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CONCHITA QUIROS

CONCHITA QUIROS  -   Librera

Es la voz amable que sabe guiarte por el mundo literario. Conchita Quirós ama los libros desde que era pequeña. Son una parte fundamental de su vida. Su dedicación, su trayectoria empresarial le ha hecho merecer el Premio Xana de Plata a la Mujer Empresaria, que convoca la Asociación Asturiana de Mujeres Empresarias.

Texto: Isabel G. Muñiz / Foto: Fusión

Una vida entre líneas

Aunque los hubo, no recuerda que otros premios ha recibido porque ya pertenecen al pasado, y Conchita es de las personas que tienen la mirada puesta en el futuro. Le falta tiempo para todo lo que le gustaría hacer, para todo lo que necesita leer.
Hija de maestra y de un librero liberal, heredó el negocio de su padre, la librería Cervantes de Oviedo. Ha sido la encargada de mantener viva la tradición familiar, la saga de libreros. No sólo ha conseguido mantener e incrementar el prestigio de la librería, sino que se ha lanzado a conseguir nuevos retos internáuticos. Y su página web registra un importante volumen de venta de libros a través de la red.

-¿Qué te ha supuesto recibir el premio Xana?
-Quizá no tengo ningún mérito porque estoy haciendo lo que me gusta, y cuando uno hace lo que le gusta y encima le premian, la verdad es que te llevas una sorpresa. Yo estoy aquí porque es apasionante, no te puedes imaginar la diferencia que hay con otro tipo de comercio, el público que viene es un público con un nivel completamente distinto. Como librero tienes que asesorar a la gente. Esa es la tarea más atractiva. Tú vienes y me dices "recomiéndame un libro", y yo tengo que preguntarte de qué pie calzas, cuál es tu gusto, qué has leído.

-¿Qué libros han revolucionado tu pensamiento en un momento determinado de tu vida?
-Yo leo mucho novela. Dicen que cuando llegas a la edad madura derivas por la historia o biografías, y yo debo ser todavía de una mente infantil porque me gusta mucho la creación literaria, creo que tiene mucho mérito. Y las novelas según la época me impactan mucho. Hace años "Malena es un nombre de tango" fue mi libro de cabecera. En él se ve a una mujer superando handicaps, tabús, y quizá cuando yo llegué a la edad madura fui olvidando los complejos, los handicaps que en cierto modo tenemos. Ahora me impacta no uno, sino muchos. Podríamos decir que yo soy muy voraz, y rara vez vuelvo a leer el anterior porque tengo tanto por delante que no puedo mirar para atrás.

"Rara vez vuelvo a releer un libro, porque tengo tanto por delante que no puedo mirar para atrás."

-¿Qué escollos tuviste que superar por el hecho de ser mujer?
-Yo creo que los mismos que la mayoría de los que vivimos la posguerra. Yo cumplo ahora 65 años, y mi juventud fue la posguerra. Yo no fui traumada por todas las represiones que había, pero sí me doy cuenta de que me han cortado mucha parte de libertad porque no teníamos ni la mitad de placeres que podemos tener ahora. El placer más recóndito y más importante era la lectura. Cuando empiezo a salir al exterior y empiezo a ver que hay otros mundos te das cuenta de que te han cortado muchísimas alas de aquel momento. Y eso que yo era de una educación bastante liberal mi madre era maestra y mi padre era un librero muy abierto a todas las ideologías, por lo tanto yo fui de escuela pública, de instituto, de Universidad, pero después te encontrabas con ambientes muy enclaustrados. Lo que pasa es que a mí me sirvió para hacer una especie de poso literario. Cuando me preguntaban "¿qué quieres hacer?, yo respondía que lo que quería era leer, porque leer era placer.

-De la pequeña Librería Cervantes al local que tenéis hoy día hay un gran paso. ¿Cómo se asumió este cambio?
-Quedaba muy pequeña la librería de arriba, buscamos ampliación al lado, pero no podía ser, entonces vino la casualidad que nos ofrecieron este local que tenía 500 metros. Me asustó un poco la aventura pero tuvimos suerte y ahora en este local ya tenemos 1200 metros, hemos ampliado hacia abajo y hacia arriba, dispone de cinco plantas. La gente también nos acompañó mucho y nos dio muchos ánimos.

-¿Supuso un riesgo?
-Sí, era la primera vez que pedía crédito a un banco. Mi padre era de los que si no tenía el dinero no compraba. Tú sabes que ahora esto es todo lo contrario, te empufas por menos de nada, y a mí todavía me cuesta trabajo.

-En un negocio de tanta tradición ¿qué papel juega la modernidad?
-La nuestra es una librería bastante histórica, porque data del año 21, sin embargo yo trato de que sea una librería histórica pero no antigua. Afortunadamente tengo un sobrino conmigo trabajando que es de la tercera generación de Quirós, y estamos muy metidos en el tema de las nuevas tecnologías. Tenemos una página web en el espacio y seguimos funcionando en plan familiar. No es una librería virtual, nosotros somos una librería real que tiene una ventana en el espacio, es decir, que si entras en nuestra página haces incluso un paseo por la librería, ves los espacios de la librería, e insistimos mucho que somos gente de carne y hueso los que estamos detrás y que si tú tienes algún problema nosotros te lo vamos a resolver a título personal. Estamos empezando, pero ya se vende a Corea, a Jerusalén, etc. Se trata de mirar hacia adelante y perder el miedo. Si tienes un enemigo y no lo puedes vencer, en vez de enfrentarte únete a él. Hay que aprovechar las ventajas e ir hacia adelante con ello.

"Creo que hay que tener mucho respeto a las profesiones. Si lo quieres hacer bien tienes que estar todo el día aprendiendo."

-¿Cuál fue el momento más duro a lo largo de tu vida como librera?
-El recuerdo primero más duro es de la época de la transición, cuando amenazaron a mi padre por teléfono un día de Navidad, probablemente porque era un hombre que era muy respetuoso con todas las ideologías y tenía amigos en todos los bandos. Afortunadamente no nos pasó nada grave, como ocurrió en San Sebastián con la librería Lagun. A nosotros simplemente nos amenazaron por teléfono, pero fue suficiente para desazonarnos. Por otro lado siempre hay contratiempos económicos, comerciales, personales... pero cuando no puedo resolverlos pues los pongo atrás y sigo empujando para adelante. Soy positiva para buscar otros caminos.

-¿Qué recuerdo guardas con más cariño de tu juventud?
-En tiempos de posguerra, el de venir a ayudar a mi padre a desatar paquetes, a atar libros, a marcarlos, a sentarme en un rincón mientras nadie me llamaba y ponerme a leer. Ahora que llegan las navidades recuerdo siempre que el turrón aparecía como un artículo de lujo. Mi padre no sé cómo conoció a alguien de los almacenes de turrón y compraba en cajas para unos cuantos amigos. Después, en vísperas de Reyes se repartían aquí las tabletas a precio más barato y si sobraba algo se repartía entre los que estábamos trabajando aquí.

-El hecho de ser mujer en el mundo del libro ¿te supuso alguna vez algún problema?
-Yo nunca tuve problemas como empresaria, aunque siempre hay el simpático que me pregunta que cuándo puede hablar con mi marido. Pero en el mundo de los libros hay muchas mujeres bibliotecarias y libreras. Hasta ahora yo creo que fue considerado un poco una profesión de segunda fila, el hombre accede más a puestos técnicos, en cambio el comercio siempre fue muy dedicado a las mujeres.
Además tengo un equipo sensacional, eso es otro plus. Mi padre me dio un par de consejos muy buenos: el primero rodearme de gente entusiasta, tratarlos bien, pagarles bien. Yo tengo gente que lleva treinta y tantos años trabajando conmigo. Y después también servir al público es decir, ponerme en el lugar del público. Yo digo que vendo servicios, más que libros, los libros los tenemos todos los libreros, pero ese plus que tú añades de eficacia, de atención, de ponerte en tu sitio, es lo que puede diferenciar un establecimiento de otro.

-¿Echas en falta el disponer de más tiempo?
-Sí, me falta tiempo para todo, para leer y para hacer cosas. Pienso que no voy a tener ni tiempo de morirme porque me faltan muchísimas cosas por hacer en la vida. Probablemente soy demasiado imaginativa. Y para leer igual. Leo mucho en la cama cuando voy a dormir, en vacaciones, leo los sábados y domingos todos los suplementos literarios, porque el lunes el cliente nos examina. Tienes que estar al día y estar muy inmerso en la sociedad. Me faltan horas, ya digo.

"Si tienes un enemigo y no lo puedes vencer, en vez de enfrentarte únete a él. Hay que aprovechar las ventajas e ir hacia adelante."

-¿Alguna vez se te pasó por la cabeza que fueras tú quien escribieras?
-Sí, lo pensé, pero me encuentro incapaz. Soy una persona que vivo la vida en vez de archivarla. De alguna manera soy consciente de que soy un poco mayor y que tengo que empezar a ir hacia atrás y recoger cosas, pero para escribir no me siento capacitada. Quise ser editora, con unos buenos amigos, Ediciones Trea, pero al primer libro que editamos me di cuenta que no se pueden ser varias cosas medianamente bien, con calidad. Creo que hay que tener mucho respeto a las profesiones y si lo quieres hacer bien tienes que estar todo el día aprendiendo. La primavera pasada hice un curso de librerías culturales en Castellón de la Plana porque me interesaba el tema, yo sigo haciendo cursos y cosas porque quiero aprender todo lo que me falta.

-¿Tienes algún proyecto en mente?
-No, ahora mismo quiero consolidar la parte del final de la segunda planta. Estamos empezando a diseñar un foro cultural, que trate de ser una respuesta a todas las inquietudes que haya en la zona, que incluya no solamente presentaciones de libros, sino exposiciones, firmas de autores. Necesito patrocinadores, voy a ver si encuentro a alguien que me ayude, porque claro, cuesta dinero.

-¿Qué son para ti los libros?
-Pues en una palabra, vida. Como dice una canción, todo está en los libros, absolutamente todo. Con el libro tienes la vida completa. Yo siempre miro y digo "pues esta persona tiene que ser una persona interesante porque está hojeando un libro que a mí me podía interesar". Un libro es el instrumento o el vehículo de comunicación más importante que hay, y a mí me interesa mucho comunicarme con la gente, hablar con la gente. El libro te da pautas para ello. ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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