformarla y por crear un futuro mejor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"No estoy contento con la sociedad en la que vivo. Quiero que las personas seamos más iguales, quiero que haya más libertad, quiero que haya más participación y menos diferencias sociales. Quiero que la sociedad se organice con mayor justicia"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"No soporto la falsedad, y tampoco que la gente cree problemas donde no los hay"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"El contacto con la gente es lo que puede contribuir a resolver los problemas"

 

 

 

 

 

 

 

 

"Si los jóvenes quieren tener un espacio político tienen que ganárselo"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"No me gusta el crítico sistemático que no aporta nunca una idea constructiva"


E
l espíritu inquieto y conciliador que lleva dentro ha hecho que el pasado enero fuese elegido Secretario General de los Socialistas gijoneses. Su trayectoria política, antes en el equipo municipal de Vicente Alvarez Areces, ahora en el de Paz Felgueroso, le muestra como una especie de "todoterreno" capaz de asumir empresas nada exentas de dificultades, como la de Juventud y Empleo o las de las presidencias de la Empresa de Transportes Urbanos (EMTUSA) y la de la Sociedad Mixta de Turismo.

-¿Es la primera vez que un Secretario ocupa cargos institucionales simultáneamente?
-No, qué va, al revés. En la organización a la que pertenezco siempre hubo compatibilidad de cargos. Una cosa que estamos discutiendo ahora precisamente es si se modifica de alguna manera esa situación. Hasta ahora un cargo orgánico podía ser compatible con cualquier responsabilidad pública, sin embargo ahora estamos pensando en la conveniencia de que se produzca al menos algún tipo de incompatibilidad, porque parece razonable y conveniente que una persona no acumule excesivas responsabilidades.

-Eres una persona que ha pasado por diferentes puestos.
-Yo entré en la anterior corporación de Gijón, con Tini Areces, como responsable de Empleo y Juventud. En aquel momento me tocó prácticamente construir el área de empleo, que ha ido creciendo extraordinariamente, hasta el punto que en el año 96, constituimos una agencia para gestionar todos los programas de empleo. De año en año ha ido creciendo el presupuesto de los recursos municipales que destinamos a empleo, y claro, exige mucha dedicación. En la segunda corporación dejé Juventud y me hice cargo de la empresa de transporte. Lo que hice una vez que asumí la responsabilidad de la Secretaría General de la organización fue dejar el área de empleo, que exige más dedicación y el que maneja un mayor presupuesto, y me he quedado con el cargo de concejal, sólo con la responsabilidad de turismo y transporte público.

-¿Tú crees que los jóvenes tienen un espacio político propio?
-Espacio político propio no lo tiene nadie. Hay que conquistárselo, y hay que ganárselo y hay que trabajárselo. Por tanto, si los jóvenes quieren tener ese espacio político tienen que ganárselo. Yo entré en el Partido Socialista en el año 74. Los jóvenes de aquella época nos tuvimos que ganar el espacio político con extraordinarias dificultades. Es verdad que a veces esas dificultades sirven como estímulo para que un joven se proponga intervenir en la sociedad para cambiarla. Y es posible que en la situación actual, los jóvenes no tengan esos estímulos. Quizá sea mejor que no los tengan, porque hablamos de una situación en la que no había democracia. Es posible que la situación actual sea lo normal. La democracia al final es aburrida, por eso yo también entiendo que a los jóvenes no les interese mucho la participación política, o ganarse un espacio político, porque en una democracia lo que tiene que primar es la normalidad, el funcionamiento adecuado de las instituciones, y que cada uno desempeñe su papel, pero eso, que es bueno en sí, a veces no es un acicate suficiente para que un joven decida entrar en política. A mí me gustaría trasladar a los jóvenes la necesidad de que intervengan, porque sólo así se puede mejorar la sociedad.

-¿Cuáles son tus prioridades a la hora de la política?
-Bueno la mía en este momento es dirigir una agrupación socialista, en este caso la de Gijón, que es en este momento la que más afiliados tiene en Asturias. Desde ese puesto quiero volcar todos los recursos humanos en el trabajo por los ciudadanos de Gijón desde la perspectiva política. Y eso se hace organizando a los afiliados en un trabajo cerca del ciudadano, en su calle, en su territorio, en su zona. Mi obligación es organizar ese trabajo de los afiliados para que participen en los problemas de la ciudad, para que propongan soluciones. La segunda parte es poner a disposición del gobierno socialista del ayuntamiento de Gijón todas esas ideas para que los proyectos que creemos que pueden mejorar la ciudad sean una realidad.

-¿Qué cualidades destacarías en un buen político?
-Yo creo que una persona que se dedique a hacer política, debe tener algunas ideas claras. En mi caso, no estoy contento ni satisfecho con la sociedad en la que vivo, y quiero transformarla, cambiarla, mejorarla. Quiero que las personas seamos más iguales, quiero que haya más libertad, quiero que haya más participación y menos diferencias sociales. Quiero que la sociedad se organice con mayor justicia... y como todo eso lo quiero, trato de aplicarlo en mi práctica política diaria. Y un político, después de tener claro cómo quiere que sea la sociedad ideal en la que quiere vivir, tiene que estar muy pegado a los problemas de los ciudadanos, tiene que ser muy accesible, tiene que dejar el despacho muchas veces y vivir con los ciudadanos sus problemas, escuchar y dialogar mucho. Yo creo que el dialogo, el contacto con la gente es lo que puede contribuir a resolver los problemas.

-¿Qué es lo que más te fastidia de la gente?
-Yo reconozco que tengo bastante paciencia, pero también tengo que decir que no soporto que la gente mienta. No soporto la falsedad, y tampoco que la gente cree problemas donde no los hay. Aprecio mucho a aquellos que siempre están buscando soluciones para los problemas que se están planteando. En cambio hay muchas personas que están en política por el mero afán de criticar, consideran, quizás, que su labor es esa. No me gusta el crítico sistemático que no aporta nunca una idea constructiva.

-¿Te importa mucho lo que los demás piensen de ti?
-Pues yo creo que sí, por qué voy a decir que no. No es que haga las cosas pensando en eso, sino que las hago cuando estoy convencido de que es bueno, pero sí que me importa la opinión de los demás. Y me halaga cuando me alaban, y me fastidia cuando me critican, sobre todo cuando veo que la crítica no tiene razones, aunque sé que forma parte de mi trabajo y tengo que aceptarla. Me interesa la opinión de los demás, si dijera otra cosa mentiría, y me interesa que los demás opinen bien de mí. Yo sé que eso no es muy político, pero me gusta que me quieran.

-Hacer política ¿te hace libre o te encadena?
-No creo en aquel que hace política como si fuese una víctima de las circunstancias. Yo creo que hago política porque me gusta, porque quiero hacerlo y porque creo que es una manera de contribuir a que la sociedad mejore.

-¿Son mejores políticos las mujeres que los hombres?
-Yo no participo de ese tipo de distinciones. Hay hombres y también mujeres que hacen un buen trabajo en política. Y también hombres y mujeres que lo han hecho muy mal. No. No creo en ese tipo de distinciones. Sí es verdad que las mujeres a lo largo del tiempo no han asumido tantas responsabilidades políticas como los hombres, por circunstancias muy diversas, pero somos personas y como personas tenemos las cualidades que tenemos.

-¿Qué te queda por demostrarte a ti mismo?
-Pues no lo sé. Yo lo que espero es cada día demostrarme que he sido útil. Con eso me doy por satisfecho. Mi reto es dormir con la conciencia tranquila porque he hecho un trabajo útil. Y no siempre cuando acaba el día tengo esa sensación. A veces me parece que ha sido un día baldío, un día inútil, y eso me desespera un poco. Por eso mi reto personal es que cada día, tengo que ser, a través de mi trabajo, útil.

-¿Vale la pena la solidaridad?
-Sí, estoy convencido. Es verdad que es un término muy manoseado y muy poco practicado. Yo no creo tanto en el concepto de solidaridad vago, genérico y ampuloso como en la solidaridad del día a día. A veces pensamos en la solidaridad y hablamos del Tercer Mundo, pero yo creo que hay que ser muy solidarios en el día a día, con tus hijos, con tu compañera, con tus amigos, con tu círculo, con tu partido. Hay muchos gestos solidarios que no se aprecian pero que es bueno practicar. Yo no creo a quien predica otras solidaridades y no practica la del día a día.

-¿Cómo compaginas tus obligaciones de partido con la familia?
-Pues mal. Tengo que reconocer que lo hago muy mal. Creo que el trabajo lo organizo bien, pero yo me organizo muy mal, es decir, no me dosifico en absoluto. Me puede la voluntad y me suelo volcar en el trabajo, y claro eso siempre va en deterioro de la relación familiar. ¿Cómo lo combato? Pues tratando de ser muy intenso en el poco tiempo que tengo con mis hijos, por ejemplo. A veces cinco minutos de una relación muy cariñosa, muy afectiva y muy intensa, suplen horas de ausencia.

-Unas buenas vías de comunicación son importantes para el desarrollo de una región, y hace poco Tini Areces se quejaba de que las obras de la autovía del Cantábrico van desesperadamente lentas.
-Tenemos que dejarnos de pamplinas. Efectivamente, la carencia de comunicaciones es crucial en el desarrollo económico de la región, y por tanto no valen florituras, ni falsas promesas. Lo que hay que hacer es obra, y hay que hacerla con una agilidad que desde luego no está habiendo. A mí no me importa tanto dilucidar si hay zancadillas y quién la pone. Yo creo que eso hay que superarlo como sea. Todos, ya seamos de un partido u otro, tenemos que empeñarnos en que esos problemas fundamentales de la región se resuelvan. Y es verdad que ésta es una región complicada en cuanto a obras, porque tiene una determinada orografía, hay determinados problemas técnicos, pero otras regiones no son muy diferentes y lo cierto es que en este campo han avanzado mucho más deprisa que nosotros. Tiene razón el presidente cuando dice que nos desesperamos, porque hay una lentitud que no es la adecuada. Por tanto lo que hay que hacer es sumar esfuerzos todos.

-¿Hacia dónde dirige Gijón su futuro?
-Yo creo que Gijón tiene unas posibilidades inmensas. Esta es una ciudad extraordinaria, muy vital, muy peleona, muy guerrera, muy dinámica, pero tiene la desgracia, como toda la región, de atravesar desde hace veinte años dificultades económicas muy importantes. Yo no sería tan partidario de centrar en un sector determinado el futuro de la ciudad. Yo creo que esta ciudad tiene que mantener e incluso hacer crecer toda su base industrial, que es el sustento económico principal, pero tiene que aprovechar mucho más los recursos y las posibilidades turísticas. No es que el turismo sea la panacea, pero sí es verdad que puede generar una gran riqueza. Un dato muy significativo es que hay nueve proyectos de hoteles de cierta categoría en esta ciudad. Eso es el mejor indicador de las buenas perspectivas de crecimiento del sector turístico. ∆ 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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